por Roberto Segundo López

 

I.- Introducción

En la segunda década del siglo XXI, medido el tiempo por el calendario occidental, las profecías de muerte y destrucción lanzadas por los más catastrofistas al final del segundo milenio fueron haciéndose realidad una tras otra. El terror milenarista se tomó su tiempo en hacerse realidad, pero finalmente golpeó con una fuerza arrolladora. Las hambrunas redujeron a pequeñas aldeas las megaurbes del tercer mundo, y un mar cada vez más grande merced al cambio climático acabó por inundar todas las poblaciones costeras. A todo esto se unió una terrible crisis energética que sumió a la economía planetaria en un terrible caos. En realidad, a partir de 2025 sólo subsistió un estado digno de tal nombre: Los Estados Independientes de Neuro América (EINA), con capital en NeoChicago, la única gran ciudad que había sobrevivido al éxodo de las gentes a los campos del interior.

En la lógica confusión de aquellos tiempos pocos notaron la ironía que los eventos mostraban. Durante el siglo precedente la humanidad había aventurado, descrito y novelado distintos futuros posibles; algunos utópicos y otros catastrofistas. Sin embargo, todos ellos parecían haberse mezclado en NeoChicago. La más avanzada tecnología de las zonas altas de la ciudad se hallaba a tan sólo unos kilómetros de las comunidades nómadas de las praderas cercanas, que subsistían gracias a la caza de pequeños depredadores. Algunas partes de la ciudad combinaban tecnoimplantes corporales con la suciedad y la delincuencia más abyectas, mientras que algunos barrios desarrollaban distintos sistemas utópicos, desde el socialismo al anarquismo, en distintos grados de tecnología.

El poder en los EINA estaba en manos de una oscura organización llamada LOAD. El significado de tales siglas era un misterio para la inmensa mayoría de los ciudadanos del único país de la Tierra. Había innumerables leyendas acerca del origen de LOAD. Algunas lo situaban en Centroamérica y otras en el norte de África, pero la realidad era mucho más terrible.

 

II.- El señor B.

"Well the milkman's a spy, and the grocer keeps on following me,
And the woman next door's an undercover for the K.G.B.,
And the man from the Social Security
Keeps on invading my privacy,
Oh, there ain't no cure for acute schizophrenia disease."

Si bien es cierto que NeoChicago era una amalgama de todas las ciudades soñadas por los hombres a lo largo de la historia, había algo que la mantenía unida. Una nutrida flota de aerotaxis se encargaba de transportar a los más de 10 millones de habitantes de la ciudad de un lado para otro. El señor B llevaba uno de ellos.

-Lo que yo le diga - decía en ese momento al su último cliente, con destino en Moore Town -En realidad Warren Ellis era un jodido extraterrestre del puto planeta Marte. Es por eso que el muy bastardo sabía tantas cosas.

-No vuelva a coger un rodeo. Le estoy avisando -dijo el cliente algo mosqueado al ver que pasaban por la Gaiman Avenue por quinta vez -Si vuelve a hacerlo se quedará sin propina y le denunciaré a la policía de LOAD.

- Mire, pues en LOAD también hay mucha tela que cortar. Resulta que sé de buena tinta quiénes son realmente los que dirigen LOAD. Esos jodidos bastardos tienen una suerte de cojones, pero algún día se les acabará la maldita potra. Comprenderá que no pueda decirle más, pero entonces usted sabría quién es mi informador, y estoy seguro de que usted es otro de los bastardos que intentan joderme la vida.

-Er... mire, mejor me bajo aquí. Acabo de recordar que tengo que hacer unas gestiones aquí mismo.

-¿Cómo? ¿Pero no iba a la jodida Moore Town? ¿De verdad quiere que lo deje en medio de este maldito descampado? El otro día la puta policía de LOAD mató a un jodido mendigo por aquí. Yo lo vi, estaba en el maldito...

-Por favor, pare. Le daré una buena propina si para ahora mismo.

-Está bien, está bien -dijo El Señor B. contrariado -Jodido bastardo -añadió cuando el pasajero ya había bajado.

Y así pasaba sus días el Señor B. Ante la sociedad efervescente de NeoChicago, él no era más que otro aerotaxista que llevaba a la gente de un lado para otro, pero eso no era todo lo que el Señor B. hacía. Su trabajo le permitía conocer a mucha gente, ya fueran pasajeros o perdedores en las calles. Y con todos hablaba, y de cada uno sacaba un nuevo dato que le iba acercando a la verdad. Ya estaba llegando al final, algo se lo decía.

