ðHwww.oocities.org/es/nemfics/epda1.htmwww.oocities.org/es/nemfics/epda1.htm.delayedx-bÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈàû„¦ÆOKtext/html߸y,¦Æÿÿÿÿb‰.HSun, 04 Aug 2002 23:45:01 GMT¹ Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *)bÕJ¦Æ >>> El Poder de Akane (cap. 1) <<<
 

 

 
   
 

 

El Poder de Akane  

 

 

Nota de la autora:

“Hola a todos y bienvenidos a 'El Poder de Akane', mi primer fanfic.  Para mí, como supongo que para la mayoría que lean este fanfic, Ranma ½ siempre ha sido y será mi serie manga favorita, y Rumiko Takahashi la mejor, pero (todo siempre tiene un pero ¿no?) he de reconocer que tanto en el final del anime como del manga no encontré lo que había esperado desde el principio de la serie, que Ranma se declarara a Akane, que se casaran o que simplemente se diesen un pequeño beso.  Así que supongo que este es el fundamento de hacer un fanfic, hacer "realidad" lo que yo desearía que hubiese pasado. 

El fic se centrará principalmente en Ranma y Akane como protagonistas, a partir de ese "tiempo extra" en el que acaba el manga, pero no va a ser una historia de amor porque aunque sería precioso encontrarnos con un Ranma que declara sus sentimientos abiertamente a Akane si temor, todos sabemos que eso no ocurrirá.  De este modo intentaré seguir con la metodología de Rumiko haciendo una mezcla de humor, aventura, romance, drama y todo girando siempre alrededor de una atmósfera  marcial (sólo espero ser capaz de narrar bien una pelea).”

Bueno, eso fue lo que escribí hace ya algo más de un año y medio, cuando escribí el primer capítulo de este fic.  Las cosas han cambiado mucho, mi paso por internet y los fanfictions de Ranma ½ han dado unos pasos alocados hasta llegar a hoy, sintiéndome muy afortunada de tener grandes amigos y haber conocido a tantísimos fanáticos como yo a esta serie, y sobre todo de haber conseguido hacer realidad un sueño que hace un año y unos días mi queridísima amiga Danae y yo comenzamos al crear nuestra propia web: El Portal de Ranma y Akane.  Supongo que todos estos cambios me han afectado a mi escritura, no sólo por retrasarla tanto, sino porque al cambiar yo, también ha cambiado poco a poco mi estilo.  Es por este motivo por el que no he podido evitar tener que rescribir el primer capítulo de El Poder de Akane, que aunque por supuesto no ha cambiado su esencia ni el argumento, ahora sí encuentro en sus líneas lo que realmente quería expresar y por mi inexperiencia como escritora no conseguí entonces.  Espero os guste el cambio y sigáis apoyándome como hasta ahora.  Sólo tengo palabras de agradecimiento para todos vosotros ¡gracias por estar a mi lado en cada uno de los proyectos en que me embarco!

Y ahora sí os dejo leer tranquilos.  Pero eso sí, aviso, si este capítulo fue largo antes… lo es mucho más ahora ^__-

Un beso muy fuerte

Vuestra siempre amiga

Némesis 

PD: Ya sabéis, cualquier cosa que queráis decirme podéis hacerlo enviándome un e-mail a la siguiente dirección, y prometo intentar contestar pronto:

nemfics@yahoo.es


Datos de interés:

(...)  comentario de la autora

"..." pensamientos de los personajes

*...* algún sonido

[...] un lugar

****  cambio de escena

<<...>> un recuerdo

<===> una escena de recuerdos


Todos los personajes que aparecen en este fanfic son propiedad exclusiva de Rumiko Takahashi, pero teniendo en cuenta que no voy a sacar ningún bien económico con esto hagan el favor de no denunciarme ¿si?


 

Parte 1

El poder de la Lucha

 

Había sido un hermoso día en Nerima, el sol lució resplandeciente y muchos fueron los que decidieron disfrutarlo paseando por el parque de la localidad; mas nada es como se espera en esta alocada ciudad y ahora, ya cerca del atardecer y sin previo aviso, la lluvia comenzaba a caer, provocando la estampida de todos hacia sus casas o cualquier lugar donde poder resguardarse de la fuerte lluvia.  En pocos minutos el parque quedó en calma, pero no en completa soledad.  Allí, bajo un gran árbol, sentada con las rodillas pegadas al pecho y abrazando con fuerza sus piernas, se encontraba una joven, la cual parecía ausente, como si ni siquiera se hubiese percatado de que había comenzado a llover y el árbol bajo el que se encontraba ya no le servía de protección debido al ímpetu con que caía el agua.  Aquella joven era verdaderamente hermosa, pero es ese momento, a primera vista, era difícil descubrir esa belleza; totalmente empapada y sucia, con un roto en su vestido, que ahora, por la acción de la lluvia, se manchaba con el barro que se formaba bajo ella…, y su mirada, perdida más allá del infinito, destellaba amenazando con verter lágrimas de desolación.

Akane no podía pensar, tal vez no deseaba hacerlo…, se sentía cada vez con menos fuerzas, al ritmo en que sus sentimientos golpeaban impasibles su mente y su alma.  ¿Qué le estaba ocurriendo?  Ella, que había superado en su vida todo tipo de pesares, que tenía como lema no rendirse y nunca nadie logró que dejara de luchar, ella, a la que ni el inmenso poder del Kinjakan había podido matarla… ella, ahora…  Sin desearlo, recordaba una y otra vez lo acontecido en la lucha contra Saffron, su fallida boda con Ranma y todo lo ocurrido en aquellos seis días que habían pasado desde entonces.

“¿Cómo es posible que las cosas hayan cambiado tanto en tan poco tiempo?” pensaba sintiendo el alma abatida, cansada, deprimida… perdida… “No soy ni sirvo para nada… sólo un estorbo…  Todos estarían mejor sin mí, si no existiese… todos…”  Con una profunda respiración intentó centrarse, consiguiendo tan sólo que la entrada del aire fuese como una daga clavándose en sus pulmones.  “Podría ir y golpear a Ranma, eso siempre funcionó…, pero no puedo volver a casa, no quiero, yo… yo… sólo… deseo morirme…”

¿Morirse? Ese simple pensamiento hizo reaccionar a cada uno de sus sentidos.  Ella no era ninguna perdedora.  Una Tendo jamás se rinde.

“No, no deseo morirme, ¡lo que quiero es matar a Ranma!, a ese imbécil, a ese idiota,… tirarlo por un puente, uno alto, muy alto, y después golpearle mucho, sacar el mazo más grande que pueda encontrar y… y…”

- ¡¡¡AAAAAHHHHH!!!  ¡¡¡¡¡RANMA NO BAKA!!!!!

Ese grito de desesperación e impotencia fue lo único que alcanzó a decir antes que las lágrimas encontraran su vía de escape y un nudo se instalara en su garganta.

 

Capítulo 1

Un viaje inesperado

 

(La historia comienza justo donde termina el manga)

Ranma y Akane corrían hacia la preparatoria Furinkan después de haber faltado a clase por varios días.  A cada paso que se acercaban a su destino ambos se sentían más nerviosos, pudiendo imaginar al interrogatorio indiscriminado al que serían sometidos, debido al desastroso intento de matrimonio del pasado día.

Ranma había emprendido el camino esta vez, y por primera desde que llegó a Nerima, en el suelo al lado de Akane.  Él sentía el impulso incontrolable no sólo de estar al lado de su prometida, sino de hacerle notar a ella que realmente lo deseaba; y así prosiguió, corriendo a su lado, disfrutando en silencio de su cercanía, hasta que pudo descubrir en la sonrisa serena de Akane, que ella también disfrutaba como él.  Esto supero la poca valentía que Ranma nunca tuvo cuando estaba cerca de ella, y antes que ésta notase el sonrojo en su rostro, subió a la valla que bordeaba el canal y allí siguió su trote tal y como lo había hecho desde el primer día que fue a la escuela.  Akane sólo perdió la sonrisa al notar su acción, cambiándola por una mueca de disgusto.

En un par de ocasiones Ranma estuvo a punto de perder el equilibrio y chocarse con algún que otro poste del camino. Aunque ya lejos de Akane, no podía evitar seguir mirándola silencioso a cada instante, controlando cada uno de los movimientos de la joven.

Akane comenzaba a perder la paciencia, en realidad nunca la tuvo cuando Ranma actuaba tan extraño como ahora.  En ocasiones así a Akane le parecía imposible comprender que pasaba por la cabeza de su prometido.  Resopló alejando estos pensamientos y así, sin ánimos de comenzar una discusión, simplemente aceleró el paso deseando llegar cuanto antes a la escuela, mas no habían pasado ni diez segundos de esto cuando Akane notó como Ranma saltaba de la valla y comenzaba a correr de nuevo por el suelo un poco por detrás de ella.

