Pregúntale a Juan Bonilla
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Cuento escrito por Manuel Aragón Gómez.

Tipo armado: Lamento decírtelo pero estas balas no son de fogueo, no querido: esto no es metaliteratura. A mí no me puedes engañar. He leido toda tu obra desde la A hasta la Z. Preferiría no haber tenido que hacerlo francamente. Yo no soy un lector devoto de casi nada, pero me he visto obligado. Un día, mientras le rompía a puñetazos la nariz a un tipo "excepcionalmente guapo, tan guapo que dolía", por usar tus mismas palabras, intentando averiguar por qué había aparecido en mi vida para joderme, ¿ sabes que es lo que me contestó?: "pregúntale a Juan Bonilla". A pesar de que la sangre le obstruía las fosas nasales impidiéndole respirar y goteaba manchándole de rojo la camisa, el chico no paraba de reirse. Era un cabrón resistente con mucho sentido del humor, eso hay que reconocerlo. Demasiado para mi gusto.Ese comentario es lo único que conseguí arrancarle antes de que su brillo se apagara. Por eso, por ese cabrón y esa frase, no porque quisiera, he tenido que leerme toda tu obra. Me moría de curiosidad ,compréndelo. Y no es la curiosidad el origen de la literatura? Lo es?

Bonilla: Sin duda debe de serlo, pero no comprendo por qué me cuenta usted todo esto. Yo sólo soy un escritor , me gano la vida escribiendo y no le he hecho ningún mal a nadie. Le ruego que me deje ir por favor.

Tipo armado: Sí claro, tú nunca has roto un plato: ahora me contarás también eso de que la vida y la ficción son la misma cosa, que no se mezclan ni entorpecen, que no hay conflicto ni oposición , sino que se añaden o superponen formando la lasaña de la existencia.

Bonilla: Puede que haya excepciones, no lo sé. En todo caso es sólo una teoría para rellenar entrevistas. Si le soy sincero, no pienso demasiado en ello. Yo escribo porque es lo único que sé hacer y para sobrevivir, para pagar la gasolina del coche y los libros que quiero leer: es mi trabajo igual que usted tendrá el suyo. Lo cierto es que me están esperando para cenar y ya llego tarde. Por favor, si me dice lo que quiere, quizá acabemos antes.

Tipo armado: Lo que quiero no puedes dármelo. El caso es que hay un relato tuyo que nunca debió existir. ¿Puedes cambiar eso?:¿ puedes ofrecerme esa posibilidad?,¿ puedes conseguir que la tinta escrita se vaya borrando, que las líneas escritas retrocedan de derecha a izquierda página por página hasta alcanzar la nada?,¿ puedes convertir el gol en penalti?. Dime, ¿cómo vas a hacerlo?, ¿vas a marcar el número de teléfono del diablo para pedirle que te haga ese favor por mí?,¿ Tanto valoras tu alma?.

Bonilla: Me temo que eso no puedo hacerlo. No tengo el poder de viajar en el tiempo y deshacer lo creado. Ya le he dicho que soy simplemente un escritor. Si me dice el relato que es , quizá pueda ayudarle de una forma más satisfactoria para ambos.

Tipo armado: No antes de que escuches lo que tengo que decirte y oigas la historia completa.

Bonilla: Pero ya le he dicho que no puedo, que tengo que irme, me están esperando: por favor.

Tipo armado: ¿Ahora tienes prisa? Toda la vida auscultando la realidad con ojos de lechuza y ahora resulta que no te interesa una buena historia. Me decepcionas. Creí que eras un narrador de raza , alguien nacido para contar historias.

Bonilla: Sí , eso he oido. Pero la idea era escribir mis propias historias, las que me encuentre por la calle o lleguen por algún motivo a seducirme sin necesidad de que me apunten con una pistola.

Tipo armado: No es necesario que te pongas dramático: tampoco sería la primera vez que deciden por ti. Además ,¿no dices siempre que los mejores libros son los que nos leen a nosotros?. Relájate y disfruta Bonilla. Te noto tenso. Piensa que vas a protagonizar el relato de otro. Imagina por un momento que soy como el millonario Craven sólo que mucho mejor porque no vas a tener que atormentarte intentado emular a algún cadáver de la literatura para que un viejo pueda presumir ante las visitas de los manjares exclusivos que alberga su biblioteca particular: lo único que te pido yo es que oigas lo que tengo que decirte, que seas mi único lector. Piensa que esta historia tampoco será nunca publicada y que sólo tú llegarás a conocerla.

