EL
TABLÓN: El artículo de hoy
EL DESAFÍO DE AMÉRICA LATINA
por Noam Chomsky Los
arqueólogos están descubriendo que Bolivia tenía una sociedad muy sofisticada y
compleja, o, para usar sus palabras, "uno de los medios ambientes artificiales
más grandes, extraños y ecológicamente más ricos del planeta... sus poblaciones
y ciudades eran grandes y formales", y eso creó un panorama que era "una de las
obras de arte más grandes de la humanidad".
Ahora Bolivia, junto con buena parte de la región, desde Venezuela hasta
Argentina, ha resurgido. La conquista y su eco de dominio imperial en Estados
Unidos están cediendo el paso a la independencia y a la interdependencia que
marcan una nueva dinámica en las relaciones entre el norte y el sur. Y todo eso
tiene como telón de fondo la crisis económica en Estados Unidos y en el mundo.
Durante la pasada década, América Latina se ha convertido en la región más
progresista del mundo. Las iniciativas a través del subcontinente han tenido un
impacto significativo en países y en la lenta emergencia de instituciones
regionales.
Entre ellas figuran el Banco del Sur, respaldado en 2007 por el economista y
premio Nobel Joseph Stiglitz, en Caracas, Venezuela; y el Alba, la Alternativa
Bolivariana para América Latina y el Caribe, que podría demostrar ser un
verdadero amanecer si su promesa inicial puede concretarse.
El Alba suele ser descrito como una alternativa al Tratado de Libre Comercio de
las Américas patrocinado por Estados Unidos, pero los términos son engañosos.
Debe ser entendido como un desarrollo independiente, no como una alternativa. Y
además, los llamados "acuerdos de libre comercio" tienen sólo una limitada
relación con el comercio libre, o inclusive con el comercio en cualquier sentido
serio del término.
Y ciertamente no son acuerdos, al menos si las personas forman parte de sus
países. Un término más preciso sería "acuerdos para defender los derechos de los
inversionistas", diseñados por corporaciones multinacionales y bancos y estados
poderosos para satisfacer sus intereses, establecidos en buena parte en secreto,
sin la participación del público, o sin que tengan conciencia de lo que está
ocurriendo.
Otra prometedora organización regional es UNASUR, la Unión de Naciones de
América del Sur. Modelada en base a la Unión Europea, UNASUR se propone
establecer un Parlamento sudamericano en Cochabamba, Bolivia. Se trata de un
sitio adecuado. En 2000, el pueblo de Cochabamba inició una valiente y exitosa
lucha contra la privatización del agua. Eso despertó la solidaridad
internacional, pues demostró lo que puede conseguirse a través de un activismo
comprometido.
La dinámica del Cono Sur proviene en parte de Venezuela, con la elección de Hugo
Chávez, un presidente izquierdista cuya intención es usar los ricos recursos de
Venezuela para beneficio del pueblo venezolano en lugar de entregarlos para la
riqueza y el privilegio de aquellos en su país y el exterior. También tiene el
propósito de promover la integración regional que se necesita de manera
desesperada como prerrequisito de la independencia, para la democracia, y para
un desarrollo positivo.
Chávez no está solo en esos objetivos. Bolivia, el país más pobre del
continente, es tal vez el ejemplo más dramático. Bolivia ha trazado un
importante sendero para la verdadera democratización del hemisferio. En 2005, la
mayoría indígena, la población que ha sufrido más represiones en el hemisferio,
ingresó en la arena política y eligió a uno de sus propias filas, Evo Morales,
para impulsar programas que derivaban de organizaciones populares.
La elección fue solamente una etapa en las luchas en curso. Los tópicos eran
bien conocidos y graves: el control de los recursos, los derechos culturales y
la justicia en una compleja sociedad multiétnica, y la gran brecha económica y
social entre la gran mayoría y la elite acaudalada, los gobernantes
tradicionales.
En consecuencia, Bolivia es también ahora el escenario de la confrontación más
peligrosa entre la democracia popular y las privilegiadas elites europeizadas
que resienten la pérdida de sus privilegios políticos y se oponen por lo tanto a
la democracia y a la justicia social, a veces de manera violenta. De manera
rutinaria, disfrutan del firme respaldo de Estados Unidos.
En septiembre pasado, durante una reunión de emergencia de UNASUR en Santiago,
Chile, líderes sudamericanos declararon "su firme y pleno respaldo al gobierno
constitucional del presidente Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una
gran mayoría", aludiendo a su victoria en el reciente referéndum.
Morales agradeció a UNASUR, señalando que "por primera vez en la historia de
América del Sur, los países de nuestra región están decidiendo cómo resolver sus
problemas, sin la presencia de Estados Unidos".
Estados Unidos ha dominado desde hace mucho la economía de Bolivia,
especialmente mediante el procesamiento de sus exportaciones de estaño.
Como el experto en asuntos internacionales Stephen Zunes señala, a comienzos de
la década de los años 50, "en un momento crítico de los esfuerzos de la nación
para convertirse en autosuficiente, el gobierno de Estados Unidos obligó a
Bolivia a utilizar su escaso capital no para su propio desarrollo, sino para
compensar a ex dueños de minas y repagar su deuda externa".
La política económica que se impuso a Bolivia en esa época fue precursora de los
programas de ajuste estructural implementados en el continente 30 años más
tarde, bajo los términos del neoliberal "Consenso de Washington", que ha tenido
por lo general efectos desastrosos.
Ahora, las víctimas del fundamentalismo del mercado neoliberal incluyen también
a países ricos, donde la maldición de la liberalización financiera ha traído la
peor crisis financiera desde la gran depresión.
Las modalidades tradicionales del control imperial –violencia y guerra
económica– se han aflojado. América Latina tiene opciones reales. Washington
entiende muy bien que esas opciones amenazan no sólo su dominación en el
hemisferio, sino también su dominación global. El control de América Latina ha
sido el objetivo de la política exterior de Estados Unidos desde los primeros
días de la república.
Si Estados Unidos no puede controlar América Latina, no puede esperar "concretar
un orden exitoso en otras partes del mundo", concluyó en 1971 el Consejo
Nacional de Seguridad en la época de Richard Nixon. También consideraba de
importancia primordial destruir la democracia chilena, algo que hizo.
Expertos de la corriente tradicional reconocen que Washington sólo ha respaldado
la democracia cuando contribuía a sus intereses económicos y estratégicos. Esa
política ha continuado sin cambios, hasta el presente.
