Per H'J La Ciudad De Amen-Hotep III |
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Texto por Amenofhis III |
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Amen-Hotep III
erigió su ciudad en una zona del desierto, situada en la orilla
oeste, donde allí instaló su palacio real, la Casa Dorada. De una
extensión cercana a los 227.000 kilómetros cuadrados, fue erigida
por su Maestro de Obras y confidente,
Amen-Hotep
el Hijo de Hapu.
Pese a que el dios Amón se hallaba en discordancia con los planes y las ideas que tenía el rey acerca de cómo regir el país, la divinidad suprema de las Dos Tierras tenía en la ciudad su propio santuario, con una avenida procesional que lo comunicaba directamente con el Nilo. Este puerto permitía a Amen-Hotep III un contacto directo con los santuarios de Luxor y Karnak, pues bajo ningún concepto fue su idea separarse de la potencia que estos dos lugares emanan de su fuerza cósmica. Pese a que la ciudad se construyó mayormente con material perecedero, era un reflejo de la riqueza de Egipto en este dulce momento de su historia. Los lugares más destacados, como los dinteles de las puertas y ventanas de los apartamentos de la reina, se levantaron con piedra caliza, y en ellos se inscribieron los nombres de la hermosa mujer. El glamour que había en la Ciudad de la Alegría recorría todas sus calles con forma de inmensos jardines, con mil y una clases de árboles y flores. Grandes piscinas y estanques, avenidas que daban cobijo del sol, gracias a los sicómoros que se alzaban en sus bordes. Las paredes de ladrillo fueron revestidas de yeso y pintadas de blanco, y se decoraron con escenas de animales, plantas, divinidades y todos los azulejos que había estaban dorados ó esmaltados con vivos colores. Fue una herencia que disfrutarían muchos soberanos, pues faraones como Ramsés III se apropiaron de gran cantidad de cosas para sus propios palacios. La Gran Esposa Real era la superiora de una institución llamada la Casa Jeneret, un nombre que hoy ha sido sustituido por el de "harén". Las habitaciones de esta Casa Jeneret estaba totalmente adornadas con bellas escenas de animales ó plantas. Los techos eran gigantescos viñedos repletos de racimos de dulces uvas, y por doquier, pájaros, flores, peces y símbolos mágicos, rodeaban a las mujeres que aquí vivían y trabajaban en los múltiples talleres que contenía la propia institución. En todos los amuletos se inscribía el siguiente texto: "El Horus, el Toro Poderoso que aparece en Tebas, el buen dios perfecto, señor de la alegría, Nebmaatre el señor de las Dos Coronas". La función de esta Casa Jeneret implicaba muchas e importantes acciones cotidianas. Muchas de las mujeres que vivían aquí eran princesas extranjeras que se habían desposado con el Sol de Egipto para establecer un consorcio de paz. Aquí, aprenderían la lengua y costumbres egipcias, así como en ocasiones, la educación necesaria para ejercer tareas diplomáticas. El nombre de La Ciudad de la Alegría no es en vano. Hay escenas que muestran a bellas mujeres bailando y disfrutando de la paz y el lujo que el soberano les concede. Esta gran extensión de terreno no era un confort para el recreo y los placeres del rey. Aquí se gestaron las decisiones más importantes que permitieron a Egipto vivir en paz, y fortalecerse de los tratados alcanzados por Amen-Hotep III. Este faraón fue un hombre altamente inteligente, que supo jugar muy bien sus cartas, guardándose algún as en la manga, ó simplemente tirándose algún que otro farol cuando la ocasión lo requería. Actualmente, se intenta preservar lo poco que queda de ella, todo lo más que puede apreciarse son los cimientos de algunos sectores, pero entre la erosión y las lluvias torrenciales que azotan este lugar de vez en cuando, cada temporada que transcurre se pierde un trocito de este maravilloso lugar que fue durante el momento dorado de Egipto, La Ciudad De La Alegría de Amen-Hotep III. |
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© 2005, Amen-Hotep III (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com |