Bonilla: Mirado así casi suena interesante. Temo sin embargo que el pequeño detalle de la pistola se convierta en un lastre para la narración.

Tipo armado: Ah, te refieres a esto. No te preocupes. No veo la necesidad de matarte si te portas bien. Aunque tu estilo no me apasiona, reconozco que eres brillante y posees un gran talento. Realmente admiro tu falta de humildad. Siempre he pensado que es la primera cualidad que debe poseer un escritor para no naufragar en las trivialidades de la existencia. Igualmente me sorprende que seas andaluz. Ya son dos razones para no matarte porque yo también lo soy. Buscaré más si me dejas. Además no me gustaría tener que matar a un escritor. Al fin y al cabo, cumples una función social. Hay personas que regalan tus libros para San Valentín o hacen cola para que les firmes un ejemplar y toda esa clase de chorradas. Estaría muy feo por mi parte, ¿no te parece?.

Bonilla: Bajo ese punto de vista, tengo que decir que el argumento resulta inapelable.

Tipo armado: Ya veo que empezamos a estar de acuerdo en lo básico. ¿Hay trato entonces?.

Bonilla: ¿Qué puedo decir?.Cuando las razones son tan convincentes, aceptar es una redundacia..

Tipo armado: Guardate tus brillanteces Bonilla. Estoy intentando ser un caballero, pero recuerda que este es mi relato y yo decido la trama. He dicho que escribes bien y que no voy a matarte por ahora, no que me resultes simpático.

Bonilla: Te pido disculpas, pero ten en cuenta mi situación. Oiré todo lo que tengas que decirme.

Tipo armado: Bien. Eso está mejor. Porque no es poco lo que tengo que decir. Sientate y acomodate entonces. Como gesto de buena voluntad, voy a poner la pistola a un lado: así me aseguro de que no te distraigas. Pero te aseguro que lo acabarás pagando caro si intentas algo, Bonilla.

Bonilla: No voy a intentar nada. Lo prometo.

Tipo armado: Dudo de que el verbo prometer se cuente entre tus favoritos, pero por tu bien eso espero. Otra cosa que te pido es que te sientas libre de interrumpirme cuando quieras Y puede que en algún momento yo también necesite una aclaración.

Bonilla: Está bien: así lo haré. Puedes contar con ello.

Tipo armado: Perfecto pues. Comienzo entonces. Te estaba diciendo que he leido toda tu obra y que ha sido la necesidad la que me ha impulsado a ello. No obstante, debo confesar que, ya antes de que se precipitaran los acontecimientos, había oido hablar de ti. No sé si fue en la tele en una noticia o en un avance informativo o mencionado en un programa literario y nocturno como una nota a pie de página o tal vez en el artículo de alguna revista cultureta donde se referían los síntomas del " síndrome Bonilla". Lo cierto es que, cuando lo pienso , nunca consigo concretar la fuente. Lo que sí recuerdo claramente es que tu figura despertaba un enorme interés y grandes parabienes. En honor a la verdad, debo decir que me caiste bien desde el principio. No sé exactamente lo que pensé, aunque puedo adivinarlo. Andalucia, esta patria nuestra tan querida y tan bizarra, sólo puede engendrar monstruos. Y tú parecías ser el rey de los monstruos. Libresco, lírico,denso, recursivo, joder, si hasta todavía hoy te permites el lujo de alabar a Nabokov en público. "Vaya, otro andaluz enfermo" creo que pensé.

Bonilla: ¿enfermo?, ¿enfermo por qué?¿porque me gusta Nabokov?.

Tipo armado: No, no creo que estés enfermo porque te guste Nabokov. Estarías enfermo si te gustaran las películas de José Luis Garci. Lo que intento decir es que me pareciste representativo de una Andalucía diferente. Además, pronto me di cuenta de que a ti Nabokov te importa un pimiento, que lo que ocurre realmente es que te va la marcha.

Bonilla: Vaya: nunca me habían hecho una crítica tan perspicaz.

Tipo armado: Ni te la volverán a hacer Bonilla: confórmate con las palmaditas en el hombro de De Villena, García Posada and company. Ambos sabemos que no valen para nada. Yo he tenido que arrastrarme por tus páginas en busca del misterio en el que cifraba mi existencia y ellos sólo tienen que facturar a hacienda trimestralmente. Es la diferencia entre saber y sangrar.

Bonilla: ¿Se me permite discrepar?.