Esas preocupaciones antidemocráticas son la forma racional de la teoría del
dominó, en ocasiones calificada, de manera precisa, como "la amenaza del buen
ejemplo". Por tales razones, inclusive la menor desviación de la más estricta
obediencia es considerada una amenaza existencial que es respondida de manera
dura. Eso va desde la organización del campesinado en remotas comunidades del
norte de Laos, hasta la creación de cooperativas de pescadores en Granada.
En una América Latina con una flamante autoconfianza, la integración tiene al
menos tres dimensiones. Una es regional, un prerrequisito crucial para la
independencia, que dificulta al amo del hemisferio escoger países, uno después
de otro. Otra es global, al establecer relaciones entre sur y sur y diversificar
mercados e inversiones. China se ha convertido en un socio cada vez más
importante en los asuntos hemisféricos. Y la última es interna, tal vez la
dimensión más vital de todas.
América Latina es famosa por la extrema concentración de riqueza y de poder, y
por la falta de responsabilidad de las elites privilegiadas con respecto al
bienestar de sus países.
América Latina tiene grandes problemas, pero hay también desarrollos
prometedores que podrían anunciar una época de verdadera globalización. Se trata
de una integración internacional en favor de los intereses de pueblo, no de
inversionistas y de otras concentraciones del poder.
Fuente: La Tribuna Hispana |
Nota de/para los amigos que me escriben:
De: Colaboradores
Asunto:
La Historia de un gran hombre Mahatma Gandhi (I)
"Las generaciones que vendrán, puede ser, que apenas crean, que una persona,
tal como esta, de carne y hueso, caminó sobre esta tierra."
Una de las grandes personalidades del mundo moderno es, sin dudas, Mahatma
Gandhi quien nació en la India el 2 de octubre de 1869. En esa fecha la India
era colonia de Gran Bretaña, como Cuba era colonia de España.
La India y Cuba son países separados por una gran distancia y son diferentes;
por ejemplo, el territorio indio es como 30 veces más grande que el cubano y en
cuanto a la población, por cada 1 cubano debe haber entre 80 y 100 indios. No
obstante esas y otras diferencias las relaciones entre ambos países son buenas y
cada año que pasa son mejores.
Casi a mediados del año 1959 una delegación cubana de alto nivel presidida por
el Che Guevara visitó la India y fue muy bien recibida. A su regreso el Che
escribió un artículo en una revista y expuso que el Primer Ministro Nehru lo
recibió con amable familiaridad y con gran interés por la lucha de los cubanos;
que el sabio indio Krishma famoso mundialmente, lo recibió con la sencillez y
humildad característica de su pueblo y que en la visita a una cooperativa
agrícola al despedirse los niños le gritaron ¡Cuba y la India son hermanas!. el
Che dijo que ciertamente son dos países hermanos.
El verdadero nombre de Mahatma Gandhi es Mohandas Karamchand Gandhi. Mahatma no
es un nombre, es más bien un título que por su bondad, su sencillez y modestia
le puso el pueblo indio, lo que quiere decir Mahatma es: alma grande o alma
noble. Cuando los niños indios oyen decir Mahatma, saben que se trata de Gandhi,
igual que cuando los niños cubanos oyen decir El Padre de la Patria, saben que
se trata de Carlos Manuel de Céspedes. Los estudios desde la enseñanza primaria
hasta la preuniversitaria los realizó en el área donde nació, no fue un
estudiante brillante, pero aprobaba todos sus exámenes y era muy respetuoso con
sus maestros, sus padres y todas las personas mayores, como es costumbre en su
país.
En 1888 Gandhi embarcó para Londres donde estudió derecho y en 1892 regresó a su
patria ya graduado como jurista. También en Londres estudió los idiomas latín y
francés, asimismo hizo un profundo estudio de cuatro grandes religiones:
hinduismo, budismo, islamismo y cristianismo.
En 1893 Gandhi emigró para Sudáfrica contratado como abogado por una empresa
comercial de indios. Allí permaneció casi 20 años en los que desarrolló una
tremenda labor en beneficio de la comunidad india. Entonces Sudáfrica era
colonia del imperio británico. Gandhi encontró que allí había unos 150 000
emigrantes indios, que como el resto de los asiáticos eran tratados como
personas inferiores, de segunda clase, la policía en base a ordenanzas
discriminatorias los maltrataba y humillaba, las autoridades les imponían
impuestos excesivos y abusivos, por cualquier motivo eran detenidos y les
registraban sus casas o los encarcelaban.
Gandhi personalmente sufrió las humillaciones que los blancos europeos le
imponía a los asiáticos, fue expulsado de hoteles y de restaurantes, de vagones
en los trenes, le lanzaron puñetazos, puntapiés y escupitajos. Todo eso se hacía
en nombre de lo que llamaban la "civilización blanca".
Gandhi tomó la decisión de luchar contra tantas injusticias, abusos y
atropellos, así empezó a organizar a sus conciudadanos, por medio de mítines,
reuniones, conferencias. Más tarde fundó un periódico publicado en tres idiomas
(inglés, hindi y gujarati) para que todos lo entendieran. Luego fundó una
organización, el Congreso Indio de Natal. El llegó a ganar al mes 500 libras
(moneda británica) pero se quedaba solamente con una diaria para su sustento y
el resto lo daba para la organización. De ese modo Gandhi no solamente amó y
luchó por los pobres, sino que, vivió como ellos y entre ellos.
Gandhi organizó a los indios en un movimiento para nosotros extraño, era un gran
movimiento masivo y pacífico de descontento, consistía en la no cooperación con
las leyes abusivas de las autoridades y la resistencia sin violencia. Por
ejemplo, si los detenían, no hacían resistencia; si los mandaban a los
tribunales, no se defendían; si mandaban a cientos de ellos a las cárceles, se
presentaban miles de voluntarios para que los encarcelaran.
Esto era cumplido por la inmensa mayoría de los indios y se mantuvo año tras
año, hasta que al fin las autoridades colonialistas cedieron ante las demandas
de Gandhi, no todo lo que él quería, pero su batalla fue exitosa, un gran
triunfo.
Se derogaron las leyes con impuestos abusivos, se modificaron las ordenanzas
represivas de la policía. Se les permitió a los indios y a otros asiáticos como
los chinos permanecer en Sudáfrica como agricultores y trabajadores libres. Se
suspendió la amenaza de deportarlos para sus países. Por último se reconocieron
como legales los matrimonios que los indios hacían entre ellos acorde con
distintas religiones bien fueran hindúes, musulmanes, budistas y otros, los que
hasta ese momento las autoridades no reconocían.
