Gerencia en
Acción
LA GESTIÓN DEL TALENTO Y LOS
EQUIPOS AUTÓNOMOS
Por Chichí Páez
“Los líderes de equipo están
enfocados en el desarrollo continuo de capacidades de su equipo tanto
que muchas de las responsabilidades asociadas con la gerencia y la
supervisión del grupo son administradas por el grupo mismo”. F.
González
Los cambios impulsivos y enredadores que han
ocurrido en la humanidad en las últimas décadas también han afectado al
mundo organizacional. Se ha pasado de un liderazgo eminentemente
autocrático a uno totalmente participativo, el “jefe tradicional” se ha
convertido en un verdadero líder de transformación, en donde cada día se
transfiere la responsabilidad y la capacidad de decisión a los equipos
autónomos de alto desempeño. Debido a estos cambios en la literatura
empresarial existen muchos escritos en referencia a esta nueva realidad
organizacional, por cuanto los anteriores directivos se percataron de
esta increíble realidad de los equipos por encima del desempeño
individual. Es decir en otras palabras: ¡Los gerentes ceden el poder a
los trabajadores… ¡
A principios de la última década del siglo
pasado, la especialista Duna Ine, escribió en la revista “Fortune” en
referencia a los equipos autónomos de alto desempeño lo siguiente: “Los
superequipos prometen convertirse en el descubrimiento más importante en
el área de las técnicas gerenciales de los años 90. Estos grupos de
trabajo, formado por tres y hasta treinta trabajadores han demostrado
una enorme capacidad para saltar las barreras burocráticas de sus
corporaciones, lo que se ha traducido en aumentos dramáticos de la
productividad y calidad en los procesos de producción y servicio”.
Muchas corporaciones mundiales desde entonces descubrieron y han puesto
en marcha el avance más importante en el área de la productividad y
desarrollo humano autogestionado de los últimos años.
Este
innovador adelanto en ningún momento se ha referido a esos grupos de
trabajo comunitario que existen desde tiempos inmemorables de algunas
instituciones filantrópicas, como por ejemplo: el club de Leones, el
Rotary Club, etc., que en actividades sociales han reconocido los
resultados de la gestión de dichos grupos, mucho menos se trata de los
famosos y populares círculos de calidad (CC) de los años 80, cuando los
trabajadores se reunían con cierta frecuencia para economizar papel y de
presentar los reclamos por el mal funcionamiento de cualquier servicio
sencillo. Estos equipos autónomos de alto desempeño, que también han
sido identificados por especialistas en la materia como: “superequipos”
que en el mundo organizacional han traído muchos temas polémicos,
consiguiendo que los directivos ejecuten y acepten lo que jamás soñaron
realizar: “ceder el control”. Como consecuencia de los logros de
excelencia obtenidos de estos superequipos por medio de un trabajo
participativo, han demostrado que son capaces de auto-gerenciarse. ¡NO
NECESITAN JEFES! Estos equipos autónomos de alto desempeño estructuran
sus propios horarios, establecen sus propias metas y objetivos de
rendimiento, y hasta administran los programas de sueldos y salarios de
sus integrantes. Tienen poder de decisión a la hora de contratar o
despedir no solamente a los miembros del equipo, sino que también hasta
a los gerentes que tienen influencia en su área de actuación. Esto es
posible por cuanto existe una alta interacción de actividades entre los
miembros del equipo tendente a incrementar la confianza y la apertura
entre ellos, transformándose en un equipo cuyos esfuerzos individuales
dan como resultado un desempeño que es mayor que la suma de los
desempeños individuales. Lográndose de esta manera llevar a cabo más
grandes y más complejos proyectos. Los equipos tienen mayores recursos
que autoadministrar, lo cual significa que este estilo de actuación se
puede realizar mejor que si lo hiciera una sola
persona.
Sin lugar a dudas que pocos cambios en el mundo
organizacional han sido tan bien aceptados y son sin embargo tan
problemáticos como los impulsos para producir escenarios laborales por
medio de trabajadores que han sido facultados (empowerment) y este ha
sido la piedra angular de los equipos autónomos de alto desempeño. A
través de estos superequipos se ofrece el potencial de explotar una
fuente sub-utilizada de capacidad humana que debe manejarse para que las
empresas sobrevivan en el mundo cada vez más complejo y dinámico de hoy.
Los trabajadores “repotenciados” o “facultados” representan un gran
beneficio intangible no solamente para ellos, sino también para las
organizaciones, por cuanto han Internalizado un mayor y mejor sentido de
propósito laboral y de su proyecto vida personal, además que su
participación se convierte directamente en mejora continua de los
sistemas y de los procesos en su respectivo sitio de trabajo. En toda
organización en donde se ha aprendido a administrar el talento humano
por medio de la técnica del “empowerment”, los trabajadores suministran
sus mejores ideas e iniciativas al trabajo con un gran entusiasmo,
propiedad y orgullo, actuando con mayor responsabilidad y colocando los
intereses y objetivos organizacionales primero que todo.
En la
implantación de equipos autónomos de alto desempeño o superequipos por
medio de la gestión del talento, se reafirma la autoridad de los mismos
tendente al logro de mejores resultados de trabajo, administrando
inteligentemente los recursos para dar orientación holistica al proceso
manufacturero, demostrando un gran potencial de respuesta por medio de
su capacidad para analizar los problemas y adoptando las soluciones más
acorde en cada caso y mejorando de manera continua la eficiencia
operativa y obteniendo resultados desde la base organizacional más
satisfactorios para los clientes. Por otra parte los miembros de estos
equipos se estimulan entre sí, se apoyan y se utilizan como portavoces.
Por supuesto que todas estas competencias elevan substancialmente la
calidad del producto final.
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