La Senda Aborigen

una revisión de la pre-historia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Presentamos aquí un extracto de la obra de Guillermo Piquero, titulada La Senda Aborigen. Aunque parece ser que su publicación on line ha sido retirada fue posible capturar este capítulo en edición caché. No obstante es posible conseguir el libro solicitándolo en la dirección que figura en este post del blog  Iberalde.

 

 
> Capítulo 2:
> La muerte del viejo mundo

> La irrupción de la guerra y el patriarcado

 

“El tipo de sociedad esclavista que consiguieron imponer las oleadas de pastores seminómadas indoeuropeos que empezaron a asolar las antiguas aldeas y ciudades matrifocales, a partir del 4.000 a.C., al principio esporádicamente, no buscaban el bienestar y la armonía sino la dominación para extraer, acaparar y acumular las producciones de la vida; es decir, crear Poder, a cualquier precio, con toda la violencia necesaria y con los quebrantamientos de la autorregulación de la vida que sus objetivos requisieran, con tal de sedimentar su Poder contra esta vida humana autorregulada. Para esto, para devastar, luchar, conquistar, expoliar y acaparar se requiere un tejido social distinto del que se crea para el bienestar y conservación de la vida, partiendo de lo maternal. Un tejido de guerreros, de jefes de guerreros, de linajes de guerreros, de esclavos, de jefes de esclavos, de líneas de mandos, de mujeres disciplinadas y dispuestas a acorazar y adiestrar criaturas, es decir, de cambiar la maternidad por la construcción de los linajes verticales y organizar la crianza de esos futuros guerreros dispuestos a matar y esclavos dispuestos a dedicar sus vidas a trabajar para los amos.” Casilda Rodrigañez.

 

1) LAS INVASIONES INDOEUROPEAS

 

“Los padres de nuestra civilización descubrieron lo que hay que hacer para convertir a un toro en buey y poder utilizar su fuerza sumisa para tirar de la carreta o labrar los campos: castrarlo cuando es muy pequeño; entonces inventaron la ganadería, tener un montón de vacas, de ovejas o de lo que sea, reproduciendo lo que interesa; se trata de dominar a la especie en cuestión para reducir su vitalidad sin matarla del todo para poder explotar la producción de esas vidas mutiladas. Este arte de la dominación, de la devastación y de la explotación lo aplicaron a la sociedad humana, para conseguir ejércitos para las guerras de conquista, y esclavos para el trabajo forzado” Casilda Rodrigañez.

 

Como hemos visto hasta ahora de manera esquematizada, hubo un tiempo en el que existió una cultura y unas sociedades de las que no nos hablan los libros de historia. Estas culturas terminaron por no dejar prácticamente ni rastro. Sólo en este último siglo, y gracias sobre todo a la arqueología, comenzamos a atisbar lo que hasta ahora se nos escondía pero, ¿Qué ocurrió en Europa y en el mundo para que progresivamente fueran desapareciendo las diferentes expresiones sociales, artísticas y culturales de las llamadas “Culturas de la celebración de la vida”?.

“En realidad, los primeros episodios de civilización patriarcal en esta zona (Vieja Europa), datan de mediados del 4000 a.c., y se irán desarrollando hasta el 500 a.c. cuando en esa misma zona se concreta la civilización actual, con reglas y leyes desarrolladas que abarcan todos los aspectos de la vida humana del contrato social moderno. Sabemos que nuestro Derecho se basa en el Derecho romano y éste a su vez en el griego. Hasta ahora la civilización humana y su historia arrancaba de ahí; pero hoy, gracias a la “revolución arqueológica, que además ha tirado de la manta de todos los otros indicios (mitológicos, psicoanalíticos, antropológicos, biológicos), tenemos a nuestro alcance saber como vivían los humanos de aquellos lugares entre el 7000 y el 3500 a.c. cuando prevalecía un modo de vida humana con características esencialmente distintas, y cómo fue y qué ocurrió en la Vieja Europa durante una transición de 3000 años, desde mediados del cuarto milenio a.c. cuando empezaron las oleadas de invasiones del Norte, hasta el 500 a.c.” Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”.

Parece ser, aunque hay investigadores que lo rebaten, que “a partir del 4.400 a.C. Europa comienza a sufrir el ataque de pastores nómadas que trajeron consigo el final de la cultura neolítica de la Vieja Europa gradualmente en tres etapas: 4.400-4.200, 3.400-3.200 y 3.000-2800 a.c. Estas primeras etapas no trajeron en casi ningún o en ningún caso a los pueblos históricos que conocemos, sino que griegos, latinos, celtas, germanos y eslavos se superpusieron a originarios pueblos y lenguas. Los indoeuropeos en su conjunto parecen caracterizarse por un cambio de costumbres y hábitats: nueva religión masculina por su sociedad patriarcal con instituciones sociales y especialización social por la presencia de guerreros; sociedad guerrera y por tanto poblados fortificados en lugares altos y predominantemente estratégicos; supusieron también el desarrollo del comercio en Europa y el uso del Bronce; su típica edificación era el mégaron y su cerámica característica la de meandros y espirales". (Extraído de “La llegada de los indoeuropeos a Grecia”).

“Se produjeron las invasiones de bandidos indoeuropeos, de pueblos nómadas desconocedoras de la agricultura, que residían en zonas donde los recursos alimentarios habían sido abundantes. Pero tras sobrepasar sus límites y empezar a escasear y necesitados de pastos para alimentar a sus rebaños, atravesaron e invadieron territorios ajenos, en busca del codiciado alimento, saquearon, devastaron las codiciadas regiones y terminaron destruyendo gran número de pueblos y modificando la estructura social.

Fueron los arios, los luvianos, los aqueos, los kurgos, los hebreos, los dorios: las oleadas de migraciones que según Gimbutas asolaron Europa en tres fases: la ola nº 1 del año 4300 adne, la 2ª ola del año 3200 adne y la nº 3 del año 3000 adne.

Conquistaron otras regiones y destruyeron culturas de muchas regiones, en donde impusieron sus ideologías. Y se generalizó el patriarcado por la fuerza de la violencia y la guerra: "según Gimbutas la cultura patriarcal de los indoeuropeos supuso la destrucción de una cultura uniforme, matriarcal y pacífica, que había perdurado en toda la Europa antigua durante veinte mil años atrás, del Paleolítico al Neolítico." (Eliade, 1990: 184). [...]

Los pueblos semíticos estaban invadiendo el mundo de los sistemas de la Madre Diosa, con lo que las mitologías de orientación masculina se volvieron predominantes, y la Madre Diosa se convierte... pues en algo así como la Abuela Diosa, algo muy, muy lejano en el pasado. (Campbell, 1991a. 240 y 241).

Durante los primeros mil años de su existencia, esos primeros pueblecitos fueron capaces de sobrevivir sin murallas de protección. Sin embargo, sobre el sexto milenio antes de nuestra era, y sobre todo durante el quinto, las murallas empiezan a ser evidentes... y eso nos indica que violentos pueblos guerreros empezaban a amenazar ocasionalmente a invadir y saquear los ahora comparativamente ricos asentamientos de los pacíficos destripaterrones. (Campbell, 1994: 202).

... la parte (coloreada en su mapa) indica la zona de extensión continua, desde Europa hasta la India, de las florecientes civilizaciones matriarcales antes de la irrupción de las hordas bárbaras de las estepas y los desiertos... Estos bárbaros (persas, medas, armenios, baltos, celtas, germanos, eslavos, luvitas, frigios, escitas, kurdos, albaneses, tracios, griegos, ilirios, vénetos, italiotas) no eran ni de raza pura ni superiores, salvo en fuerza bruta. En todas partes destruyeron civilizaciones (matriarcales) (Van Lysebeth, 1990: 30).

En particular, a través del estudio de las representaciones antropomorfas de arcilla (figurillas) procedentes de contextos arquitectónicos arqueológicos, trató de demostrar, para su propia satisfacción (Gimbutas, 1970, 1980, 1982) y la del público (Eisler, 1987) que la sigue, el contraste entre el carácter pacífico de esos pueblos amantes del arte de la "civilización de la Europa Antigua" y el de la sociedad que la destruyó: los invasores kurganes indo-europeos, patriarcales, jerárquicos y amantes de la guerra. (Ruth E. Tringham, 1999: 101-102).

Los saqueadores robaban las valiosas propiedades de las sociedades agrarias sedentarias, incluyendo como botines sobre todo a las valiosas mujeres, con sus conocimientos y sus facultades procreadoras.

Por lo que surgió la necesidad de defenderse del acoso, el robo y el rapto de los asaltantes. En principio, también las mujeres recurrirían a la violencia y la guerra para defender sus posesiones apetecidas por los saqueadores: ahí están los numerosos testimonios de mujeres guerreras que así lo corroboran.

Pero debido a los cambios profundos producidos a lo largo del tiempo y a la continua sangría de las guerras y dada la necesidad de hacer frente a las bajas y aportar los necesarios recursos humanos para evitar la extinción humana y aumentar el poderío del clan, se quedaría la mujer en su papel exclusivo de procreadora.

Y para evitar la provocación de los violadores, para que no estuviesen expuestas al rapto y para evitar que se expusieran a peligros, que implicasen el riesgo de morir y por tanto el abandono de su prole, que correría igual suerte, se impondrían a las mujeres restricciones en su libertad de movimiento y se les prohibiría el desplazamiento lejos del hogar, por caminos solitarios; se las encerraría, con lo que significa de limitación cultural y pocas posibilidades de cambio. Y con la limitación de la libertad femenina, se fue pronunciando más el estado de sometimiento. Y consecuencia de ello sobrevino la revolución patriarcal y en unos pocos siglos la subordinación femenina.” Francisca Martín-Cano

“Ha sido la arqueóloga de origen báltico Marija Gimbutas la que más en detalle ha analizado este proceso (“Begining of the Bronze Age”). Para empezar, respecto a las fechas, las excavaciones masivas realizadas después de la II Guerra utilizando técnicas nuevas de datación, indican lo siguiente: que la transición de la Edad del Cobre a la del Bronce sucedió mucho antes de lo que se pensaba (sucedió entre 3500 y 2500 a.c.), pues es por esas fechas cuando aparecen las primeras aleaciones de cobre-arsénico y de cobre-estaño. Por lo tanto, la extensión temprana de la metalurgia del bronce a Europa está estrechamente relacionada con las irrupciones crecientes de aquellas tribus de pastores seminómadas (los kurgos) provenientes de las estepas eurásicas. Como en dichas estepas no había cobre, aquellas gentes de a caballo aprenderían las técnicas metalúrgicas de los transcaucásicos (pues en los montes del Cáucaso ya se conocía la metalurgia del bronce en el V y IV milenios) y más tarde explotarían ellos mismos esa zona.

