El Viajero

Le llamaron apátrida, le obligaron a medir el valor del deseo. Le pusieron límites a su mirada y sin preguntas ni argumentos desnudaron su piel y su alma.

Le arrancaron sin piedad la inocencia, gravó con lamentos la triste historia trastocada y su voz quebrada, sin aliento engendraron sin premisas y el horror y el desconcierto.

Ya estaba quieto el paisaje atronador de imposibles sufrimientos.

Ya la luna menguaba su blancor imperfecto.

Fronteras asimétricas palpaban la inmensidad de su exacta piel desnuda.

Y una noche de llanto y vergüenza la muerte puso alas a sus pensamientos

Yo soy quien elige -gritó- y sus párpados su cerraron.

Un silencio anodino anunciaba el tiempo de la despedida. Murmullos oscuros dibujaron su memoria y la muerte le saludó desnuda y sin mentiras: solo quedaron sus retos.

Y desde el cielo grita una voz; yo no soy apátrida, solo soy un viajero.


11 de marzo de 2004

(A todos los que han colaborado sin distinciones con sus ayudas, ¡Grácias!)

"Los Dioses no matan a gente y menos a los inocentes"


Autor: Susana Gómez ®