Prospectiva socioeconómica para un México alternativo

Anahí Gallardo Velázquez

Profesora del Departamento de Administración de la UAM-A


En el ámbito de la prospectiva existen tres aspectos a considerar, la imaginación de futuros deseados, la toma de conciencia y análisis sobre el contexto actual, esto es, la revisión del ambiente externo y de las problemáticas y potencialidades internas de la organización social en el estudio, y finalmente, el proceso de articulación y convergencia de las expectativas, deseos e intereses con la capacidad de la sociedad para alcanzar el porvenir que se perfila como deseable.

Lo último es de vital importancia pues impulsa el diseño del futuro con mayores posibilidades de éxito, al articular esfuerzos concretos que lo van construyendo.

Este ensayo pretende plantear algunos elementos que permitan el diseño de una prospectiva para un México alternativo, ante el fracaso de la estrategia socioeconómica implementada en nuestro país desde 1983, la cual ha dejado un grave saldo negativo en términos de bienestar social, empleo, ingreso y producción cuya viabilidad futura está muy cuestionada, por el colapso financiero a que ha dado lugar y por la estrecha posibilidad que tiene de entrar al sendero del desarrollo sostenido con equidad.

Expectativas sobre Supuestos Inciertos

A menos de dos décadas de que concluyera el siglo XX, bajo un contexto de crisis socioeconómica, política, cultural y ecológica de alcance mundial, con cambios radicales en las r relaciones internacionales expresados en el proceso de globalización, en la conformación de nuevos bloques económicos regionales y con profundas transformaciones tecnológicas en los campos de la microelectrónica, las telecomunicaciones y la biología molecular, que han estado llevando al diseño de estructuras y estrategias económicas, sociales, políticas y organizacionales inéditas.

México adopto una nueva estrategia socioeconómica, cuyo objetivo o escenario a alcanzar fue la "Modernización" del país, esto bajo un modelo de economía abierta, de liberación económica que sustentaría su crecimiento en variables macroeconómicas principalmente externas, como ha sido el caso del capital extranjero, favorecido por la venta de activos nacionales, la mayor deuda externa, la colocación de bonos y acciones en el mercado nacional e internacional de capitales, así como estableciendo condiciones de confianza, a través del Tratado de Libre Comercio Norteamericano y la nueva ley de Inversión Extranjera (Huerta A. 1994).

En efecto, la dinámica del flujo de capital extranjero se constituyó en la principal fuente de crecimiento y de transformación estructural, obsérvese como en el sexenio pasado, el ahorro externo aumentó su participación en el financiamiento de la inversión del país, alcanzando un poco más del 5% del PIB en 1993, calculándose que para 1994, llegaría al 8.2% del PIB (Gallardo A. 1993).

Así el país quedó estrechamente ligado a los vaivenes de la economía mundial y específicamente a las necesidades de la economía estadounidense, enmarcadas hoy dentro del Tratado de Libre Comercio Norteamericano.

Bajo este contexto se puede observar la influencia que ejerce la dinámica de la economía de Estados Unidos en la disminución del Producto Interno Bruto de México, que pasó de 4.4% en 1990 a 0.4% en 1993 y a un crecimiento menor al 3.0%, proyectado para 1994. Asimismo, se entiende el fuerte impacto que la recesión de la economía norteamericana, ocurrida en 1991-1992, ha tenido sobre la balanza en cuenta corriente del país, que para 1994 reporta un déficit de 29 mil millones de dólares, equivalente al 7% del PIB (Casar J. 1994), poniendo en alerta al gobierno, a los empresarios y desde luego a los inversionistas extranjeros.

Sobre todo si consideramos que en los últimos años el ingreso de capitales -utilizado para financiar el déficit de la balanza en cuenta corriente- ha descansado en altos rendimientos otorgados por los mercados de dinero y bursátil y no como suponía la estrategia del cambio estructural; como un flujo constante dirigido a la inversión productiva, que permitiría mayores niveles de empleo y bienestar. Lo que clarificó su carácter especulativo y los nulos resultados en materia de reactivación económica del país.

De tal suerte que al referirse a la situación económica que vive México a fines de 1994, el propio Rudiger Dornbush (1995) señala, que los síntomas de la crisis financiera se perciban de tiempo atrás, pues en los últimos tres años los precios en dólares de incrementaron, al grado de generar una sobrevalaución de por lo menos 25%, existía una desaceleración del crecimiento y las tasas de interés reales eran sumamente altas en comparación con las tasas de los préstamos de la banca comercial.