Esos hechos marcaron una gran encrucijada de la civilización: aquellos pueblos cuyo sistema social se basaba en la jefatura, en la jerarquía y en el predominio patriarcal utilizaron por primera vez los metales y el caballo para la guerra. Y cambió completamente el escenario cultural”. Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”.

Esta teoría global de la extensión de los pueblos indoeuropeos por Europa y Asia es pues la de la arqueóloga lituana Marija Gimbutas, enunciada entre los años 60 y 70. Para ella, uno de los rasgos definitorios de la cultura indoeuropea es lo que se ha denominado como Kurganes (palabra eslava que designa tumbas, aplicada ésta a unas tumbas enterradas y cubiertas que forman un montículo). Pues bien, situado el punto de origen de los pueblos indoeuropeos en el sur de las estepas de la actual Rusia, Bielorrusia y Ucrania, las gentes de estas tumbas se fueron extendiendo en diferentes oleadas de migraciones.

Sobre la importancia histórica del momento Josu Naberan recalca: "La invasión de los “bárbaros” y la caída del Imperio Romano no fue más que un episodio entre indoeuropeos. El cambio sustancial ocurrió en Europa varios milenios antes (hace unos 5000 años) con la irrupción de los “Kurgos”. Eran los primeros pueblos de habla indoeuropea y reciben sus nombres de los túmulos (Kurgan) que empleaban para enterrar a sus muertos”.

Según la “Gran Enciclopedia Larousse”: “Los pueblos indoeuropeos constituían tribus guerreras bien organizadas, que conocían el caballo y la metalurgia del hierro (arios, hititas y aqueos). Su hábitat primitivo es objeto de controversias; se trata quizás de las estepas que se extienden del Dnieper al Kazajstain. El estudio del léxico indoeuropeo ha permitido determinar su modo de vida (agricultura y ganadería), sus estructuras sociales (organización patriarcal, jerarquización de los estamentos: religioso, guerrero y agricultor) y su religión (culto a los antepasados, adoración del Dios Celeste)”.

Los “Kurgos” eran pueblos de pastores semi-nómadas que vivían en grutas o pequeños poblados de temporada, conduciendo el ganado de un sitio a otro por las anchas estepas situadas entre el norte del Mar Negro y el Caspio, donde se sitúa probablemente su origen. Eran tribus organizadas según el sistema de jefatura y descendencia patrilineal, y adoraban a dioses guerreros masculinos. El hacha, el puñal y la espada constituían los símbolos del poder divino. Domesticaron el caballo y aprendieron la metalurgia del bronce de los caucásicos hacia el 3500 a/C, y aplicaron por primera vez los metales y los animales para la guerra. He ahí el salto cualitativo. A partir de entonces, y debido fundamentalmente al crecimiento demográfico y al cambio de clima atlántico a suboreal que desecó las estepas, empezaron a emigrar masivamente hacia Europa. Según la arqueóloga M.Gimbutas, partiendo del Sur de las estepas de la actual Rusia, Bielorrusia y Ucrania, se extendieron en tres grandes invasiones, la última de ellas hacia 3000-2800 a/C.

De la “Gran Enciclopedia Larousse” extraemos: Comparación entre la cultura Europea pre-indoeuropea y la cultura de los Kurganes (Según Marija Gimbutas).

 

CULTURA DE LA ANTIGUA EUROPA CULTURA DE LOS KURGANES
Economía: Agrícola (sin caballo),sedentaria. Economía: Pastoril (con caballo)
Hábitat:Grandes aglomeraciones De pueblos y ciudades. Hábitat: Pequeñas poblaciones con casas subterráneas.
Estructura social: Sociedad igualitaria, matrilineal. Estructura social: Sociedad Patriarcal, patrilocal.
Ideología: Pacífica, artista, mujer creadora. Ideología: Guerrera, hombre creador.

 

Del libro de Andrés Ortiz-Osés, “El inconsciente colectivo vasco” hemos sacado:

“Podría decirse, ciertamente de un modo general pero no obtuso, que, mientras la religión matriarcal-agrícola se correlacionaría con el comunismo libertario, la religión patriarcal se correlaciona de hecho con el Estado indoeuropeo, el cual sitúa al frente de su panteón político-religioso, junto a un dios Padre (Zeus), el garante de su ley -ley patriarcal que, como ha dicho García Calvo, emerge del sometimiento de la experiencia matriarcal-femenina de la vida (en Qué es el Estado, La Gaya Ciencia).

Frente a la madre-mujer como eje de consaguinidad y heredad, la cultura indoeuropea establece al padre (palabra, por lo demás, indoeuropea) como eje de la vida familiar y político-social. En lugar de las diosas de la fertilidad y fecundidad (ritos agrarios y de sexualidad), el dios patriarcal-racionalista. Finalmente, en lugar del cultivo femenino, del agro, el cultivo masculino del campo con tecnología falico-agresiva, superproduccionismo y ganadería (que viene de «ganancia», y que se remite al vocablo indoeuropeo «pecu») Como afirma Rodríguez Arados, el heroísmo caballeresco (no en vano el caballo es típicamente indoeuropeo) suplanta al naturalismo, del mismo modo que la divinización del cielo y del sol suplan­tan a la vieja divinización de la tierra y la luna. Una sociedad guerrera belicosamente jerarquizada se enfrenta, pues, a lo que Humboldt consideraba como la medula de la nación vasca: los labriegos. Thomson ha estudiado para Grecia el paso del primitivo concepto de «destino terraceo» (suerte/sorteo de campos) al de ley política (abstracta).

Creo que podríamos establecer una diferencia entre matriarcalismo agrario y patriarcalismo «ganadero» del siguiente modo: mientras que la primera mentalidad es arcaico -circular o cíclica- (los ciclos de la naturaleza), la segunda es histórico-lineal o progresionista" Andrés Ortiz-Oses

He aquí por tanto un momento clave de la historia mundial. Para muchos historiadores, sociólogos o antropólogos representa el inicio de una época que aún persiste en la actualidad bajo otros parámetros pero idéntica en esencia.

“Las dagas de bronce, las alabardas, los mazos y las hachas de guerra y las flechas de puntas de pedernal encontradas en numerosos sitios arqueológicos, junto con los ídolos masculinos, permiten seguir con exactitud las rutas de aquellos indoeuropeos. A partir de entonces se notan cambios profundos en los registros arqueológicos: aparecen muchas armas, pero desaparecen el sistema de símbolos y el arte de la Antigua Europa neolítica; se nota el hundimiento de la agricultura y el auge de la ganadería, la decadencia de las ciudades y el aumento del nomadismo; la abundancia de los ídolos masculinos y la desaparición de las representaciones de la diosa”. Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”

"El arma de bronce, la espada, el puñal, el hacha de guerra van a reducir todo ello a la nada, y si bien los conquistadores utilizarán los dólmenes (construidos hacía siglos por los antepasados de las poblaciones ahora conquistadas) para enterrar a sus propios jefes, abatirán las estatuas-menhires. (...)Ahora bien, las poblaciones autóctonas, aun las más pacíficas, no se dejaron reducir voluntariamente por aquellos guerreros más experimentados que ellos. Y así, a comienzos de la Edad de Bronce se encuentran diseminados por toda Europa Occidental huellas de combates, restos calcinados, cuerpos atravesados por flechas, y sobre todo la preponderancia de una civilización muy diferente a la anterior” J.C.Perpere, “Les Pierres qui Parlent”.

“Y con el surgimiento de una sociedad jerarquizada, sobrevino la lucha por el rango jerárquico, por la hegemonía y por su mantenimiento, la rivalidad entre grupos e individuos, la obediencia jerárquica y el dominio masculino.

Los jefes, al haber adquirido el poder por medios violentos (no por vía matrilineal), su autoridad no estaba legitimada, ni tenía origen Divino, por lo que no serían reconocidos automáticamente.

Consecuentemente tendrían que recurrir a la violencia para afianzar su autoridad; para conseguir sus fines; como mecanismo de promoción social; por rivalidad; para sofocar las luchas intestinas por el poder. Y se legitimó por tanto las espantosas guerras y los constantes enfrentamientos.

Y así los déspotas habían de apoyarse en la fuerza militar, muchas veces reclutada de forma obligatoria, haciendo uso ¿legítimo? de la coerción física, para imponer la ley y el orden. Y hacían la guerra para conquistar otros pueblos y así poder acceder a las materias primas y para posesionarse de los bienes ajenos; para avasallar a los pueblos vecinos e imponerles las propias creencias; para defenderse de enemigos que saqueaban sus propiedades y que a pesar de sus defensas, terminarían al fin siendo derribados y sustituidos por otros.

Y como en las batallas aumentaría la sangría demográfica, resultaría imprescindible muchos descendientes, por lo que las máquinas humanas femeninas estarían esclavizadas ocupadas (embarazadas) en satisfacer los deseos masculinos, para que los ejércitos pudiesen hacer frente al fenómeno cultural de la guerra.” Francisca martín-Cano.

Y aunque no podemos hablar de cambios radicales, es decir, de la noche a la mañana, si es verdad que progresivamente, y a medida que los pueblos patriarcales se iban expandiendo por Europa, irán a la par desapareciendo las antiguas sociedades de “la cultura de la celebración de la vida”

“Durante la larga transición entre la matrística y la generalización del patriarcado, como dice Riane Eisler, hubo formas, normativas, instituciones que resultaban de los pactos entre los dos modos de vida, que reflejaban la correlación de fuerzas en cada situación y en cada momento. Las mujeres, explica también Eisler, siempre fueron propicias a la negociación para evitar las guerras y las muertes. Según Bachofen, la primera forma de matrimonio, el matrimonio demétrico, fue un pacto propuesto por las mujeres para paliar la violencia sexual de los hombres. Hubo quienes optaron por la guerrilla (las amazonas), hubo gobiernos matriarcales que levantaron murallas en torno a sus ciudades. La transición no fueron unos cuantos años ni unos cuantos siglos: fueron, según los lugares, entre 3 mil y 4 mil años, con tiempos de guerra, treguas, tiempos de paz pactados con fronteras, situaciones de coexistencia y de vecindad; hasta que el antiguo modo de vida fue quedando en zonas muy aisladas (como en el Caribe hasta el siglo XV d.c.) o en las catacumbas (cultos a la diosa, brujas, etc.)” Casilda Rodrigañez, “El asalto al hades”.

