LA CIUDAD William
Faulkner
Traducción
de José Luis López-Muñoz Editorial
Alfaguara. 2000 |
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A pocos escritores les debe haber
influido tan negativamente la buena fama como a William Faulkner. Dicen
que es un autor difícil, casi incompresible, de frases largas y envolventes
que se suceden sin descanso en párrafos de cincuenta páginas. Autor
de culto. Aseguran que es intraducible. Ilegible en su lengua original.
Que es un escritor para escritores. Uno de los cuatro grandes que nos
dejó el siglo XX (junto a Joyce, Proust, Kafka). Murmuran que El ruido y la furia es un muro que golpearemos mil veces con la frente
antes de entender algo. Y por todo eso algunos leen a
Faulkner como otros se comen treinta huevos o hacen el trayecto Barcelona-Valencia
en dos horas. Para contarlo. Si he sido capaz de terminar uno de sus
libros, es que soy la hostia, sí señor, la hostia. Y, claro, la mayoría
no le lee. Están seguros de que no estarán a la altura. Y no, claro que no. Cualquiera
puede leer Sartoris, o La escapada, o Las palmeras salvajes, o Los
invictos. Y les recomiendo que lo hagan. Si es posible, en secreto.
Compartiendo el hallazgo sólo con los mejores de sus amigos. Su vida
difícilmente será la misma. O La ciudad. Segundo libro de la trilogía (junto a La mansión y El villorrio) dedicada a los Varnes, los Snopes y los Stevens. Estamos
en Jefferson y tres personajes (Gavin Stevens, fiscal del condado, su
sobrino Charles Mallison y V.K. Ratliff, vendedor de máquinas de coser)
nos vuelven a contar su esfuerzo por librarnos a todos de la presencia
y los engaños de Flem Snopes y toda su familia de estafadores, incendiarios
y ladrones de mulas. Y eso es el Sur. Su intento de transformación.
Pero también la Humanidad. Unos pocos hombres dignos frente a la vergüenza,
la barbarie y la maldad. En cada esquina hay un Snopes. Y no conocen
la mala conciencia. Pero este libro es también, no,
no, perdonen, no es "también", es "sobre todo" una
maravillosa historia de amor. La de Gavin Stevens por Eula Varner, una
de esas mujeres de las que nos merecemos sólo una cada siglo. Una historia
de amor sin besos, sin caricias, sin apenas palabras. Sólo tres conversaciones
en casi veinte años en un pueblo cuyo tamaño hace imposible que cualquiera
no se cruce con todos sus habitantes varias veces al día. Pero un amor
con toda la nostalgia, y el dolor, y la plenitud, y la ceguera y la
verdad de Penélope o Dante. Y, por último, es el libro de
la memoria. Contar aquello que vimos o que nos contaron. De la propia
esencia de la literatura tres mil años después. Lean las primeras líneas
del libro: "Yo no había nacido aún, de manera que fue mi primo
Gowan quien estuvo allí, con edad suficiente para ver y recordar y contármelo
después a mí cuando era lo bastante mayor para entenderlo". Hablamos de William Faulkner.
¿A qué están esperando?
PS. Sólo un pero. Alfaguara ha
estado editando todos sus títulos importantes. Las traducciones son
excelentes. Los volúmenes manejables. El precio, aunque alto, nos permite
seguir pagando el alquiler. El papel y el cuerpo de letra, bueno, lo
podemos pasar por alto. Pero las portadas no, esos dibujos no. Demonios
colorados, no son novelas del oeste que compramos en los quioscos. Es William
Faulkner. ¿Entienden?. WILLIAM FAULKNER. |
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