“A esta velocidad ni yo puedo correr por la valla y mirarla al mismo tiempo sin romperme algo.  ¿A qué tanta prisa?  Tampoco vamos tan tarde…” se preguntó el muchacho.

Akane, sintiendo que no podía aguantar más, paró en seco su carrera.  Ranma, imitándola, estuvo a punto de caer de espaldas al intentar frenar tan de improviso.

- ¿Qué te pasa? – preguntó con cierto tono de crispación en su voz la joven Tendo, mirando interrogante a los ojos de su prometido.

- ¿De qué hablas? A mí no me pasa nada – respondió poniéndose a la defensiva.

Akane frunció el ceño como respuesta, y no dándose por vencida continuó diciendo:

- Por supuesto que te ocurre algo, te conozco muy bien y te estás comportando muy raro desde hace un rato.

- Ey, ¡aquí la única rara eres tú! – contestó irrespetuoso, consiguiendo que la ira de Akane comenzara a crecer - ¿Y sabes?  Todo este rollo de psicoanalista no le pega nada a una marimacho como tú – Ranma le sacó la lengua burlonamente comenzando a correr de nuevo, aunque no demasiado rápido, lo suficiente para que Akane pudiese alcanzarlo, mientras él intentaba borrar la sonrisa de felicidad que asomaba ahora en sus labios.

En un momento Akane llegó junto a Ranma y demostrando su enfado con una de esas miradas que podrían helar el infierno, puso punto y final a la conversación con un:

- ¿Si yo soy rara, qué eres tú, fenómeno? – Ranma sudó frío ante ese tono de voz que nada bueno podía traerle – Yo preocupándome por ti… - prosiguió Akane - …y tú… tú… ¡idiota! – gritó mientras golpeaba en la cara a su acompañante con su cartera y comenzaba a correr a toda prisa dejándole allí tirado en el piso.

Ranma comenzó a incorporarse sobando su adolorida nariz y de nuevo sonrió al pensar “Ella se preocupa por mí…”  Al mirar al frente ya casi no pudo ver la silueta de la joven en la lejanía, así que sin pensarlo se levantó de un salto y corriendo tan rápido como pudo gritó:

- Maldita sea, Akane ¡Espera!

Akane, por su parte, por fin divisaba la entrada a la escuela Furinkan y una sensación de alivio creció en ella, sensación que fue de inmediato cambiada por una de rabia al aparecer frete a ella, bloqueando la entrada a la preparatoria, Kuno Tatewaki, sujetando su boken en una mano y un espléndido ramo de rosas rojas en la otra.  Akane recordó con furia como Kuno había aparecido en su boda, katana en mano, dispuesto a rebanar a quien fuera para impedir que se casase con Ranma.  Su roja aura comenzó a brillar y se dirigió hacia Kuno dispuesta a hacerle pagar, pero Ranma se le adelantó.  Él había saltado por encima de ella y le había propinado una patada lateral a Kuno en la cara que lo dejó estrellado contra un muro.  Parecía evidente que Akane no era la única que estaba irascible por todo lo que pasó el día anterior.

- Que tengas buenos días, Kuno - dijo Ranma con un tono irónico. - Vamos Akane – dijo andando despreocupado hacia la entrada del edificio.

- No hacía falta que me defendieras, yo podía arreglármelas si ti – le acusó Akane aún enfadada andando detrás suya.

- ¡¡¿¿Y de dónde sacas que te estaba defendiendo??!!  Ni loco haría nada por una marimacho fea y desequilibrada como tú. – replicó Ranma deteniéndose, como en una lucha para ver quien podía estar más enfadado.

Sin duda esto fue lo más estúpido que Ranma pudo haber hecho.  Akane, que aún acumulaba en su interior toda la rabia que tenía preparada para descargar sobre Kuno, no lo dudo dos veces y saltó sobre Ranma imitando la patada que acababa de realizar él, enviándolo al lado de Kuno en la pared.

- Eso...dolió...mucho... – masculló el chico de la trenza.

- ¡¡¡Pues te aguantas!!! ¡¡¡No eres más que un baka!!! – sentenció la chica.

Akane entró en el interior del edificio visiblemente enfadada.  Ranma la vio alejarse mientras intentaba desincrustarse de la pared.

"Esa estúpida niña.  Encima que la ayudo, me pega y me insulta.  Además, se la debía a Kuno y no iba a quedarme con...."

- ¡¡¡¡¡AAAAAAIIIIIIYYYYYYAAAAAAAAA!!!!! – escucharon extrañados Ranma y todos los que se encontraron en el patio de la entrada a la escuela.

"Esa es la voz de Akane.  No, otra vez no" pensó asustado Ranma

- ¡¡¡¡Akane!!!!

Ranma corrió desesperado hacia dentro el edificio, de donde provenía el grito de Akane.  Mientras corría, en su mente se apareció la imagen de Saffron y Kiima y una sensación de terror lo envolvió. "No, no dejaré que la toquen.  No voy a perderte otra vez, Akane"

- ¡¡¡¡Akan...!!!! ¿¿¿....???

Akane se encontraba en el hall de la escuela.  A su alrededor podía haber al menos 100 estudiantes, la mayoría de ellos muchachos, que la acosaban a preguntas todos a la vez.  Ranma instintivamente miró hacia todas partes intentando encontrar al enemigo, pero antes de terminar de inspeccionar volvió a escuchar a Akane gritar:

- ¡¡¡Ya basta!!!  ¡¡No os acerquéis más!!

- No te preocupes Akane, yo me casaré contigo - dijo uno de los estudiantes.

- No, ella se casará conmigo - dijo otro.

- Sí, Akane, deja a ese idiota de Saotome, sólo es un cobarde que no te merece.

- Ya... me... estáis... ¡¡¡HARTANDO!!! – gritó furiosa Akane.

¿Cómo se atrevían a intentar nada con ella, a acosarla tan descaradamente?  Ella ya estaba dolida porque la boda no se hubiera celebrado y no necesitaba que aquellos estúpidos chicos vinieran a recordárselo.  Además, si ella había perdonado a Ranma, si ella, que era la verdaderamente afectada del asunto, no le culpaba a él de nada de lo ocurrido, aún menos ellos eran nadie para juzgarle y atreverse a decir si era o no merecedor de ella.  ¿Qué sabrían esos chicos de lo que ella sentía?  Akane golpeó a una docena de muchachos que se habían abalanzado sobre ella, pero pronto se volvieron demasiados, no podría contenerlos a todos.  Vio espantada como el resto de los estudiantes se le venían encima, impotente, preguntándose por un segundo, solo uno, cuándo perdió la facultad de enfrentarse a los chicos del Furinkan sin problemas, abandonando pronto ese pensamiento y buscando al que ya siempre recurría.

- ¡¡¡Ranma!!! – gritó pidiendo ayuda.

Sin tardarse un instante Ranma llegó hasta ella, la tomó en sus brazos y derribando a algunos alumnos huyó de la escena. - ¡Te tengo!  Salgamos de aquí – dijo en un tono que a Akane no pudo más que sumisamente hacerla sentir segura.

- Gracias, Ranma, eso se había puesto muy feo. – le susurró abrazándose a su cuello mientras el chico saltaba de árbol en árbol.

Ranma pronto llegó a la azotea del Furinkan y se detuvo.  Allí nadie les molestaría.  Se quedó de pie, sosteniéndola aún en sus brazos, y mirando sus enormes ojos cafés.

- ¿Quiere decir eso que ya no estás enfadada conmigo? – preguntó mientras una sonrisa sincera y esperanzadora se dibujaba en sus labios.

- Bueno... no..., - Akane bajó la mirada avergonzada y en tono mimoso contestó -  …quizás sólo un poco.

Algo crecía a cada instante en el interior del corazón de Ranma, ¿para qué engañarse?  Las cosas habían cambiado entre los dos y aún debían cambiar mucho más.  ¿Por qué debería tenerle miedo a esa dulce niña?

- ¿Y si nos quedamos un rato más así me terminarás de perdonar? – le incitó acercándola aún más a su cuerpo en su abrazo.

- ¿¿Así?? – repitió Akane al mismo tiempo que su corazón alterado dio un vuelco.

Akane estaba sorprendida  y no era capaz de ocultarlo.  A Ranma le encantó verla así y sonrió aún más abiertamente, sabiendo en su subconsciente que aquella sonrisa tan atractiva siempre conseguía que el corazón de cualquier chica latiera con nueva fuerza en su pecho y que un ligero rubor apareciera en sus mejillas, y sabiendo en su conciente que esa sonrisa sólo podía ser, ahora y siempre, para Akane.

