POEMAS PARA MIS HIJOS
por Nancy Lateulade


María Virginia, María Macarena y Juan Carlos
Maldonado(Uruguay), Abril 1980




A MIS HIJOS

Hijos, cuando me busquen
búsquenme en el mar, en la ola,
en la espuma, en la marea.
Yo seré allí, toda, nuevamente,
totalmente vuestra.
Irisdiscente, verde, gris, azul y oro
y por siempre bella.
Un día les dije que en el mar
estaba el origen de mi alma
transparente y etérea.

1973


MARÍA MACARENA

María Macarena, Macarena María,
¡tienes nombre tan gitano!
Mi dulce María bonita.
Rizos de oro y ojos verdes,
cuando bailas gitanita,
¡mil castañuelas se escuchan!
¡Mil panderetas se agitan!
¡Naciste maja mi niña!
Mi María Macarena,
mi dulce pequeña hijita.

1975


TENLE CONFIANZA

Tienes alma de cristal y de azucena,
mirada de terciopelo, ojos de gacela.

Tienes la sensibilidad de una mariposa
y la fragante naturaleza de la rosa.

Eres un ángel que equivocó la senda,
no es para ti de la vida la contienda.

Eres un ser tierno que ama a los niños,
que va por la vida sediento de cariño.

No comprendes de la vida la faz oscura,
eres un ser de la luz, pleno de ternura.

Hija de mi alma siempre recuerda
que traías en el alma dos castañuelas.

María Macarena, de la Virgen de la Esperanza,
llevas el nombre, siempre tenle confianza.

Abril 1999


A MI HIJO JUAN CARLOS

Cuando no quieras llorar aunque las lágrimas,
raudas afloren a tus ojos, hijo mío,
deja que torrenciales corran por tu cara
y que laven las heridas de tu espíritu.
¿Qué no es de hombre llorar, quién te lo dijo?
¿Tú padre, una mujer, o algún amigo?
Yo desconfío de los hombres que no lloran,
¡son incapaces de amar! Llora hijo mío.

Febrero 1998


MI HIJA MARÍA VIRGINIA
(Para su cumpleaños 30 de mayo de 2003)

Rosa de mayo que a mis días alienta,
enamorada de la soleada vida,
busca en sus sombras el alba que prometen,
a la noche, recuerda, sigue el día.

Rosa de mayo, tu risa cual cascada
musical, siempre añora y recuerda
mi materno sentir, y tus palabras
en ajeno dolor, borrando penas.

Rosa de mayo, devota de la Virgen,
que la Santa Madre te proteja,
que te guíe hacia sendas luminosas,
que en tu espíritu la alegría sea perpetua.



SUPREMO INTENTO

Hija, cuando te vayas intentaré ser
aquella, la que forjó en tu mente
la imagen que tú tienes de la madre,
intentaré ser, la que soñé ser siempre.

Hija, si te vas, lloraré sin lágrimas,
ya que un día te dije que eras como un ave
y mi misión las alas entrenarte,
y la exacta dimensión del vuelo darte.

Intentaré ser como el arquero,
que apuntando al blanco en el centro acierta,
mas alguna vez lo dije en mi poesía,
¡detesto los cambios del veleidoso tiempo!

Le llaman neurosis, le llaman locura,
me tiembla la mano, a pesar que quiero
ser como la tórtola, ser como el arquero.
¡Mas aceptar no puedo del tiempo la premura!

1985

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