Cuando en enero de 1915 Gandhi regresó a su patria después de su estancia en
Sudáfrica, era otra persona por fuera y por dentro. Por fuera porque había
dejado de usar la ropa europea para usar la sencilla y típica vestimenta de
Gujarat (estado indio donde él nació), por dentro porque regresó rico en ideas,
no tenía dinero, pero sí tenía muchas ideas, era rico en ellas, era un verdadero
líder, había ensayado un nuevo método de lucha y con éxito, método que emplearía
para liberar a su patria.
Al regresar de Sudáfrica Gandhi se dedicó a recorrer su inmenso país durante un
año, viajó con los ojos bien abiertos y los oídos atentos para saber lo que
pasaba. Luego ingresó en el Congreso Nacional Indio, institución que se había
fundado para coordinar ideas y acciones entre indios y británicos y que más
tarde se convirtió en partido político para luchar por la independencia.
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Cuba
Firmas
cubanas amplían estrategias turísticas en Francia
Marsella, Francia, 26 mar (PL) A mitad de gira por Francia, las compañías
Cubatur y Viajes Cubanacán coincidieron en destacar la buena acogida de la
segunda versión de La Ronda Viva Cuba del turismo en tierras galas
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Fidel Castro: La mentira al servicio del Imperio
PL
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Fidel Castro dice dirigentes históricos no fueron "destituidos"
Reuters

Asunto: Prólogo del libro “Conjura
contra Cuba”
de Pascual Serrano
José Manzaneda - Coordinador de Cubainformación.- Allá por abril de
2007, a escasos días del estreno del proyecto de comunicación
alternativa Cubainformación, entrevisté en nuestro estudio de televisión
por Internet a Pascual Serrano. Con agudeza y cierta sorna, Pascual me
exponía una solución para que la Revolución cubana consiguiera ganarse a
los grandes medios de comunicación internacionales y que, así, éstos
abandonaran de manera definitiva sus habituales métodos de censura, de
recreación de estereotipos e inventos y de difusión de medias verdades
sobre la realidad de la Isla.
La fórmula es bien sencilla, decía Pascual: el Gobierno cubano podría
privatizar una buena parte de sus empresas, sacándolas a subasta y
vendiéndolas, por ejemplo a las multinacionales españolas. De este modo,
los accionistas de dichas empresas establecerían en las cadenas de
medios de las que, a su vez, son propietarios, la correspondiente línea
editorial sobre Cuba acorde a sus nuevos intereses empresariales en la
Isla. Cuba socialista dejaría de ser, de un plumazo, un sistema caduco y
fracasado; en breve tiempo desaparecerían de diarios de referencia las
tediosas y repetitivas gacetillas sobre “disidentes” a los que no les
pasa nada; y los desconchados edificios de Centro Habana darían paso a
hermosas playas e impolutos y sonrientes escolares en la gráfica de los
suplementos dominicales. Tan sencillo.
Ciertamente, Pascual Serrano, el gran cirujano de la prensa corporativa,
no se limita a diseccionar los contenidos de cada artículo que analiza,
a separar las contradicciones informativas de las mentiras en estado
puro, a clasificar en pequeños botes de laboratorio las mil y una
trampas del actual periodismo de compraventa. Además de todo ello –y ahí
reside su principal aportación- nos introduce en las claves explicativas
necesarias para comprender el porqué de tanta manipulación. La raíz del
tratamiento informativo sobre Cuba, devenido en verdadera “Conjura
contra Cuba”, –tal como nos explica en su sarcástica propuesta anterior-
no es ligera, anecdótica o casual, sino estructural, ideológica: los
medios pertenecen a grandes consorcios empresariales que, bajo su
disfraz de “contrapoder necesario en democracia”, actúan según poderosos
intereses económicos y, tomados en su conjunto, como reproductores de
las posiciones de clase de una élite privilegiada.
Pascual Serrano nos presenta en este libro, “Conjura contra Cuba”, las
claves de tratamiento informativo que constituyen el verdadero “libro de
estilo” de la información sobre Cuba que emplean en sus rutinas
periodísticas cuadrillas de redacción, columnistas orgánicos,
gacetilleros y demás subalternos de las corporaciones mediáticas. Un
libro que compendia las principales conclusiones de su observatorio
permanente sobre la actuación de los principales oligopolios de la
comunicación hacia el “tema Cuba”, y en el que desenmascara, sobre
cualquier otra trampa periodística recurrente, el empleo de la
descontextualización. Sucesos y problemas en la Isla antillana son
sistemáticamente elevados a la categoría de “hecho noticiable” por la
decisión política de las jefaturas de redacción, replicantes fieles del
catecismo ideológico de sus patronos. Contradicciones y complejidades de
la sociedad cubana son sacados de su contexto por la gran maquinaria de
la desinformación, con la intención de exagerar su magnitud y, de paso,
eliminar cualquier posibilidad de comparación con la situación de otros
países. Serrano, conocedor en otros lugares de América Latina del
conflicto y el drama verdaderamente “noticiable”, desnuda una y otra vez
a los medios que pretenden, atacando a Cuba, tapar el fracaso del modelo
capitalista en versión neoliberal y su coste de miseria, explotación y
muerte que, precisamente, ha tenido en dichos medios a su auténtico
departamento de agitación y propaganda durante décadas. Unos medios que
nos pretenden convencer, además, del fracaso del proyecto social y
político de Cuba porque no ha conseguido, a pesar de ser un país del
Tercer Mundo en estado de guerra, llegar a ser una Suecia tropical.
En “Conjura contra Cuba”, Pascual Serrano nos demuestra, una vez más,
cuál debe ser la herramienta más eficaz para un periodismo crítico: el
trabajo tenaz, riguroso, minucioso y desapasionado, con lupa y
microscopio, a partir del cual obtiene las pruebas irrefutables que
argumentan la denuncia del permanente fraude informativo. Su principal
mérito, por tanto, es mostrar las evidencias empíricas con las que
desenmascarar a quienes han pervertido la libertad de prensa hasta
convertirla en tramposa y ramplona libertad de empresa |
Asunto:
Entrevista a Carmelo Mesa-Lago
Estoy disponible para servir a mi Patria
Por Roberto Veiga González
Carmelo Mesa-Lago es un hombre admirable. Este cubano residente en la ciudad
norteamericana de Pittsburg -con casi 75 años a sus espaldas y 50 como profesor
universitario- nos ha legado una obra monumental sobre economía cubana y
latinoamericana. Sus análisis se leen con detenimiento a ambos lados del
Estrecho de la Florida, y su trabajo es respetado y valorado por todos los que
se interesan en los temas cubanos. Pero quizás lo que más cautiva en él, por
encima de su genio creador, es su encantadora vocación a la humildad.