Finalmente las reservas cayeron, las deudas se dolarizaron, los vencimientos tocaron a la puerta, el colapso era inminente, la devaluación fue sólo uno de sus resultados.

Se confirma así una vez más, que la crisis financiera es la expresión de un problema más grave; la falta de un mercado interno sólido -y la no creencia en nosotros mismo, en nuestros recursos y cultura- que nos permita reactivar la producción, genere empleo y eleve el ingreso; que posibilite insertar decorosamente al país en el mercado global y al mismo tiempo atienda las necesidades internas bajo una nueva visión universal.

Dicho de otra manera, el país requiere de un modelo alternativo, de una nueva visión que incorpore no solamente los aspectos monetario y financiero, sino que implique la problemática social y ecológica en su sentido más amplio.

México requiere de una nueva estrategia que de celeridad al desarrollo integral, sostenido y sustentable, es decir que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer las perspectivas de las generaciones futuras (Comisión Mundial sobre Desarrollo y Medio Ambiente, 1987), este sería el reto a alcanzar y ésta la prospectiva que nos debe ocupar (Cuadro 1).

CUADRO 1

La red de problemas que hay en el mundo

Prospectiva

La palabra prospectiva viene del griego 'prospekt' y significa el modo de mirar algo. Obviamente la forma de mirar no es un acto puramente objetivo, está sesgado culturalmente porque no hay dos personas que miren de la misma manera. Entendido así, el futuro es plural porque está abierto a todas las miradas y ofrece nuevas alternativas, es culturalmente diverso. (Elmandjra M. 1994)

Lo anterior nos posibilita prever un futuro promisorio para el país , incitándonos a construir un México alternativo que tome en cuenta nuestras propias necesidades, potencialidades y cultura, que revise incluso las experiencias exitosas de países 'no desarrollados' que hoy detentan tasas de crecimiento sostenido -Hong Kong, Singapur, Corea del Sur, Taiwan- economías que han podido promover la solidez de sus mercados internos sin menoscabo de su grado de inserción en los mercados mundiales (Cuadro 2).

Bajo esta visión la prospectiva para México deberá contener medidas alternativas de política que vayan más allá de preservar las finanzas públicas sanas, reducir el déficit de la cuenta corriente o contener los efectos inflacionarios derivados de la devaluación del pasado 22 de diciembre.

Pues es menester implementar una estrategia estatal que apoye a los productores de bienes y servicios, cuyas potencialidades fortalezcan el mercado interno y promuevan nuevas formas de organización e integración productiva, lo que impulsaría sin duda el ahorro interno, la inversión y la generación de empleos.

Hasta ahora no existe una verdadera política de promoción y fomento industrial, que apoye a las empresas micro, pequeña y mediana para lograr la competitividad que les exige el mercado mundial, a pesar de los diversos programas de apoyo implementados por Nacional Financiera desde 1985 y esto es indispensable, pues de acuerdo a datos de INEGI constituyen el 98% del total de establecimientos y absorben el 67.5% del personal ocupado.

Paradójicamente la política comercial que pretendía elevar sus niveles de producción y de exportación fue, por su apertura indiscriminada, la que les generó una competencia desleal y la baja productividad de la industria, el tipo de cambio sobrevaluado y las altas tasas de interés, deterioró la planta productiva, incrementó el desempleo y el déficit comercial, redundando en una mayor vulnerabilidad de la economía a las decisiones de entrada o salida del capital extranjero.

Por lo que, como bien señalan varios investigadores, debe propugnarse por otro tipo de política que no solo impulse la inversión productiva sino que la sostenga, a través de:

a) Regular la apertura externa en función de la competitividad de los productos, así como revisar sistemáticamente la política cambiaria para evitar la competencia excesiva y desleal, que destruye la planta productiva y aumenta el desempleo.

b) Apoyar la capacitación tecnológica con el fin de mejorar la productividad y competitividad de la planta productiva nacional. En este aspecto y considerando que el capital humano es pieza clave del desarrollo se requiere contar con una infraestructura educativa cuya capacidad técnico económica sea de largo plazo.

c) Determinar los productos y ramas que se van a impulsar a partir de sus potencialidades productivas y tomando en cuenta las tendencias del desarrollo tecnológico en los países desarrollados.

d) Controlar la inversión extranjera directa para garantizar flujos tecnológicos que apoyen el desarrollo de productos y ramas prioritarias.

e) Apoyar la sustitución de importaciones mediante créditos preferenciales, subsidios y exenciones tributarias.

f) Implementar un tratamiento impositivo diferencial e incentivos fiscales para las ramas prioritarias.

g) Asegurar relaciones intersectoriales e intraindustriales que provoquen efectos multiplicadores para el crecimiento de la demanda interna, el ingreso y el ahorro.

h) Desarrollar la infraestructura que permita un mayor dinamismo de los mercados.

i) Promover las exportaciones manufactureras con políticas cambiarias, financieras y comerciales adecuadas.

j) Adoptar estructuras administrativas y habilidades organizacionales acordes a la dinámica global.

