Arqueo Aegyptos

Per H'J

La Ciudad De Amen-Hotep III


 
 

Texto por Amenofhis III

 

Amen-Hotep III erigió su ciudad en una zona del desierto, situada en la orilla oeste, donde allí instaló su palacio real, la Casa Dorada. De una extensión cercana a los 227.000 kilómetros cuadrados, fue erigida por su Maestro de Obras y confidente, Amen-Hotep el Hijo de Hapu.
Amen-Hotep el Hijo de Hapu diseñó una gran ciudad. Con cuatro palacios comunicados entre ellos, pero totalmente independientes que permitían al soberano ejercer sus funciones en cada uno de ellos. Erigió una gran capilla para Amón-Ra. Para albergar a los altos dignatarios de Amen-Hotep III, se dispuso de un barrio independiente con sus casas y viviendas para los funcionarios del palacio real.
Algunos sugieren que la ciudad comenzó a ser habitada entre el vigésimo noveno y el trigésimo año del reinado del faraón, y no fue hasta el trigésimo noveno año, fecha de su muerte, que la ciudad comenzó a ser deshabitada. Sin embargo, algunos estudiosos opinan que la propia extensión de la ciudad, 227.000 son demasiados metros  como para ser levantados en el plazo de un año; a pesar de que gran cantidad de la estructura fuese levantada en madera y material perecedero. Junto a esta reflexión, se añaden restos de cerámica hallados en las ruinas que contienen sellos datados en el octavo año de reinado de Amen-Hotep III, así como gran cantidad de escarabeos conmemorativos que la pareja real utilizó para anunciar la construcción del lago artificial, el el año onceavo del reinado de Faraón.

Per H'j fue concebida en un momento en el que Amen-Hotep III decidió distanciarse del Clero de Amón, equilibrando los poderes que se disputaban las tres grandes urbes religiosas, Menfis, Iunu y Tebas, y que hasta esa fecha, era la más poderosa la ciudad del dios Amón. Se tiene constancia de que dichas relaciones no fueron  fructíferas hasta, aproximadamente, llegada su Heb-Sed, en su trigésimo año de reinado.
Nebmaatre Amen-Hotep pudo haber habitado su capital alrededor de su octavo año de reinado, si bien  tenía otras residencias en Menfis y zonas del Egipto Medio. Sin embargo, esta política de distanciamiento por parte del seno real y el clero de Amón, ya había sido iniciada por su padre, Thutmosis IV , en el mismo momento en el que Thutmosis concede su autoridad divina a la figura de Ra-Horajti, la Esfinge de Gizeh; en deterioro de la figura del dios Amón. Una vez que Thutmosis colocó a la ciudad de Iunu (Heliópolis) como primera potencia espiritual de su reinado, su hijo Amen-Hotep III tomó el legado de no permitir que el poder del clero de Amón superase al poder real. Por ello, es más sensato pensar que Amen-Hotep III pudo haber iniciado los planes de Per-H'j en sus primeros años de reinado. Pero con su muerte, Malgatta no se transformó en una ciudad fantasma. Todavía se continuaron agregando secciones y departamentos a la bella ciudad de la alegría. En la sección sur, estaban ubicados los departamentos reales, que contenían las salas de audiencias del faraón, los pasillos de celebraciones, oficinas administrativas y las cocinas reales. En esta sección sur, también estaban los aposentos de la Gran Esposa Real Tiy, y los de la princesa Sitamón, el príncipe Amen-Hotep IV y los demás miembros de la familia real, como pudiesen ser Yuya y Tuya, los padres de la reina Tiy,  se hallaban ubicados al norte de la ciudad. En un mismo complejo, se hallaban las residencias del visir, los altos funcionarios como el Intendente de la Doble Casa del Oro y de la Plata, el Intendente del Tesoro Real, el canciller y el administrador real. Los ingenieros que planeaban las obras del Valle de los Reyes también tenían sus oficinas en la Ciudad de la Alegría de Amen-Hotep III, así como todos los obreros que trabajaban en los talleres reales, como pudiesen ser orfebres, carpinteros ó escultores. La ciudad se conectaba directamente con el Santuario de Millones de Años del faraón a través de una amplia calzada, que se extendía casi dos kilómetros hasta el desierto, y terminaba justo donde había una plataforma que tenía los relieves de los nueve arcos, los enemigos del Imperio. Cuando el faraón celebraba su jubileo, ascendía los veinte pasos que formaban la plataforma, y así con sus sandalias pisoteaba a los enemigos de Egipto.