Tipo armado: Si no hay otro remedio

Bonilla: Una herida sin nombre no sangra. A efectos literarios, lo que no puede nombrarse no existe.

Tipo armado: Venga Bonilla, no me jorobes: no me vengas ahora con el argumento del huevo y la gallina, no estamos aquí para eso. Además, desvías la atención del lector de la trama principal. Te contaba que ya tenía noticias de ti mucho antes de que aquel tipo chistoso irrumpiera en mi vida, pero no fue hasta que , desgraciadamente, nuestras vidas se cruzaron cuando empecé a tomar conciencia de quién realmente eras y de lo que significaba tu obra.¿ te he dicho ya que estoy casado? Pues sí: lo estoy o lo estaba. Dejemos por ahora en suspenso el misterio de mi condición actual. Baste decir que mi mujer se llama Blanca y que es morena y muy guapa. De hecho, y no es por presumir- quien necesita presumir con una pistola en la mano-, es una de las mujeres más guapas que conozco. Tú que eres un gigoló de la literatura probablemente no sepas qué es lo que se siente al conseguir una mujer así. Mírame: ya ves que no soy gran cosa. Puede decirse que estoy bien , que no me conservo mal para mi edad y tal , o que incluso tengo cierto encanto. La calva jode un poco, pero la línea de mi cabeza, como diría Gil de Biedma, no se ha perdido. El perfil es mi mejor lado y aún conservo cierto músculo, pero seguramente ni en la mejor de mis épocas he tenido derecho a aspirar a una mujer como la mía. Ya sé que tú nunca has sufrido ese inconveniente: eres demasiado guapo. Por eso hay problemas que jamás podrás nombrar y probablemente sea esa la razón de que, guiado por la soberbia y por el conocimiento íntimo que tienes sobre los efectos devastadores que la belleza puede causar en los hombres, escribieras un relato que jamás debió existir. A pesar de todo, enamoré a mi mujer, tuve que hacer ese esfuerzo. No me puedo quejar: he tenido muchas novias , aunque ninguna como ella. Lo dejé todo por Blanca. Primero a mi familia, luego mi mejor ocio de soltero y finalmente mis aspiraciones literarias. Una vez que descubrí que mi mayor ambición era despertar con esa mujer a mi lado, fue fácil hacerlo y nunca lo eché de menos. Yo , que siempre he odiado el trabajo, me volví hasta trabajador. Las horas no me pesaban porque sabía que a la vuelta iba a encontrar a blanca tumbada en el sofá oyendo música de algún disco que yo nunca reconocía, jugando al ping pong contra la pared del sótano o estudiando para las oposiciones que algún día tenía previsto aprobar. Blanca es dulce y alegre, vivir a su lado no cuesta, y yo creí que aquel amor sencillo era el cauce por el que iba a transcurrir mi vida hasta que me crucé con aquel chaval tan ocurrente.

Bonilla: ¿Blanca no trabajaba?.