Es esta última cualidad la que hace a los hombres realmente virtuosos y la que
sostiene -desde sus cimientos- a ese otro atributo que ha caracterizado al
profesor Mesa-Lago a lo largo de sus 75 años de vida: su intensa vocación por el
diálogo. Da fe de ello su participación activa en el llamado “Diálogo del 78” o
el respeto, casi religioso, que le confiere a los criterios de sus colegas
economistas en la Isla. Nos ha dicho que concuerda con la mayoría de las
recomendaciones sobre reformas económicas y sociales planteadas por economistas
y científicos sociales cubanos para encarrilar al país por una senda de
crecimiento sostenido. Al profesor Mesa-Lago no le interesa convencer a nadie de
“sus verdades”, ni esgrime sus criterios para desautorizar o desenmascarar a
quien piensa diferente: solo brinda sus opiniones con humildad para que puedan
contribuir al debate.
En 2007, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) -con sede en Ginebra-
le otorgó el Premio (inaugural) de Investigación al Trabajo Docente, que
compartió con el Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela. Tanto la Organización
Iberoamericana de Seguridad Social como la Comisión Interamericana de Seguridad
Social le han tributado homenajes por sus 50 años de esmerada labor en la
protección social en América Latina y el Caribe.
Honrar, honra: con esta entrevista, Espacio Laical rinde merecido tributo a uno
de los hijos más valiosos de la Diáspora cubana.
-¿A qué se dedica actualmente?
-Soy Profesor Distinguido Emérito de Econoomía y Estudios Latinoamericanos en la
Universidad de Pittsburgh con la cual he estado asociado por 42 años. Aunque en
1999 dejé la enseñanza en esa universidad, continúo escribiendo sobre la
economía de Cuba y la seguridad social en América Latina, realizando asesorías
internacionales sobre este último tema (pensiones, salud, asistencia social,
programas contra la pobreza), publicando más que antes, y dictando conferencias
y cursos de posgrado como profesor visitante en algunas universidades, el año
pasado en Salamanca y el próximo otoño en Tulane University.
-Usted ha tenido una trayectoria académicaa encomiable, desarrollada en
Estados Unidos, lo cual le ha ganado el respeto y la admiración de la comunidad
académica dentro y fuera de Cuba. ¿Qué claves lo han impulsado por esta senda de
éxito?
-Le agradezco mucho sus palabras. Yo diríaa que la disciplina y el trabajo han
sido las claves esenciales, la suerte un factor importante, y el apoyo de la
familia fundamental. El difunto profesor Randy Pausch dijo en su última
conferencia en la Universidad Carnegie Mellon que “el éxito radica en prepararse
bien para cuando se presente la oportunidad”. Toda mi vida adulta la he pasado
estudiando: la Licenciatura en Derecho en La Universidad de La Habana, el
Doctorado en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid (a la par de una
especialización en seguridad social en la Organización Iberoamericana en
Seguridad Social-OISS), la Maestría en Economía en la Universidad de Miami y el
Doctorado en Relaciones Laborales con especialización en economía de la
seguridad social en la Universidad de Cornell; desde 1968 cuando termine mi
entrenamiento formal no he dejado un día de estudiar. Con 74 años en las
costillas, laboro 9 ó 10 horas diarias de lunes a viernes y algún sábado si es
necesario, y mi esposa no me lo impide. Considero que estudiar y escribir son
excelentes medicinas para evitar que el cerebro “se oxide” y no pienso jubilarme
hasta que mi cerebro se “retire”.
Pero el azar ha sido crucial. Al llegar a Madrid en 1956 no sabía en que
especializarme aunque estaba interesado en algo social; en un tranvía de la
ciudad universitaria me encontré con una boliviana que recién se había
matriculado en el curso de seguridad social de la OISS, me gustó lo que me contó
y me matriculé. Mi tesis doctoral en Madrid fue sobre la unificación de los 54
programas de pensiones que había en Cuba y fue publicada por la OISS; regresé a
La Habana a fines de 1958 y el 8 de enero de 1959 recibí una llamada del
flamante Ministro del Trabajo diciéndome que sabía de mi tesis y me invitaba a
hacerme cargo de implantar la reforma que recomendaba, lo cual claro está acepté
(el sueño de cualquier graduado) y fui fundador del Banco de Seguros Sociales de
Cuba. En 1961 salí de Cuba para España donde hice trámites para entrar en
Estados Unidos pero no conocía a nadie aquí y me disponía a trabajar como
profesor de español pues mi inglés era muy deficiente; al llegar a New York mi
hermana me informó que en la Universidad de Miami buscaban un experto en derecho
del trabajo y seguridad social para un puesto de investigador en el Grupo Cubano
de Investigaciones Económicas; cambié mi pasaje para Miami, apliqué, fui
aceptado y, como el Grupo estaba afiliado a la Facultad de Economía, decidí
cambiar mi profesión. Cuando terminé mis cursos en Cornell y estaba en la
oficina de una mecanógrafa para entregarle mi tesis doctoral, me encontré con un
compañero de aulas que recién había sido nombrado profesor en la Universidad de
Pittsburgh, y me dijo que había una plaza de oposición para director asistente
en el Centro con nombramiento de profesor asistente en la disciplina del
candidato (otro “milagro” de la suerte), obtuve una entrevista y gané el puesto.
Si no hubiese sido por todos estos eventos fortuitos probablemente hubiese sido
profesor de español en Oklahoma.
Por último, pero no lo menos importante, aún con los factores anteriores, sin el
estímulo de mis padres que me infundieron la importancia del estudio, y de mi
esposa Elena sin la cual no sería lo que soy porque ella sacrificó su potencial
profesional (es una artista innata) por nuestra familia, no habría tenido éxito.
-¿Se siente un emigrante o un exiliado?