Aquel 28 de Septiembre acabó de trabajar las 6 de la mañana. Prefería el turno de noche, donde los pasajeros eran mucho más interesantes y la gente de la calle sabía más cosas. Al llegar a casa apuntó los eventos del día: Alguien le había rallado la puerta del aerotaxi, sin duda el mismo agente de LOAD que la semana anterior había intentado comerle la moral escupiéndole desde alguna ventana del neuroedificio municipal. Luego estaban los fallos en el abrefácil de la leche de soja, que siempre que lo intentaba abrir le ponía perdido de líquido blancuzco. La de aquel día había sido la quinta vez en el mes; la puta compañía se seguía riendo en su maldita cara con el jodido abrefácil, pero algún día se las devolvería todas juntas. Sin olvidar el incidente con el posible agente secreto que le había dado un destino para luego bajarse repentinamente en aquel descampado. El Señor B. tomaba nota de todo aquello inusual que pasara en su vida, por trivial que pudiera parecer. Luego intentaba encontrar las conexiones de éste evento con aquel, escudriñando la realidad para ver su cara verdadera. Para alguien con su experiencia en la búsqueda de conspiraciones, todo lo que le había pasado aquel día estaba meridianamente claro: LOAD seguía sin tener ni puta idea de lo cerca de la verdad que estaba. El pasajero-agente secreto había intentado tirarle de la lengua, pero él lo había sabido manejar. También llegó a la conclusión de que los NeoChicago Garrisons habían amañado el partido del sábado contra los Miami Towsends; aquel borracho gritón no había podido ser más claro cuando dijo lo de "shu-bi-dua-la-la".

Es cierto, algunos tomaban al Señor B. por un chiflado. Vivía sólo porque nadie estaba preparado para saber la verdad como él la sabía. Sus vecinos lo rehuían porque estaban cansados de oírle decir que el carnicero intentaba envenenarlo vendiéndole carne podrida y otras historias que, creían, iba inventando sobre la marcha. Nada más lejos de la realidad. Algunos pocos amigos sabían que el Señor B. era alguien que tenía algo que decir. Estaba Joe, por ejemplo, un borracho que frecuentaba los bares del barrio y con el que mantenía interesantísimas conversaciones acerca del movimiento de las farolas mutantes de la calle. Entre los dos habían llegado a la estremecedora conclusión de que las farolas estaban diseñadas para marear a los viandantes nocturnos, haciéndoles vomitar (y tanto el Señor B. como Joe habían sucumbido varias veces a sus malignos poderes), sin duda una maniobra de LOAD para implantar un toque de queda tácito.

Sin embargo, el señor B. no se guardaba estas interesantes revelaciones para si. Cuando terminaba de anotar, se conectaba a la red pública local de NeoChicago a través del chip que, como muchos otros de sus conciudadanos, tenía implantado en la oreja. Desde su hogar lanzaba tremendas diatribas contra las autoridades. Lo hacía tomando todas las precauciones posibles. Para ocultar su señal cerebral personal (SCP) utilizaba la ingesta desmesurada de un vino dulce especial que le costaba un ojo de la cara traer regularmente de una ciudad del sur de TecnoEspaña. Su método requería un poco de tiempo bebiendo antes de conectarse, pero era eficaz. El vino conseguía que su SCP se transformara en una muy similar a la del genio de finales del siglo XX, Lauren Postigo, engañando así a todos los servidores y netcops excesivamente curiosos. Así pudo lanzar el siguiente mensaje a todos sus amigos de la red.

"Colegas, qué pasa! La puta Lechera Latveriana sigue haciéndonos mal de ojo y prepara los abrefáciles para qeu nos pringuemox. Putos bastardos de mierda! Hoy me he manchado todo el jodido jersey cuando me preparaba el maldito café, pero juro que sacaré mi maldita bengansa. Ahí qeuda eso, so capullos!"

Pronto obtuvo una respuesta a su alegato en pro de la libertad.

"¿Otra vez ese borracho molestando? Por favor, que alguien lo eche del canal de transmisión de datos".

Sí, pensó el Señor B. Realmente los estaba poniendo nerviosos con sus investigaciones. Ahora le mandaban imbéciles alborotadores para joderle la vida, pero no lo cogerían tan fácilmente. Sería más cuidadoso, tomaría más precauciones la próxima vez que decidiera sacar la verdad a la luz pública.