Tipo armado: Hacía cosas, dabas clases de matemáticas a algunos niños en casa por las mañanas y por las tardes ayudaba en el restaurante de sus padres hasta las siete. No le daba para lujos Pero no nos importaba. ¿ por dónde iba, Bonilla? Ah, sí: recuerdo que la primera vez que me topé con el colega este en las escaleras me dejó impresionado. Se acababa de mudar al cuarto c, justo encima de nuestras cabezas. Era un especimen majestuoso, un macho de estatura notable y cuerpo de modelo con músculos torneados por la practica continuada de algún deporte, quizá la natación. La porción de espalda que se extendía desde hombro a hombro era inmensa y su cuello era un roble. Tenía un flequillo moreno que le pendía sobre los ojos de un modo infantil. Vestía elegantemente como si se hubiera preparado para inaugurar alguna fiesta. Al cruzarnos en las escaleras, me sonrió levemente. En ese momento, Me dí cuenta de que era terriblemente guapo y de que lo sabía. Al principio, no sospeché nada e incluso llegué, llevado por mi inocencia, a comentarle a Blanca que teníamos un nuevo vecino , joven y guapísimo. Ella me siguió la gracia y me preguntó si se lo iba a presentar en tono travieso. Alguna vez esa excusa nos sirvió para iniciar la comedia del amor. Yo le decía que había hablado con el vecino y que bajaría a conocernos en cuanto quisiera y luego empezaba a desnudarla, primero los zapatos , luego la falda y las bragas negras, por último el sujetador. Una vez, estábamos en la cama semidormidos por el sopor del verano, cuando escuchamos el ruido de unos muelles agitándose. Era el nuevo vecino. Aquel chulo tan obsceno nos desafiaba con la pasión de sus músculos embravecidos. Ambos despertamos divertidos y empezamos a follar violentamente hasta la extenuación. Pero, después de media hora de noble empeño, tuvimos que rendirnos a la evidencia: aquello nos superaba. El cabrón seguía follando y armando jaleo cuando nuestras huestes ya andaban en retirada. Fue divertido, digo, durante un tiempo, al menos hasta el día en que Blanca me anunció que, debido a la gran cantidad de trabajo que se acumulaba en el restaurante durante el verano, iba a tener que salir dos horas más tarde. Yo procuraba siempre en mi trabajo adelantar faena para poder salir temprano y llegar a casa a las siete para encontrarme puntualmente con Blanca, pero ahora tendría que quedarme dos horas solo en casa dando vueltas, esperándola. El primer día, gracias a un accidente de tráfico, me retrasé mas de una hora. Cuando abrí la puerta, aún faltaban 45 minutos para que llegara Blanca. Me disgustó terriblemente comprobar que el vecino de arriba estaba agitando el dormitorio de nuevo con su locura desatada , así que para escapar de aquel ruido indecente huí a la terraza. El resto de los días tampoco fue distinto: siempre que llegaba temblaba la casa con la furia de unas acometidas que siempre se apagaban cuando llegaba Blanca. Dejamos de hacer el amor. Blanca siempre estaba extrañamente cansada o alegaba que el trabajo en el restaurante era agotador y le dolía la cabeza. Te preguntarás por qué no reaccione antes, Bonilla, pero hay cosas que un hombre de una belleza mediocre simplemente no puede imaginar. Finalmente, ahogado por la sospecha ,tomé la decisión de llamar por teléfono a mis suegros con la excusa de que había olvidado las llaves de casa y no podía entrar. Les dije que me pasaría a recoger las de Blanca "blanca no está aquí, me dijeron, pero si siempre se va a las siete: lo sabes de sobra". Lo ví claro entonces, descubrí de repente que había perdido a Blanca para siempre, que nunca podría confiar en ella, que todos nuestros valores tan humildes y nuestra secreta y amable rutina nunca podrían competir con el instinto arrebatador y la belleza de aquel amante prodigioso. Decidí esperar al día siguiente. Cogí un bate de béisbol que me había regalado un compañero de oficina y me las arreglé para introducirme en casa de mi vecino cuando la casa estaba vacía. Repté con cuidado hasta el dormitorio y me oculté en unos de los armarios mientras llegaba la hora de la verdad. La rabia me atravesó como una aguja al llegarme un vaho cargado con el aroma del perfume que usaba Blanca. Había estado allí antes sin duda follando con aquel adonis mal nacido. Pensé en las horas muertas que había pasado tras llegar del trabajo escuchando unos gemidos turbios y excesivos que no conseguía reconocer. Pensé, de repente, que no conocía a Blanca, que nunca la había oido gemir así, con esa furia de animal estrangulado y me sentí mas triste y solo que nunca. Cuando entraron en el dormitorio, vi cómo Blanca se abalanzaba sobre el torso desnudo de mi vecino y él la rechazaba con fuerza.
- ¿Le has dicho ya a tu marido que nos vamos a vivir juntos , que ya no puedes seguir más tiempo con esta farsa?- Preguntó
- Necesito más tiempo- respondió Blanca- anda ven conmigo -dijo al tiempo que se apretaba contra su torso y comenzaba a besar sus pezones.
Él volvió a rechazarla violentamente.
- ¿Acaso eres estúpida?,¿no te he dicho ya que no estoy dispuesto a seguir contigo de esta manera?,¿es que no te entra en tu cerebro de mosquita muerta, condenada burguesita aburrida?.
- Pero sabes que te quiero, que haría cualquier cosa por ti.
- Y sin embargo no haces lo que te pido.
- No puedo hacerle eso a mi marido. El nunca lo entendería.
- Pero sí puedes gemir como una cerda en sus propias narices: seguro que eso lo entiende.
- Me da igual lo que me digas- insistió Blanca con la voz quebrada arrastrándose hasta
besar sus pies- sabes que te adoro, que no podría vivir sin ti. Haré lo que me pidas, pero no me apartes de tu lado.
- Quita de en medio - dijo zafándose del abrazo- no mereces ni el esfuerzo invertido. Tantas molestias para nada. Nunca estaría con una imbécil como tú. No sólo no te quiero: me das asco. Lo único que tenías que hacer era dejar a tu marido y ni siquiera para eso sirves. ¿Acaso creiste en algún momento que me había enamorado de alguien tan vulgar como tú? .Estúpida: todo era una farsa. Te he estado utilizando todo este tiempo a mi antojo con la única intención de que traicionaras tus principios más queridos. Todo formaba parte de un plan del que mi belleza era el anzuelo. Pero ya me has disfrutado bastante. No quiero volverte a ver.
- Si me dejas me mato.
- Es lo que deberías hacer ya que no tienes agallas suficientes para romper tu absurdo
matrimonio. Ya estás tardando.