- ¿Sabes? – Ranma acercó su rostro al de ella, embriagado por su aroma y su cercanía, rompiendo la distancia rozando casi imperceptiblemente su mejilla con la de ella, dejándose llevar - Le estoy cogiendo gusto a esto de tenerte en mis brazos.

Akane ya no tenía fuerzas para luchar contra sus sentimientos, tampoco quería hacerlo, su corazón mandaba ahora y lo haría siempre si aquel hombre se lo pedía.  Con un simple y suave - Ranma... – lo dijo todo, ella ya era toda suya.

Ranma la dejó cuidadosamente en el suelo, pero no se apartó de ella y siguió tomándola por su cintura.  Akane tampoco le soltó, en aquel momento nada la alejaría de él.  Si tan sólo él se atreviese de una vez… Los dos continuaron ahí durante unos instantes, muy cerca el uno del otro, mirándose a los ojos, diciéndose con la mirada todo aquello que por miedo y orgullo se negaba a salir de sus bocas.

"Ella puede ser tan hermosa a veces,... tanto..." no podía evitar pensar Ranma -  Sí,... - susurró acercando sus labios al oído de su prometida - ...simplemente kawaii (bonita).

Akane se volvió hacia él para volver a mirarlo.  Los ojos de Ranma denotaban una gran ternura y sinceridad, y Akane se sintió emocionada y feliz a la vez, sin saber de que tenía más ganas, si de reír o de llorar.  Pero eso no importaba ahora.  Ella le brindó una sonrisa hermosa, de esas que conseguían detener su corazón, y le acarició suavemente la mejilla, haciendo que el corazón de Ranma casi saliera de su pecho al sentirlo.  Ranma siguió el juego, sin prestar atención a nada más que a ella, acarició su pelo, notándolo juguetón entre sus dedos por el movimiento que le causaba el viento, preguntándose como algo tan sencillo y natural como el movimiento de su azulado cabello podía hacerle quererla aún más. "Quizás debería hacerlo...” se decía a si mismo mientras no dejaba de mirarla  “Aquí estamos por primera vez solos desde lo de la boda.  Ella se había visto tan increíblemente hermosa vestida de novia…  Entonces me entró el pánico y no fui capaz, pero ahora... Realmente deseo hacerlo... deseo tanto besarla…"

Ranma levantó un poco la barbilla de Akane con su mano y comenzó a acercarse lentamente, pudiendo notar el corazón de Akane latiendo tan frenéticamente como el suyo.  Ambos estaban visiblemente sonrojados, nerviosos, por la llegada del momento ansiado.  Fueron cerrando sus ojos, mientras miraban como sus labios se acercaban, sintiendo el cálido aliento del otro cada vez más cerca… era tanto el tiempo que habían esperado… y más cerca… tantos sueños… y más... un mundo sólo para ellos… más…

- ¡¡¡Ranma Saotome!!!  ¡¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?!!

- ¡¡¡Airen apartarse de chica violenta ahora!!!

- ¡¿Eh?!  Sha-Shampoo, Ukyo, e-esto no es lo que parece - dijo Ranma apartándose rápidamente de Akane ante la presencia de los nuevos personajes.

Ranma calculó en un instante sus posibilidades.  Ante él se encontraban Shampoo, Ukyo y Kuno, claramente enfadados.  Él quizás habría podido vencerlos sin problemas, pero tenía demasiadas bazas en su contra: debería enfrentarse a los tres a la vez mientras además protegía a Akane, y a esto sumar el hecho de que aún no se había terminado de recuperar de la paliza que le dieron el día anterior esta panda de sicópatas cuando detuvieron la boda, sin contar la tremenda patada que le había dado Akane unos momentos antes.  No, definitivamente pelear no era una buena opción en estos momentos.  Lo mejor era pasar al plan B, ese seguro que no fallaría.

- Maldito Saotome, te destruiré y libraré a mi amada Akane Tendo de tu vil hechizo.  – demandó el chico del boken.

- Si Airen pensar que poder besar chica violenta, airen estar muy equivocado.  ¡¡Antes, yo matar Akane!! – amenazó furiosa Shampoo apuntándole con uno de sus bombori.

- ¡¿Pero de qué demonios estáis hablando?!  - preguntó Ranma haciéndose el ofendido - Ni loco besaría a una vaca con sobrepeso como Akane.

Akane agachó la cabeza, colocada detrás de Ranma, cerrando los ojos pesadamente.

- ¿Quieres decir que no quieres casarte con ella? - dijo Ukyo con un tono de satisfacción, pero aún no del todo convencida.

- Por supuesto que no quiero casarme con ella, si no hubieseis aparecido ayer yo mismo hubiera detenido esa tontería...  – dijo nervioso el chico de la trenza pero aún así contundente.

- Oh, Airen hacer muy feliz a Shampoo.  Besar ahora ¿si? - dijo mientras saltaba sobre un desprevenido Ranma con un ya muy conocido abrazo amazónico.

- ¡¡Suelta a mi Ranma, bruja!! - Ukyo lanzó un espatulazo que consiguió liberar a Ranma del abrazo - ¡¡Peleemos ahora Shampoo!!

Ranma se quedó boquiabierto por un momento viendo como esas dos se peleaban y se alejaban dándose golpes mutuamente.  Su concentración se esfumó cuando vio a Kuno volando por los aires, en un viaje especial a Osaka cortesía de la hermosa Akane Tendo.  Entonces fue que Ranma se fijó en ella: estaba pálida, casi en shock, con lágrimas en sus ojos.

"¿Akane?" <<...jamás besaría a una vaca con sobre peso como Akane...  //... por supuesto que no quiero casarme con ella, si no hubieseis aparecido ayer yo mismo hubiera detenido esa... >>  "Oh, mierda, que es lo que he dicho" pensaba apresuradamente el chico completamente arrepentido de aquellas palabras.

Ranma se acercó a ella, la cual ni siquiera se dio cuanta de su presencia hasta que él pronunció su nombre.  Ella le miró con una mirada vacía, inexpresiva, con sus ojos llenos de lágrimas, como si todo su mundo se hubiera venido abajo en un instante.  Y eso es lo que había ocurrido, en cualquier otro momento no habría sido así pero ahora… había escuchado las que para ella eran las palabras más horribles y temidas, y éstas no dejaban de repetirse en su mente una y otra vez <<...jamás la besaría, jamás la besaría, jamás la besaría,..., yo mismo habría detenido la boda, yo la habría detenido, la habría detenido,..., no quiero casarme con ella, no quiero casarme con ella, no con ella...>>

- A-Akane, ¿estás bien? – preguntó temeroso y preocupado - Yo... yo no quise decir...

- No te acerques a mí... – le cortó casi con un susurro pero rotunda - No te acerques.

- Akane, por favor, escúchame – le pidió tomando a Akane por los hombros obligándola a mirarle - Yo no...

- Te he dicho... ¡¡¡Que no me toques!!! - Y sacando un enorme mazo de algún lugar desconocido, golpeó a Ranma enviándolo a hacer compañía a Kuno por segunda vez en la misma mañana, y se fue corriendo hacia ninguna parte envuelta en sus sollozos.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Patio de la escuela Furinkan]

Ranma se encontraba sentado en la rama de un árbol, apoyando su espalda en el macizo tronco.  Él había llegado allí minutos antes como consecuencia del mazazo de Akane.  Esta vez no lo había mandado demasiado lejos, aunque el golpe fue tremendo.

"Ella puede ser muy fuerte cuando se enfada.... ¿Cuándo se enfada?” pensó con tristeza “Debe estar realmente furiosa conmigo, y esta vez con razón"

 - Yo y mi bocaza – se acusó a sí mismo.

Ranma había decidido no entrar en clase, a fin de cuantas con todo ese lío hacían más de un cuarto de hora que habían comenzado, y para que el profesor le reprendiera por el retraso y le dejara en la puerta cargando un cubo con agua, prefería quedarse allí.  No podía dejar de pensar en Akane.  Tenía que hablar con ella, ya había tomado la determinación.  Tenía que explicarle que no sentía todo lo que dijo, que no lo dijo enserio, que sólo fue un plan para librarse de esos tres.  La imagen de Akane justo antes de besarla se le apareció en su mente revolviendo su corazón.

- Si tan sólo hubieran llegado cinco minutos después, todo habría sido más fácil... - dijo pensando en voz alta - ...bueno,... o quizás no.

Ranma agachó el rostro y entonces recordó la expresión de Akane justo antes de lanzarlo a volar, tan triste, tan perdida.  Esta imagen le dejó un fuerte dolo en el pecho.  Jamás había soportado ver llorar a una chica, le hacía sentirse fatal, nunca sabía que hacer, pero si encima era Akane quien lloraba, y por su culpa, eso no sólo le dolía, sino que le atormentaba.  Él realmente no querría haber dicho eso, no querría haberla hecho llorar.  En verdad era cierto lo que le había dicho a ella en Jusenkyo cuando pensó que estaba muerta.

