En entrevista con el Diario El País

Andy García: "Actuar es mi forma de vencer la timidez".

Como desmintiendo esta afirmación, el actor cubano incursionó en la música y ya tiene dos discos en el mercado. Además, debutó como director en el documental Cachao: Un Ritmo como Ninguno.

Por Copyright El País, Derechos exclusivos para La Tercera


Como actor, no hay papel que se le resista, ya sea de capo mafioso en El Padrino III o en Hoodlum; o del otro lado de la ley, como demuestra en Los Intocables o en Medidas Desesperadas, su último estreno. Como ser humano, la timidez atenaza a Andy garcía, el actor más popular dentro de Hollywood que se amntiene fiel a la sangre hispana que corre por sus venas. "Tengo un personaje en el que esconderme", justifica, puro habano en mano y con un marcado acento cubano en sus palabras. "Pero, fuera de mi trabajo sigo conservando mi forma de ser. Actuar es mi forma de vencer la timidez". Este cubano de nacimiento y estadounidense de pasaporte siempre ha entendido el mundo de la interpretación como una forma de acabar con la mediocridad. Cuando quiere describir sus carrera nunca aparecen las palabras fama, dinero o triunfo -aunque disfrute de las tres-, sino las de familia, pasión o perfección.

Hijo de un abogado y granjero cubano que tuvo que emigrar a Estados Unidos con la llegada de Fidel Castro, Andy García tiene muy claro que la familia es lo primero. "Cuando escojo un trabajo, lo primero que pineso es en mis hijas. Sé que siempre relacionarán a su padre con el personaje que interpreta en la pantalla y eso es una gran responsabilidad", explica. Esta fue una de las razones que le hizo aceptar el papel de Medidas Desesperadas, donde interpreta a un policía que no se detiene ante nada con tal de conseguir el transplante de médula que salvará la vida de su hijo. Y fue a su padre a quien tuvo en mente cuando aceptó interpretar a Federico García Lorca en Muerte en Granada, aunque en este caso tiene que reconocer que sus raíces hispanas fueron aún más fuertes que los lazos familiares. "Intento buscar refugio del exilio en la cultura, no en la política. Hay proyectos que son capaces de devolverme mis raíces de hacerme sentir un poco más cerca", asegura.

Pasión actoral

Lo de la pasión le viene desde pequeño, cuando en su primer año de colegio en Miami decidió ser actor. "Todos se reían de mí, pero mi familia me apoyó mucho, aunque no comprendieran por qué quería ganarme la vida de una forma tan errática", recuerda. No es de sorprender la extrañeza familiar al ver sus primeros trabajos en salas de teatro regionales, consiguiendo el suficiente dinero como para pagar la gasolina y pare usted de contar. Sus primeros papeles en el cine comenzarían a florecer con su llegada a Hollywood, donde debutó, en 1983 con Blue Skies Again, y realizó al menos un papel destacadoa la año, hasta ser descubierto por la crítica en Los Intocables. Su interpretación como uno de los ayudantes de Eliot Ness le sirivó de catapulta en una carrera donde consiguió su única candidatura al Oscar hasta la fecha, gracias a su trabajo con Facis Ford Coppola en la tercera entrega de El Padrino.

"A Francis tuvieron que convencerle de que me aceptara para el papel porque mi nombre fue idea de Frank mancusso, entonces presidente de paramount, y que es como un padre para mí", aclara sobre las reticencias del realizador a la hora de contratarle. En este punto es donde la pasión por la interpretación se convierte en tesón y perseverancia para conseguir la perfección, porque, aunque García comparte la opinión de aquellos que consideran que la interpretación es un don, también es de los que suscribe el dicho popular "a Dios rogando y con el mazo dando".

"Es un germen que te es dado y que estimula tuc creatividad -aclara- pero que siempre puede ser mejorado. Lo peor es la mediocridad".

Elementos en juego

La combinación de familia, pasión y perfección ha dado buenos resultados en una carrera donde no parece haber sitio para la codicia. Como dice García, si te pagan bien por lo que te gusta hacer, `por qué enpeñarte en hacer aquello que no te gusta para que te paguen más.

"Creo que mi éxito -añade-, se traduce en una casa más grande. Claro que se fijan más en mí y tengo menos imtimidad, pero no llevo ese estilo de vida por el que Hollywood es famoso. Lo único que ha variado es que soy un realizador mucho mejor de lo que era hace diez años. Y un mejor músico, espero". De esto último hay prueba, con dos discos en el mercado que llevan su nombre junto a la música de Israel López Cachao o en la canción interpretada en Hoolum, donde dio vida a Lucky Luciano.

En su opinión, la música y la interpretación son mundos que están estrechamente undios, si se compara el ehcho de actuar con una sesión de jazz donde lo que sirve es la sociación libre, la espontaneidad y la capacidad de traducir de forma artística las emociones. Su amor por las congas y los bongos tamibén fueron los culpables de su debut como direcotr, al frente del documental Cachao: Un Ritmo como Ninguno, una experiencia que lleva años queriendo repetir. "Si tuvieron que pasar 15 años para que Andurew Davis hiciera realidad Steal Big, Steal Little, y fueron necesarios nueve hasta que Muerte en Granada fue un hecho,¿qué son ocho años preparando La Ciudad perdida?". El filme se centraría en un cabaret de La Habana en la época previa a la revolución, donde García interpretaría el papel del dueño del local.


La Tercera en Internet

15 de marzo de 1º998

latercera@copesa.cl

Derechos reservados Consorcio periodística de Chile COPESA S.A.



********************