-Esa pregunta es difícil y angustiosa. Aunnque a diario pienso en Cuba y trabajo
buena parte de mi tiempo en el tema cubano, soy ciudadano estadounidense desde
1968, aquí me casé y nacieron nuestras tres hijas y dos nietos. He vivido 42
años en Pittsburgh y, si bien desde mi “retiro” en 1999 pasamos los inviernos en
Miami debido a la bondad de su clima físico, no estoy imbuido en su clima
político. Le agradezco a Estados Unidos las oportunidades generosas que me
ofreció y he asimilado muchas de sus virtudes, como el trabajo, la disciplina,
el afán de triunfar en competencia, etc. Por otra parte adoro la música cubana
(desde Lecuona al Beny), no falta un plato de cocina cubana durante la semana en
nuestra casa, leo literatura cubana y los periódicos y revistas de allá, busco y
veo las películas cubanas (el 1968 auspicié en Pittsburgh un festival de films
cubanos) y vivo preocupado por el presente y el futuro de Cuba. En 1969, con
María Cristina Herrera y otros amigos entrañables fundamos el Instituto de
Estudios Cubanos en Miami para estimular el diálogo respetuoso entre cubanos
exiliados con diversos puntos de vista, y después con colegas residentes en la
Isla. Cuando en 1978 se abrió el “Diálogo” con la comunidad en el exterior,
después de sopesar las consecuencias de mi visita, decidí participar y, aunque
perdí a varios amigos, lo volvería a hacer de nuevo pues resultó en la
liberación de 3.600 presos políticos, la reunificación parcial de la familia
cubana, y la destrucción de algunos mitos sobre el exilio. Regresé a Cuba en
visitas de investigación y seminarios académicos en 1979, 1980 y 1990. A pesar
de mis deseos no he podido volver desde entonces (no me interesa ir como
turista, quiero ir como académico para encontrarme con colegas y debatir
respetuosamente con ellos). En 2002 me invitó la Vice-Ministra de Seguridad
Social a una Conferencia Internacional sobre Seguridad Social en La Habana, le
envié mi ponencia sobre las reformas de pensiones en América Latina (ella la
había escuchado antes en Buenos Aires), mi nombre apareció en el programa, tenía
concertada una entrevista con dos economistas del Ministerio de Finanzas para
discutir el tema de la reforma de pensiones en Cuba, y no me dieron la visa de
entrada.
-Para quien, de alguna manera, pueda seguirr su quehacer intelectual se hace
evidente que sigue muy de cerca la realidad cubana. ¿Por qué lo hace? ¿Cómo lo
logra?
-Mi respuesta a la pregunta anterior explicca por qué lo hago. Respecto a como lo
logro: ya dije que sigo a diario las publicaciones cubanas, especialmente pero
no de manera exclusiva, relacionadas con la economía y la política social, tengo
acceso por Internet a los documentos de la Oficina Nacional de Estadística de
Cuba, me comunico por correo electrónico con una docena de economistas y
científicos sociales que residen en Cuba e intercambiamos trabajos (yo he
comentado algunos de ellos, y los colegas de allá algunos míos), recibo
semanalmente por Internet una selección de artículos sobre Cuba publicados en
Estados Unidos, Europa, América Latina y otros países que compila la Asociación
para el Estudio de la Economía de Cuba, me he reunido con colegas residentes en
Cuba en conferencias académicas celebradas en La Habana, Madrid, Miami,
Montreal, Nueva York, Reino Unido (Warwick), Ottawa y San José de Costa Rica
(esta última en febrero pasado), y varios artículos míos publicados en revistas
cubanas asociadas con la Iglesia Católica (Vitral y Espacio Laica), así como en
Convivencia y Encuentro de la Cultura Cubana, presentan respetuosamente mis
puntos de vista a los lectores cubanos.
-¿Cuál es su valoración acerca de la reaalidad socio-política que actualmente
vive la nación cubana?
-En 1989, antes del colapso del campo sociaalista, Cuba se colocaba a la cabeza
de América Latina y los países socialistas en la gran mayoría de los indicadores
sociales (la vivienda era una excepción). Pero la grave crisis económica
subsiguiente tuvo un impacto adverso en los servicios sociales. Mi libro
Buscando un Modelo Económico para América Latina ¿Mercado, socialista o mixto?
Chile, Cuba y Costa Rica (Caracas: Nueva Sociedad, 2002) prueba con estadísticas
oficiales el deterioro de los indicadores sociales entre 1989 y 1994, con la
excepción de la mortalidad infantil que continuó cayendo y la graduación de
médicos que siguió creciendo (debido al compromiso del gobierno en mantenerlos).
Con la recuperación lenta, errática y parcial que ha seguido durante el Período
Especial, la mayoría de dichos indicadores se ha repuesto pero otros siguen por
debajo de los niveles anteriores a la crisis. La calidad de los servicios de
salud se ha deteriorado y el acceso a los servicios médicos ha caído desde 2003
debido a que al menos un tercio de ellos está trabajando en el exterior,
principalmente en Venezuela. El déficit de viviendas se duplicó entre 1989 y
2008, en parte debido a la destrucción causada por los huracanes, pero también
por la edificación insuficiente, la incapacidad de la agencia estatal encargada
del mantenimiento, la escasez de materiales de construcción y las restricciones
impuestas a los propietarios de casas para repararlas. El salario y la pensión
promedio ajustados a la inflación, no obstante los incrementos hechos en 2005,
estaba a fines del año pasado, 77 por ciento por debajo del nivel de 1989. Ha
ocurrido un incremento notable de la desigualdad en el ingreso; aunque Cuba no
publica regularmente estadísticas, economistas cubanos y extranjeros indican un
aumento del coeficiente Gini que mide la desigualdad en 64 por ciento entre 1989
y 1999 y debe haber sido mayor después. La cifra oficial del desempleo declarado
era de 1,6 por ciento de la fuerza de trabajo en 2008, la más baja de la región,
pero se informa oficialmente que 6 por ciento están desvinculados del trabajo y
los economistas cubanos reportan considerable desempleo encubierto y subempleo.
Respecto a la situación política quisiera una Cuba que continúe defendiendo su
soberanía y sea respetada por todos los países del mundo, incluyendo Estados
Unidos, cuyos progresos sociales estén asentados en avances de apertura
político-civil, y en que se complete el proceso de reunificación y
reconciliación entre todos los cubanos en la Isla y en la Diáspora. Para ello,
será necesario que logremos facilitar la existencia de una oposición legal que
pueda participar en elecciones directas a todos los cargos públicos, un
movimiento sindical que entable negociaciones colectivas para mejorar sus
condiciones laborales y tenga derecho a la huelga como estipulan las
Convenciones de la OIT, un marco donde las Iglesias pudieran tener más espacio
de acción y medios de comunicación, y hubiese una ampliación del universo de los
derechos humanos, civiles y políticos consagrados en la Carta de las Naciones
Unidas.
-¿Qué opina sobre el estado de la economía en la Isla?