<<...Perdón Akane,... Soy una molestia... Y nunca te puedo decir lo que en realidad siento... Así que sólo logro herir tus sentimientos una y otra vez....>>

¿Por qué tenían que ser las cosas así?  Desde el mismo día en que Ranma y su padre habían llegado al dojo Tendo, no había hecho otra cosa que insultarla, negándole a ella y a si mismo lo que sentía, incluso en el día de su boda no había sido capaz de reconocer sus sentimientos.

"Y que otra cosa se supone que podría haber hecho...  Si nuestros padres descubriesen que nos queremos no dudarían ni un instante en casarnos, y eso no es algo para lo que esté preparado ahora mismo, no mientras ni siquiera sea un hombre completo... ¿Qué felicidad podría proporciónele con mi maldición?  Además, ni siquiera estoy seguro de que ella me quiera,... y podría entender que no lo hiciese.... Verdaderamente la he hecho sufrir mucho..."

De improviso el sonido del timbre que indicaba el cambio entre clase y clase rompió sus pensamientos y se sorprendió de lo rápido que parecía que había pasado el tiempo.  Salto del árbol rápidamente y salió corriendo hacia la clase.  Sólo tenía una cosa en mente, hablar con Akane, aunque aún no sabía que es lo que le iba a decir exactamente,... en verdad no tenía ni idea.  Ranma sólo tardó un minuto en llegar, había corrido como el viento, no quería que Akane se le escapase otra vez, así que acortó camino y entró por la ventana.  Echó una rápida ojeada a toda la clase, no veía a Akane por ninguna parte y en su sitio no había nada que permitiera pensar que Akane había estado en clase: ni un libro, ni un cuaderno,... nada.

- Oh, Ranma ¿Qué haces aquí?  ¿No estabas con Akane?

Era una de las amigas de Akane que se había acercado a él al verle escrutar el escritorio de su compañera.

- ¿Es qué no ha venido?  - La cara de Ranma había cambiado de sorpresa a aprensión - Mierda, ¿dónde demonios estará?

- Lo sentimos, pero no tenemos ni idea, chico.  Tú sabrás, es tu prometida ¿no?  Además, os vimos iros a los dos muy juntitos del hall de la escuela, pillín. - dijo Daisuke guiñándole un ojo.

- Sí, seguro que quisiste tener tu luna de miel y Akane te molió a palos.  Je, je – acotó Hiroshi, al cual se le atragantó la risa cuando vio la mirada de odio que le concedió Ranma antes de salir de nuevo por la ventana.

"Maldita sea.  ¿Dónde podrá haber ido?" eran sus pensamientos mientras se disponía a buscarla.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [En una calle de Nerima]

Akane había salido corriendo de la escuela sin un rumbo fijo, sólo deseaba alejarse de aquel lugar donde habían roto su corazón.  Su llanto fue menguando paulatinamente, hasta sólo dejarle un vacío en su interior.   Akane se detuvo y levantó la vista por primera vez desde que comenzó a correr.  Se sintió realmente sorprendida al comprobar que sus pasos la habían llevado inconscientemente ante el consultorio del Dr. Tofu.  Soltó una pequeña risotada sin demasiadas ganas.  Desde siempre ella había venido al doctor cuando se sentía aturdida y perdida, y parecía que esta vez no iba a ser distinta.  Ella se acercó a la entrada y llamó a la puerta.  No supo porqué pero en ese instante sintió vergüenza de encontrarse allí.  Estuvo a punto de salir corriendo antes de que la viese nadie, pero ya era demasiado tarde pues el Dr. Tofu ya le había abierto la puerta e invitado a entrar con una amplia sonrisa.  En ese instante Akane no pudo evitar encontrar un gran parecido a ese hombre con su hermana Kasumi.

"Realmente hacen una hermosa pareja"  pensó observándole en silencio mientras entraba a la consulta detrás del afable hombre.

El Dr. intentó comportarse lo más amable y natural posible con Akane.  Resultaba evidente que había estado llorando y que se sentía muy aturdida por lo que quiera que le hubiese ocurrido.  Ella ya había venido en otras ocasiones a pedirle consejo y por experiencia ya sabía que la mejor manera de que Akane no le contase que le ocurría era exactamente preguntárselo.  Se limitó a invitarla a tomar un té, que ella aceptó gustosa, y a hablarle durante un rato de cosas triviales intentando hacerle olvidar, apartando de ellas las tensiones y los malos pensamientos por un momento.

Como en una media hora Akane lucía ya más tranquila, hablar con el Dr. Tofu siempre la reconfortaba, él la conocía muy bien después de tantos años y sabía que no le preguntaría nada hasta que ella no estuviese preparada para contarlo.  Él la miró con dulzura y preocupación y decidió que ya era el momento de sacar el temido tema, que para él no tenía ningún misterio de donde provenía.

- Akane, ¿Te sientes ya mejor? – preguntó mientras servía a ambos otra taza da té.

- ¿Eh?  Ah, sí Dr. Tofu.  Gracias. – respondió algo apresurada la joven.

- Sabes que fue un placer. – sonrió con cariño.

Akane se abandonó a tarea de mirar su falda, como intentando zambullirse en su ensoñación, intentando huir, pero sabiendo en el fondo que ya era hora de dejar de correr y hablar.

- ...Ranma... – dijo simplemente Akane sintiendo de nuevo unas tontas ganas de llorar.

- Si, eso ya lo suponía. – continuó el Dr. intentando quitarle importancia al asunto - ¿Que hizo esta vez?  ¿O es que aún sigues enfadada por lo de la boda?  Si me permites opinar, no creo que él sea el mayor culpable de ese desastre, sino una víctima más.

Tofu le alcanzó su taza de té.  Akane la tomó lentamente perdiendo su mirada en el fondo.

- Eso pensaba yo pero.... – murmuró mientras una lágrima se aventuraba por su pequeña nariz cayendo en la taza haciendo producir ondas en el té - ...yo... yo pensé que él... desde lo de Jusenkyo... - las palabras se atragantaron en su garganta y se negaron a salir.

- Akane, ¿Qué pasó en Jusenkyo? No nos lo contaron todo ¿verdad? – le animó a decirle.

Akane se limitó a mover la cabeza en forma negativa.  ¿Cómo contar algo así?

- Akane, por favor. – pidió en tono cálido.

- Yo... yo... – intentaba decir- …morí en Jusenkyo,... o casi...

El Dr. Tofu no daba crédito a sus oídos cuando escuchó esas palabras, entendiendo de golpe que todo podía ser mucho más complicado que de costumbre entre Ranma y Akane.  Lentamente y sin dejar de llorar Akane le contó exactamente que fue lo que les pasó en la batalla contra Saffron, como ella casi había perdido su vida por salvar la de Ranma, como él había luchado con todas sus fuerzas por salvarla y como había llorado y declarado su amor por ella cuando pensó que estaba muerta.  El Dr. estaba perplejo pero entendía muy bien que no hubiesen contado nada, pues si el Sr. Tendo llegaba a enterarse que su hija había estado a punto de morir, los que habrían perdido la vida si remedio habrían sido Ranma y su padre por permitirlo.  Akane siguió hablando, contándole que ella se había creído segura de saber que Ranma la amaba, que en aquella ocasión no necesitaba escuchar sus palabras pues de alguna forma podía leer en su corazón.  Ese era el motivo por el cual ella había accedido a casarse con él y por el cual había estado a punto de besarlo esta mañana...  Pero tras escuchar esas palabras que había pronunciado en la escuela, no podía evitar el dudar si todo habría sido imaginación suya, y verdaderamente Ranma jamás la había amado.

- Bueno, es una historia impresionante,... pero creo haberlo entendido todo. – dijo colocándose bien sus gafas reorganizando en un segundo toda aquella información.

- ¿Y...? - La cara de Akane se llenó de una mezcla de esperanza y curiosidad.

- Pues es lo mismo de siempre - la voz del Dr. pronunció estas palabras con voz ronca, tajante, muy serio, pero al ver la expresión atónita de Akane cambió a un tono más dulce, casi paternal - Akane, ¿es que aún no te has dado cuenta?

- ¿Darme cuenta?  ¿De qué...? – preguntó sin ocultar su confusión.

- Akane, desde que Ranma llegó hace un año cada vez que me has pedido consejo te he dado el mismo, porque siempre se ha tratado del mismo problema...

- Pero él...  – intentó replicar Akane.

