La esperanza muerta
Para
muchos argentinos no hubo fin de año, sino, fin de vidas.
Para los muertos y para los vivos.
Para los jovenes y los adultos y para centenares de familias.
No estuvieron
solos en su inabarcable afliccion.
Los acompañaron otros tantos miles, y mas alla, tambien, un puñado
de argentinos envueltos en nubes de polvo y desolacion quienes los acompañaron,
ya muertos, en su primer fin de año con sus familias incompletas.
El lunes
14 de junio de 2004 catorce mineros caian retorciendose y boqueando intentado
respirar en medio del humo y la oscuridad.
Trabajando
en condiciones infrahumanas y con equipos obsoletos, confiaban en que el Estado
de «un pais en serio» que se habia hecho cargo de la mina desde
hacia dos años los amparara y protegiera.
Durante
la privatizacion, el gobierno de Nestor Kirchner retuvo el poder de policia
laboral y el control de la seguridad.
Mientras tanto, se formaba una "Comision de Fiscalizacion".
Vuelta
la mina al Estado, se multiplicaron las promesas de "millones" (En
diciembre de 2003 De Vido habia prometido casi cien, de los cuales solo llegaron
7,5).
Diez dias antes de la tragedia, el ya presidente Kirchner habia vuelto a asegurar
inversiones por 320 millones.
Abandonados
a su suerte, finalmente ocurrio lo que inexorablemente debia pasar.
Sin responsables
ni culpables, el gobernador Kirchner se transformo en presidente; De Vido
sigue en su cargo; Daniel Cameron, integrante de la "Comision de Fiscalizacion"
fue premiado con la secretaria de Energia de la Nacion y el santacruceño
Eduardo Ariel Arnold (el interventor durante los dos ultimos años),
con una diputacion nacional.
Nadie
fue responsable ni culpable, a pesar de haber ostentado cargos publicos directamente
vinculados con la explotacion de la mina.
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