No sé lo que ese instante pasó por mi cabeza, Bonilla. Creo que la imagen desesperada de Blanca, mi mujer, llorando en el suelo, doblegada como un trapo sucio y pensando en suicidarse, me conmovió en lo más hondo y dejé de sentir pena por mí mismo. Un instinto de protección animal se apoderó de mí y fue entonces cuando salí del armario agitando el bate de béisbol como una bestia ciega. Golpeé a mi vecino con toda la contundencia que pude y ya con el primer golpe cayó al suelo como si de un puente de cartón se tratase. Seguí golpeándole hasta que Blanca se cruzó delante gritándome que no lo matara. Para conseguirlo tuve que concentrarme y destruir varios objetos de la habitación , tales como un televisor, un espejo y dos lámparas. Golpee finalmente la pared con tal furia que el bate se partió por mitad. Sólo entonces empecé a calmarme.
Pasados cinco minutos, mis latidos volvieron a la normalidad. Le indiqué a Blanca que se marchara.
-¿Qué vas a hacer? - me preguntó angustiada.
- Eso no te importa: Márchate y cierra la puerta.
Blanca me hizo caso y me dejó a solas con aquel bastardo. Tirado sobre el suelo, parecía una caricatura de sí mismo, casi daba pena. Tenía la cara ensangrentada , varios dientes rotos y la nariz partida. Hablaba y respiraba con dificultad y gemía de dolor Cogí una banqueta y me senté a su lado.
-Bueno, mi querido vecino- le dije acercándome a su oreja- ahora me vas a explicar en qué consiste ese plan fabuloso del que hablabas.
Casi no podía oír lo que decía. Susurraba sin fuerzas, tosía sangre y se reía. "Eres un estúpido" creí oír entre la bilis y los esputos que escupía de su boca. Le dí un puñetazo para terminar de arreglar la obra de arte de en que se había convertido su nariz. Pero seguía riéndose, se había atascado en una carcajada sofocante que acabaría ahogándole en su propio vómito si no hacía algo. Lo cogí del pescuezo y levanté la mitad de su cuerpo para apoyarlo contra la pared. Su vocalización pareció mejorar por momentos. "¿Has oido cómo gime la burguesita de tu mujer?" Volvió a decir. Tuve que obsequiarle con otro directo "El plan-insistí yo- quiero que me cuentes en qué consiste".
"Pregúntale a Juan Bonilla"me dijo. Y esas fueron sus últimas palabras antes de que su brillo se apagara.

Bonilla: ¿Lo mataste?.

Tipo armado: ¿Qué pasa Bonilla?, ¿ el miedo te impide leer entre líneas?. He dicho que su brillo se apagó.

Bonilla: Creo que ya sé de qué relato me hablas.

Tipo armado: Me alegro por ti. Sin embargo, yo no me enteré de qué iba a la cosa hasta que le registré la cartera a aquel cabrón. En una tarjeta de plástico escondida entre el DNI y un cupón de abono a un videoclub fue donde ví por primera vez la palabra que da nombre a tu relato."Tony Heredia-podía leerse -miembro honorífico del Club Maldoror". La tarjeta contenía además una foto de aquel infeliz y un número de teléfono. En el anverso había una leyenda escrita que decía: "Club Maldoror : tres años destruyendo la ficción del amor y la fidelidad" y una cuadrícula que contenía varios nombres de mujeres marcadas con cruces y fechas. Eran ocho mujeres en total y la última anotación se correspondía con el nombre de la mía: Blanca. Supe de inmediato que todo aquello estaba relacionado, que mi mujer había sido víctima de un engaño planificado. Entiéndeme Bonilla: eso no la absolvía del pecado de adulterio, pero pensar que la había perdido como resultado de una maniobra orquestada por algún tipo de secta me proporcionaba un cierto alivio. Por otro lado, aunque podía entender que una mujer como la mía despertara el deseo ajeno y siempre de algún modo había estado preparado para la coyuntura de la traición , ahora que había sucedido me irritaba pensar que ni siquiera había sido fortuito. Imaginar a mi mujer como víctima aleatoria y anónima de alguna inteligencia superior multiplicaba mi rabia. Al fin y al cabo, resulta más fácil plegarse a los caprichos de la fatalidad que a los de la voluntad de los hombres. Aquella prepotencia calculada disparaba mi ánimo clamando venganza. Respiré hondo durante unos minutos para calmar mis nervios tras las revelaciones y decidí a continuación marcar el número de teléfono que aparecía en la tarjeta.

