DELFINES

Los delfines pertenecen a una gran familia que contiene unas 32 especies. Entre los ejemplos más conocidos se encuentran: el delfín mular, muy popular por sus espectáculos en los acuarios de los zoológicos, y el delfín común, inspirador de muchas leyendas populares en el mundo Mediterráneo. Ambas especies son comunes en aguas abiertas; por el contrario, otras sólo se dan en aguas dulces y en estuarios de América del Sur y Asia. El boto, delfín grácil y pequeño, ha llegado a remontar 2.000 km. aguas arriba en el río Amazonas. El boto es el delfín más pequeño, con una longitud inferior a 1,2 m; el de mayor tamaño es el delfín mular, que puede alcanzar 3 m de longitud. A pesar de su tamaño, la orca común o ballena asesina es considerada como un delfín (mide unos 9 m); los calderones son también un tipo de delfín.

Los delfines eran cazados en la antigüedad para extraer el aceite que se encontraba en pequeñas cantidades en una zona de la cabeza, y que se usaba como lubricante para ciertos mecanismos de reloj

En la actualidad se han encontrado fuentes alternativas y más baratas para la obtención de estos aceites, por lo que la caza de los delfines ha desaparecido; sin embargo, muchos de ellos quedan atrapados por accidente en las redes de los barcos atuneros y, entre 1959 y 1972, se estimó que alrededor de 4,8 millones de delfines habían muerto por esta causa. Con la ayuda de la presión ejercida por ecologistas y consumidores, se ha conseguido que buena parte de las empresas conserveras y del sector del atún rechacen el pescado procedente de flotas que no protejan a los delfines. Junto a ésto, también se ha mostrado la preocupación que causa el tratamiento dado a los delfines en los acuarios públicos.

Los delfines pueden comer en un solo día una cantidad de alimento (sobre todo peces y calamares) que equivale a un tercio de su peso corporal. Atrapan a sus presas con las mandíbulas, en concreto, con sus dientes afilados, cuyo número puede oscilar entre 200 y 250 según la especie de que se trate. La forma de los delfines, perfectamente hidrodinámica, les capacita para mantener velocidades de 30 km/h, con picos de velocidad máximos de 40 km/h. Tienen unos pulmones muy bien adaptados para solventar problemas derivados de los cambios de presión y pueden descender hasta profundidades de más de 300 m.


DELFINES EN CAUTIVERIO