La
regularización de inmigrantes: entre el cierre y el futuro España:
fuertes ingresos por el blanqueo
El Estado recibirá no menos de 1400 millones de euros gracias al
aporte de los inmigrantes que pudieron ser legalizados
Las
autoridades creen que se trata del mayor proceso de limpieza de la economía
negra en Europa
Se beneficiaron 700.000 extranjeros
Ahora comienza el control
MADRID.-
Cerca de la medianoche de ayer se apagó el tablero electrónico
que, durante tres meses, llamó por un número a los afortunados.
Y con él cerró, definitivamente, la oferta del gobierno
socialista español por la que cerca de 700.000 trabajadores extranjeros
en negro quedaron ya a las puertas de lograr los ansiados papeles.
El
resultado supera todo lo visto en España y, también, en
la Europa que, durante las últimas tres décadas -y en contraste-
viene restringiendo la llegada de extranjeros.
El
blanqueo tiene, también, un enorme impacto fiscal. Gracias al aporte
de esta masa laboral que ahora se regulariza, la Seguridad Social española
sumará ingresos anuales por no menos de 1400 millones de euros,
según estimaciones conservadoras.
La
experiencia cerró sin que la oposición pudiera criticar
nada. Y el gobierno socialista, que apostó mucho en esto, se mostró
exultante.
"No
sólo hemos alcanzado sino que superamos las metas previstas. Este
ha sido un plan único", dijo el ministro de Trabajo, Jesús
Caldera. El funcionario insistió en el poderoso impacto económico
del plan.
"Se
trata del mayor proceso de afloramiento de economía sumergida en
Europa en los últimos 40 o 50 años", se congratuló
Caldera.
Para
asegurar eso -explicó el ministro- viene ahora la segunda parte.
A partir de mañana se lanzan los operativos de control. Por un
lado, inspecciones laborales, de modo de detectar y sancionar a los empresarios
que sigan contratando en negro. Por el otro, contra aquellos patrones
que no hayan formalizado los aportes a la Seguridad Social de los trabajadores
cuyo expediente de blanqueo tenga ya más de un mes.
De
hecho, mañana empieza la fase decisiva del plan, en la que los
700.000 expedientes presentados deben traducirse en otras tantas inscripciones
y aportes efectivos a la Seguridad Social. Sólo entonces, con el
ingreso del dinero, se efectiviza el blanqueo del trabajador.
El
plan fue extraordinario para muchos, muchísimos, pero no para todos.
Aunque la estadística no lo precisó, es posible que la de
ayer haya sido la jornada con mayor índice de rechazos en ventanilla.
Así,
el caso de los numerosos extranjeros que, aún sin haber completado
los documentos requeridos, formaron cola durante horas para que, ya sobre
la meta, la policía les impidiera ingresar. "Si no vienes
con tu patrón, no pasas", fue la explicación más
escuchada. Y "vendrá luego, una vez que yo esté adentro",
la excusa más desesperada y desoída.
Al
caer la noche, la tristeza de los que quedaron afuera se paseó
entre el júbilo y los abrazos de quienes lograron ganar la carrera
y presentar su expediente antes de que sonara el gong que terminó
con el plazo para acogerse al plan, que comenzó a correr el 7 de
febrero último.
Los
que quedaron afuera
La estimación oficial es que el bolsón de "irregulares"
es ahora de 150.000 personas. Cifras privadas (y, en cierto punto, también
la letra chica de la estadística oficial) lo multiplican hasta
por tres. De hecho, el gobierno admite que hay no menos de 400.000 personas
en esa condición pero que, de entrada, "no eran legalizables
(sic) al tener menos de 16 años o más de 64 y estar fuera
del mercado laboral".
¿Qué
pasará con quienes quedaron fuera del plan? "Lo que me atrevo
a recomendarles es que regresen a sus lugares de origen. Si se quedan
en España, corren el riesgo de ser expulsados y eso incluye una
sanción que limita el regreso", dijo la secretaria para la
Inmigración, Consuelo Rumí.