Según Francisca Martín-Cano la instauración del matrimonio patriarcal tenía como consecuencia:

(a) - El establecimiento de la herencia patrilineal, por lo que la propiedad del suelo cultivable pasaba a los hijos varones. Por ello la mujer dejó de ser dueña de los frutos del campo y ya no podía autosostenerse económicamente.

(b) - Al perder la mujer su valor económico, sólo se la valoraba en su función de esposa y madre de muchos hijos. Dado el exclusivo papel de procreadora que la esposa tenía en la familia patriarcal, estaría siempre embarazada. Así que los esposos acudirían a otras mujeres para que les proporcionasen placer, con lo que la demanda de prostitutas incrementaría la oferta. Comenta Kneissler en (1993, 64) de la sociedad patriarcal griega: "Cuando no estaban embarazadas, los maridos se limitaban a cumplir desapasionadamente tres veces al mes con sus deberes conyugales." [Se sabe que en Atenas, se estableció la institución del matrimonio y la familia patriarcal, por primera vez, en época de Cecrops. El hecho se cuenta como castigo a las mujeres atenienses, tras Atenea haber dado nombre a la ciudad, en su contienda con Neptuno / Poseidón. Para calmar al derrotado Neptuno que quería darle su nombre, Cecrops, padre de Atenea, tomó la decisión, según los autores de la Enciclopedia Espasa, Tomo 33 (1988, 1005) (que citan a Giraud-Jeulon) de castigar a las mujeres: "... y entonces, para desagraviar al dios se impuso a las mujeres los siguientes tres castigos: a) se les quitó el derecho de votar; b) se prohibió que en adelante los hijos llevaran el nombre de sus madres y c) despojarlas del título de ciudadanas, de manera que quedaran reducidas a ser meras esposas de los atenienses." Decisión, que muestra el mecanismo psicológico que castiga a las mujeres para quitarles el poder. A partir del castigo patriarcal, los hijos llevarían el nombre de sus padres varones (patrilinealidad), cuando antes llevaban los de sus madres (matrilinealidad). Lo que traduce la institución del matrimonio y de la familia patriarcal].

(c) - Además, a principios de la época histórica, aún pervivían costumbres de gran libertad sexual femenina, vestigio del matriarcado. Dada la consideración de valor sagrado que tenía el acto sexual en la antigüedad, considerado un acto de Fertilidad, no estaba todavía limitada la sexualidad femenina, si aún no había llegado al matrimonio. Por lo que en principio, no se exigía la virginidad femenina antes del matrimonio y podían prostituirse para ganar dinero.

(d) - Por otro lado al establecerse el matrimonio a cambio de una recompensa, para que un varón sostuviera a su pareja, se exigió la dote a la novia, exigencia que manifiesta su consideración desvalorizada. Dado que los padres no asumían el pago de la dote, la mujer tuvo que ejercer la prostitución, como única vía que le permitía la ocasión de autoproporcionársela. Y de ahí que el ejercicio de la prostitución no le impidiese contraer ventajosos matrimonios [como aseguraba Plinio en referencia de Sechi (1993, 297)] y que a los occidentales tanto asombraba”.

“En Oceanía, al igual que en el resto del universo, también se dio la revolución patriarcal, y los varones se apropiaron de las funciones femeninas. Por ejemplo se apropiaron de las prácticas que las Sacerdotisas realizaban en las ceremonias religiosas. Apropiación masculina que se codifica en mitos, como apropiación masculina de instrumentos musicales. Y apropiación existente en regiones tan alejadas como en Grecia, donde Apolo se apropió de la lira de las Sacerdotisas Délicas y Pan se apropió de la flauta siringa de la Ninfa Syrinx / Siringa (y a partir de entonces la siringa pasa a denominarse flauta de pan). También se apropiaron de los instrumentos de música que tocaban las mujeres, en regiones americanas, donde los Xinguanos amazónicos, se apropiaron de las flautas femeninas. E igual ocurrió en Colombia, Brasil, en regiones de Tierra del Fuego y en Australia, donde los varones se apoderaron de los bramadores, objetos que estaban, según afirma Husain en (1997, 22): "... antaño bajo la custodia de las mujeres, hasta que les fueron arrebatados por la fuerza o un timo." Francisca Martín-cano, “Culturas de Oceanía: Manifestaciones artísticas prehistóricas y primitiva arqueología”

“En contra del “muttertum” y de la reproducción grupal, se instaura el concepto de linaje, de relación vertical individual, y se fijan las reglas de la jerarquía familiar, de la transmisión individual y vertical de la propiedad, etc.; el hijo no es la criatura de las entrañas que pertenece (en sentido de procedencia por lugar físico) al grupo de la madre, sino el “filium”, el que es elegido porque sigue al padre. En la familia patriarcal la madre “pertenece” al padre, y esa “pertenencia” es con sentido de propiedad, y su destino es reconocerle como su superior y seguir sus órdenes, heredar sus bienes y seguir el desarrollo del patrimonio” Casilda Rodrigañez.

“Entre los romanos la palabra familia ni siquiera se aplica a la pareja conyugal y a sus hijos, sino tan sólo a los esclavos. Famulus quiere decir “esclavo domestico”, y familia es “el conjunto de esclavos pertenecientes a un mismo hombre”. En los tiempos de Gayo la familia, id est patrimonium (es decir, herencia), se transmitía aún por testamento. Esta expresión la inventaron los romanos para designar un nuevo organismo social, cuyo jefe tenía bajo su poder a la mujer, a los hijos y a cierto número de esclavos, con la patria potestad romana y el derecho de vida y muerte sobre todos ellos” WWW.salvajistas.tk

“Para fijar las leyes, el hombre desplegó un astucia increíble: inventó un ser todopoderoso, dueño y señor de todo cuanto existe; su inexistencia se camufla en su intangibilidad e invisibilidad, que a su vez se justifican porque habita en las alturas; no se le ve porque reina en los cielos (esta metáfora tan ingenua, que parece lo de la cigüeña que trae a los niños, perdura hasta nuestros días). Este personaje al que le debemos la existencia porque nos ha creado y nos da el aire y el alimento y todo cuanto existe, porque todo es suyo, nos indica lo que hay que hacer y como hay que vivir: nos da las leyes (véanse las mitologías hebreas (Yahvé) o mesopotámicas (Marduk) o griegas (Zeus)).” Casilda Rodrigañez.

"Zeus, Javhé y todos los dioses masculinos juntos lograron destronar y expulsar a la Gran Diosa y nació una mestiza: la cultura y la civilización griega, representada por Apolo, dios de la razón. Los mitos griegos, como abanderados de esta nueva civilización, reflejarán a nivel simbólico este vuelco cultural, social y político". Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”.

La civilización griega debe ser desterrada de nuestro imaginario como origen de la sabiduría. Como hemos comprobando hasta ahora, muchos miles de años antes ya existía una cultura mucho más avanzada y universal que la helénica y que además no necesitaba de esclavos ni de guerreros para mantenerse. La mitología Griega está elaborada con retales de saberes y creencias muchos miles de años anteriores a la elaboración de esos famosos mitos. Estos saberes y creencias (de los cuales hablaremos más adelante) tienen su origen, como poco a poco se irá descubriendo, en los pueblos aborígenes europeos. Más tarde, los griegos y otras culturas guerreras readaptaron la milenaria cosmovisión indígena y distorsionaron su contenido (pues su conocimiento les llego fragmentado), simbolizando metafóricamente en sus mitos el triunfo de la revolución patriarcal sobre las condiciones de vida anteriores, en las que la mujer tenía un protagonismo social que en modo alguno se corresponde con lo que nos quieren hacer creer los libros de historia.

Javier de Hoz, en la introducción a la edición de “La Iliada” de Espasa Calpe, explica que esta obra fue una empresa publicitaria encargada por el rey de Micenas para ser recitada en el ágora. Se trataba de erradicar la memoria social todavía existente en el último milenio a.c., acerca de la sociedad humana pre-patriarcal; memoria que se mantenía con cuentos y coplas transmitidos por tradición oral. La escritura, la literatura escrita, en manos de los poderosos, aparece así para fijar la versión de la historia que da la vuelta a las guerras y a las conquista que aniquilaron la sociedad matricéntrica”. Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”.

“Metis es la diosa preolímpica de la sabiduría. Fue la primera esposa del dios del cielo, Zeus. Este la engaño haciéndola muy pequeña y tragándosela cuando ella estaba embarazada de Atenea. Sólo después de haberse hecho adulta, Atenea surgió de la cabeza de su padre ignorando totalmente que tenía una madre” (Itsaso Colina Olabarria, “Atenea o la niña que perdió su ombligo”)

Según R.Graves “el tema principal de los mitos griegos es el modo en como las mujeres se convirtieron de seres sagrados en esclavas, gradualmente, a lo largo de la historia”.

Sobre la antigüedad del pueblo griego Villar afirma: "Por otro lado que los griegos son un pueblo indoeuropeo está fuera de toda duda, si bien no voy a demostrarlo, pues ya lo está lingüísticamente en los estudios de gramática. Sin embargo, ni son los habitantes autóctonos de Grecia ni siquiera los primeros indoeuropeos que llegaron a estos lugares: no son la población neolítica que allá el 7000 a. C. habitaba Grecia, sino que llegaron a ella hacia el 2000 a. C. en plena Edad del Bronce. El final del III milenio se asocia arqueológicamente con una fuerte destrucción en la Argólide y el Ática, marcada por el incendio de los asentamientos existentes; estas destrucciones son también visibles en Troya II, en el sur de Anatolia (en Beicesultán) e incluso Palestina. Tales destrucciones suponen una ruptura, ya que hay cambios en todos los órdenes. Se suelen asociar a la llegada de dos pueblos inmigrantes de forma paralela, hablantes unos de una forma primitiva de griego para Grecia y hablantes otros de lenguas anatolias (luvita, hetita y palaíta; el imperio hetita parece nacer hacia el siglo XVIII a. C.)".

Por su parte, Arnaiz y Alonso afirman: “La invención del mito de Grecia (toda la cultura viene de Grecia) en el siglo XIX por Alemania, Inglaterra y otras potencias occidentales no mediterráneas, ha ocultado el antiguo patrimonio circum-mediterráneo en el que hubo durante milenios un flujo genético y lingüístico entre los pueblos ribereños y de oriente Medio, incluido el Caúcaso” “Caucásicos, turcos, mesopotámicos y vascos”.