-Después de la terrible crisis provocada ppor la desaparición de la ayuda
económica y comercio con la URSS, que tocó fondo en 1993 (con una caída
acumulada del 35 por ciento del PIB), el gobierno introdujo reformas económicas
modestas, orientadas hacia la descentralización y apertura del sector no
estatal, a las que siguió una recuperación del PIB aunque oscilante. Pero a
partir de 2003 y a pesar de los efectos positivos de las reformas, hubo un
cambio de dirección (el octavo ocurrido en política económica desde 1959) en que
se recentralizó la decisión económica y se cerraron espacios al sector no
estatal. Después del vivo debate sobre el cambio fomentado por el discurso del
presidente Raúl Castro en 2007, éste ha tomado un nuevo rumbo (el noveno) al
introducir una serie de medidas flexibilizadoras positivas, pero salvo la
entrega en usufructo de tierras estatales ociosas, ninguna otra tiene el
carácter estructural que él anunció en 2007; además la enorme mayoría de las
reformas propuestas por economistas cubanos en el debate no ha sido
implementada, y hay un estancamiento o desaceleración de dichas reformas desde
septiembre de 2008.
Las cifras oficiales y algunas de la CEPAL indican que en 2008 Cuba no había
recuperado la mayoría de los indicadores económicos de 1989 y que ocurrió un
deterioro en 2008: 1) la tasa de crecimiento del PIB bajó de 12,5 por ciento en
2006 a 7,3 por ciento en 2007 y 4,3 por ciento en 2008; 2) la formación bruta de
capital cayó de 13,5 por ciento a 12,9 por ciento y 11,5 por ciento (versus 25,6
por ciento en 1989); 3) la tasa de inflación aumentó de 2,8 por ciento a 4,9 por
ciento; 4) la liquidez monetaria creció de 37 por ciento del PIB a 40,6 por
ciento entre 2007 y 2008 (el doble que en 1989); 5) el déficit en la balanza
fiscal se duplicó de 3,2 por ciento a 6,7 por ciento entre 2007 y 2008; 6)
comparando la producción en 2007-2008 con la de 1989 en 20 productos, sólo 6
estaban por encima y 14 por debajo fluctuando de -15 por ciento a -96 por
ciento; 7) entre 1989 y 2008, la participación industrial en el PIB descendió de
28 por ciento a 15 por ciento y la agrícola de 10 por ciento a 3,9 por ciento,
mientras que los servicios crecieron de 48 por ciento a 74 por ciento; 8) las
exportaciones de bienes sólo aumentaron 2 por ciento en 2008 mientras que las
importaciones subieron 44 por ciento, por lo que el déficit en la balanza de
bienes saltó 68 por ciento alcanzado un record histórico de 10.700 millones de
pesos, 17 por ciento del PIB; 9) la deuda externa total en divisas creció 3 por
ciento en 2008 también sentando un record de US$18.300 millones (casi 5 veces el
valor de las exportaciones) y excluyendo la antigua deuda con la URSS heredada
por Rusia; 10) el número de empresas extranjeras (mixtas) cayó 13 por ciento en
2007-2008; y 11) el desplome del precio del petróleo afecta a Venezuela que en
2009 podría reducir el comercio, ayuda e inversión en Cuba.
Por otra parte hay varios indicadores positivos: 1) el número de turistas
aumentó 9 por ciento y el ingreso bruto 14 por ciento en 2008; 2) el ingreso en
divisas por exportación de servicios aumentó 12 por ciento ayudando a compensar
el déficit en la balanza de bienes; 3) de dicho ingreso, 69 por ciento
correspondió a servicios profesionales, principalmente vendidos por servicios
médicos a Venezuela; 4) Cuba expandió sus lazos comerciales, inversiones y
créditos con China, Rusia, Brasil, y la Unión Europea reanudó su cooperación con
Cuba; y 5) ha habido aumento en la participación de fármacos y productos
biotecnológicos en las exportaciones.
Oficialmente se culpa a dos factores por el deterioro en 2008: los 4 huracanes
que causaron daños por 9.720 millones de pesos (20 por ciento del PIB) y la
crisis económica mundial que afectó el segundo semestre del año, debido a la
caída en 80 por ciento del precio del níquel (pero el 78 por ciento en la caída
del precio del petróleo y substancial del de alimentos, ayudó). Por el
contrario, algunos economistas cubanos ya habían proyectado una desaceleración
del PIB de 7 por ciento a 5 por ciento en 2008, debido a factores internos y
externos anteriores a los huracanes y la crisis.
-¿Cuál podría ser la ruta a seguir para revertir dicha realidad y colocar al
país en condiciones de ascenso y equilibrio económico?
- Primero, considero que la ruta a seguir ees una decisión de los cubanos y no
pretendo de manera alguna dictar políticas o un “plan para la transición” como
se hizo, de forma errada y contraproducente, por el gobierno de Bush. Pero
basado en mis 50 años de estudio continuado sobre la economía de Cuba tengo
puntos de vista personales que ofrezco como una forma de contribuir al debate.
Segundo, estoy básicamente de acuerdo con la mayoría de las recomendaciones
sobre reformas económicas y sociales que han hecho economistas y científicos
sociales en Cuba y cuyos consensos he resumido en mi ensayo La economía cubana
en la encrucijada: Legado de Fidel, debate sobre reforma y opciones de Raúl
(Madrid: Real Instituto Elcano, 2008). Tercero, lo que sigue es un resumen muy
apretado de las políticas propuestas por los economistas cubanos, con alto grado
de consenso y con las cuales yo concuerdo; una visión más amplia y detallada de
mis puntos de vista está en mi libro Economía y Bienestar Social en Cuba a
Comienzos del Siglo XXI (Madrid: Editorial Colibrí, 2003):
1) Propiedad. Una economía mixta combinando el Estado y el Mercado, que
expandiese las formas de propiedad no estatal, como cooperativas independientes
en manufactura y servicios, empresas medianas y pequeñas (eventualmente
grandes), aumento del trabajo por cuenta propia (incluso a profesionales) sin
las trabas que hoy experimenta. Debería abrirse más la inversión extranjera, con
un marco legal apropiado, y las garantías necesarias, para obtener transferencia
de tecnología y crecimiento sostenido. El Estado descentralizaría sus funciones
y decisiones, establecería un marco regulador del sector no estatal, podría
mantener la propiedad e inversión en sectores estratégicos y grandes empresas
(gradualmente desprendiéndose de algunas de ellas), en competencia con el sector
no estatal (nacional y extranjero) para hacerlas más eficientes.