-Club Maldoror - susurró una voz al otro lado del teléfono.
- Sí , hola, verá: estaría interesado en formar parte de su club. Me gustaría saber qué necesito para ingresar.
- ¿Quién le ha hablado de la existencia del club?- preguntó la voz de modo urgente.
- Heredia, Tony Heredia: un amigo. Me ha dicho que tal vez yo podría probar suerte.
- Ah, sí- confirmó rebajando el tono de la tensión telefónica- Tony es uno de nuestros miembros más ilustres-, ¿eres tú también modelo?.
- Bueno, no soy modelo, quiero decir, no ejerzo, aunque siempre me han dicho que podría dedicarme a ello si me lo propusiera. Tuve alguna oferta en el pasado- mentí.
- Parece que será suficiente entonces. Aunque te advierto que tendrás que esforzarte si quieres superar a Tony
- ¿Es muy bueno?- pregunté fingiendo curiosidad.
- De los mejores: siete relaciones destruidas en apenas ocho meses. No hay presa que se le resista.
- Vaya- exclamé- no me ha dicho nada.: Tony es a veces tan modesto y poco hablador. Bueno díme-continué- ¿cuáles son las reglas, ¿ qué es lo que debo hacer para formar parte del club?.
- ¿ No te lo ha explicado ya Tony?.
- Bueno, no mucho. Ha insinuado algo sobre que la belleza es el anzuelo y luego ha ido a echarse una siesta.
- Sí- rió la voz divertida- básicamente ése es el concepto. Hagamos esto mejor:¿ Por qué no te pasas por la sede del club el jueves ,asistes a una de nuestras reuniones y así te vas familiarizando con el tema?
- Perfecto. ¿Tengo que llevar algo?
- No te preocupes por nada de momento. El primer día será una simple toma de contacto entre amigos. Ya nos iremos conociendo. Por cierto, mi nombre es Bruno, ¿ y el tuyo?.
- Antonio, yo soy Antonio- volví a mentir.
- Ok Antonio: apúntate la dirección- hizo una pausa mientras yo buscaba un lápiz- Avenida de Asturias número 45 segundo B , el jueves a las siete de la tarde,¿Correcto?.
- Lo tengo.
- Ok. Entonces hasta el jueves.
- Hasta el jueves pues. Chao.


Bonilla: Pero, ¿de veras existe el club Maldoror?. No puedo creer lo que me cuentas.

Tipo armado: No sólo existe Bonilla: están inscritos en el registro de asociaciones y pagan impuestos.

Bonilla: Pero eso es imposible.

Tipo armado: ¿Qué pasa?,¿ a qué viene tanta sorpresa Bonilla?,¿no quedamos en que la ficción y la vida son la misma mierda?. Pues aquí tienes un caso claro de retroalimentación. Pero eso no importa. Te cuento: lo grave del asunto es que yo tenía una cita y no tenía un cuerpo de modelo. Ni aun gastándome mil euros en maquillaje mi chasis habría servido. Así que tuve que llamar a mi cuñado que siempre ha sido un cobaya del deporte y férreo partidario de las proteínas.

Bonilla: ¿Enviaste a tu cuñado en tu lugar?.