Por lo tanto no es casualidad que esta sociedad actual, tome como ejemplo a Grecia ("toda la cultura viene de Grecia") y la eleve a mito, pues representa la consolidación en Europa de una nueva era que se prolonga hasta la actualidad: La Era Patriarcal y guerrera. El sistema de creencias sufrió un vuelco y los mitos fueron suplantados o cambiados de significado.

“En la antigua Europa, el color negro significaba el humus fértil y la vida (así queda también reflejado en el euskera), mientras que el blanco denotaba la palidez del hueso y de los cadáveres, es decir, la muerte; en adelante sería al revés. El Toro estaba relacionado con la luna y la regeneración (con la diosa), pero en adelante significará la fuerza y el poder del dios masculino (Zeus). Y, como relata el viejo mito, Zeus-Toro raptó a Europa”. Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar. “

"Y el mismo origen etimológico (“ma”) tiene la voz latina “mas-maris” que, casualmente, no significa “hembra”, como hubiera parecido lógico, sino “varón”, “macho”. Es decir, que incluso el nombre para designar al hombre es un derivado de un nombre de mujer. Ya lo vimos al referirnos a la voz cantabro-vasca “ander” (señora), que sin embargo se ha convertido en griego en “varón”, “hombre”.” J.M. Rivero Meneses, “Cantabria cuna de la humanidad”.

“Según Arnaiz y Alonso, y según su estudio basado en las grabaciones en estelas funerarias neolíticas (...), Anderea en el vasco actual es mujer; y en el griego actual es hombre. La coincidencia del andrea vasco y el andrea griego nunca me había llamado la atención, pero tras descubrir el parentesco entre el vasco y el minoico, la pregunta es: ¿tiene esto algo que ver con lo que dice Moia de que en la literatura griega clásica, se traduce sistemáticamente “madre” por “padre”? En el euskera de las estelas neolíticas jaune es señora; y en el euskera que hoy se conoce, es señor. ¿Acaso este cambio acontecido en algún momento después del Neolítico, se debe a lo mismo que el cambio entre el griego antiguo y el moderno? ¿Son transferencias del significado de los símbolos que acompañan a la construcción del orden simbólico patriarcal, que no pudiendo prohibir la voz de las gargantas trastocan su significado? ¿Tiene este cambio algo que ver con el surgimiento de esa forma de existencia, en la que según palabras de Lea Melandri, el existir de la mujer se hallase ya incluido en una forma de existencia (mujer, madre, hija, etc.) que la niega en cuanto a mujer? ¿En la que ser madre significa existir y usar el propio cuerpo en función del hombre?”. Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”.

Por lo tanto he aquí el inicio del patriarcado. He aquí el inicio de la guerra y de la conquista como motor de la historia. He aquí el inicio del imperialismo a gran escala, del racionalismo cultural, de la destrucción del medio, del militarismo, del sometimiento de las culturas indígenas, etc, etc, etc... En definitiva, he aquí el origen de la civilización que padecemos.

2) LA MITOLOGÍA CLÁSICA COMO SISTEMA DE PROPAGANDA PATRIARCAL

 

“Con la revolución patriarcal, los nuevos soberanos déspotas buscaron el apoyo de los Sacerdotes y poetas para que diesen fundamento religioso a su ideología política, les ayudase a gobernar con normas morales y legitimase sus acciones agresivas y su poder absoluto. Y así se llevó a cabo la reforma religiosa, creando y divulgando mitos, usados con la expresa función de propagar la ideología patriarcal. Francisca Martín-Cano

 

“Los nuevos mitólogos dieron nuevas explicaciones míticas del mundo que destruían, neutralizaban y falseaban los originales mitos y adjudicaban el papel dominante a lo masculino. Se dieron nuevas explicaciones con una mitología adaptada a sus aspiraciones, basada en la dominación masculina sobre las mujeres, defensora de la guerra. Se exaltó el Principio masculino y las Divinidades masculinas ejercían un poder exigente, que dominaba sobre todas las cosas, que reafirmaban el modelo patriarcal, otro mecanismo que explica la pérdida del poder femenino y que contribuyó a la evolución de la sociedad al patriarcado.

Los nuevos mitos aportaban claves útiles para la existencia, servían para imponer, amparar y mantener una situación de superioridad masculina, modelaban conductas diferenciadas de cada sexo y servían para subordinar, someter y disciplinar a las mujeres, para justificar el orden impuesto y para asignarle una base moral.

Y justificándose en la religión que permitía la guerra, como cumplimiento de indicaciones Divinas y amparándose en la misión grandiosa de extender su religión y convertir a todo el universo, los déspotas la imponían sobre otros pueblos con sus ejércitos y se sentían legitimados para cometer los peores crímenes y crueldades. Leemos, en referida al nacimiento de una de tantas mitologías de guerra: "... mitología de guerra divinamente autorizada." (Campbell, 1994: 208).

Y desde el momento de la conquista de una región, los nuevos gobernantes exclusivamente divulgaban los mitos, el arte a su servicio y otros sistemas de propaganda política CON UN FIN ALECCIONADOR, como estrategia complementaria, para modelar las ideas que les interesaba prestigiar (y lograron) imponer, en los que se daban modelos centrado en la violencia y la fuerza, en la jerarquía y el dominio patriarcal. A partir de entonces la religión es intolerancia.

De las narraciones y poemas griegos leemos: "... desarrollan una teología que influirá profundamente en la especulación posterior, dado que se convirtieron en obras aceptadas por todos los griegos, conocidas y aprendidas desde la infancia y que sirvieron para homogeneizar las creencias..." (Díez de Velasco, 1995: 270).

A medida que las civilizaciones patriarcales fueron aumentando su poder, extendieron sus creencias, sus postulados, sus mitos, sus sistemas religiosos y filosóficos sobre otros pueblos de manera violenta, y a la par se modificaba la sociedad, se dejaba de disfrutar de libertades individuales y aparecía la esclavitud y subordinación humanas y la guerra.

Influyeron de forma poderosa en la mente humana y en muy pocos siglos, junto con los otros medios de comunicación, transformaron las mentalidades y aniquilaron los valores de la sociedad matriarcal y contribuyeron a su evolución hacia el patriarcado.

Hoy día, sabemos que los mitos, en los que una enorme mayoría de personas cree y ha creído ciegamente, son una invención humana, pura fantasía sin fundamento racional. Pero siguen perviviendo estos conceptos aunque queden invalidadas por el conocimiento científico. (Con algunas excepciones como es el caso de la creencia en occidente del mito de la creación del ser humano directamente por Dios, a Adán a imagen suya y a Eva "Madre de Todos" de su costilla, creencia invalidada por la teoría evolucionista, que pocos habitantes de nuestra cultura creen ya).

Generalmente, la creencia en los mitos sigue actuando en las conciencias humanas, sin que se oponga resistencia a sus mensajes. En ese sentido son muy importantes porque hablan en imágenes de gran carga pedagógica e instructiva que penetran muy profundamente. "Los mitos son metáforas de la potencialidad espiritual del ser humano, y los mismos poderes que animan nuestra vida animan la vida del mundo." (Campbell, 1991a: 54).

Los mitos son relatos sobre figuras legendarias que relatan historias en los que se cifran de forma simbólica los papeles sociales de una determinada sociedad, las categorías y el conocimiento del mundo. Unos atañen a las prohibiciones, otros dan explicaciones del Más Allá, otros describen cómo fueron hechas las cosas y por qué son como son e imponen sanciones sobrenaturales.

Los mitos siempre tienen una FINALIDAD:

—Ya sea la de poner fin a ciertas costumbres indeseadas o sirven para evitar padecimientos, como por ejemplo se inventa un mito para prohibir comer de un animal bien porque esté enfermo o bien porque no sea rentable su cría cuando es desproporcionada la relación entre costo y beneficio.

—O se construyen mitos para permitir la catarsis ante situaciones conflictivas o para dar la posibilidad de revancha o para ofrecer una posibilidad de expresión.

—O se inventan mitos para desacreditar ciertas conductas y prestigiar otras.

—O se inventan por cuestiones económicas e intereses de estado, que la religión favorece.

Su FUNCIÓN en una determinada cultura es:

—Revelar modelos y simbolizar con metáforas ciertas ideas abstractas, ciertas creencias sobre lo que el mundo dice a la humanidad. Son una historia moral con una envoltura pedagógica, un código mítico que da amparo legal a ciertas conductas humanas y modela las pautas a seguir.

—Al considerar cualquier elenco de mitos, jamás debemos olvidar una cosa: que se originan como hierofanías, fábulas que -siempre transmitidas oralmente- explican los orígenes del mundo, de la raza humana y de los dioses, y que con frecuencia sientan los parámetros de la conducta humana hacia estos últimos. (Rutherford, 1994: 34).

—Actúan como sugestiones, como una fuerza operativa que condiciona la realidad y sugiere lo que se ha de pensar respecto a la vida y a los Dioses. Constituyen los mecanismos de control social.

Así que el mito es un POTENTE Y SUTIL MEDIO DE ADOCTRINAMIENTO junto con el arte, las leyendas, la literatura y otros medios de comunicación típicos de cada cultura, que influyen en la visión inconsciente, moldean las actitudes y hacen que se acepten las normas. En general, los mitos:

1) Reflejan costumbres o dan modelos de comportamiento para cada sexo en la sociedad, según el modelo cultural vigente en un momento histórico.

2) Se prestigian o critican ciertas conductas y propone pautas de conducta, lo que influye poderosamente en el proceso de adquisición de los patrones culturales.

3) Se refieren a algún aspecto de la Naturaleza cíclica coincidente con un hecho astronómico.

4) Incluyen algún proceso histórico: emigración, invasión, lucha entre pueblos...

Pero en toda tradición mitológica —y esto es aún más cierto en el caso de los celtas—, hay que preguntarse siempre si el mito no recubre una cierta realidad histórica, sea por proceso de evemerización, sea porque el mito, para resultar comprensible y transmisible, debe encarnarse, materializarse tanto en la ficción como en la historia. (Markale, 1989: 67).

Es evidente que un mito se cifra en términos diferentes, si está condicionado por los valores de una sociedad en la que lo femenino juega un papel importante que si está subordinada: cada sociedad presenta unos hechos según la ideología que defienden.

Los mitos inventados por las mitólogas desde la Prehistoria, estaban centrados en la Naturaleza, adjudicaba la victoria al Principio femenino, reafirmaban el modelo matriarcal y reflejaban la sociedad en su arcaica existencia real y pacífica. Y así la religión primitiva seguía el modelo social de la Gran Diosa Madre Naturaleza, que ejercía un poder Pacífico y de Protección sobre sus hijos, a los que procuraba suficientes alimentos.