Resumiendo, para lograr la competitividad internacional es necesaria una política industrial que auspicie la producción, elimine los rezagos tecnológicos y busque el desarrollo de tecnologías de punta, todo ello considerando nuestras propias potencialidades y fortaleciendo el mercado interno.

Los empresarios han insistido en este tipo de trayectoria proponiendo una política industrial donde el Estado juegue un papel básico; de apoyo al sector educativo y empresarial en la asimilación y creación de nuevas tecnologías.

Una estrategia donde el Estado asuma el desafío de incrementar el valor que los trabajadores agregan a la economía, promoviendo el desarrollo de sus capacidades y habilidades. Puesto que la educación y las habilidades de la mano de obra son hoy la principal arma competitiva que se tiene para alcanzar los niveles de calidad e innovación exigidos por el mercado global (Porter, M. 1991).

Y ciertamente la competitividad actual depende cada vez menos, de las ventajas salariales o de los recursos financieros acumulados y cada vez más, de la calidad de los recursos humanos y de la capacidad de generación de tecnologías apropiadas al medio ambiente.

En esta visión la verdadera riqueza de las naciones se sustenta en ecosistemas sanos y en ciudadanos despiertos capaces de resolver problemas mucho más complejos, los indicadores del desarrollo deberán incorporar en sus referencias los niveles de salud, alfabetización, calidad del medio ambiente, diversidad biológica y reparto equitativo de los ingresos (Henderson H. 1994).

Una Nueva Visión para Prospectar Alternativas

La visión emergente ya no considera como objetivo económico la maximización de la producción y el consumo, sino la maximización del bienestar humano; ha desechado la visión eficientista, mecanicista y fragmentada del mundo; rechaza la obsesión del hombre por controlarlo todo y no compartir nada; propone que la ciencia recupere su objetivo básico; el conocimiento del orden natural y el vivir en armonía con ese orden (Capra F. 1994).

Bajo estos valores es posible afrontar con nuevos bríos y desde nuevas perspectivas la crisis global del siglo XX.

En el caso de la crisis actual en México nos permite ver con claridad la realidad que nos envuelve, evita caer en las falacias del pasado en las que se basaron las propuestas del desarrollo y las estrategias para alcanzarlo, nos permite tomar en cuenta nuevos elementos para el diseño de un mejor futuro pues:

Da la oportunidad para no considerar en nuestros escenarios futuros, aquellos capitales que además de ser volátiles y expoliadores de recursos, empañaban la visión de la verdadera situación financiera en que vive el país.

Se reconoce que México es un país que tiene que vivir básicamente con sus propios recursos y valores y no compitiendo sino compartiendo con el entorno mundial.

Evita adoptar modelos que no correspondan a las expectativas sociales ni sean concordantes con nuestras verdaderas necesidades y potencialidades.

En suma, nos permite una visión más clara par prospectar un mejor futuro.

Referencias Bibliográficas


Amburgey, Terry y Dacin, Tina (1994) "As the left foot follows the right? The dynamics of strategic and structural change" Academy of Management Journal Vol. 37 No. 6

Casar, José I. (1994) "La situación de la Economía Mexicana. A la espera del empleo y el bienestar" Nexos No. 204

Capra, Fritjof (1994) "El Nuevo Paradigma Ecológico" Nueva Conciencia No.22

Comisión Mundial para el Desarrollo y el Medio Ambiente (1987) Our common Future. Oxford University Press.

Dornbush, Rudiger (1995) "México, La Locura, el Desplome y lo que sigue" Época, No. 189.

Elmandjra, Madhi (1994) "Diversidad Cultural: Clave para la Supervivencia en el Mundo" Primer Congreso Mexicano sobre Prospectiva. 'Los Futuros de México y el Mundo'.