 

III.- Un poder superior.

 

"I’m looking for the New World Old order
Anybody seen it yet, the New World Order?
I bet it’s just like the premier league
Same boring old shit, just more expensive"

El cuartel general de LOAD no estaba en NeoChicago. Eso habría sido demasiado obvio y habría hecho demasiado vulnerable a la organización. Un lugar apartado de NeuroAmérica, cerca de las ruinas de la antigua ciudad de San Diego, servía tan bien como la propia capital a sus fines y garantizaba el anonimato. LOAD tenía muchos agentes, funcionarios y servidores repartidos por todos los EINA, pero la élite que dirigía los designios del único estado civilizado de la humanidad se ocultaba en un contenedor de basuras situado en un descampado.

El procedimiento por el cual un contenedor de basuras puede contener la presencia física de varias personas, material militar, equipamiento informático y un sinfín de cosas más ha sido explicado previamente en otras fuentes. Por hacer un resumen, diremos que los basutrones son partículas subatómicas presentes en todo el universo pero concentradas alrededor de lo que se da en llamar basura. Los basutrones transmiten una fuerza (la quinta fuerza universal, siendo las otras la gravitatoria, la electrónica, la nuclear fuerte y la nuclear débil) poderosísima, y en altas concentraciones hacen que la materia se combe sobre sí misma, reduciendo su tamaño. Este principio era el que se usaba en el contenedor de basuras, cuyo exterior hubiera engañado a cualquiera que pasara cerca de él. El interior, sin embargo, era similar al de una inmensa nave espacial. Cientos de camarotes y decenas de salas de maquinaria se apiñaban en unos pocos metros cúbicos.

Alguien entró en el centro de control del contenedor. Desde allí mismo y otras salas anexas se monitorizaban todas conexiones informáticas, telefónicas y telegráficas con origen y/o destino en los EINA. El recién llegado parecía nervioso, la frente perlada de sudor y los andares rápidos mientras se dirigía a un hombre vestido con una túnica escarlata y una inquietante sonrisa llena de dientes (y no, esto no es una metáfora. Eran muchos dientes).

-Líder -dijo el que acababa de llegar -Hemos detectado otra transmisión del Sujeto A-101. Esta vez clama contra la compañía Lechera Latveriana por el asunto de los abrefáciles.

-No me llames líder -dijo el hombre de la túnica escarlata sin dejar de sonreír a su peculiar y multidental modo -¿He de recordarte más veces que mi caargo es el de "PutoAmo"?

-Lo siento, lí... esto, PutoAmo -dijo azorado el subalterno..

-Bien, déjame ver eso tan importante -dijo el PutoAmo mientras leía la hojaa que le pasaba el otro -Hum... este tío se está columpiando demasiado. Nuestras maniobras para desmoralizarlo no han dado resultado. Pasaremos a medidas más drásticas. A partir de ahora, la captura del Sujeto A-101 será un objetivo prioritario de LOAD.

-Así será, PutoAmo.

-Que el agente M se encargue de interceptar al Sujeto y lo traiga hasta nosotros. Así podremos interrogarle y conocer de primera mano sus investigaciones, sus cómplices y hasta qué punto puede hacernos daño.

-A sus órdenes, PutoAmo -dijo cuadrándose el subordinado -Será bueno para el agente M salir a tomar aire fresco.

-Y así me ahorraré ver esa cosa negra todos los días en el aparcamiento, ocupando parte de mi sitio reservado -dijo en voz baja el PutoAmo cuando esstaba seguro de que nadie lo oiría.

 

IV.- La fragoneta.

 

"(On the road) The bed and breakfast and the greasy spoons
(The road) The loser bars and the noisy rooms
(The road) The casualties that did too many lines
(The road) And wasted talent on women and wine
I think of all the friends I’ve left behind
Whenever it’s time to get back on the road"

El avance tecnológico no se había detenido, ni mucho menos, con los caóticos eventos de comienzo de siglo. Al contrario, las diversas crisis mundiales habían provocado una redistribución de los recursos hacia los más favorecidos, que tomaron conciencia de la necesidad de sacar a la luz todos los adelantos que se habían ido manteniendo en secreto durante la segunda mitad del siglo XX. La tecnología era lo único que mantenía al ser humano en un estado de civilización en ciertos puntos escogidos del planeta.