Pero los mitos inventados por los mitólogos del patriarcado, fueron usados pedagógicamente como sistema de propagando que divulgaba la ideología patriarcal y modificaron la sociedad anterior.

De los mitos de la civilización de Mesopotamia, tras la revolución patriarcal, leemos: "...en la civilización de Uruk, se observa por el contrario la instauración de un poder masculino personal. Éste no pudo imponerse más que después de una larga lucha contra el poder matriarcal establecido, poseedor de las tierras. Tal lucha fue indicada claramente en la epopeya (espos) babilónico de la creación el Enuma Elish." (Laviosa, 1977: 63)

Algunas estrategias míticas patriarcales para erradicar el culto a Diosa

En los más antiguos mitos patriarcales de diferentes regiones, se observan una serie de estrategias para modificar las ideas anteriores.

[ Cambio de género de la Divinidad que culminaba el panteón ]
La primera estrategia patriarcal de los mitólogos y mitógrafos patriarcales fue la de elaborar mitos de exagerada ideología patriarcal, modificando el sexo de los protagonistas míticos que culminaba el panteón. Y a partir del patriarcado, las Divinidades masculinas son las juegan los papeles dominantes y a las que se les adjudican las funciones naturales de la Diosa Madre: se apropian y usurpan sus funciones naturales (por ejemplo Dionisios / Baco, Apolo, Zeus / Júpiter). O simplemente se les cambia el género a la Diosa, y sus sustitutos conservan, a veces, incluso el mismo nombre (Por ejemplo Mitra o Sin, que antes de ser masculinos, eran Diosas).

Mientras que la Gran Diosa Madre, Origen de la vida, encarnación de la Naturaleza, fue rebajada a Diosa secundaria. Y las figuras femeninas sufrieron cambios de poder en las narraciones. Algunas fueron convertidas en hijas o esposas o en amantes o hermanas de las Deidades masculinas y quedaron unidos al padre. O se les adjudicaron los nuevos valores femeninos subordinados característicos del patriarcado, que inducía por modelamiento (servía de modelo) la conformidad de las conductas: asumieron durante algún tiempo funciones de entretenedoras, objeto ya al servicio masculino. O su poder declinó hacia una naturaleza terrenal, relacionada con el ama de casa. O adquirieron características de intercesión, con cualidades "femeninas" como compasión, clemencia y humildad.

Hacia el final de la Edad del Bronce y, con más fuerza, en el amanecer de la Edad del Hierro (alr. 1250 a.C. en Levante), las antiguas cosmologías y mitologías de la diosa madre fueron transformadas radicalmente, reinterpretadas, e incluso en gran medida fueron suprimidas por aquellos repentinos intrusos, los guerreros tribales patriarcales, cuyas tradiciones han llegado a nosotros fundamentalmente en el Antiguo y el Nuevo Testamento y en los mitos de Grecia. (Campbell, 1992: 24).

En aquellos tiempos remotos, los griegos primitivos adoraban sobre todo a la Gran Madre, la Madre tierra, llamada Gea. No fue hasta el siglo VIII a. C. cuando Homero convirtió a Zeus en el padre supremo de una extensa familia olímpica regida según los cánones de la aristocracia patriarcal.

Casi al mismo tiempo que Homero, Hesíodo creó una teogonía, esto es, una historia donde se relata el origen de los dioses (Vandenberg, 1993: 78).

Son ejemplos los mitos de las Diosas Walkirias escandinavas o las Diosas Apsaras hindúes, que sufrieron un cambio de función: en principio eran Grandes Diosas de la Naturaleza, según lo evidencias sus atributos y títulos: Diosas del Destino que tejen el hilo de la vida y la cortan con sus tijeras cuando deciden (asociada a Escorpio, arácnido que teje y con su aguijón mata). En el patriarcado los mitólogos las convierten en servidoras de los muertos en batalla y en objetos de placer.

Es un mito que además manifiesta su tergiversación por intereses políticos. Cuando las políticas de los estados consideraron conveniente hacer uso de las guerras para lograr sus objetivos expansionistas, ilusionaron a los soldados para atraerlos a la defensa de sus intereses y les reforzaron la muerte violenta y heroica en el campo de batalla, con la esperanza de los placeres que iban a disfrutar de en el Paraíso con las Walkirias. Así el mito promete a los que mueren en batalla la inmortalidad y el disfrute de placeres ¡Divinos!

Con ello se dio nacimiento a las religiones de fuerte espíritu patriarcal, que produjo modificaciones machistas de la sociedad.

[ Desacreditaron las funciones de la Diosa ]
Otra estrategia que contribuyó a la modificación patriarcal, fue la de desacreditar las funciones que la Diosa había detentado. Y también se desacreditaba las antiguas ideas y se castigaba a las mujeres que las defendían, como estrategia manipuladora para imponer las nuevas ideas patriarcales, además de derrocar a la Diosa: "... ejemplo de "política religiosa", por la cual las divinidades de una cultura anterior conquistada se convierten en los demonios de la nueva." (Husain, 1997: 22). "Los valores emanados de lo femenino, del ancestral culto a la Magna Mater, fueron relegados, cuando no perseguidos y destruidos con toda la saña de lo odiado y temido a la vez." (Atienza, 1991: 392).

Por ejemplo las funciones Legislativas de la Diosa, que daba normas y castigaba a los infractores de sus leyes, en los panteones patriarcales se convirtieron en Diosas de la Venganza, que personificaba todo lo malo: los vicios, la guerra, la peste, el fraude, la miseria,... muestra de la evolución al patriarcado.

Un ejemplo es el de las Diosas Furias / Erinias, Juezas que castigaban tras juzgar a los delincuentes: "representantes de la antigua ley matriarcal" (Espasa, Tomo 33, 1988: 1005), a partir de Esquilo se convierten en personificaciones morales de carácter repulsivo, en seres horripilantes y demoníacas (Espasa, Tomo 25, 1988: 247).

Otro ejemplo es el de las Diosas Harpías (arpía animal similar a buitre, arpa instrumento de música asociada a Lira / Buitre). Se consideraban que eran juezas que habitaban en las islas Estrofadas y juzgaban y castigaban a los delincuentes. En la mitología patriarcal, el mito las define como mujeres feas, de mala condición, codiciosas (harpías), cuyas palabras eran cantos de Sirenas que enloquecían a los varones y temidas por su poder de seducción. Ya que con sus cantos al son de harpas, llevaban a los varones a la perdición. Y las convirtieron en personificaciones de los vicios

Y así en la Odisea se narra que Ulises, para huir de la seducción de las Sirenas / para defenderse de los fuertes vientos marinos y de los temporales de primeros de noviembre, se ató al mástil de su barco y se taponó las orejas con cera. (Aparece las Sirenas volando alrededor del Ulises atado al mástil de su barco en una cratera de Vulci).

Y en la sociedad, las mujeres defensoras de las ideas matriarcales y representantes de las Diosas, sufrían el castigo patriarcal y el descrédito. Y así Apolo castigó a la famosa princesa Sacerdotisa profetisa Casandra / Alexandra de Troya, desacreditándola para que sus profecías no fuesen creídas, a pesar de sus aciertos. En una advertía sobre el caballo de madera de Troya.

La Gran Diosa Madre Naturaleza terminó por ser degradada y descalificado su reino
Y finalmente la Gran Diosa Madre Naturaleza, terminó por ser degradada y descalificado su reino, para así revalorizar el Principio masculino: "... el empleo de una estratagema Sacerdotal de difamación mitológica, que desde entonces ha sido utilizada constantemente, principal, pero no únicamente, por los teólogos occidentales. Consiste simplemente en llamar a los dioses de los otros pueblos demonios,..." (Campbell, 1992: 84).

En la nueva mitología se la desacredita y se convierte en Diosa infernal y maléfica / de las Tinieblas / Principio del Mal que es vencida por la luz del sol y se la culpa de ser la causa de la introducción de mal en el mundo.

La morada de la Gran Diosa tierra, en todos los panteones, era el Mundo Subterráneo / el Mundo de la Muerte / el Abismo / el Seno de la Diosa en donde se producía el renacimiento de la semilla y la resurrección de los difuntos / el Paraíso Terrestre, de donde la Diosa era soberana / por donde desaparecen las constelaciones, el sol y la luna del cielo nocturno, en la nueva mitología esta morada el Scheol / Tártaro (todavía llamada Belial en el Antiguo Testamento de Belis = Soberana) / el mundo de las Tinieblas y se descalifica como el Infierno a donde iban las almas merecedoras de castigo.

Y termina dando género masculino al Espíritu / Principio del Mal que es destruido por el del Bien. Y el Principio vencido pasará a llamarse: Ahura-Daeva, Angra Mainyu, Ahriman, Satán, Armany (Hungría), Daeva, Lucifer,...

Y dada la correlación entre los mitos y la realidad económica y social, al perder importancia el Principio femenino y su papel activo, se modificó igualmente la importancia femenina en la vida económica, se produjo un cambio profundo en la estructura social y sobrevino la sociedad patriarcal.

[ Invento de mitos protagonizados por guerreros para imponer valores machistas ]
A partir de la promoción de los valores patriarcales, el antiguo héroe-paredro mortal (Divinidad inferior del que la Diosa se enamoraba, al que imponía reglas y que se autocastraba, moría como semilla y la Diosa resucitaba) pasó a convertirse: en una divinidad masculina solar.

En la nueva mitología, el paredro se convierte en un héroe Salvador, identificado en la visión patriarcal con el sol, al que se le atribuye todo tipo de hazañas y acciones agresivas, modeladoras de los nuevos valores guerreros.

Los mitólogos patriarcales inventaron mitos que suelen adoptar la forma de epopeyas protagonizadas por varones que viajan en busca de algún objeto valioso, o para colonizar un nuevo territorio, o con cualquier otra excusa, para mientras tanto, en diferentes episodios, ir prestigiando los nuevos rasgos patriarcales arquetípicos, que iban a impregnar a la sociedad y a la par se iban desacreditando los valores femeninos, así como su resistencia a la conquista. El viaje de los héroes termina con la fundación de un imperio y el aniquilamiento del poder femenino.

Sol-héroe Salvador que se apropia de los símbolos y funciones de la Luna-Diosa Salvadora, le arrebata sus facultades de Fertilidad y protagoniza epopeyas como fábulas que narran sus aventuras durante su vida errante, sus encuentros y enfrentamientos con monstruos y dragones.