Pese a que el dios Amón se hallaba en discordancia con los planes y las ideas que tenía el rey acerca de cómo regir el país, la divinidad suprema de las Dos Tierras tenía en la ciudad su propio santuario, con una avenida procesional que lo comunicaba directamente con el Nilo. Este puerto permitía a Amen-Hotep III un contacto directo con los santuarios de Luxor y Karnak, pues bajo ningún concepto fue su idea separarse de la potencia que estos dos lugares emanan de su fuerza cósmica. 

Pese a que la ciudad se construyó mayormente con material perecedero, era un reflejo de la riqueza de Egipto en este dulce momento de su historia. Los lugares más destacados, como los dinteles de las puertas y ventanas de los apartamentos de la reina, se levantaron con piedra caliza, y en ellos se inscribieron los nombres de la hermosa mujer. El glamour que había en la Ciudad de la Alegría recorría todas sus calles con forma de inmensos jardines, con mil y una clases de árboles y flores. Grandes piscinas y estanques, avenidas que daban cobijo del sol, gracias a los sicómoros que se alzaban en sus bordes. Las paredes de ladrillo fueron revestidas de yeso y pintadas de blanco, y se decoraron con escenas de animales, plantas, divinidades y todos los azulejos que había estaban dorados ó esmaltados con vivos colores. Fue una herencia que disfrutarían muchos soberanos, pues faraones como Ramsés III se apropiaron de gran cantidad de cosas para sus propios palacios.

La Gran Esposa Real era la superiora de una institución llamada la Casa Jeneret, un nombre que hoy ha sido sustituido por el de "harén". Las habitaciones de esta Casa Jeneret estaba totalmente adornadas con bellas escenas de animales ó plantas. Los techos eran gigantescos viñedos repletos de racimos de dulces uvas, y por doquier, pájaros, flores, peces y símbolos mágicos, rodeaban a las mujeres que aquí vivían y trabajaban en los múltiples talleres que contenía la propia institución. En todos los amuletos se inscribía el siguiente texto: "El Horus, el Toro Poderoso que aparece en Tebas, el buen dios perfecto, señor de la alegría, Nebmaatre el señor de las Dos Coronas". La función de esta Casa Jeneret implicaba muchas e importantes acciones cotidianas. Muchas de las mujeres que vivían aquí eran princesas extranjeras que se habían desposado con el Sol de Egipto para establecer un consorcio de paz. Aquí, aprenderían la lengua y costumbres egipcias, así como en ocasiones, la educación necesaria para ejercer tareas diplomáticas.

El nombre de La Ciudad de la Alegría no es en vano. Hay escenas que muestran a bellas mujeres bailando y disfrutando de la paz y el lujo que el soberano les concede. Esta gran extensión de terreno no era un confort para el recreo y los placeres del rey. Aquí se gestaron las decisiones más importantes que permitieron a Egipto vivir en paz, y fortalecerse de los tratados alcanzados por Amen-Hotep III. Este faraón fue un hombre altamente inteligente, que supo jugar muy bien sus cartas, guardándose algún as en la manga, ó simplemente tirándose algún que otro farol cuando la ocasión lo requería. Actualmente, se intenta preservar lo poco que queda de ella, todo lo más que puede apreciarse son los cimientos de algunos sectores, pero entre la erosión y las lluvias torrenciales que azotan este lugar de vez en cuando, cada temporada que transcurre se pierde un trocito de este maravilloso lugar que fue durante el momento dorado de Egipto, La Ciudad De La Alegría de Amen-Hotep III.

 

 
 

© 2005, Amen-Hotep III (Luis Gonzalez Gonzalez) Amenofhis_29@hotmail.com