Por ejemplo, el transporte terrestre había evolucionado terriblemente en los últimos diez años. La falta de petróleo había desatado una denodada búsqueda de combustibles orgánicos alternativos. LOAD, con su cuartel general en un cubo de basuras, era líder indiscutible en el campo. Se probaron diversos residuos orgánicos, y algunos ingenieros brillantes como el agente M desarrollaron motores de combustión mucho más potentes a los convencionales de gasolina o gasóleo. LOAD disponía de vehículos que podían recorrer dos mil neuromillas a un tercio de la velocidad del sonido con apenas dos kilos de basura. La fragoneta era el más avanzado de todos ellos, y el agente M hubiera matado a cualquiera que se atreviera a poner sus manos en el volante.

El agente M tenía una biografía peculiar. Nacido en los antiguos Estados Unidos de América, luchó por su país en diversas guerras. Sin embargo, un desgraciado incidente en el sudeste asiático lo llevó a la cárcel. Fue acusado junto a otros tres compañeros de interferir en los bombardeos con napalm para evitar que su plantación de marihuana fuera incendiada. Todos los prejuicios de la sociedad americana de la época salieron a la luz durante el simulacro de juicio al que fueron sometidos. Uno de sus compañeros era un líder individualista y rebelde, reacio a cumplir órdenes que no compartía. Otro era un seductor que cometió adulterio con varias esposas de miembros del alto escalafón militar. El otro era un genio desequilibrado. Finalmente, el propio agente M era de raza negra y grande. Sus enemigos nunca perdonaron al cuarteto sus diferencias con el resto de la sociedad y consiguieron que les condenaran a dos cadenas perpetuas cada uno. Como era previsible, se escaparon gracias a sus múltiples habilidades y comenzaron una azarosa vida como mercenarios en pro de las causas perdidas. Allí fue donde el agente M pudo desarrollar toda su habilidad como ingeniero. Aprendió por sí mismo a hacer casi cualquier cosa. Una vez incluso construyó un potente ordenador con la colección de chapas de un chico junto al cual había sido secuestrado. Luego aquellos tiempos de vivir a salto de mata se acabaron. El grupo se deshizo y el agente M entró en contacto con LOAD. Sólo guardaba de sus tiempos de mercenario su queridísima fragoneta.

La fragoneta había empezado siendo no más que una furgoneta ordinaria. El agente M había empezado por pintarla de negro, con una raya roja a lo largo, para reivindicar su etnia. Más tarde le había ido añadiendo distintas mejoras que acabaron por convertirla en el vehículo más rápido, mortal y resistente que los siglos vieran. La fragoneta podía derrotar fácilmente a un portaaviones en su mismo hábitat, pues sus neumáticos podían inflarse de helio y permitir la navegación. También podía volar, si era necesario. Pero el agente M era un hombre de carretera, no le gustaba ir por el aire como si tal cosa, y se aferraba al suelo casi tanto como a sus millones de cadenas de oro, que siempre llevaba colgadas como parte de su entrenamiento físico. Disfrutaba como nadie del placer de la conducir por las solitarias autopistas de neuroamérica, con sus cintas de Los Chunguitos (un grupo al que se había aficionado desde su entrada en LOAD) y su cartón de leche en el asiento del copiloto. A veces deseaba que la fragoneta fuera un poco más lenta para alargar el viaje.

Sin embargo, la fragoneta era rápida. Partió del cuartel general de LOAD apenas comenzada la noche y al amanecer ya llegaba a las afueras de NoChicago. Hizo allí una parada para repostar (puso un par de cartones de leche vacíos y algunas hierbas secas en el depósito de combustible) y comprobar que el equipo que debería usar para la captura del sujeto A-101 estuviera en perfecto estado. Acto seguido volvió a poner en marcha la fragoneta y se dirigió a la delegación de LOAD en la capital de los EINA, donde tenía concertada una cita con el enlace local.

-Hola, agente M -dijo la mujer nada más verlo llegar- Me alegra verte, jur jur jur.

-¿Recibiste el mensaje del PutoAmo relativo a mi misión? -dijo el agente M, que siempre se ponía nervioso cuando tenía que tratar con la encargada de vigilar por los intereses de LOAD en NeoChicago.

-Jejejeje -dijo ésta tronchándose de la risa- Sí, juas juas juas. Lo recibí. Jejeje.