Asesinato de mujeres-monstruos: enmascara la lucha contra el poder femenino y la conquista de regiones donde reinaban
 

En todos los casos, las epopeyas se desarrollaron mezclándose historia con la leyenda y los enfrentamientos tienen tanto una explicación doctrinal-histórica como otra astronómica.

— La explicación doctrinal-histórica de las aventuras de los héroes, es que se refieren a la emigración violenta-invasión patriarcal de regiones, en las que gobernaban reinas Sacerdotisas, mientras se van prestigiando diferentes tipos de conductas agresivas.

Ejemplo paradigmático sería las hazañas de Hércules: "... Hércules era más bien un nombre apelativo que propio dado a los célebres negociantes que iban a descubrir nuevos países y a fundar colonias..." (Noël, Tomo 2, 1987: 51).

En esencia los mitos patriarcales, adjudican a los héroes una serie de actos atroces y violentos, que traduce como hazañas heroicas, en contra de monstruos. Con ello se enmascara la lucha contra el poder femenino y las destrucciones y devastaciones de regiones por parte de invasores patriarcales, a la vez que se prestigia el proceso de conquista. (Y que corresponden a veces exactamente a hechos astronómicos y otras a su inversión).

— Y la explicación astronómica del viaje del héroe-sol es que pretende imitar el viaje de la Diosa-Luna en su recorrido por el cielo nocturno, junto con las constelaciones animalísticas.

Explicación astronómica que ya se ha dado al viaje de Rama que se narra en la epopeya Ramayana. "El carmelita padre Paulino de San Bartolomé prueba con muchas razones que no es más que una ficción de geografía astronómica, aunque cree que bajo esta fábula podría ocultarse algún héroe verdadero." (Espasa, Tomo 49, 1991: 488).

Aunque los mitógrafos han interpretado a los héroes como personificaciones solares, que viajan mientras realizan las hazañas de matar monstruos (constelaciones) y pretenden atenerse al hecho de que cuando el sol nace, todas las constelaciones nocturnas desaparecen, no todos están de acuerdo.

En la tesis que he expuesto en detalle en mi estudio sobre siegfried ou lor du Rhin, París, Ed. Retz, 1984. Sostengo, basándome en numerosos documentos, que el abusivamente llamado héroe solar es en realidad un "héroe cultural", un "héroe civilizador" que no tiene fuerza por sí mismo si no se regenera constantemente junto a la Mujer-sol, detentadora real de la soberanía”... Aporta también la prueba de que, ni entre los celtas, ni entre los germanos, hay dios-solar o sol representado en forma de dios. (Markale, 1989: 95).

En realidad, al atribuir al héroe-sol ciertas aventuras basadas en la mitología matriarcal, estarían refiriéndose a su identificación con varias constelaciones, considerados "Pequeños soles": Crátera, Flecha, Can Mayor, Águila y Escorpio (como Divinidades de la Luz, no como personificación del sol).

Existen antecedentes en autores actuales que también denominan "sol" a algunas estrellas muy brillantes. Por ejemplo leemos de la estrella Arctosoura, hoy conocida como Arturo: "... la estrella Arturo, brillante sol del hemisferio boreal, de color variable,..." (Espasa, Tomo 9, 1088: 499). Y también es cierto que en ciertas mitologías históricas se consideraban que había cinco "Pequeños soles", correspondientes a diferentes situaciones de las constelaciones: Can Mayor, Crátera, Libra-Escorpio, Águila y Flecha, por lo que ello estaría en el origen de la equivocación de los mitógrafos patriarcales, que les llevó a identificar a los héroes con el sol.

Los enfrentamientos de los héroes se refieren a varios hechos astronómicos correspondientes a distintas situaciones de las constelaciones consideradas "Pequeño sol", con las que se identifican en el cielo y en relación a las otras constelaciones.

Y así los principales hechos de los protagonistas patriarcales están cifrados en mitos que narran que los héroes en sus viajes de invasión se encuentran con fenómenos y calamidades como torbellinos, escollos, tempestades, huracanes, rayos, sequía y otros fenómenos, que hacían detener su marcha o naufragar sus barcos... o viajan a regiones habitadas por monstruos dañinos con los que se enfrentan.

Estando las calamidades asociadas a diferentes fenómenos atmosféricos, coincidentes con la desaparición por el cielo crepuscular (o la reaparición matutina) de una precisa constelación animalística / monstruo.

Constelación animal que se creía animada por la Diosa en sus diferentes aspectos. Y que eran representadas en la tierra por poderosas Sacerdotisas y amazonas armadas, que al ejercer sus ceremonias sagradas y al actuar de guardianas de sus grutas / Santuarios, lugares de culto a Diosas, se ponían máscaras.

Representantes Divinas que gozaban de gran poder bajo la advocación de la Diosa que les dictaba sus oráculos en sus Santuarios, en donde almacenaban enormes riquezas y formaban parte de los tribunales de justicia, juzgando y castigando a los asesinos y delincuentes y que se opusieron a la invasión patriarcal.

El desacreditar a las juezas y a las Sacerdotisas enmascaradas y calificarlas de monstruos dañinos y horripilantes, servía para justificar las acciones emprendidas por los héroes para eliminar a los monstruos, para así salvar a la humanidad de su influencia.

Y así los defensores y representantes patriarcales encontraban plena justificación para que Hércules o Indra o Rama o Apolo o Perseo o Cecrops (o san Jorge o san Miguel...) destruyesen al demonio / dragón (monstruo femenino asociado a constelación animalística).

(El dragón, como representación del Principio femenino en su faceta que animaba la constelación Dragón que presidía diferentes oficios en la tierra como la metalurgia, es el animal más universalmente perseguido y derrotado. Era representado por las guardianas de los Santuarios de ciudades marítimas, artesanas metalúrgicas, que en la defensa de su territorio, usaban espejos de metales bruñidos como faros que reflejaban los rayos solares y achicharraban / dragón vomitaba fuego).

La interpretación de los héroes como Divinidad solar es patriarcal, pero sus aventuras tienen un fundamento ajeno. De ahí que en algunas ocasiones, los mitólogos patriarcales para hacer al héroe siempre vencedor, invierten, sin saberlo, el hecho astronómico en que se sustentan.

Y así los representantes patriarcales encontraron justificación para robar las propiedades y riquezas de mujeres y maltratarlas, violarlas y asesinarlas. Y con ello arrebatarles su libertad y su autonomía, para así ¡salvar a la humanidad! "Los valores emanados de lo femenino, del ancestral culto a la Magna Mater, fueron relegados, cuando no perseguidos y destruidos con toda la saña de lo odiado y temido a la vez." (Atienza, 1991: 392).

El culpar a la víctima de la violencia patriarcal es un ejemplo típico que demuestra la existencia del mecanismo psicológico de INVERSIÓN MÍTICA para justificar la violencia del agresor. Y que demuestra igualmente la existencia del mecanismo de DESCRÉDITO del modelo centrado en la Naturaleza y amante de la paz por parte de los vencedores patriarcales: las pacíficas mujeres son consideradas las causas de los males. ¡Y de ahí que por considerarla, ser la culpable de la introducción de mal en el mundo, se justificaba las actuaciones masculinas en contra de los derechos femeninos!

[ Hazañas de héroes patriarcales: robo, rapto y desprestigio de conductas femeninas ]
Y así los mitos patriarcales valoran y prestigian ciertas conductas, que encierran la violencia masculina sobre la mujer, del fuerte sobre el débil, como sistema pedagógico que modelaba las conductas reflejadas. Y así sus ¡hazañas! consistían en robar, violar, raptar, asesinar, dejar embarazada y abandonar... a otros seres humanos y bajo la Protección de figuras Divinizadas.

Las ¡hazañas! prestigiadas son del tipo:

a) Robo
Y así los héroes roban objetos como frutos, árboles, jugos sagrados por ser mujeres las dueñas del suelo de cultivo y sus frutos heredados matrilinealmente, así como las profesiones de cultivadora y nutricias / maestras.

O roban posesiones como animales o riquezas femeninas u objetos de adorno o de protección, estando los mismos identificados con los objetos del trabajo femenino, por ser las mujeres las más arcaicas artesanas que los elaboraban en talleres de fabricación de armas y talismanes: cascos, escudos, corazas, fabricación de espejos, instrumentos musicales, trípodes metálicos, horcas (instrumento de labranza con el que se avienta los granos o se hacinan las mieses) o tridentes, esculturas de madera (asociadas a la salud), curtido de las pieles de animales-pergaminos usados para escribir o como vasijas (zurrón) o como vestidos o de los cuernos de animales usados como arados, o símbolo de sus funciones: paladión de su profesión de médica, cinturón de su profesión dirigente, coronas de reina,...

b) Rapto de mujeres
En los mitos patriarcales existen leyendas de rapto de: princesas, Sacerdotisas y reinas. Tanto con la función prestigiadora y modeladoras de tales ¡hazañas! y concreción de la apropiación patriarcal de las funciones que ejercían en la sociedad, como con significado astronómico de sucesión de constelaciones.

Y así frente a los mitos astronómicos matriarcales pacíficos agrícolas, que se cifraban en leyendas que narraban que una princesa identificada con la semilla, desaparecía dulcemente o se quedaba dormida y se despertaba o descendía al Mundo Subterráneo o se montaba dulcemente en un animal, simbolizando el período de enterramiento y muerte de la semilla (período de siembra), los mitos patriarcales narraban que las princesas, como objetos deseables, sufrían una agresión violenta y eran raptadas por un varón o por un animal.

Tras el rapto de las princesas, los raptores y el pueblo patriarcal al que simbolizaban, se apropiaban de la antigua función asociada a lo femenino (el ejercicio del poder político y religioso). Y a la par la Divinidad masculina -que sustituía a la Diosa- se apropiaba de sus facultades Nutricias y Fecundantes.

c) Desprestigio de la respuesta femenina frente a la agresión y a la invasión patriarcal
A partir de la revolución patriarcal se inventan mitos que desprestigiaban la resistencia que oponían las mujeres para impedir el avance de los conquistadores patriarcales, como mecanismo psicológico de descrédito que castiga a las mujeres para modelarles conductas sumisas.

Y los mitos empezaron a reflejar a las protagonistas femenina en actuaciones sumisas o de huida frente a la agresión.