Tipo armado: Premio. Con la excusa de que su hermana había sido víctima de una conspiración misógina y de mi orgullo herido, le pedí que investigara por mí. Gracias a él me fui enterando de cómo funcionaba todo. El club Maldoror se reunía dos veces al mes en la sede que poseían en la avenida Asturias. Su misión consistía en reventar parejas o en " destrozar la ficción burguesa del amor y la fidelidad " como ellos lo llamaban. Los miembros del club eran hombres de entre 23 y 40 años, en su mayoría modelos solteros de cierta capacidad adquisitiva y vida disoluta. La belleza, solían decir en sus reuniones , es el único Dios al que todos se someten. A su lado el amor, el matrimonio, la lealtad y la misma idea de la culpa y el pecado palidecen. Para demostrar tal aseveración, cada miembro debía irrumpir con malas artes en la rutina ridícula de todas esas parejas que dicen amarse incondicionalmente hasta conseguir que el débil andamiaje que sostenía su relaciones cayera aplastado por el peso de la discordia. Luego , dos veces cada mes, se hacía recuentro entre carcajadas, se contaban anécdotas y se enumeraban cadáveres. Cien por cien de eficacia. Al parecer , no existía alma , lazo o pareja tan sólida que pudiera resistir la exposición obscena y gratuita de la belleza. Finalmente todo parecía ser una cuestión de oportunidad. Y para eso, para favorecer la democracia de las oportunidades estaba diseñado el club Maldoror. ¿Qué te parece Bonilla?.

Bonilla: Francamente no sé qué esperas que diga.

Tipo armado: Alguna idea tendrás sobre el poder incontestable de la belleza, siendo tú tan guapo,¿no?.

Bonilla: Si te refieres a que la apariencia física es un incondicional, entonces no tengo más remedio que aceptarlo. Con lo demás no tengo nada que ver. Yo sólo escribo.

Tipo armado: ¿He dicho yo algo al respecto?.La verdad es que, a medida que recibía noticias de mi cuñado, la cosa se ponía más interesante. A pesar de todo, no conseguía averiguar nada concreto sobre el tema que más me obsesionaba de aquel asunto: ¿quién era el ideólogo de aquella secta nazi?. Porque siempre hay un ideólogo, alguien no sólo bello en este caso, sino también listo, alguien que fuera el alma máter de aquella cuadrilla tan apolínea. Fue entonces cuando me acordé del comentario de nuestro amigo Tony: " Pregúntale a Juan bonilla ". Me asaltó de repente la sospecha de que todo el misterio de los acontecimientos se cifraba en esa frase, así que fui a la librería más cercana y compré todos los libros tuyos que estaban a la venta. Espero no decepcionarte demasiado si te digo que tuve que encargar algunos que no tenían. En el aspecto de la ventas parece que Antonio Gala todavía te supera. Otros los tenían pero en edición de tapa dura y, tratándose de literatura, el precio ha sido siempre mi único incondicional. A la espera de que llegaran los demás, comencé a leer tu libro más famoso, el primero, aquel en el que serviste de una cita falsa de Somerset Maugham para darle título. Debo confesar que me gustó mucho tu primer libro de relatos. La edición amarilla de Pretextos es muy coqueta y tu foto en blanco y negro sosteniendo el cigarrillo te da un aire rebelde de vieja estrella de Hollywood. Ya he dicho antes que me resultas ingenioso. Igual que ese famoso escritor cleptómano que citas en uno de tus cuentos, tú también posees una gran habilidad para el pastiche literario.

Bonilla: No sé si tomarlo como un cumplido.

Tipo armado: Tómalo como te de la gana. Posees ambición literaria y eso te salva. A lo que iba sin embargo: no hallé en ninguno de tus relatos pista alguna sobre el origen del club Maldoror. Leí luego tus libros de poemas y tus novelas y tampoco sirvió de nada. No fue hasta que me llamaron de la librería para que fuera a recoger tu segundo libro de relatos "La noche del Skylab", cuya edición de bolsillo había encargado, cuando hallé la clave de toda la trama. Allí, en el décimo relato de ese libro , entre las páginas 137 y 154, estaba expuesta toda la savia del proyecto Maldoror. Esas 17 páginas contenían toda la ideología que había guiado los pasos del cabronazo que había seducido a mi mujer. Se trataba, y cito textualmente, "de hacer desgraciada a mucha gente… atacando esta institución vomitiva que alimenta la mayoría de las novelas y las películas, la pareja. Destruyendo ese monstruo que inspira versos y canciones: el amor… montaría una agencia de modelos que se llamaría Maldoror. Todos los modelos admitidos aprenderían que su misión no se reduciría a posar para los fotógrafos o a posar elegantemente sobre las pasarelas, sino algo más grande y enérgico: destruir parejas".Más tarde, gracias también a los informes que puntualmente me entregaba mi cuñado, me enteré de que fue Bruno, un modelo de profesión y apasionado lector de tu obra, el mismo que me había cogido el teléfono la primera vez y cuyo nombre coincidía curiosamente con uno de los protagonistas del relato, quien tuvo la brillante idea de trasladar el cuento a la realidad y fundar un club ateniéndose a las premisas que en él se describían. El club Maldoror, que se gestó inicialmente como un argumento literario, tuvo así su eco en la realidad, pasó de ser una elitista leyenda literaria a convertirse en una asociación siniestra. Y tú eras el padre de la idea Bonilla: tú eres el ideólogo.