- Él te ama, - sentenció el doctor - eso lo sabemos los dos, y si lo que me has contado es cierto, ahora él también sabe de sus sentimientos.  Y por lo de esta mañana no deberías preocuparte.

- Pero él dijo que no me quería, que nunca querría casarse conmigo... – rebatió con agonía.

- ¿Y por qué crees que lo dijo?  Analicemos un momento la situación.  Ranma está apunto de besarte y de repente llegan los tres, os interrumpen y están dispuestos a atacar.  ¿Crees que Ranma tenía muchas más salidas?  Es cierto que no escogió la más adecuada, pero ¿acaso lo ha hecho alguna vez?

Akane suspiró con melancolía ante las acertadas palabras del doctor.

- No, la verdad es que no, siempre escoge la misma salida. – confirmó con un deje de tristeza.

- Entonces ¿Lo entiendes?  Ranma, desde siempre ha utilizado sus insultos para defenderos a los dos,... cosa que por otra parte es algo que tú también has hecho en más de una ocasión ¿no? – dijo dejando clara la insinuación.

- Bueno... sí... pero.... - Akane se dio cuenta de que no tenía escapatoria y que las palabras de Dr. eran muy ciertas, pero aún así no todo era tan simple para ella - Lo que aún no entiendo es si en verdad me ama, después de todo lo que hemos pasado y de que le dijera que sé que está enamorado de mí... ¿por qué sigue comportándose así, tratándome tan mal?  Si me quisiera no disfrutaría haciéndome sufrir.

- ¿De verdad piensas que el disfruta haciéndome sufrir? – preguntó sereno permitiéndose una pausa para beber un sorbo de su té - Yo no creo que sea así, es más, pienso que le hace sentirse realmente mal, y por eso siempre que hace algo malo, va a ti a recibir su castigo.

- ¿Su castigo? – repitió atónita sin saber a donde quería llegar el doctor.

- Vamos Akane, Ranma es bastante más fuerte que tú y sin embargo le has causado las contusiones más grandes que nadie se pueda imaginar. – una sonrisa sincera se formó en sus labios - ¿Por qué crees que no pone verdadera resistencia?  Pues porque sabe que es un castigo justo y hasta que tú no lo golpees no desaparecerá de él esa sensación de culpa.

- Eso suena patético - dijo con un tono burlón - Pero supongo que tiene razón... - soltó un pequeño suspiro que la relajó un poco - Me gustaría que las cosas fueran diferentes...  Yo... no quisiera pelear más con él. – confesó al doctor Tofu.

- Pues eso es algo que depende de ti, aunque no va a ser nada fácil. – volvió a adoptar una postura seria, como si de su maestro se tratase -  Debes tener en cuenta que Ranma no esta acostumbrado ni a dar ni a recibir cariño, por lo que no sabe como reaccionar ante ninguna de las dos situaciones.  Pero eso no quiere decir que no sienta o que no quiera arregla también las cosas. 

- Creo que eso si que tiene sentido, teniendo al tío Genma como padre no me extraña que Ranma no sepa comportarse en ese sentido.  Ellos se pasan el día entero peleando. – suspiró Akane.

- Exacto. – exclamó dando una palmada en su rodilla -  Ranma pelea con su padre lo mismo que pelea contigo, y teniendo en cuenta que su padre es lo más importante en su vida, la única familia que ha tenido durante años, eso quiere decir que también eres una parte indispensable de su vida. – volvió a recolocar su gafas, buscando las palabras perfectas para defender su teoría - Digamos que en cierta forma, insultarte, conseguir que te enfades y que lo persigas, es una manera de llamar tú atención y que no te alejes de él.

-Ah,... nunca lo había mirado de esa forma.  Esto es demasiado raro - dijo mientras se frotaba el pelo con sus manos demostrando su latente frustración.

- Si que lo es, pero ahora eres tú la que debe tomar las riendas del asunto.  Debes intentar comprender y tener siempre presente que él no hace las cosas de mala fe, es sólo que no encuentra otra forma de hacerlas.  Si tienes paciencia todo os irá mejor.  Plantéatelo como si tuvieras que enseñarle a sentir, como si fueses su maestra, debes ser dura con él, pero sólo un poco, lo suficiente para que sepa que es lo que está bien y lo que está mal, y... – le quiñó un ojo en complicidad - …también premiarlo cuando lo haga bien.

- Sí, vale, ya.... como a un perro ¿no? - replicó con una sonrisa pícara la chica.

- Ja ja ja ja ja.  Sí, más o menos. – rió abiertamente el doctor -  Sólo no le lances un palo para que te lo devuelva o creo que se enfadará bastante. Ja ja ja ja ja ja.

Así rieron los dos durante un rato, lejos por un momento los pesares, las dificultades de la vida, imaginándose a Ranma correteando por un parque, a cuatro patas y con la lengua fuera, jugando a atrapar el disco.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

[En una calle de Nerima, cerca del Nekohanten]

Ranma caminaba pensativo por encima de la valla que bordeaba el canal.  Había buscado a Akane como un loco por la escuela y sus alrededores sin resultado.  Después pensó que quizás habría vuelto a casa pero allí Kasumi le dijo que no la había visto desde que ambos salieron de casa rumbo a la escuela, pudiendo por suerte escabullirse del leve interrogatorio al que la hermana mayor de los Tendo le impartió y conseguir que ésta le prometiera que no le diría nada de lo ocurrido a sus padres para evitar males mayores.  ¿Qué hacer ahora?  Akane debía estar furiosa con él ¿Y si no le perdonaba?  Pero Akane siempre terminaba perdonándolo.  Si al menos simplemente le hubiese golpeado como siempre… Pero eso no había ocurrido y aquí estaba ahora, sin saber donde ir, simplemente esperando encontrarse a Akane al doblar una esquina.

*plockf* (sonido de bicicleta cayendo encima de una cabeza, más específicamente, la cabeza de Ranma)

- ¡Nihao! - Shampoo bajo de su bicicleta y abrazo a Ranma, restregando su cuerpo contra él de la forma acostumbrada - Ranma dejo chica violenta para estar con Shampoo, Shampoo estar feliz.

- Suéltame, suéltame, Shampoo - lucho Ranma por soltarse del fuerte abrazo, pero la amazona no cedía ni un centímetro - Shampoo... te he dicho... ¡¡¡Que me sueltes!!! – gritó el muchacho.

Shampoo retrocedió sorprendida, Ranma parecía furioso y seguir abrazándolo no era buena idea ¿Pero a qué vendría una actitud como esa?  No era propio de Ranma tratar a chica de ese modo.

- ¿Airen estar enfadado?  ¿Shampoo haber hecho algo malo? - Dijo poniendo carita de cordero degollado, sabiendo ya por experiencia que Ranma no soportaría ver a una chica así.

- ¡¡¿Y cómo quieres que esté si no dejas de atosigarme todo el tiempo?!! – dijo desahogándose de la frustración que le causaba tener que enfrentarse a la misma situación cada día, y aún peor, tener que soportarla precisamente hoy -  ¡¿Es qué te caíste en el estanque del gato ahogado con antepasados de pulpo o qué?! – preguntó despectivamente.

La chica no podía creer lo que estaba oyendo, Ranma no sólo la estaba rechazando sino también insultando, y ella, una miembro de la tribu de la Supremacía Femenina, no podía permitir algo así.

- Airen no debería hablar así a Shampoo, Shampoo furiosa, y si Shampoo furiosa Airen pagar las consecuencias. - dijo sacando sus bomborins y adaptando una posición de ataque.

- Je, ¿Y qué me harás?  - dijo con una sonrisa que denotaba desgana - Me seguiste hasta Japón para matarme, después quisiste matar a Akane, no me has dejado tranquilo ni un momento intentando de cualquier forma hechizarme para que me case contigo y encima trajiste tras de ti a la loca de tu abuela y al tonto de Mousse y... y destrozaste mi boda con Akane... – la miró profundo y tranquilo a los ojos -  ¿Qué cosa peor puedes hacerme, Shampoo?

- ¿¿¿Qué??? – preguntó colérica la amazona - ¡¡Airen no poder hablar en serio, no poder querer casarse con chica violenta teniendo a Shampoo!!

- Qué más da.... - y diciendo esto se dio media vuelta y comenzó a andar alejándose de ella – Bueno, Shampoo, ya nos veremos... - Y desapareció tras una esquina.

Shampoo calló al suelo aturdida por lo sucedido.  Ranma nunca le había hablado así.  Ella sabía que Ranma sentía algo por esa 'chica violenta' y que ésta era en gran impedimento, pero nunca pensó que fuera algo tan fuerte.  Deseaba eliminarla, Akane era su mayor enemiga en el amor de Ranma, deseaba apartarla de su amado para siempre, pero también sabía que si le ponía un dedo encima a Akane tendría que vérselas con él y, cuando se trataba de proteger a Akane, Ranma resultaba invencible.  Ella lo había comprobado en Jusenkyo. 