2) Agricultura. Las UBPC tendrían que ser autónomas y sus miembros ser realmente
dueños de las mismas, con poder para decidir qué sembrar, a quién vender y fijar
el precio de los productos. El acopio debería ser eliminado o reformado
radicalmente y los precios estatales aumentados de forma substancial. Las
tierras estatales ociosas serían entregadas a verdaderas cooperativas, familias
e individuos; en mi opinión el usufructo con las restricciones establecidas en
la ley actual será insuficiente, y sería conveniente la entrega de tierras con
contratos indefinidos como en China y Vietnam que con ello han logrado la
autosuficiencia alimenticia y la exportación de alimentos (por ejemplo Vietnam
exporta arroz a Cuba). Con estos cambios y apertura a la inversión extranjera en
la agricultura, se recuperarían y excederían los niveles de producción de 1989,
por lo que Cuba podría autoabastecerse, eliminar el enorme costo de las
importaciones de alimentos y exportar estos para financiar sus importaciones.
Parte del incremento de la producción cañera debería dedicarse a producir etanol
para reducir la dependencia externa en combustible.
3) Política Monetaria. Virtualmente todos estamos de acuerdo en que debe
eliminarse la doble moneda (pesos nacionales y CUC), pero que tomará tiempo,
requerirá una tasa de cambio más realista del CUC con el dólar y otras divisas
foráneas (lo cual estimularía las exportaciones, sería un desincentivo a las
importaciones y ayudaría a equilibrar la balanza comercial de bienes), y tendrá
que ser precedida de un fuerte incremento de la producción y la productividad.
Esto último a su vez, requiere primero de reformas estructurales.
4) Sector Externo. Se necesitaría una combinación de sustitución de
importaciones, promoción de exportaciones competitivas y servicios
profesionales, e incremento de la inversión extranjera. La actual economía
sustentada por la explotación de recursos naturales debería cambiar hacia una
que haga uso intensivo del conocimiento que es una enorme ventaja comparativa de
la bien educada población cubana. Como China y la India, Cuba podría convertirse
en exportadora de servicios de tecnología avanzada, en comunicaciones,
asistencia en computación, etc.
5) Reforma Global de Precios. Los precios del sector estatal no reflejan la
oferta y la demanda, crean serias distorsiones, impiden saber en cuales
productos Cuba puede competir con éxito en las exportaciones, etc. Pero la
reforma de precios generará un incremento en la mayoría de ellos, lo cual
afectará a los grupos de menor ingreso, para lo cual se necesitará un programa
de asistencia social o red mínima de protección social que comento a
continuación.
6) Política Social. Es esencial que los servicios sociales sean sostenibles
financieramente a largo plazo, especialmente la salud, la educación, las
pensiones y la asistencia social que combinadas tomaron 48 por ciento del
presupuesto y 33 por ciento del PIB en 2008, y la tendencia—salvo en
educación—es al alza debido al envejecimiento poblacional (Cuba tiene la
población más vieja de la región salvo Uruguay y le aventajará en 2025). Tendría
que haber programas focalizados para reducir la pobreza y las desigualdades
extremas; asistencia social (“subsidios a las personas”) que sustituya a los
subsidios universales a los precios de bienes racionados; una asignación más
racional de recursos de salud (por ejemplo, menos a reducir la mortalidad
infantil que es la más baja del hemisferio después de Canadá, pero más a asilos
de ancianos y reparar la deteriorada red de agua potable y alcantarillado); un
mayor énfasis en las carreras universitarias que contribuyen al desarrollo y
mejores salarios a los maestros, reduciendo el gasto a nivel elemental ya que su
matrícula está en franca caída debido al envejecimiento; la libre compraventa de
viviendas y el acceso a materiales de construcción. Cuba podría expandir sus
servicios domésticos de atención de salud a extranjeros, haciendo menos
necesaria la exportación de sus doctores, pero habría que reducir la brecha de
calidad en la atención entre pacientes extranjeros y nacionales. El salario debe
ser suficiente para satisfacer las necesidades básicas, pero para ello se
necesitan cambios estructurales que aumenten la productividad y la producción.
-¿Cuánto podría contribuir a mejorar la situación económica la normalización
de relaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos? ¿Cree que existen
las condiciones necesarias para facilitar ese encuentro entre gobiernos, con la
premura que demanda el restablecimiento de la normalidad en la Isla?
-Desde 1968 en un programa del Canal Públiico de Televisión transmitido desde la
Universidad de Miami expliqué mi posición en contra del embargo de Estados
Unidos y la he mantenido hasta el presente por razones cada vez más evidentes:
ha sido incapaz de cambiar el régimen cubano –lo cual es su propósito-; unido a
amenazas pasadas de intervención norteamericana en Cuba, el embargo apoya la
razón oficial para mantener fuertes medidas de seguridad y control internos; se
ha utilizado como justificación de los problemas socioeconómicos que sufre el
país en buena parte causados por políticas económicas inadecuadas, y ha sido
repudiado de forma casi unánime por las Naciones Unidas a través de muchos años.
También siempre he estado a favor de los intercambios académicos, artísticos,
deportivos, y de tender puentes entre los dos países; siendo Presidente de la
Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) de Estados Unidos, fui el primero
en invitar a académicos cubanos a que participaran en su reunión internacional y
conseguí las visas de todos. He criticado la política de Bush de restringir las
remesas y viajes a Cuba como contraproducente y que socava el caudal de buena
voluntad generado por esos lazos entre las dos comunidades. De hecho la encuesta
conducida por la Universidad Internacional de la Florida y la Institución
Brookings a fines de 2008 encontró que la mayoría de los cubano-americanos en el
sur de la Florida desean la normalización de relaciones entre los dos países y
se oponen al embargo, especialmente entre los jóvenes y los que han llegado de
Cuba en años recientes.
Cuba calcula, en mi opinión de manera cuestionable pues incluye costos de
oportunidad, las pérdidas provocadas por el embargo norteamericano en US$100.000
millones entre 1961 y 2008. Pero es indudable, como recientemente apuntó Carlos
Alzugaray en su entrevista a Espacio Laical, que el embargo crea serias
dificultades, como la prohibición a terceros países de vender a Cuba productos
que tengan más del 10 por ciento de componentes fabricados en Estados Unidos y a
barcos de atracar en puertos norteamericanos por seis meses después de tocar
puertos cubanos. No obstante, el embargo ya no constituye el problema económico
fundamental, puesto que Cuba sostiene comercio y recibe inversión de muchos
países. Además, el embargo se flexibilizó desde 2001 con la aprobación de
exportaciones norteamericanas de alimentos por US$2.640 millones vendidos hasta
2008, convirtiendo a Estados Unidos en el quinto socio comercial y principal
abastecedor de alimentos. Por último hay incluso inversión indirecta de Estados
Unidos en Cuba a través de compañías internacionales. En mi opinión, el problema
fundamental de Cuba es la incapacidad de su sistema económico para incrementar
la producción a fin de satisfacer sus necesidades internas y generar
exportaciones con las cuales financiar las importaciones.
