A NUESTRO FRENTE

 

Como sucede cada tantos años, suenan voces que llaman a las "fuerzas nacionales" a unirse en un "Frente Español".

El Carlismo, en sus ciento sesenta y nueve años de existencia, ha oído muchas veces llamadas parecidas. Cada vez más débiles, ciertamente: porque no es lo mismo oírlas de un ilustre traidor como Pidal y su "Unión Católica", que al cabo decía luchar por la Unidad Católica de España, que oírlas de quienes van del brazo del portavoz de la Asociación Nacional de Locales de Alterne (ANELA).

Y la respuesta del Carlismo será la de siempre: la serena y firme negativa.

Alguno podrá oponer que sí hemos formado coaliciones electorales en el pasado. La más obvia es la más reciente: Unión Nacional, en las elecciones generales de 1979. Ciertamente, en las listas de Unión Nacional concurrieron candidatos de la Comunión Tradicionalista. Ciertamente, fue la única ocasión desde la muerte del General Franco en que se alcanzó representación parlamentaria.

Pero no son los únicos datos a tener en cuenta. En el mismo período, por comparación, el candidato de la Comunión Tradicionalista en Asturias, Jesús Evaristo Casariego, obtuvo mejores resultados en solitario que las cifras de la coalición. Los socios de entonces (Fuerza Nueva y la FE-JONS de Raimundo Fernández Cuesta), aparte de representar una fuerza considerable de ámbito nacional (a diferencia de los grupos minúsculos y geográficamente muy localizados que hoy forman ese "Frente Español"), aceptaban la necesidad de la confesionalidad católica del Estado y planteaban un posible freno a la degeneración en todos los órdenes que el juancarlismo ha supuesto. La coalición, además, era sola y explícitamente electoral.

Ahora, en cambio, el "Frente Español" que se plantea no hace afirmación alguna de confesionalidad en el desarrollo de sus "ideas fuerza". En cambio, sí reconoce explícitamente la legitimidad del amancebamiento o del control de natalidad; habla de "preferencia familiar y por la vida", pero no de la penalización absoluta del aborto (sólo de la "supresión de la actual Ley del Aborto") ni de la supresión del divorcio vincular; propone un Estado radicalmente centralista... En suma, poca cosa nos une. (Y no vamos a extendernos sobre la presencia de una falsa e inexistente Agrupación de Juventudes Tradicionalistas entre las siglas de los miembros de tal "Frente": jugar a confundir pasa factura, como pronto averiguarán).

Es normal. Decíamos arriba que el Carlismo existe hace ciento sesenta y nueve años. Lo cual, por sí solo, descalifica cualquier "afinidad". Si alguien piensa tan parecido a nosotros, que se una a nosotros. Además, no constituimos un partido político, ni pretendemos el poder en concurrencia con otras opciones. Somos la resistencia histórica de España frente a las imposiciones extranjeras, y reclamamos el poder para los Reyes legítimos y la sociedad tradicional.

Además, la pauta ya nos ha sido marcada, como nos recuerda nuestro Regente en su Manifiesto de 17 de julio del 2001: «En las Españas, la Hispanidad repartida por todos los continentes, que ha sido la más alta expresión de la Cristiandad en la Historia, radica nuestra principal fuerza. A la reconstrucción de su constitución histórica y a la restauración de un gobierno según su modo de ser debemos dedicar todos nuestros empeños. Desde que una parte creciente de los españoles los olvidara, a partir de los días de la invasión napoleónica, sólo hemos tenido decadencia e inestabilidad. La actuación del Carlismo impidió que la decadencia se consumase en agotamiento, quizá fatal. [...] De esta pureza de ideales, y no de la cesión a cualesquiera de las tentaciones de adaptación que por doquier nos acechan, ha de nacer la victoria que necesitamos».

A nuestro frente, el Abanderado. Sus palabras son claras. Cumpla cada uno en su puesto. Y no busque nadie acomodo en campos distintos, sin dejar de llamarse carlista.

 

POSTDATA

Varias fechas después de la publicación de este artículo (que generó una considerable polémica por parte de los defensores del "Frente Español") hemos observado que el desarrollo de sus "Ideas-Fuerza" ofrecido en sus sitios web ha sido modificado. Bajo el epígrafe "Preferencia familiar", por ejemplo, ha desaparecido todo lo que sigue: «Entendemos que una política de preferencia y revitalización del modelo familiar no es incompatible con una sociedad de libertad y responsabilidad individual. Al contrario, precisamente garantiza la libertad de todos. La variedad de posturas y comportamientos contribuyen a crear la imagen de una sociedad libre. Habrá, dentro de esa sociedad libre, quienes opten por el celibato, la unión libre o por el sistema, mucho más estable, del matrimonio. Habrá quienes se orienten hacia los modelos familiares de uno o dos hijos mientras que otros prefieran las familias numerosas». Es evidente que les hizo mella que destacásemos su aceptación del amancebamiento y el control de natalidad.

¿Debemos congratularnos por su rectificación? Mucho nos tememos que no. La manera furtiva con que se ha efectuado ese cambio, la aparición en su lugar de formulaciones más tradicionales sin aviso ni pública disculpa, sugieren oportunismo y falta de criterio. Así como falta de respeto por los miembros del mismo "Frente Español" que elaboraron la redacción original. Que, conociendo la postura favorable al aborto y la prostitución de José Luis Roberto Navarro, máximo dirigente de España 2000 y cofundador del "Frente Español", o la favorable al divorcio y al laicismo de muchos otros, se correspondía mejor con las aspiraciones de ese "Frente".

 

Gerardo Prendes

 

 

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