-¿Y bien? ¿Tienes algo para mí?

-Jur jur jur -dijo a modo de respuesta la mujer mientras empezaba a hacer muecas con la cara y levantaba el brazo, haciendo una especie de baile élfico, aunque quizás fuera fálico. Nunca había modo de aclararse con aquella mujer.

El agente M estaba a punto de perder los nervios y estrangularla cuando por fin alguien razonable vino en su ayuda. Se trataba del Señor S, una especie de agente secreto de LOAD. A diferencia del agente M, el Señor S. era utilizado en cuestiones que necesitaran del uso de una fuerza contundente, pero los dos tenían tareas muy parecidas.

-Hola, M -saludó el Señor S- Ya ves. Hum. Que yo tenía razón. Cuando dije. Hace treinta años. Que deberíamos haber. Hum. Expulsado a. Esta imbécil -añadió con una mirada de desprecio a la interfecta.

El agente M no sabía quién le ponía más nervioso, si la mujer con sus risitas o el señor S. con su extraña manera de hablar, cortando las frases.

-Mira. Aquí Tenemos. El dossier. Del Sujeto. A-101 -prosiguió- Será difícil. Digamos que. Tan difícil como. Cuando conseguí. Que te enfadaras. Conmigo.

-Eso fue hace mucho tiempo -dijo el agente M- Ya casi ni me acuerdo de cuando no éramos LOAD.

-Chitón. No digas. Nada de los. Hum. Viejos tiempos. Sabes que. Todo eso es secreto. Incluso. En un sitio. Tan reservado. Como éste.

-Vale, a veces se me escapan las cosas. Sabes que siempre tuve esa manía.

-Sí. Siempre. La tuviste -dijo el Señor S. mientras entregaba a su colega el dossier con todos los datos que LOAD poseía acerca del Señor B, el sujeto A-101.

 

V.- Huyendo.

 

"Allways knew that they’d get me somehow
Sooner or later
But with a bullet in the head, a knife on the back
Not a pocket calcullator"

El señor B. detectó la fragoneta en cuanto ésta dobló la esquina. Se había quedado dormido tras su incursión en la red, pero las alarmas situadas en las ventanas de su piso funcionaron perfectamente. Se asomó con mucho cuidado a la calle, intentando ver sin ser visto. Ahí estaba lo que había hecho saltar los sensores: Algo parecido a una furgoneta, pero era bastante más grande y daba bastante más miedo. Negra, con una raya roja a lo largo. En ese momento dos instintos pugnaron por tomar el control del cuerpo del señor B. El instinto de curiosidad quería seguir mirando, establecer conexiones entre el extraño vehículo y algo que el señor B había visto hacía mucho tiempo, escribir otro capítulo de la historia oculta del mundo. El instinto de supervivencia ganó, y el Señor B apenas se entretuvo unos segundos en coger una holocámara antes de huir como alma que lleva el diablo. El pánico no lo paralizaba; lo hacía correr hacia un lugar seguro. Pudo abandonar el bloque de viviendas que habitaba sin ser visto gracias al colector de basuras, que llevaba directamente al sótano. A partir de ahí se arrastró por el túnel que albergaba las tuberías y en apenas dos minutos desde que sonaran las alarmas, el Señor B se perdía en la red de alcantarillado de NeoChicago.

El agente M entró en el piso del sujeto A-101 cuando ya era demasiado tarde. Al menos, pensó, se había ahorrado el forzar la puerta, puesto que su objetivo, en su apresurada huida, se había olvidado de cerrarla. Un registro minucioso del apartamento podría costarle muchas horas, y en todo caso su entrenamiento no contemplaba ese tipo de tareas. Ya se encargarían de ello otros agentes especializados de LOAD. El agente M sólo tenía que encontrar al Sujeto A-101, y el tiempo era crucial. Los hombres desesperados, los que están seguros de que van a ser capturados pronto, tienden a hacer cosas desesperadas. Y a LOAD no le gustaba que le dispararan los últimos cartuchos en la cara. El agente M no debió perder más de cinco minutos buscando pistas acerca de dónde se podría ocultar el Señor B. Obviamente estaba tratando con un especialista, un paranoico vocacional. No había ningún papel torpemente dejado encima de la cama que dijera "Oh, por si se me olvida. Cuando alguien me persigue me voy a mi refugio ultrasecreto que está en el cuarto de baño". Pese a todo, el agente M tenía sus propios métodos. A fin de cuentas, no se llega a pertenecer a la cúpula de LOAD sin antes aprender un par de cosas.