Gallardo V. Anahí (1993) "El Entorno Macroeconómico Mundial y los Retos para la Estrategia Futura del País" Gestión y Estrategia, No. 4

Henderson, Hazel (1994) "Escenarios de Transición Global Hacia un Desarrollo sustentable" Primer Congreso Mexicano sobre Prospectiva. 'Los Futuros de México y el Mundo'.

Huerta, Arturo (1994) "Comentarios al Documento de Criterios Generales de Política Económica, 1994". Investigación Económica No. 207, Enero-Marzo.

Miklos, Tomás y Tello, Ma Elena (1991) Planeación Prospectiva. Una estrategia para el Diseño del futuro. Editorial Limusa.

Porter, Michael (1991) La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara.

Stigliz, J. (1989) "markets, market failures and development". American Economic Review, Vol. 79 No.2

Schmidheiny, Stephan (1992) Cambiando el Rumbo. Una perspectiva global del empresariado para el desarrollo y el medio ambiente. Fondo de Cultura Económica.

CUADRO 2
Instrumentos de apoyo a la competitividad en algunas experiencias asiáticas

1. Hong Kong

Capacitación. Impuesto de 30 centavos por cada mil dólares exportados en prendas de vestir y calzado. Los fondos se utilizan en la capacitación de los trabajadores del mismo sector.
Seguimiento de la evolución de la competitividad. El Consejo de Desarrollo Industrial, que incorpora industriales, funcionarios públicos de universidades, centros tecnológicos y organizaciones empresariales, realiza investigaciones técnicas y económicas sobre industrias importantes, define perspectivas y detecta obstáculos para actualizar el aporte estatal.
Productividad. El Consejo para la Productividad organiza misiones de estudio de tecnología y técnicas en el extranjero para industriales locales; provee servicios de adiestramiento, asesoría, asistencia técnica y de laboratorio en áreas de la productividad industrial, y realiza también actividades de enlace de centros tecnológicos con empresas industriales.
Promoción Comercial. El Consejo de Desarrollo Comercial provee servicios de investigación e información comercial y servicios de promoción de la diversificación de productos y mercados y de mejoras en la calidad, diseño, presentación e imagen de los productos. Se financia con cuotas canceladas por las empresas establecidas en el país.
Tecnologías modernas. La Corporación de Polígonos Industriales está orientada a apoyar el establecimiento de industrias intensivas en tecnología que requieren grandes espacios físicos, facilitando terrenos y servicios.

2. Singapur

Capacitación. El Fondo para el Fomento de la Capacitación, al que los empleados aportan 1% de la planilla salarial, está abierto para la capacitación y recaudación de sus trabajadores. El Fondo otorga además incentivos financieros a los empleadores por medio de varios programas de donaciones para capacitación.
Internacionalización. La Junta de Fomento del Comercio de Singapur, encargada de la promoción exportadora, hoy alienta y ayuda a que las empresas establezcan oficinas en el extranjero, mejoren el diseño de productos y embalajes, comercialicen nuevos productos y servicios y participen en licitaciones para obtener contratos en el exterior.
Apoyos tributarios a la exportación. Excención parcial del impuesto a las empresas, Las empresas manufactureras que exporten más de 60,000 dólares o el 20% de sus ventas anuales totales cuentan con una excención parcial de impuesto (respecto del 90% de los beneficios adicionales por encima de la base de exportación; el periodo de excención suele ser de cinco años y la base de exportación, el promedio de los beneficios de exportación de los últimos cinco años). Los gastos derivados de participación en ferias, exposiciones, misiones comerciales, gastos de publicidad, en comunicaciones y mantenimiento de oficinas comerciales en el exterior, están afectos a doble deducción en la renta bruta, para efectos tributarios.
Incentivos fiscales para la economía global. Asistencia técnica en investigación y desarrollo, perfeccionamiento del diseño elaboración de productos, mejoramiento de normas de calidad, capacitación del personal técnico y de gestión. Incluye beneficios adicionales por la condición de "precursor", incentivos a la expansión, desgravación de inversiones, préstamos extranjeros para adquisición de equipo productivo y deducciones por dependencia acelerada.
Ayuda para investigación y desarrollo. Las subvenciones a las empresas cubren del 30 al 70% de los costos directos de los proyectos pertinentes de las empresas. Se puede conceder una desgravación fiscal de hasta el 50% de la inversión fija en este campo.


Fuente: Osvaldo Rosales. Política Industrial y Fomento de la Competitividad. Revista de la CEPAL No. 53. Agosto 1994.