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Henos
aquí, como intrusos atrevidos que asomamos a un instante congelado
en el tiempo. A hurtadillas ingresamos dentro de un taller en plena actividad
de labores.
Los
años han rodado y aún no podemos dejar de sorprendernos
del realismo de la imagen: Los dos hombres trabajan simulando ignorar
la antigua cámara de fotos; la ropa tendida al sol... Uno de los
niños observa las manos de su padre y quizás este recuerdo
quede desde entonces fijo en sus pupilas y memoria. Es el otro niño,
pensativo y con aquella mirada que va más allá de nuestra
comprensión de adultos quien mira a la cámara y, a través
de ella, parece proyectar sus pensamientos hacia nosotros. |
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Aquí
no termina nuestro recorrido, nuestra historia continúa, como continuó
la de Miguel Angel y su señora, con
su mtrimonio, la llegada del primer hijo... del segundo, de su trabajo
en su taller "El Progreso" en compañía de los
suyos. Miguel Angel seguramente no esté ya entre nosotros, ni su
esposa, pero el progreso a que ellos destinaron su vida en General Rodríguez
en los albores sea el nuestro, ya que su historia prosigue en cada uno
de nosotros, la suya es nuestra propia historia |
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