El señor B estaba sudando. No había podido utilizar su aerotaxi para llegar a su guarida, y confiaba en que la hora punta hubiera borrado su rastro a través de los diversos transportes públicos de NeoChicago. Había ido a Lavender Hill, luego cogió el funicular a Little Latveria y se tiró desde él para coger la cinta transportadora central en dirección al Constantine Plaza. Unos cuantos movimientos similares más le llevaron al sitio más seguro que se le ocurrió: El mismísimo NeuroEdificio federal, sede del gobierno de LOAD. Tardarían algo más en encontrarlo en un sótano de sus propias dependencias.

Enchufó la holocámara y dispuso los cinco objetivos (uno arriba, uno enfrente, dos a los lados y un último detrás) necesarios para que la grabación en 3D fuera coherente. Lamentaba no haber podido acicalarse convenientemente. Seguramente tendría un aspecto horrible después de todo lo que había tenido que correr. Se consoló pensando en que no había mucha luz. En cuanto todo estuvo preparado, comenzó a grabar.

-Ciudadanos de los EINA -se obligaba a aparentar serenidad, pero sentía que las palabras se le escapaban como un torrente-. Mi nombre carece de importancia, pero algunos me conocen como el Señor B.

"Este mensaje os llega ahora porque estoy a punto de morir. Quiero que lo que yo sé no se pierda cuando LOAD finalmente acabe conmigo. Llevo más de 30 años investigando el lado oculto de la sociedad, y hace unos pocos días conseguí averiguar finalmente qué y quienes son LOAD. Al parecer, LOAD en realidad significa "Liefeld and Others Aggressive Defenders". Su origen se sitúa en la antigua España, a finales del siglo pasado. Originalmente eran una organización secreta dedicada a la defensa a ultranza de Rob Liefeld, ese jodido pintamonas. Su nombre castellano era ADLO! Sin embargo, tras revisar las listas de vuelos entre España y los antiguos Estados Unidos de los años 2002 a 2003, conseguí localizar un trayecto desde Madrid a San Diego en el que al menos un miembro de la cúpula de ADLO! constaba como pasajero. Un tal David Macho. De esto no estoy seguro, pero he oído decir que otros importantes afiliados a esta puta organización viajaban en las maletas de Macho, huyendo de la justicia española a raíz de una demanda presentada por algún preboste local del mundillo de los cómics. El caso es que tras la gran crisis, los de ADLO! no pudieron volver a su país y se esforzaron en tomar el control de este país, hasta entonces el paraíso de la libertad. Cuando tenían el poder en sus manos, se dedicaron a traer al resto de sus compañeros.

"Desde entonces, ADLO!, convertida en LOAD, ha ido desarrollando un programa dedicado a imbecilizar a la gente. Quieren que nos volvamos locos por su Dios Rob y que vivamos en un mundo feliz en el que todos se cuentan chistes graciosísimos. Es por eso que lanzo un llamamiento a la rebelión. ¡Tenemos que expulsar a esos bastardos de LOAD del poder! Si no, nos convertiremos en marionetas con dientes.

El Señor B hubiera querido seguir un rato más y contar lo de la leche latveriana, pero no había tiempo para cosas de importancia secundaria. A través de la red eléctrica pudo enviar la grabación a su contacto en los medios de comunicación. Él sabría que hacer con ella. Entonces se dirigió a la puerta, rezando por tener aún algo de tiempo para ponerse a salvo.

-Vaya, B -el agente M estaba ahí cuando el señor B abrió la puerta- No deberías ser tan paranoico. Llevo horas recibiendo mensajes de la policía local acerca de un tarado que salta de los buses deslizantes en marcha. No ha sido tan difícil.

-Mierda -fue todo lo que pudo decir el señor B antes de que su cuerpo se rindiera al potente somnifero que le inoculaba el agente M.

 

VI.- Liefeld and Others Aggressive Defenders

 

"Empecé haciéndome el gracioso en uno de tantos foros
Fui a dar una vuelta por slpash.com
Con mi 486, más cascado que una nuez
La cabeza llena de golpes y los ojos echando chiribitas
Ví cómo un dibujante llamado Rob me sonreía de modo extraño
Y me dije "¡eso es!, cogeré a cuatro pringados y le lameremos el culo
Al bueno de Rob"

La entrada del señor M y el retenido apenas turbó el frenético ajetreo
del cubo de basura.