"No importa...” pensó con rabia Shampoo  “Jamás me rendiré, conseguiré que te olvides de esa estúpida Akane y entonces serás mío para siempre"

-Sí, Ranma, pronto volveremos a vernos y te juro que no te dejaré escapar - su mirada reflejaba determinación y un deje de maldad.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Entrada de la consulta del Dr. Tofu]

Ranma llegó a la entrada del consultorio del Dr. Tofu.  Aún se sentía enfadado por el encuentro con Shampoo.  La verdad es que hoy no estaba de humor para sus chaladuras, estaba preocupado por Akane, no saber donde estaba no le dejaba pensar con claridad.  ¿Por qué esa estúpida niña no le había dejado explicarse?

Después de haber dejado a Shampoo atrás, había decidido ir a ver al Dr. Tofu.  Sabía que cabía la posibilidad de que Akane estuviese ahí, aunque deseaba que no fuera así.  Ranma sentía un gran aprecio por el Dr., le había ayudado muchas veces desinteresadamente y se podía hablar con él, pero una parte de Ranma detestaba al Dr. Tofu.  No podía olvidar que ese hombre había sido el primer amor de Akane, quizás el único, y cuando veía como Akane le sonreía, con una sonrisa que raramente ella se la dirigía a él mismo, sentía ganas de golpearlo,... de alejarlo de ella para siempre...  Llegó hasta la puerta principal y se dispuso a llamar, pero un sonido llamó su atención y detuvo su mano.

"¿Risas?  No, Akane, no"

Ranma no quería creer, esa parecía las voces y las risas de Akane y el Dr. Tofu.  Sintió pánico, el corazón se le encogió de golpe y sintió deseos de salir corriendo de allí, pero la tentación fue más fuerte, tenía que asegurarse, ver si sus temores eran ciertos o sólo era una mala jugada de su subconsciente.  Saltó sigilosamente a la rama del árbol que se encontraba a su lado, sabía que desde ahí podría mirar a través de la ventana sin ser visto.  Su alma se congeló definitivamente.  Allí sentada enfrente del Dr. Tofu y con una amplia sonrisa se encontraba Akane.  No, era más que una simple sonrisa, ambos reían divertidamente y Ranma por alguna extraña razón sintió que se reían de su dolor.  Siguió observando, aunque no quería ver más aquella escena que tanto daño le hacía, pero era incapaz de dejar de mirar.  Las risas de aquella pareja fueron disminuyendo progresivamente y pudo escuchar el murmullo de sus palabras, aunque no podía entenderlas.  Tanto el Dr. como Akane habían cambiado radicalmente sus expresiones y habían pasado de la risa a la sobriedad, y Ranma se sintió un poco más tranquilo.  Siguieron en esos términos durante algún tiempo pero de repente la expresión del Dr. cambió a una más dulce y acercándose a Akane la cogió por los hombros e hizo que le mirara mientras le decía algo que provocó que Akane se sonrojara por completo.  Ranma estuvo a punto de caer de la rama del árbol al intentar desesperadamente acercarse lo más posible para poder oír lo que decían.  Entonces la vio, una mirada... una mirada que había deseado tanto ver dedicada a él... El rostro de Akane se había levantado hacia el del Dr. Tofu y lo miraba con.... amor... No cabía duda que esa mirada denotaba el amor más puro y sincero que alguien podía sentir.

Ranma no pudo más.  Sin darse cuenta de cómo se encontraba corriendo hacia alguna parte y lágrimas corrían por sus mejillas.  Se paró en seco, sobre el tejado de una casa, y se sentó allí y dio un fuerte puñetazo haciendo que las tejas saltaran destrozadas, sin poder quitarse la imagen de Akane de la cabeza, la imagen de aquella sonrisa, de ese amor en su mirada.... 

....Mirada que Ranma no podía saber que no iba dirigida al Dr. Tofu sino a él.

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Akane y el Dr. Tofu reían divertidamente por el comentario que Akane había hecho sobre comparar a Ranma con un perro.  Poco a poco las risas fueron disipándose y su conversación continuó.

- Gracias Dr., me ha ayudado mucho, y yo.... bueno, no se como podría agradecérselo... – le sonrió sincera Akane.

- Sólo puedes hacerlo de una forma, y es no negándote a ser feliz. – le respondió con seriedad y dulzura el joven doctor.

- ¿¿Cómo?? No se si entiendo lo que quiere decir - eso fue lo que dijo su boca, pero los ojos de Akane dejaban ver que sí sabía a lo que se refería el Dr., pero el miedo y el orgullo no le dejaban reconocerlo.

- Akane, ¿has venido aquí porque quieres ser feliz con Ranma o sólo porque quieres que él reconozca lo que siente? – indagó.

- ¿Qué diferencia hay? - de nuevo sus ojos la delataban, ella se dio cuenta de esto y bajó la vista mirando al suelo.

- Sabes muy bien de lo que te hablo ¿verdad? – se dio cuenta Tofu -  Sé que es difícil, pero de nada te valdrá intentar que Ranma te confiese sus sentimientos mientras tú no seas capaz de reconocer los tuyos.

- ........

- Akane, dilo, busca en tu interior y reconoce lo que sientes. – la animó entregándole toda su confianza.

Akane estaba muy seria, incluso temblaba un poco.  El Dr. Tofu no tuvo ninguna duda entonces, sabía perfectamente lo que ella sentía y que estaba muy cerca de reconocerlo.  Él se levanto y se acercó a ella, la tomó por los hombros e hizo que le mirase.  Se la veía un poco asustada y esto conmovió el corazón de Tofu.

- Estás enamorada de él ¿verdad?  - le preguntó tiernamente - Tú amas a Ranma.

- ......... - Akane no podía articular palabra, sólo podía pensar en lo que le acababan de decir y notó como la temperatura de sus capilares aumentaba estrepitosamente - ...Yo...

- Vamos, Akane, no tienes porqué tener miedo, amar es algo muy hermoso... Este es el primer paso hacia tu felicidad y la de Ranma.  Y sé que es difícil pero...  ¿Acaso no quieres que Ranma sea feliz?

- Oh!... Yo... yo... - ella levanto su mirada hacia el Dr., pero no era a él a quien veía.  En su alma aparecieron cintos de imágenes de Ranma, mirándola con esos hermosos ojos azul grisáceos que le hacían perder el control, con una sonrisa de felicidad en algunas, con una mirada más fiera en otras; vio como si fuese la primera vez la imagen de Ranma con sus ojos y su rostro lleno de lagrimas en Jusenkyo cuando ella despertó y aquella mirada de cariño y amor sincero que le había regalado hacía tan solo unas horas cuando estuvo a punto de besarla - ...yo... sólo deseo verle feliz – se confesó a si misma en voz alta, la primera vez que lo decía -  …es lo que más deseo en este mundo, porque ... porque cuando le veo triste... o preocupado, ... o indefenso... se me parte el alma,.... porque yo... yo lo amo... amo a Ranma más que a mi vida, y la daría sin dudarlo si con eso consiguiese aunque fuera por un segundo que se sintiera verdaderamente feliz. – Akane comenzó a llorar de nuevo pero esta vez sintiendo una paz extraña y nueva para ella.

El Dr. Tofu la miró embelesado.  Ella realmente sentía un amor tierno y puro por ese muchacho y se sintió feliz por los dos.  Rogó a Dios que les permitiese ser muy felices, porque un amor así pocas veces se podía encontrar.

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 [Parque de Nerima]

Akane había salido del consultorio del Dr. Tofu tras haberse pasado más de media hora llorando sin parar.  El pobre Dr. había tenido mucha paciencia con ella hoy.  No sabía porqué, pero el haber reconocido que amaba Ranma le había dejado a la luz una sensación extraña, como una herida que hubiese tenido en su alma oculta por mucho tiempo y únicamente ahora se hubiera dado cuenta de cuanto le había dolido.   Ella que tanto se había jurado odiar a los hombres ahora reconocía que sería capaz de hasta dejar su orgullo por amarle.  ¿Cómo le había ocurrido algo así?  ¿Cómo no reconoció antes que verdaderamente profesaba hacia Ranma el más fuerte de los sentimientos? 