La presidencia de Obama crea la oportunidad de ayudar a revertir el deterioro
económico cubano reciente, ya que él ha prometido terminar las restricciones
impuestas por Bush en viajes y remesas, y abre la posibilidad de negociar el
levantamiento del embargo. Pero en la campaña electoral Obama conectó lo último
a la libertad de los presos políticos en Cuba, a más que requiere la anulación o
enmienda de la ley Helms-Burton por el congreso, y Obama enfrenta numerosos y
graves problemas internos y externos que demandan prioridad, por lo cual es
probable que posponga el tema del embargo. No obstante el presidente pudiera
tomar una serie de políticas relativamente fáciles para relajar las tensiones y
estimular a que La Habana responda con gestos propios, creando así un clima más
propicio a la negociación.
Raúl ha dicho varias veces que está dispuesto a hablar con Estados Unidos y ha
ofrecido liberar a los prisioneros políticos a cambio de los cinco cubanos
condenados como espías por los tribunales norteamericanos, pero considerados
héroes en Cuba. Tanto Fidel como Raúl han rehusado condicionar el levantamiento
del embargo a una ampliación del universo de los derechos del cubano y otros
pasos denunciados como interferencias en los asuntos internos de Cuba. Esto
pudiera provocar un impasse que impida avanzar en las negociaciones. Para cortar
ese nudo gordiano he sugerido nombrar una Comisión Internacional integrada por
Premios Nóbel de la Paz para servir de mediador entre los dos países.
El levantamiento completo del embargo, traería importantes beneficios económicos
a Cuba: 1) generaría inversiones y créditos (supeditados a ciertas condiciones),
suspendería las trabas a la importación de bienes (que contengan materiales
producidos en Cuba) procedentes de terceros países, y suspendería las sanciones
a los que “trafican” con propiedades nacionalizadas; 2) reduciría notablemente
el precio de las importaciones por la caída del valor del dólar frente a otras
divisas, evidencia de lo cual es la importación masiva de alimentos de Estados
Unidos; 3) evitaría la comisión o utilidad cargada por terceros países para la
venta de piezas de repuesto y equipo norteamericanos destinados a instalaciones
originales de Estados Unidos; 4) disminuiría los fletes porque los puertos
norteamericanos (Florida, Nueva Orleáns, Texas) están mucho más cerca de Cuba
que los de China y Rusia, así como el costo del arrendamiento de barcos y del
almacenamiento interno; y 5) contribuiría a diversificar aún más los socios
comerciales y reducir la dependencia con Venezuela.
Pero aún si se elimina el embargo, para que dichas ventajas se materialicen, es
esencial que Cuba avance en las reformas económicas, pues sin un aumento de la
producción es imposible generar un excedente para la exportación con el cual
pagar las importaciones de Estados Unidos y otros países. La idea que la
eliminación del embargo resultará en un salto inmediato del comercio es ilusoria
si no se transforma el actual sistema económico de Cuba. Por último, es
amplísimo el número de personas que consideran que las reformas económicas deben
ir acompañadas de una ampliación del universo de los derechos humanos y civiles,
que se de un mayor espacio a instituciones como las iglesias, los sindicatos,
las ONG y la disidencia pacífica, y que se otorgue un indulto a los presos de
consciencia.
-¿Cómo podría ayudar la diáspora cubanaa para propiciar que todo eso ocurra,
tanto la normalización de las relaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados
Unidos, como el restablecimiento de la normalidad en la Isla? ¿Cómo podrían
participar en esta faena los intelectuales que residen fuera de Cuba?
-La diáspora cubana podría ayudar de variias maneras a la “normalidad en la Isla”
y por ende a la normalización de relaciones entre los dos países: 1) acoger el
principio que los cambios en Cuba deben ser una decisión de los cubanos que han
permanecido en la Isla y sufrido los avatares de los últimos años; 2) expandir
el envío de remesas y visitas a familiares a Cuba, así como invitaciones a
familiares cubanos para que les visiten en Estados Unidos; y 3) tomar una
posición en favor de la reconciliación y renunciar a potenciales reclamaciones,
por ejemplo de viviendas en Cuba, que causan temor entre los cubanos de la Isla
y justifican la postura oficial de que los exiliados buscan la revancha.
La mayor parte de los intelectuales que residimos fuera de Cuba ya hemos tomado
posiciones importantes al estudiar la revolución y sus efectos de manera
relativamente objetiva (no hay 100 por ciento de imparcialidad en las ciencias
sociales) facilitando el diálogo con los colegas que residen en Cuba y generando
ciertos consensos importantes en cuanto a las políticas
socio-económico-políticas deseables. Creo que la mayoría también entiende que el
embargo ha fracasado y que hay que buscar una vía legítima y autóctona para
fomentar esa “normalidad” interna que anhelamos. Pienso, quizás con optimismo,
que nuestros trabajos también han contribuido al cambio de la opinión en Miami
hacia una mayor pluralidad y tolerancia, y que han tenido un efecto similar
entre algunos intelectuales cubanos, propiciando el acercamiento.
-Si los cubanos lográramos avanzar hacia uuna mayor comunión, donde sea
posible un quehacer mancomunado –desde la diversidad-, ¿estaría usted dispuesto
a regresar y ponerse al servicio de su país?
-Después de 47 años de vivir en Estados UUnidos (42 de ellos en Pittsburgh),
teniendo toda mi familia aquí y cercano a los 75 años sería falsamente halagador
si le expresara que regresaría para vivir en Cuba si se avanzara “hacia una
mayor comunión, donde sea posible un quehacer mancomunado desde la diversidad”.
Por otra parte he dicho varias veces que estoy disponible, si se diesen los
cambios deseados, en prestar mis servicios profesionales gratuitos para ayudar
en el campo en que he trabajado a nivel internacional por medio siglo: las
pensiones, la salud, la asistencia social y la lucha contra la pobreza. Una de
mis mayores tristezas y frustraciones es no haber podido poner al servicio de mi
patria de nacimiento esta experiencia acumulada que ha ayudado a muchos países
especialmente en América Latina y el Caribe.
La revista Espacio Laical puede ser vista en
www.espaciolaical.net, y adquirida en
la Casa Laical, sita en Teniente Rey #152 (tercer piso) e/ Bernaza y Villegas,
La Habana Vieja.
CRÉDITOS:
Equipo de redacción: José Ramón Pérez, Roberto Veiga, Lenier González y Alexis
Pestano.
Diseño: Ballate |
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