Hay
opiniones para todos los gustos, pero Contact es una de mis películas
preferidas. Puede ser porque trata uno de mis temas favoritos: el
contacto con seres extraterrestres. O porque está basada en una novela
de Carl Sagan, científico estadounidense que creó la serie de
televisión Cosmos. Para los que pudimos disfrutar de aquella serie, hay
un antes y un después de Cosmos. Carl Sagan nos abrió el conocimiento
del Universo como nadie lo había hecho hasta entonces.
El
propio Carl Sagan escribió un libro magnífico también titulado Cosmos
y que recogía todos los capítulos de la serie. Más tarde escribió la
novela Contact (Contacto), en la que se basa la película. Cuando vi la
película me animé a leer la novela, pero quedé decepcionado. La
novela es larga, aburrida y complicada, nada parecida al film. El
grandioso talento que Sagan tenía como investigador y divulgador
científico no lo tuvo como novelista. Sin embargo en Hollywood supieron
aprovechar el núcleo del argumento para crear un guión bastante bueno,
una de esas historias que no se desinflan en ningún momento y que
tienen un final que te hace pensar.
En
la película aparecen las matemáticas por doquier. Tenemos por ejemplo
la transmisión por ondas de radio que están efectuando los
extraterrestres. Mandan paquetes de información en intervalos que se
corresponden con los números
primos. Mandan 2 paquetes, luego hay una
pausa, luego 3 paquetes, otra pausa, 5 paquetes, pausa, y así hasta que
llegan a 101, donde hay una pausa larga y vuelta a empezar.
¿Por
qué utilizan los números primos? La idea de Sagan es que si una
civilización extraterrestre se quisiera poner en contacto con nosotros
tendría que mandarnos una señal de radio o de otro tipo que no se
pudiera confundir con una señal de un fenómeno natural. En el Universo
todos los cuerpos, estrellas, nebulosas, planetas, meteoritos, cometas,
etc. emiten algún tipo de onda electromagnética: rayos gamma, rayos X,
ondas ultravioleta, luz, ondas infrarrojas, microondas y ondas de radio.
Los extraterrestres deberían mandarnos sus mensajes a través de las
mismas ondas, pero de forma diferente, para que fueran inconfundibles.
Por ello usarían una secuencia basada en los números primos.
Los
números primos aparecen entre los números naturales sin orden ni
concierto. Lo único que sabemos es que aparte del número 2, todos los
números primos serán impares. Pero no hay una fórmula para obtenerlos
todos, sino solamente la prueba directa: para saber si un número
es primo hay que comprobar que no tenga divisores salvo él mismo y la
unidad.
El
hecho de que los números primos aparezcan de forma caótica entre los
números enteros positivos nos aseguraría que ningún fenómeno natural
es capaz de producir solo números primos y en secuencia cíclica. Por
tanto, al recibir una señal del espacio exterior codificada en paquetes
de números primos, tendríamos la certeza de que ha sido enviada por
seres inteligentes, y por tanto nos pondríamos a la tarea de
descifrarla.
Una
vez que nos ponemos a descifrar, nos encontramos con que el mensaje
recibido ha de estar en algún idioma. Pero los seres cósmicos no
hablan nuestros idiomas, por lo tanto su mensaje ha de estar en un
lenguaje que nosotros, tengamos el idioma que tengamos, podamos
descifrar. Y ese lenguaje son las matemáticas.
Parece
claro que las verdades matemáticas son las mismas, independientemente
de las culturas, de los idiomas, de las épocas y de los planetas. Algo
tan trivial como que 1+1=2 o que 2+2=4 lo aceptaría cualquier ser inteligente, sea
de donde sea. Simplemente habría que indicar claramente qué símbolo
vamos a utilizar para representar el 1, qué símbolo representa el + y
el = y qué símbolo representa el 2. Esto no es difícil. El 1 se puede
representar por un palito como hacían los romanos: |. El 2 con dos
palitos ||. El + y el = serían fáciles de localizar una vez que
tenemos el | y el ||. Y con esta hebra ya vamos sacando el ovillo.
De
hecho, en las escrituras antiguas de nuestro planeta Tierra es muy
fácil localizar dónde están las cuentas matemáticas,
independientemente de los símbolos que se usen. En la antigüedad los
números se representaban de forma muy simple, tal y como estamos
describiendo arriba. Entre los mayas se representaban con puntos, del 1
al 4. El 5 era una raya horizontal larga. Así es muy fácil entender
las cuentas que hacían los mayas. Sin embargo su lengua todavía está
sin descifrar en un gran porcentaje. Las matemáticas son claras, pero
los conceptos sociales, históricos, filosóficos, etc. son más
difíciles de descifrar.
En
Contact la protagonista logra dar con la clave ayudada por un personaje
excéntrico. La clave está escondida en una representación
tridimensional de las "páginas" del mensaje recibido. Y esa
clave precisamente está en el 2+2=4. Como se aprecia en el fotograma,
en el mensaje aparecen los números representados mediante puntos, de
forma parecida a como lo hacían los mayas. Una vez que se han entendido el
valor de esos símbolos, descifrar el contenido del mensaje es
relativamente sencillo, y ese contenido consiste en el diseño de una
máquina que supuestamente les pondrá en contacto directo con los seres
cósmicos. Y los gobiernos del planeta se ponen a la tarea de construir
esa máquina.
Contact
no solo es un despliegue de matemáticas, también lo es de astronomía,
de física, de sociología, de filosofía, de psicología, de
política... Tiene tantos detalles sobre los que aprender que me parece
una película sin apenas desperdicio. Si no la habéis visto no perdáis
la oportunidad de disfrutarla. Para aquellos que ya la han visto,
recomendarles que se introduzcan en los temas de los que trata y que no
dejen de conocer la obra de Carl Sagan, gran escritor, científico,
astrónomo y divulgador de nuestro tiempo.
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