Y así la Tiniebla o la Aurora o el Crepúsculo (personificaciones femeninas) ya no luchan cuando aparecen sus perseguidores (considerados el sol traducido en términos de mitología patriarcal), sino que huyen. Expresando además el hecho astronómico de la desaparición de cualquier constelación del cielo nocturno, justo cuando aparece / nace el sol (amanece). Y que el mito traduce: la Luz vence a las Tinieblas.

d) Desprestigio de mujeres que persistían en sus antiguos ritos
También se desprestigiaron a las Sacerdotisa que persistían en sus antiguos ritos. Y así las leyendas narran que eran castigadas convirtiéndolas en monstruos o rocas o fuentes, por negarse a ponerse al servicio de Divinidades masculinas.

e) Trato denigratorio a mujeres
También abundan los mitos patriarcales que defienden conductas discriminatorias de las diferencias sexuales y prestigian actitudes machistas, que exaltan y revalorizan las conductas por parte de los varones, denigradoras de la mujer y de la Diosa. Todo como estrategia modeladora que ejemplariza que las mujeres aceptan el sometimiento y subordinación masculina.

A partir del patriarcado los mitos narraban que las mujeres se enamoraban de los héroes, pero a diferencia de los mitos anteriores, ellas ya no les imponían reglas, sino que se supeditaban totalmente a los intereses masculinos y ponían a su servicio sus conocimientos y dotes. Y mientras, sufrían sumisamente las infidelidades de su pareja, vejaciones, abandonos, maltratos,...

f) Adulterio femenino castigado
Frente a los numerosos mitos en los que la esposa infiel de un esposo impotente, era inviolable para el celoso y era el amado el que moría y era rescatado por su propia esposa [ahí están las infieles Asertu, Neith,... y sus amantes Baal, Osiris,... son los que mueren a manos del ofendido esposo, El / Elkunirsa, Seth,...], en los mitos patriarcales se presentan siempre a las esposas adúlteras siendo castigadas y asesinadas por su infidelidad, a veces por su propio hijo (matricidio).

g) Embarazo femenino castigado fuera del matrimonio
Si a principios de los tiempos históricos todavía la mujer disfrutaba de libertad sexual y cuando quedaba embarazada se consideraba que su hijo: "... fue engendrado por Zeus, es decir, por un padre desconocido, una característica del matriarcado." (Espasa, Tomo 33, 1988: 1005), en época patriarcal son castigadas si se quedan embarazadas fuera del matrimonio.

Mito de Hércules
Un representante patriarcal mítico, que ha ejercido una gran influencia en la sociedad occidental es Hércules / Heracles. Sus aventuras empiezan narrando que sufrió varios castigos por sus muchos asesinatos, que les fueron impuestos tras ser juzgado por varias Pitonisas del Oráculo de Pito / Delfos.

Con ello nos informa quienes eran las que en principio ejercían de juezas y juzgaban a los delincuentes, muestra del poder femenino aún a principios de la época histórica, antes que la revolución patriarcal negara todos los derechos a las mujeres.

En uno de los castigos impuestos por una jueza fue comprado por la Diosa / reina Onfalia / Omfalo / Ónfala de Lidia que lo obligó a vestirse y trabajar como mujer durante tres años. En otra ocasión la Pitonisa le ordenó que se estableciera en Tirinto como esclavo durante doce años y fue cuando Euristeo, rey de Argos le encargó los doce trabajos.

Pero mientras la reina ONFALIA HABÍA TRATADO A HÉRCULES ¡COMO A UNA MUJER!, EURISTEO LO CONVIRTIÓ ¡EN UN HOMBRE! encargándole que: robara, asesinara y devastara las regiones donde gobernaban mujeres. Y así sus "hazañas" manifiestan ya el carácter revolucionario patriarcal y prestigiador de las nuevas acciones guerreras.

La mayor parte de las hazañas de Hércules tienen lugar en Asia Menor, La Argólida, Eubea y La Arcadia, donde es manifiesto imperaba el poder femenino, gobernaban reinas y en algunas regiones se adoraba a la Diosa HERA / JUNO, considerada su enemiga perpetua. Y Diosa a la que el mito le echa la culpa de la respuesta de Hércules.

Y así ¡el pobre Dios de la Fuerza sólo se defiende de su enemiga que lo perseguía de manera implacable!, por el odio que le tenía por ser hijo de su infiel esposo Zeus y de Alcmena.

Sus doce trabajos corresponden a la destrucción de las regiones que el mito considera habitada por monstruos dañinos-constelaciones femeninas y protegidas por guardianas con máscaras / artesanas metalúrgicas de talleres de metalurgia adscritos a Santuarios, en donde la Diosa Hera o la Diosa Artemisa, recibían culto.

Y así estas regiones se sabe sufrieron gran parte de las hazañas de Hércules / conquista patriarcal. Al final el héroe fundó la ciudad de Heraclea = en gloria de Hera, origen de que se le conozca como Heracles. Después como ¡recompensa a sus buenas acciones! en la Otra vida, Hércules fue perdonado por la Diosa Hera y se casó con su Hija la Diosa Hebe. ¡Ese es el mensaje que se enviaba a la sociedad!: los varones que se comportasen conforme a los intereses patriarcales y conquistasen otras regiones mediante el asesinato, violación y robo de sus legítimos dueños, encontrarían al morir, en vez de castigo, una recompensa llena de placeres (mensaje que influyó poderosamente en la sociedad durante miles de años e hizo mover a los aventureros a ir a otras regiones a ¡colonizarlas! sin miedo).

CONCLUSIÓN

Así que bajo el bombardeo continuo de mitos que narraban como hazañas: el arrebatamiento de las propiedades femeninas, su asesinato o la apropiación de sus Santuarios. A la vez que los varones imponían sus costumbres agresivas y sus cultos patriarcales y vengativos, se encargaban del culto y de las profesiones y talleres femeninos, no es de extrañar que la mujer terminase perdiendo su poder milenario, fuese subordinada y los varones extendieran su dominio a todos los campos. (“Revista de antropología experimental” (ISSN: 1578 -4282) número 1, 2001)

Para terminar, unas reflexiones sobre el mito de Caín y Abel:

“Eran dos hermanos –relata la Biblia-, Caín el labrador y Abel el pastor. Pero Javhé prefería las ofrendas de este último. (¿Cómo podía preferir, en efecto, al vencido Caín?). Y entonces –continua el relato-, Caín, movido por los celos, “atacó a su hermano y lo mató”. Y de ahí que Caín se volviera maldito por los siglos de los siglos.

Ahora sabemos que las cosas no fueron exactamente así, sino todo lo contrario. Fue Abel (abel en euskera significa ganado, y abeltzain es el pastor) el que invadió las tierras de Caín el labrador, y quién realmente mató o esclavizó a los habitantes del Este de Europa, Anatolia, Canaán... Puede ser que algún Caín, en alguna revuelta, matara a algún que otro Abel, pero la historia no sucedió, tampoco esta vez, como quedó escrita por los historiadores del bando vencedor. Y los vencedores seguirían, en adelante también, manipulando sistemáticamente la historia: convirtiendo al agresor en víctima, y a la víctima en agresor.” Josu Naberan. La vuelta de Sugaar.

Y es que la invención de la agricultura no trajo consigo la propiedad privada y los excedentes (como dicen muchos autores). Fue la invención de la ganadería la que comenzó a generar el concepto de “riqueza” como acertadamente nos indica Ortiz-Osés. (ganado-ganancia).

Así ha quedado reflejado también en el euskera (el idioma más antiguo de Europa): Aberatza (rico), compuesto de Abere (ganado) y tza (abundancia).

“En el tiempo de imposición del nombre Aberatza (rico), no se conocía el oro, la plata, ni otras cosas preciosas que hoy constituyen al verdadero rico; y que esta verdad y la de haber sido la primitiva riqueza la abundancia de ganados, hace ver la analogía que tiene nuestra voz Aberatza con el origen antiquísimo de la riqueza”. P.Pedro de Astarloa 1803

3) LA DESAPARICIÓN DE LA SERPIENTE

Textos de casilda Rodrigañez

 

“La serpiente era la alimaña más insidiosa de entre los seres creados por Dios” (Génesis 3, 1)

 

“Vi descender del cielo a un ángel que llevaba en su mano la llave de la gran gruta subterránea y una gran cadena. Apresó al dragón, a la serpiente antigua –esto es, el diablo o Satán- y lo encadenó por mil años. Lo arrojó a la gruta, cerró la entrada con la llave y la selló hasta que se cumplieran los mil años, para que no encandilará a la gente en adelante; después de transcurrir los mil años, tiene que quedar libre durante algún tiempo” (Apocalipsis, 20).

 

“La serpiente es un reptil que aparece representado con frecuencia en la antigüedad. En el Génesis (que coincide con la fecha en la que algun@s historiador@s y arqueólog@s datan la generalización de la revolución patriarcal, es decir, aproximadamente, en el 2.500 a.c.) la serpiente es el símbolo del mal, del demonio que induce a Eva al pecado y a desobedecer a Yavé, el Señor que representa el bien. Yavé, que había decidido dar una compañera a Adán (¿antes no tenía?), en la misma escena condena a Eva –y con ella, a todas las mujeres- por dejarse seducir por la serpiente a parir con dolor y a vivir bajo el dominio del hombre. Luego enviará a un arcángel con alas y espadas para matar a la serpiente: la muerte de la serpiente es el triunfo de Yavé. 2500 años después vuelve a aparecer la serpiente, con la Virgen María, la madre pura que aplasta su cabeza, pues, al parecer, no se había matado del todo y se hacia necesaria una redención de nuestros pecados, junto con la consagración de la mujer como esclava del Señor y su renuncia a la serpiente.

¿Qué más sabemos de la serpiente? Las guías del Museo Arqueológico Nacional De Atenas dicen a l@s turist@s que la serpiente era el símbolo de la sexualidad de la mujer en la Grecia antigua. Marija Gimbutas, en su obra basada en el estudio de miles de figuras de mujer recogidas en la llamada Antigua Europa y datadas del 6500 al 3500 a.c., y ya en general, todos los estudios de la Antigüedad coinciden en señalar que la serpiente era la representación de la voluptuosidad, de la vida y de la fertilidad impulsada por la líbido yu los deseos de la mujer. En las ruinas del palacio de Cnossos en Creta, que por ser una isla debió de ser uno de los últimos bastiones de la Antigua Europa que resistió a la revolución patriarcal, aparecieron dos figuras de mujer del 1.600 a.c., vestidas con elegantes trajes largos y con escotes que dejan los pechos al aire: una lleva serpientes dibujadas en el vientre y enroscadas en los brazos; la otra, blande en sus manos alzadas sendas serpientes: ¡No nos las quitarésis! ¡No pasaréis! Parece querer decir. Y sin embargo, pasaron. Los arqueólogos las han llamado “diosas de las serpientes”, pero podían ser simplemente la representación de dos mujeres de la época. Con el triunfo de la revolución patriarcal y la desposesión de la serpiente de la mujer, aparece el nuevo orden simbólico que ya deja ver por donde van a ir los tiros: el Olimpo se llena de Dioses, y entre ellos, Esculapio, dios de la medicina, que se ha apoderado de la serpiente y que hoy, cual trofeo de guerra, todavía se exhibe en las bolsas de nuestras farmacias.