Pero aún así ya se sentía mejor.  Había decidido pasear un poco antes de volver a casa y fue hacia el parque.  Se sentó en un banco y observó la laguna donde parejas de jóvenes enamorados paseaban en barcas buscando un sitio romántico y tranquilo donde demostrarse su amor.  Ella los miró gustosa, después con algo de envidia y se preguntó si algún día Ranma y ella estarían así.  Intentó imaginárselo: 'Los dos en una barca sobre la laguna, bajo un sol templado que acariciaba sus rostros, mirándose ambos con ternura y acercándose para darse un tierno beso...... y la barca volcando, cayéndose ambos al agua por alguna astucia de las prometidas de Ranma, ella casi ahogándose y Ranma convertido en chicha gritándole que todo había sido culpa suya porque está demasiado gorda....'  Sí, ese era el final más factible, ¿para qué engañarse?  Que una escena como esa saliese bien era científicamente imposible si se trataba de Ranma y ella.

"Sí, esto va a ser difícil, va ha ser muy difícil...  Pero como dijo el Dr., esto depende de mí, y si yo consigo manejar la situación y que Ranma deje de sentirse inseguro, hasta podríamos llegar a estar como esas parejas...  Pero va ha ser muy difícil, entre su orgullo y el mío, esta va a ser la batalla más dura a la que ninguno de los dos se haya enfrentado.  Pero he de intentarlo, como mínimo he de intentarlo....  Además, una mujer tiene muchos recursos ¿no?, sólo he de intentar ser más comprensiva y cariñosa.  Quizás así él pierda su miedo... o pude que ni por esas.  Ese baka…"

Akane decidió que era hora de volver a casa y emprendió el camino de regreso.  Sintió de repente, a mitad de su camino, una sensación rara en la boca del estómago, como un presentimiento, y se volvió a mirar hacia atrás.  Allí, sobre un tejado se encontraba Ranma observándola con detenimiento.  Él no se inmutó cuando ella se volvió y le descubrió, en cambio Akane sintió como el calor volvía a sus mejillas tornándolas de un bello color escarlata.  Ambos se quedaron durante unos momentos mirándose, sin moverse ni decir nada.  Fue Ranma el que apartó la mirada en primer lugar y se recostó sobre el tejado.  Tenía una mirada extraña que Akane no supo si era pena o rabia, pero de cualquier forma le preocupó, así que sin dudarlo un instante trepó, con bastante trabajo, hasta el tejado donde se encontraba Ranma.

- Te estuve buscando... - La voz de Ranma sonaba sombría - ...durante todo el día.

- ¿Lo dices enserio? - ella intentó que su voz sonase lo más natural y dulce que pudo, pero el tono de su prometido no le gustaba nada, algo no andaba bien. - Bueno, yo... estaba enfadada y... necesitaba pensar.

- ¿Y pensaste?  ¡¿O hiciste algo más?! - su tono fue ahora sombrío a la vez que acusador.

- ¡¿Qué quieres decir con eso?!  Yo... no te entiendo...  ¿Qué es lo que te pasa?  ¿Por qué me hablas así? – le preguntó desconcertada.

- No te hagas la tonta, lo sabes mejor que yo... ¿Sabes? ¡¡Te vi con...!! – acusó incorporándose, mirándola con dureza, dejando entrever en sus ojos la rabia, una rabia que Akane no recordaba haber visto antes en él, una rabia que le había impedido seguir hablando, seguir mirándola - Que más da... como si te importase algo.

- Pero... - Akane había intentado contenerse, ser tolerante tal y como se había propuesto, pero esto no tenía ni pies ni cabeza y no pudo seguir conteniendo su frustración - ¡¡¿¿De que demonios estás hablando??!!  ¡¡¡Se supone que la que debería estar enfadada soy yo!!!  ¡¡Tú fuiste le que me insultaste y dijiste que no querías saber nada de mí y....!!

- ¡¡¡Y eso te alegró!!! ¡¡¡¿¿No es así??!!!  ¡¡¡Tanto que no pudiste esperar ni a que acabaran las clases para ir a celebrarlo!!! ¡¡¿¿No??!! – gritó fuera de sí.

- ¿Qué? – la voz de Akane sonó quebrada, sin fuerza - Créeme que si algo no sentí en ese momento fue alegría,... al igual que ahora,... yo... yo siento haber venido a molestarte, sólo... quería que pudiésemos hacer las paces... pero supongo que me equivoqué  otra vez contigo - una lagrima solitaria cayó por su rostro, ella no la ocultó, únicamente miró con pena e impotencia a Ranma y se volvió para irse.

- ¡¡Espera!!  Akane... no te vayas por favor... - su voz seguía siendo triste pero ya sonaba más calmada. - ¿De verdad quieres hacer las paces conmigo? 

- Sí - contestó con toda la sinceridad y calma que pudo encontrar.

Akane comenzó a acercarse a Ranma, despacio, sin dejar de mirarle a los ojos, con una expresión tierna, aunque con un toque de dureza, y se arrodilló frente a él.  Ella bajó su mirada buscando las manos de su prometido y las tomó entre las suyas.  Las notó temblorosas, incluso más que las suyas, pero no se detuvo.  Akane volvió a mirar a Ranma a los ojos, parecía asustado, tan asustado,... y en realidad ella también lo estaba, estaba aterrorizada, pero no podía echarse atrás, tenía que hacerlo, tenía que decírselo.  Akane tragó saliva, no sabía si sería capaz de pronunciar palabra.  Cerró los ojos un instante, para volver a abrirlos dándole a Ranma una mirada serena y confiada y comenzó a hablar.

- Ranma, mírame, no rechaces mi mirada ahora.  ¿Qué te ocurre?  ¿Por qué me dices esas cosas?... Yo... por supuesto que quiero hacer las paces contigo, es más, me gustaría que las hiciésemos para siempre para no tener que pelear más.

Ranma se sentía perdido, y sus dudas eran evidentes, no se esperaba esto, ella está siendo dulce y comprensiva y le estaba diciendo que quería hacer las paces con él pero...  No podía terminar de creerlo, no después de haber visto esa mirada de amor cuando estaba con el Dr. Tofu...

- Ranma.... ¿es que aún no lo entiendes?,.... ¿es que no sabes que yo......?

*Splashh* (ruido de agua que cae, más específicamente, agua de un cubo que cae sobre Ranma)

- ¡¡Eyy!!  ¡¡¿¿Pero que demonios??!! - dijo Ranma ya con una voz femenina.

*Clock* (ruido de un bastón golpeando una cabeza, en otras palabras el bastón de Cologne golpeando la cabeza de Ranma-chan)

- Hola, querido yerno ¿Interrumpo algo importante? - dijo la vieja con ironía.

- ¡¡¡SÍ!!! – gritó con todas sus fuerza la pelirroja.

Tanto Cologne como Akane se quedaron con la boca abierta y los ojos como platos.  Ranma-chan estaba furiosa y Cologne casi pudo ver sus ojos echar chispas mientras la miraba.

- Parece que hemos tenido un mal día  ¿no, yerno? – prosiguió la vieja sin miedo.

- Grrrrrrrr. – gruñó Ranma-chan.

- Bueno, ¿Se puede saber que es lo que quiere ahora, abuela? - Akane no estaba mucho más contenta que Ranma, esa vieja bruja lo había fastidiado todo deliberadamente.

- Sólo quería confirmar con mis propios ojos lo que me dijo mi nietecita.  Realmente estamos enfadados ¿eh?  Quizás quieras que te de unas hierbas mágicas contra el mal humor. Jia jia jia jia.

La risa de Cologne resonaba en la cabeza de Ranma-chan como si de un chirrido se tratase.  Estaba enfadado, muy enfadado, tanto que había comenzado a dolerle la cabeza como si fuese a estallarle.

- De cualquier forma, yerno, no creo que sea conveniente que estés aquí con esta jovencita cuando deberías estar disculpándote y consolando a Shampoo, ella esta verdaderamente enfadada contigo. No debías haberle hablado de esa forma.

-¡¡¡Ya... está... BIEN!!!  - estalló Ranma-chan - ¡¡Estoy harto de que la gente venga a decirme que es lo que tengo o no tengo que hacer, como tengo o no tengo que vivir mi vida!! - estaba que echaba chispas, pero las echaba literalmente, su aura estaba encendida al máximo y chisporroteaba a su alrededor - Y entérese de una vez, si su nieta está enfadada conmigo no es mi problema, yo me limité a ser sincero con ella, así que si no puede aceptarlo... ¡¡¡NO ES MI PROBLEMA!!! - Y diciendo esto cogió a Akane en brazos, para la sorpresa de ésta, y se fue saltando de tejado en tejado - Nos vamos a casa.

Cologne se les quedó mirando mientras se alejaban con una mueca de preocupación en su arrugado rostro.

- En serio el yerno está imposible... – se dijo a si misma -  Parece que no fue suficiente con sabotear la boda para que entienda como deben ser las cosas... 