Tras aparcar la fragoneta en la tercera planta del aparcamiento, el señor M acompañó al prisionero a través de los pasillos de LOAD. Atravesaron los distintos departamentos, internándose en el corazón de LOAD, pasando por delante y en ocasiones por en medio de los distintos ministerios, secciones, departamentos y divisiones que componían la tenebrosa organización. El Señor B aún confiaba en que podría escapar en un descuido y sacar a relucir todo lo que estaba viendo, así que procuró no perder detalle. Al salir del ascensor que habían tomado en el garaje pasaron ante una puerta con el letrero "Departamento de Lógica, Fenómenos Paranormales y Programación de Televisión" junto al que alguien habia puesto una pequeña placa "La Verdad está Aquí Dentro -desde 2013- " Una cabeza asomo tras la puerta.

-Veo que. Al final. Hum. Has logrado. Dar con. Tu objetivo. Felicidades. Señor M

-Gracias. ¿Vas a participar en el interrogatorio?.

-No me deja. El Putoamo. Despues de. El incidente en. Vancouver. Nunca ha. Soportado. Que...

El Señor M reanudó el paso y dejo al Señor S hablando solo, relatando una de sus batallitas, sobre cómo había descubierto, gracias a una colilla en su coche, que el Productor de Conspiraciones era él, pese a ser también el encargado de descubrirlas. O algo así. En realidad el Señor B no se enteró muy bien de lo que pasaba.

Despues anduvieron entre una multitud de mujeres morenas que al parecer habían sido llamadas por el Ministro de Pruebas y Pasteles de Crema. El Señor B seguía sin entender nada.

De la Secretaría de Comunicación salían voces, casi gritos, que el Sr. B supuso de los dos co-secretarios, enfrascados en un comunicado de prensa sobre el asunto de las lecheras.

-¡¡¡UN COMUNICADO DITIRÁMBICO !!!

-No. PA ha dicho en el Mem. 3/15 que los Com. para desmentidos deben seguir el Art. 16 del LEPCLODA, siempre que no contravengan las disposiciones del RSFALDOC o que el Txt exceda los 16 caracteres.

-¡¡¡UN CONTUBERNIO!!!, ¡¡¡ ESTO ES UN CONTUBERNIO!!!

El Señor B seguía sin entender nada.

En una de las salas ponía "Asilo". En ella dos señores de avanzada edad discutían a bastonazos por alguna cosa. El señor B los reconoció como los disidentes que habían discutido por ser los fundadores y acabaron encerrados como locos.

En ese momento se acercaban a una oficina con el rótulo "Reclamaciones"
en la puerta. Fuera, esperando en una silla había un miembro de LOAD
sentado.

-¿Aún no te he llegado?- preguntó el señor M

-No, aún nada, pero el Señor X me ha prometido que para la semana que
viene llega.

El Señor B les observó durante el breve intercambio de palabras, pero no
entendió a que se referían. "Sin duda a algún arma devastadora" concluyó para sí.

Aprovechando la distracción trazó un inteligente plan de escape. Era un plan muy elaborado, discreto e inteligente para el que trató de apoderarse del bolígrafo del Señor M. Como el señor M no tenia bolígrafo decidió salir corriendo por las buenas.

Corrió como un poseso por los diferentes pasillos, con las manos atadas, la mirada extraviada y sin saber como salir. Por suerte no llamó la atención a nadie, porque allí nunca hubo mucha cordura.

En una de las habitaciones, de tamaño reducido, encontró un teléfono. El teléfono ocupaba casi toda la habitación, así que supuso que era una cabina. Logró abrir el depósito de dinero a cabezazos; por suerte tenia una cabeza dura, fruto de años de entrenamiento y de gran cantidad de golpes desde su más tierna infancia. Con el dinero obtenido puso en marcha el aparato y llamó al Servicio de Seguridad Necional.

-Buenos Días.

-Joder, hostias, estoy retenido, preso de esos jodidos bastardos de LOAD. La situación está mal de cojones, y si no vienen pronto no doy un euro por mi capullo, así que coja de los huevos a su jefe y que traiga echando leches un puto comando de SWATs o no va a quedar de mi un trozo mayor que un pezón. Maldita Estúpida, te estoy hablando a ti, Zorra Frígida. HAZME CASO, OSTIAS. ¡¡¡QUE ESTO ES URGENTE DE PELOTAS!!!

