|
|
Bueno,
si bien es verdad que lo de «dinosaurios» es algo exagerado,
lo cierto es que el 1 de marzo de 1957 mientras los hermanos Pallero realizaban
trabajos de excavación en una finca de la calle Pedro Whelan, lindera
con la que corresponde al Nº 424, hallaron huesos fosilizados a 7 metros
de profundidad que no se perdieron merced a la intervención del constructor
Armando Ubellart, la previsión de Luis Besozzi y la certificación
documental de Angel Cónema. Las piezas halladas fueron rescatadas
y ofrecidas al Museo Bernardino Rivadavia de Buenos Aires. Hasta Whelan
se acercaron la jefa del Departamento de Paleontología del museo,
Dra. Noemí Cattoi y el Sr. José Caride del plantel de Paleontología,
las piezas halladas correspondían a un cráneo casi completo
en buen estado de conservación, vértebras y partes de un «molariforme»
pertenecientes a un Sceliditherium sp. que se paseaba durante el Pleistoceno
y cuya antiguedad databa de entre 25 y 30 mil años.
Las piezas encontradas debieron corresponder al mamífero que en la
actualidad serían las de un oso hormiguero, herbívoro y cuyas
dimensiones serían un poco mayores que la de un bovino.
No está demás destacar que también por estas tierras
anduvieron los ilustres hermanos e investigadores Carlos y Florentino Ameghino,
acompañados por el Dr. Muñoz, juntos recorrieron el arroyo
La Choza y las zonas de Cañada de Arias, y los predios
de la estancia de Bernardo de Irigoyen y de Juan de la Cruz Casas dejando
constancias de sus excursiones en sus apuntes.
Si desea visitar a nuestro más antiguo vecino lo puede encontrar
bajo el Nº 18.027 del catálogo de la Sección Paleontológica
del Museo Bernardino Rivadavia. |
|
|