(fragmento)
a Olga
y Dago Tierra, piedra, también te digo hueso, lombriz o playa. Digo tu nombre de mil maneras. No me importa tu canto verdadero, el puro fuego que anima tus entrañas, ni las ansias locas de encontrarte en el mismo marco de todas las cosas. Porque yo soy tu habitante y tú eres mi habitante, y porque ambos nos habitamos en el mismo dolor, podemos encender el trigo y mover las aguas del mar hasta cansarnos, y ser otros en la misma ribera, y poner orden allí donde mueren los caballos, donde los inviernos están llenos de ceniza, y los bosques
de aguas podridas se pasean por los huesos
(fragmento) 1 Eras un río Una manzana brillante Un corazón saltando en el día Pero te vi En tu sombra tranquila Y estabas Igual a un pájaro Que cae De una rama interminable
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