El control de la capacidad reproductora de la mujer implicó la desposesión de sus deseos y la eliminación de su líbido para hacer funcionar la fisiología de su cuerpo, esclavizado y robotizado, según los fines específicos del nuevo orden patriarcal: reproducir esclavos resignados y guerreros insensibles al sufrimiento humano, así como esclavas resignadas y futuras nuevas madres insensibles al sufrimiento de su prole; en lugar de la vida exuberante y pacífica que llegó a existir en los palacios de las sociedades matricéntricas del Neolítico”.

Casilda Rodrigañez. Revista Archipiélago nº 25, 1996.

“Después de las guerras de devastación, ya constituida la sociedad patriarcal, siguió habiendo una dura y larga resistencia durante la cual se siguieron exterminando a las mujeres que guardaban el rescoldo del antiguo modo de vida y de la otra sexualidad. Para justificar este holocausto, se creó la imagen de la 'bruja' que tiene trato con el demonio, que todavía perdura en nuestros días.

Pero la vida es como es, y no deja de serlo, a pesar y en contra del Poder. Y para impedir que nuestra sexualidad se desarrolle, además de silenciarla había que hacerla inimaginable, eliminando todo aquello que pudiera delatarla o aludir a su eventual existencia.

Por ello tuvieron que cambiar el significado de los símbolos de las culturas neolíticas, que habían estado durante milenios vinculados a nuestra sexualidad. Símbolos presentes en costumbres y objetos materiales de 1a vida cotidiana. Para conseguirlo se escribieron las historias y los mitos que cambiaron el significado v el sentido de aquellos símbolos (las grandes obras míticas, como la Biblia o la Iliada se escribieron en el siglo VIII a.c).

El nuevo orden simbólico correlativo al nuevo orden social, proyecta en nuestra imaginación y en nuestro inconsciente el modelo de mujer patriarcal: una falsa percepción de nuestros cuerpos, con una orientación exclusivamente falocéntrica de nuestro anhelo emocional, que debe acompañar la relación de sumisión al hombre.

Este proceso de construcción del nuevo orden simbólico, se puede verificar siguiendo el rastro del que fue símbolo de nuestra sexualidad en casi todas las culturas: la serpiente.

La importancia y la omnipresencia de la imagen de la serpiente había sido correlativa a la importancia del despliegue de la líbido femenina. Hacer que la serpiente desapareciera era imposible. Por eso lo que hicieron fue eliminar su fuerza simbólica. que mantenía viva la memoria el recuerdo y la posibilidad de imaginar otra forma de ser mujer.

Cambiaron su significado simbólico cambiando las historias míticas, y convirtiendo el movimiento ondulante de la serpiente en un símbolo de todos los males y de todos los demonios. También el asco que nos producen los reptiles, sus mucosas y sus pieles húmedas, es una construcción cultural paralela al asco y al pudor que sentimos hacia nuestros cuerpos y sus fluidos, y que tiene por objeto sacar de nuestra imaginación su sentido maternal y simbiótico.

El orden simbólico tiene que hacer a lo bueno, malo, y a lo malo, bueno. Así, junto a la satanización de la sexualidad de la mujer, se sataniza también a la serpiente que pasa a ser el demonio del infierno judeo-cristiano; y el infierno y el Hades pasaron a ser los lugares a donde va todo lo que no debe ser, por contraste de los cielos donde habitan los paradigmas de lo que debe ser; y el guardián del Hades en la mitología griega, fue el can Cerbero, hermano de la amazona Medusa, la de la cabellera de serpientes, que lleva también el lomo lleno de serpientes y su cola es una serpiente. Las sirenas y las Nereidas que representaban la asociación de lo femenino con el agua, se convirtieron en monstruos marinos que atacaban a los héroes, como Escila que no deja a Ulises pasar por el estrecho de mesina. Atenea, en un tiempo representada con serpientes, pasa a ser la diosa de la guerra, y las serpientes pasan simbólicamente a manos de Esculapio, dios, como no, de la Medicina, y de Hermes, dios de la fertilidad, de manera que la sexualidad femenina en vez de ser una emanación de 1a mujer para la autorregulación de la vida, pasa a ser algo administrado y gobernado por los dioses.

En todas las culturas aparece el héroe o el dios que desafía y mata la serpiente: Zeus mata a Tifón, Apolo a la Pitón, Hércules a la Hidra, Perseo a Medusa y Jasón vence al dragón que guardaba al vellocino; el dios mesopotámico Marduk mata a las serpientes de la diosa Tiamet, y el hindú Krisna a la serpiente-demonio Kaliya. En las culturas cristianas, después del famoso y explícito mito del Génesis (pondré enemistad entre ti y la serpiente), la virgen María vuelve a aplastar a la serpiente, San Jorge al dragón de Inglaterra, San Patricio a la serpiente de Irlanda, San Miguel a diversos dragones...

Ante el cuadro del Museo del Prado de Cornelio de Vos que representa Apolo matando a Pitón, un profesor de instituto les decía a sus alumnos y alumnas que simbolizaba el origen de nuestra civilización. Siempre nos sorprendemos cuando descubrimos que ellos ya sabían estas cosas. Es la complicidad transgeneracional de los señores del Poder y de la Guerra.

Fijaos que la resistencia al orden patriarcal a lo largo de los siglos la delatan los mitos: porque la Virgen María tiene que volver a aplastar a la serpiente que ya había sido enviada por Jehova al Infierno 2500 años antes. Y en la Edad Media, para hacer las naciones modernas y acabar con el relativo descontrol de las aldeas desperdigadas por la tierra, siguen haciendo falta mitologías con santos que matan a las serpientes locales: San Jorge en Inglaterra, San Patricio en Irlanda, pueblos en donde los campesinos celtas animados por los druidas conservaron durante mucho tiempo reductos de antiguos modos de vida. Arturo es otro mito, en plena Edad Media que representa, al igual que Edipo, la tragedia de la transición. Arturo, no mata al dragón, sino que lo salva, era conocido como Arturo de Pendragón, y al principio llevaba su imagen en su estandarte porque era un caballero que defendía el antiguo modo de vida. Llevaba sendas serpientes tatuadas en ambas muñecas. Junto al cambio de significado simbólico de la serpiente, está la inversión de lo que vale, del bien y del mal, y también, la significación de los que la matan: el héroe o el santo. Matando a la serpiente, el santo salva nuestras almas y el caballero o el príncipe azul, nuestros cuerpos.

Dice Robert Graves que muchas de estas historias son versiones falseadas de las originales; y asegura que las fábulas de las doncellas salvadas por héroes, que matan a los dragones o a los monstruos, sólo puede deberse a un error 'iconotrópico': porque la doncella o la princesa no es la futura víctima de la serpiente, sino que ella es quien ha sido encadenada por Bel, Marduk, Perseo o Hércules después de haber vencido éstos al monstruo que era una emanación de ellas.

Este cambio en los mitos corresponde al paso de la dominación de la mujer por la fuerza bruta (se captura a la mujer tras destruir por la fuerza lo que emana de ella), a la sumisión voluntaria de la misma (la mujer se considera 'salvada' cuando se destruyen las monstruosas emanaciones de su cuerpo).” Extraído de "Tender la Urdimbre" de Casilda Rodrigañez

Adán, Eva y la serpiente.
“Y entonces surgió uno de los mitos religiosos más famosos: el del “pecado original”. Pero ¿de quién era la culpa nuevamente? De la serpiente (es decir, del máximo representante de la Diosa, puesto que simboliza la continuidad de la regeneración y de los ciclos cósmicos) y, por supuesto, de Eva, la primera mujer.

¿De qué se acusa a Adán y Eva? De querer saber demasiado sobre el Bien y el Mal, sobre la Muerte y la Vida, de la pretensión de lograr la “facultad de conocer todo” todo lo referente al Árbol de la Vida. En adelante, el Conocimiento será malo, el Sexo y la Procreación serán sucios, la Muerte será sagrada... Conocemos bien estas doctrinas y a sus impulsores. -” Josu Naberan

La serpiente de Atenas
La Serpiente mítica, de ser protectora de la Casa, pasó a ser la protectora de la Ciudad.

He aquí la historia de la Serpiente de Atenas, de la pluma de Herodoto. Este no cree que exista de verdad esa serpiente (y no tiene ninguna referencia del mito preindoeuropeo), pero nos transmite la historia con un respeto absoluto.

La armada persa está a las puertas de Atenas y los ciudadanos no saben qué hacer: evacuar o no a sus hijos y familiares. Al final toman la decisión de evacuarlos:

 

"Y por cierto que se apresuraron a evacuarlos al objeto de obedecer al oráculo y, muy en especial, por el siguiente motivo: los atenienses aseguraban que, en el interior del santuario, vive una gran serpiente en calidad de guardiana de la Acrópolis; esto es lo que aseguran y, es más, todos los meses le hacen entrega de una ofrenda, como si realmente existiese (la ofrenda mensual consiste en una torta de miel). Pues bien, esa torta de miel, que hasta entonces había sido consumida siempre, quedó a la sazón intacta. Cuando la sacerdotisa informó de lo ocurrido, los atenienses aban­donaron la ciudad con mucho mayor empeño todavía, convencidos de que también la diosa había dejado la Acrópolis. Y, tras haberlo puesto todo a salvo, zarparon para reunirse con la flota" (Historias, VIII, 41).

 

 

Estos sucesos corresponden al siglo V a/C., y para entonces se había desvanecido casi por completo la memoria de la Serpiente preindoeuro­peo no se había perdido del todo. En el pensamiento mítico de los griegos de aquella época, la Serpiente de Atenas personificaba a Erecteo, el ser que nació del semen derramado en la tierra por Hefesto al intentar violar a la diosa Atenea. Por eso, la Serpiente era el símbolo ctónico de Atenea, la diosa guerrera que protegía la ciudad.

Mil años antes, sin embargo, la serpiente era el atributo de la diosa que protegía la casa en la cultura minoica. Y dos mil años antes, era eso mismo pero en toda Europa.


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