La
funcionaria hizo, también, un anuncio sorpresivo: habló
de "microcréditos y ayudas financieras" para los trabajadores
irregulares que, voluntariamente, emprendan el regreso. La idea es facilitarles
la apertura de "un negocio en su tierra", dijo. No dio precisiones,
ninguna más.
Como
informó LA NACION en su edición de ayer, hubo muy pocos
argentinos interesados. Sólo la cuarta parte de lo que esperaba
nuestra Cancillería, que basó sus previsiones en una población
hipotética de 80.000 nacionales en situación irregular.
A la luz de lo ocurrido, la cifra suena a error de cálculo.
Hace
veinte años que el fenómeno migratorio crece en España.
El blanqueo que ayer terminó fue criticado por la Unión
Europea. El gobierno socialista lo justificó como la necesidad
de hacer frente a la herencia que le dejó el anterior gobierno
del derechista Partido Popular (PP).
Aun
con resultados parciales, la estadística muestra que seis de cada
diez expedientes fueron para hombres. Y que, por nacionalidades, Ecuador
figura a la cabeza, seguido -como país de origen- por Marruecos
y, luego, Colombia.
En
conjunto, buena parte del blanqueo se llevaron países de América
latina que, en los últimos cinco años, desplazaron al Africa
como origen de nuevo destino.
Por
Silvia Pisani, La Nacion, 8 de mayo de 2005
Xenofobia
MADRID (De nuestra corresponsal).- Brotes aislados de xenofobia y de intolerancia
contra la presencia de inmigrantes obligaron a aumentar la vigilancia
policial en el barrio industrial de Villaverde, uno de los distritos con
más residentes extranjeros, en la periferia de la ciudad. Los episodios
comenzaron tras el asesinato de un joven español -el pasado lunes-
en el que aparece involucrado otro, de origen latinoamericano. Entidades
vecinales denunciaron la presencia de bandas neonazis "muy organizadas".
El escenario
Una inyección de vitalidad a la economía
El plan favorece al fisco y a la tasa de empleo
MADRID
(De nuestra corresponsal).- El programa de regularización de extranjeros
que ayer cerró en España ha sido el de resultado más
generoso de su historia. Y, paradójico ante las políticas
reacias a la inmigración que corren en estos tiempos, su primera
consecuencia es una inyección de vitalidad y salud en los números
más difíciles de la economía moderna.
Por
caso, casi con la misma intensidad con que anoche una enorme masa humana
festejaba el beneficio, podría decirse que también celebraban
quienes se desvelan por la lucha contra el desempleo y a favor del equilibrio
final. Las estadísticas españolas en la materia estaban
ayer más sanas y fuertes que antes de que se abriera la puerta
del blanqueo.
El
sistema español de seguridad social -el ítem que brilla
cerca del rojo en buena parte de Europa- se beneficiará con un
ingreso no inferior a los 1400 millones de euros al año, aportados
por la nueva masa laboral ahora reconocida. El cálculo se basa
en el aporte mínimo que cada trabajador puede hacer, que es de
227 euros por mes.
También
las cifras globales del sistema mejoran en su conjunto. Durante el mes
último, con 140.000 nuevas altas, se registró la mayor cantidad
de ingresos mensuales de los últimos cinco años, según
cifras oficiales. Eso contribuye al equilibrio entre aportadores y beneficiarios,
indispensable para que el aparato mantenga la salud de que hoy goza, y
que aceita el interés por seguir en él de los casi 18 millones
de personas que hoy aportan.
La
estadística de empleo también se lleva lo suyo. La regularización
hizo que el último haya sido el mejor abril de la serie histórica
del gobierno. Hubo más contratos. Y se repetirán en los
próximos dos meses, mientras retrocede la mano de obra barata y
sin derechos.
España
dice mucho con el paso que acaba de dar. Y lo dice también en un
sentido de ética social. Por caso, el segundo contingente que,
por número de personas, se beneficia del blanqueo es de origen
marroquí, nacionalidad sobre la que se instalaron sospechas por
los atentados islamistas en los trenes de Atocha. Nada de eso pesó
a la hora de sumar población nueva en un país que, desde
hace años, sólo piensa en el futuro.
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