ARRIESGARSE AL DESAMOR ES UN GRAN ACTO DE VALENTÍA


Natalia Millán (Madrid, 1969) no es sólo un rostro televisivo. Su paso por series como El súper o Un paso adelante la han descubierto al gran público, pero el teatro es su gran pasión. Cabaret le despertó los instintos de actriz y le llevó a estudiar interpretación, canto y danza. Ahora Natalia verá cumplido uno de sus sueños: actuar en el Cabaret que se representará el próximo otoño en Madrid. Mientras tanto, Natalia rueda este verano en la Costa Brava su primer filme como protagonista, Nubes de verano. A las órdenes del director Felipe Vega, dará vida a Ana, una mujer que se ve envuelta en lo que el cineasta llama un “suspense sentimental”.

¿Cómo te llegó el guión de Nubes de verano y qué te atrajo de él?
Recibí el guión como llegan todos, para hacer una prueba. Pero es cierto que de los guiones que han pasado por mis manos –que tampoco han sido tantos– es el que más me ha gustado porque está muy bien escrito y profundiza mucho en la personalidad de cada personaje. El filme plantea conflictos cotidianos, que son los que realmente importan porque te transforman y te hacen pensar. Es un material que crea un caldo de cultivo muy interesante para el actor. Además, el guión está escrito por el director, Felipe Vega, y por Manuel Hidalgo, que es un periodista al que admiro desde hace muchos años.

Felipe Vega define el filme como “suspense sentimental”. ¿Estás de acuerdo con él?
Sí, pero hay que puntualizar que la película no lleva implícito ningún juicio moral. Claro que hay buenos y malos, pero el filme no es maniqueo. Lo que pasa es que hay personajes que son revulsivos para la gente que tiene la vida muy organizada, con una cierta convencionalidad y que viven algunas renuncias con aparente tranquilidad y alegría: de repente les mueven la tierra debajo de los pies y se tienen que replantear todo. ¿Es malo eso? A lo mejor no, porque si se remueve y aquello resiste, la relación sale fortalecida. Y si finalmente se abre el suelo, quizás es porque no estaba demasiado firme. Es lo que sabemos todos de las experiencias personales.

¿En el amor hay valientes y cobardes?
Creo que sí: arriesgarse al desamor es un acto de valentía muy grande e implica un riesgo que no siempre se corre. Yo creo que sí hay que arriesgarse.

El rodaje es en la Costa Brava. ¿Conocías ya la zona?
Conozco Cadaqués y sus alrededores. La verdad es que Cadaqués me fascinó. Cuando hago un viaje, siempre me entusiasmo bastante. Pero siempre me hago una pregunta: “¿Me quedaría a vivir aquí hasta el final de mis días?”. En la mayoría de los casos me respondo que no, porque tengo mucho cariño a Madrid y me gusta volver a casa. En Cadaqués mi respuesta fue que sí. Me fascinó la luz, y espero reencontrarla de nuevo.

Este es tu primer papel protagonista en cine. ¿Cómo afrontas este nuevo reto?
Con muchísimas ganas, porque la forma de trabajar en el cine es mucho más cuidada, sobre todo por una cuestión de tiempo. En el cine hay una cosa muy buena para el actor: el guión no es un cheque en blanco, como pasa en una serie, donde tienes unos capítulos y no sabes muy bien dónde va el personaje. Es posible profundizar más y darle más coherencia. Es un viaje más profundo, y me apetece mucho hacerlo.

Supongo que tenías ganas de hacer cine...
Sí, pero cine como éste. Porque en general se cree que todo el cine es estupendo, y a veces hay películas que no lo son, personajes que no son interesantes. En este caso, sí.

Hasta ahora la televisión es quien ha dado a conocer más tu trabajo. ¿Cómo valoras ese paso por la pequeña pantalla?
Muy bien. Aparte de que lleva varios años dándome de comer, he abordado personajes de responsabilidad y he aprendido muchísimo. Además, la tele te da muchos reflejos y agilidad, porque se trabaja muy rápido. Hay que confiar mucho en el instinto y es como un salto al vacío cada día. También es verdad que el trabajo es más superficial.

Tu papel de Adela en Un paso adelante es el de una mujer fuerte y con carácter. ¿Te identificas con ella?
Cuando construyes el personaje siempre buscas en ti aspectos que sintonicen con ese personaje. Pero hay una cobardía de sentimientos en el personaje de Adela que nos separa. Adela es una mujer bastante autodestructiva y a quien le cuesta mucho permitirse el amor. Ahí hay un abismo bastante grande entre ella y yo. En otras cosas sí podemos parecernos más, como en el pasado de bailarina.

También has hecho mucho teatro. ¿El público valora poco ese trabajo en los escenarios?
Yo empecé en el teatro, sí, y me encanta, para mí es lo mejor. Y me sorprende porque yo pensaba que el público valoraba también el teatro, ya que es la cuna de la interpretación, donde se hace realmente un actor. Y me encuentro con comentarios del estilo: “¡Ah! Estás haciendo teatro. Vaya por Dios, hay que hacer de todo.” Y entonces pienso que a lo mejor la gente considera más importante la tele. También ahora hay un fenómeno televisivo muy raro en el que se hipervalora aparecer en la tele, y creo que esto está haciéndonos daño a todos, no sólo a los actores y a los periodistas, sino también a los espectadores.

¿Tu intención es seguir subiendo a los escenarios?
Sí, de hecho tengo un proyecto maravilloso: voy a hacer Cabaret, que es uno de los sueños de mi vida y por fin se va a realizar. Yo empecé haciendo comedias musicales en Madrid, pero en concreto Cabaret me impactó muchísimo cuando lo vi. Junto con All that jazz, también de Bob Fosse, fue lo que me hizo decidir a trabajar en esta profesión.

¿Cómo definirías tu momento profesional?
Muy dulce. La película me hace mucha ilusión, y luego está Cabaret. Además, los dos personajes son completamente distintos, y muy diferentes también del de Adela en la serie.

MUCHÍSIMAS GRACIAS A SARA MIGUEL POR PASARNOS LA ENTREVISTA
2/06/03


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