Bonilla: Un momento. No puedes acusarme de algo que yo no he hecho. Yo sólo soy un escritor. Los textos están ahí, tienen vida propia y yo no me hago responsable.

Tipo armado: Hombre claro: nadie tiene la culpa de que Don Quijote se volviera loco leyendo libros de caballerías; pero el caso es que yo he perdido a mi mujer y he matado a un hombre y ,si tú no hubieras escrito ese relato, probablemente nada de eso hubiera ocurrido. Si mi vida actualmente carece de sentido, es en parte gracias a ti. Has sido tú Bonilla. Sólo alguien como tú podía escribir ese relato: es un relato agudo, cínico, letal y ambicioso como tú mismo lo eres. Te he observado Bonilla en las charlas que das y durante las conferencias. Pareces un tipo tranquilo. Esa líricas canas que te salieron antes de cumplir los treinta cinco te proporcionan un halo casi angelical. Eres prudente y la costumbre que tienes de sopesar las palabras casi te hace parecer humilde , pero dentro de ti eres afilado y te fascina la crueldad literaria. A mí no puedes engañarme: eres un depravado.

Bonilla: Pero no puedes hacerme responsable de los efectos que mis obras causan en los lectores: es absurdo. En todo caso no soy más culpable que un vendedor de coches en un accidente de tráfico Si mi obra inspira a algún psicópata, ¿que puedo hacer yo? ¿Dejo de escribir entonces?,¿es eso lo que quieres?.

Tipo armado: Tengo una pistola: puedo hacerte responsable de lo que quiera. Y no sé si quiero que dejes de escribir: estoy dudando entre eso y matarte.

Bonilla: No me mates, te lo suplico, por favor, no me mates: dejaré de escribir si hace falta. Intentaré hablar con mi editor para retirar el libro del mercado. Haré una rectificación pública si es necesario, joder, aun soy joven, tengo mucha literatura dentro de mí , por favor.

Tipo armado: ¡Para ya Bonilla coño!: que no te voy a matar. Te pido a cambio que me hagas un favor. Quiero que escribas otro cuento , un cuento en el que desprecies el nihilismo, el sarcasmo y la soberbia con el mismo vigor con el que en "El proyecto Maldoror" despreciaste el amor romántico, hipócrita y estúpido que practican las parejas, quiero que alumbres otra ficción que sirva para neutralizar el veneno que tus palabras excesivas han depositado en la realidad, quiero que rebatas los cínicos y contundentes postulados de tu relato con otros que lo sean si cabe aún más. Eso es lo único que quiero de ti: que escribas ese cuento. Te perdono la vida a cambio de eso. Ya ves que pido poco como compensación por todo lo que he perdido.

Bonilla: Pero no puedo hacerlo . Nunca he escrito por encargo. Ni siquiera sé qué es lo que esperas que escriba.

Tipo armado: Claro que podrás Bonilla. Si pudiste escribir ese relato para demostrar tus dotes de narrador sanguinario, ¿ cómo no vas a ser capaz de escribir una fábula más cristiana?. Sólo tienes que invertir el chip. Lo harás bien, no te preocupes. Usa tu instinto de narrador y recuerda que todos dicen que tienes talento. Y cuando todos lo dicen por algo será.

Bonilla: Eso no me ha sonado del todo bien, pero, en todo caso, lo intentaré. Es lo único que puedo decir.

Tipo armado: Más te vale porque te estaré vigilando. Esperaré hasta la publicación de tu próximo libro de cuentos y buscaré el que me debes.Ah, y una última cosa Bonilla: la próxima vez que te pregunten en alguna entrevista tu opinión acerca del conflicto existente entre ficción y realidad, no olvides citar esta historia como ejemplo.

Bonilla: ¿ como ejemplo de qué?.

Tipo armado: Como ejemplo de cómo un buen cuento puede joderte realmente la vida.


Manuel Aragón Gómez.

(glothisman@hotmail.com)