El señor M le sacó de la holocabina, le miró a los ojos y dijo:

-¿Se puede saber que haces hablándole a una grabación?

Sacó de nuevo el cloroformo y se lo aplicó mientras en la cabina continuaba el soniquete monótono: "Si es un delito de robo pulse el 1, si es un asesinato pulse el 2, si es un timo pulse el 3, si es un caso de violación pulse el...."

 

VII.- Haciendo Historia

 

"He aquí la historia del Señor B
El hombre al que las autoridades quisieron culpar
De algo que nunca hizo, pero hubo una vez
En la que pudo haber sido el campeón del mundo"

-Feliz despertar, soñador.

La dolorida y repetidamente narcotizada cabeza del señor B escuchó estas palabras incluso antes de abrir los ojos. Estas tres palabras daban vueltas y vueltas dentro de su cabeza. Habitualmente espeso, en esos momentos su pensamiento habría podido parar balas.

-AaaaaH. ¿Quiere coger algien de una puta vez el jodido teléfono, panda de cabrones?

Abrio los ojos, y vio una Mano que pulsando un botón paraba el timbre de alarma. La Mano parecía estar pegada a un brazo. Siguió con la mirada las partes del cuerpo hasta que llegó a la cabeza.

El PutoAmo en persona. Le miraba, con cara de alegría. "¿Te has despertado ya?" dijo esbozando una sonrisa que le heló la sangre al mostrar los miles de dientes, afilados y brillantes, que la formaban.

La resaca de las drogas aún cegaba a B. En realidad, él no estaba en contra de las drogas, las consideraba artísticamente estimulantes, buenas puertas para expandir el entendimiento y hacerse uno con el universo. De hecho, algunos de sus boletines fueron escritos bajo sus efectos. Pero, eso si, nunca aspiraba el humo.

El PutoAmo notó que no decía nada. Se acercó con algo en las manos. Él no lo podía ver porque decidió cerrar los ojos y hacerse el dormido. Lo que si pudo fue oirle decir "Adelante".

Al instante una potente cascada de imágenes aparecieron en su cabeza. Eran viñetas de Youngblood. Realmente, prefería la tradicional ducha fría.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH. Joder ¿ no podríais ponerme un manual de Karate en vez de esta puta mierda?

Haciendo caso omiso a los ruegos, el agente M continuó con la descarga. El señor B sollozaba como un niño mientras la transferencia tenía lugar. Sin embargo, no se veía rastro alguno de la sonrisa que atacaba a todos los que eran convertidos a la fe en Rob.

-No podréis conmigo, malditos bastardos -dijo el señor B con las pocas fuerzas que le quedaban- Mis convicciones son demasiado profundas.

-Sí, en efecto -le respondió el Puto Amo- Contábamos con eso. No importa. Si tu cerebro no cede, sencillamente tendrá que dejar de funcionar. Esperaremos a ver que pasa. M, empieza ahora con la patrulla de Lobdell.

-A sus órdenes, PutoAmo.

-¡Seréis hijos de puta!- alcanzó a decir el Señor B.

-Mire, PutoAmo -dijo un agente de LOAD mientras activaba la holovisión- ya ha empezado el programa ése que tanto le gusta.

-Bien, lo veremos mientras éste se muere.

La imagen de la holovisión se formó en el centro de la estancia súbitamente. El Señor B se observó a si mismo apenas unas horas antes.

-Este mensaje os llega ahora porque estoy a punto de morir...- se oyó decir desde la holovisión.

El Puto Amo miró a los dos Señores B de la habitación y sonrió de un modo extraño. Claro que, como se ha dicho ya antes, no tenía mucho repertorio en cuanto a sonrisas se refiere.

-Jodeos todos bastardos- escupió agonizante el Señor B a sus captores con inmensa satisfacción.

Y así, mientras el señor B moría de un modo poco digno, todos en el contenedor de basuras siguieron viendo el programa, "Los holovídeos más divertidos de América", hasta la salida del sol. El nuevo día amaneció exactamente igual que el anterior. Para bien o para mal. O para regular. Lo cierto es que no tiene demasiada importancia y nadie le prestó la menor atención al asunto.

 

¿ FIN ?

volver a la portada
escribe al que monto esto