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Casa de la familia Tendo.  Tarde del día siguiente]

Akane estaba en su habitación con una bandeja con algo que parecía ser galletas mutantes en sus manos.  Llevaba más de cinco minutos mirándolas cuando las soltó encima del escritorio y se tumbó en la cama.  Había trabajado mucho para hacer esas galletas para Ranma, pensando que unas deliciosas galletas seguro le alegrarían, pero mirándolas ahora quizás no hubiese sido tan buena idea.

Estaba preocupada, Ranma se estaba comportando de una forma muy extraña y sabía que era por culpa de ella, aunque no conseguía encontrar el motivo.  Tenía que haber sido algo muy grabe, algo que lo había sumido en una especie de apatía o depresión.  Se pasaba las horas entrenando o en el tejado y en la escuela no le había dirigido prácticamente la palabra a nadie en toda la mañana.

"Si tan sólo cuando llegamos ayer a casa nuestros padres no se hubiesen entrometido, quizás podríamos haberlo arreglado.  Pero como no, tienen que meterse donde no les llaman y conseguir que nos peleemos como siempre...  Si al menos no se negase a hablar conmigo…"

Akane dio un suspiro que resonó en la habitación.  Se armó de valor, se levantó, cogió las galletas, abrió la ventana y subió al tejado, justo sobre su habitación, donde sabía que encontraría a Ranma. 

Estaba tumbado con las manos entrelazadas detrás de un cuello y un tobillo apoyado sobre la rodilla, con la mirada perdida en el infinito.  Akane se quedó de pie mirándolo un momento.

- Hola, Akane - dijo sin dejar de mirar al infinito y con una voz desprovista de todo cariz - Es una tarde hermosa. 

- Sí, si que lo es... Yo.... vine a traerte esto... pero no tienes que comértelas si no quieres... en realidad no tienen muy buena pinta pero...

- ¡¿Las has probado?! - dijo ya sentado y mirando con pánico el plato de las galletas (si es que se pueden denominar así, claro)

- ¡¡Ranma!!  ¡¿Se puede saber que insinúas?!  - Ranma había tocado su fibra sensible.

- Eso quiere decir que de nuevo no las probaste - su tono era fúnebre y sentía dolor de estómago nada más de ver esas cosas que se veían como estiércol mezclado con cemento.

- Ranma Saotome, eres un ingrato, me he pasado toda la tarde preparando esto sólo para ti. – demandó Akane.

Estaba muy enfadada, pero aun más dolida.  Había trabajado tanto por él y ni siquiera se había acercado para mirarlas y aun menos probarlas. Sintió como las lágrimas inundaban sus ojos he intentaban encontrar desesperadamente una salida.  Se volvió, no quería que la viese así, pero era demasiado tarde, y él había visto caer sus lágrimas.

"Ella... ¿está llorando... por mí?... Y se esforzó tanto en hacer esa basura..., es basura que es para mí..."

- Está bien, no me importa que no te las comas ¿sabes?, al menos ya se a que atenerme contigo - dejó sin querer escapar un sollozo que retumbó en el silencio - ...me voy a dormir.

- Oh, mierda, ¡Espera! – Ranma la cogió de la mano y le hizo que se volviera - Si quieres que me las coma me las comeré, pero después no te quejes si te quedas viuda antes de tiempo ¡¿Entendido?!

- Ranma... estás intentarme decirme... 

- Sí - sintió un gran alivio, ella por fin entendió por que lo hacía, por que se comería esa materia tóxica simplemente porque ella se lo pedía.

- ... que mis galletas ¡¡¡¡SON MORTÍFERAS!!!! - y lo lanzó al infinito, junto con las galletas gracias al impacto de un tremendo mazo que surgió de la nada.

- ¡¡¡¡Estoy volandoooooooooooooooooooooo!!!!

- ¡¡¡¡¡BAKA!!!!!

[Un par de Km. más lejos]

*PUOUFF* (Sonido de Ranma cayendo del infinito y destrozando un cobertizo con la cabeza)

- ¡Autch!  Vaya golpe... esta vez si que dolió.  Mmmm - "Akane" pensó con ternura - Pero mereció la pena, todo ha vuelto a la normalidad, y ella es otra vez mi Akane de siempre y.... sobre todo....  Ja ja ja ja ja ja ja.  Me libré de comerme las galletas ¡¡BIEN!!   

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Dojo Tendo.  A la mañana siguiente]

Akane llevaba toda la mañana entrenado en el dojo, seguía enfadada con Ranma, pero ese enfado en el fondo la hacía sentirse bien, se sentía tranquila, aliviada.

- Hola hermanita - era Nabiki, que se encontraba apoyada en al puerta del dojo con una mirada maliciosa que a Akane únicamente le permitía pensar una cosa:

"Problemas, está tramando algo"

- Y bien, ¿Qué es lo que piensas hacer?

- ¿¿Hacer?? - dijo Akane sin tratar de ocultar su confusión - No te entiendo.  ¿De qué hablas?

- No tienes porqué hacerte la ingenua conmigo, hay confianza ¿no? ¿O es que no confías en tu hermana mayor?

- Tú lo has dicho Nabiki, no yo.... Pero de todas formas sigo sin tener ni idea de lo que me estás hablando.  – dijo sin prestarle demasiada atención volviendo a intentar concentrarse en el entrenamiento.

- Bueno, pues que ya me enteré que Ranma plantó a Shampoo. – dijo triunfal Nabiki atrayendo por completo la atención de su hermana pequeña.

- ¿¿Qué??  ¡¿En serio que la plantó?! - Akane en ese instante no conseguía descifrar sus sentimientos, pues no sabía si había más de sorpresa, alegría, u orgullo para no aceptar esta última.

- Sip. – confirmó guiñándole un ojo – Nabiki Tendo nunca se equivoca cuando se trata de un chisme.

- Bueno, supongo que era eso a lo que se refería la abuela de Shampoo...  Pero aun no entiendo que es lo que quieres.

- Oh hermanita, cómo puedes ser tan tonta a veces, ¿Es qué no te das cuenta que esta es una oportunidad única para eliminar definitivamente de en medio a ese pendón amazónico y hacer que Ranma te reconozca sus verdaderos sentimientos?

Akane no pudo evitar soltar una pequeña risa cuando escucho a su hermana llamar a Shampoo 'pendón amazónico'.  Sí, definitivamente ese calificativo se ajustaba mucho a la realidad.

- ¿Y qué piensas entonces hacer al respecto hermanita? – interrogó la joven extorsionadora.

- ¿Hacer?  Bueno, no había pensado nada al respecto... Además, ¿Para qué querría conquistar a ese baka pervertido? – rechazó simplemente.

- ¿Quién es un pervertido?  Aquí la única pervertida eres tú, marimacho hipermusculada – jivo el muchacho de la trenza entrando con cara de pocos amigos en el dojo; definitivamente Ranma sólo había escuchado de la conversación la última palabra.

- ¡¡Maldito fenómeno!! ¡¡Tienes mucha cara de venir aquí a insultarme después de lo de ayer!! – demandó Akane enfadada.

- ¡¿Fenómeno?! Mira quien fue a hablar, un marimacho sin sentido del equilibrio, que no sabe dar patadas, que tiene las piernas gordas, que tiene el pecho plano y que además no sabe preparar ni un plato que pueda ser aceptado por Sanidad.

- Oh! Mira quien habló, ¡¡¡¡¡¡La Barbie SuperStart!!!!! – insultó sarcástica de vuelta.

- ¡¡¡¡¡¿¿¿¿Barbie????!!!!!  Pues tú tienes la cara de un gorila estreñido, el cuerpo de un rinoceronte y...

*Broomm* (Sonido de una puerta del dojo desplomándose)

- ¡¡¡Ranma Saotome!!!  Te mataré por haberte atrevido a insultar a Akane. ¡¡¡¡¡Muere!!!!! - Sí, ese era Ryoga Hibiki, enemigo acérrimo de Ranma y total enamorado de Akane.

Ryoga se lanzó sin dudarlo contra Ranma para vengar el honor de su amada Akane, que Ranma de un salto pudo esquivar con relativa facilidad, cayendo suavemente en el suelo del dojo y adoptando una posición de combate.

- ¿Tan pronto por aquí P-chan? ¿No dijiste que te irías en un viaje de entrenamiento durante bastante tiempo? - dijo Ranma en un tono divertido, casi sin poder contener la risa -  No me digas más, volviste a perderte de nuevo. Ja ja ja ja.

- ¿Insultas a Akane y ahora te metes conmigo? ¡¡Cállate y muere cobarde afeminado!!

Ryoga cargo con nuevas fuerzas contra Ranma por su insulto, pero tuvo que detenerse de repente por un hecho inesperado.

Akane estaba parada junto a su hermana observando la pelea cuando de repente notó como ésta la empujaba hacia Ryoga murmurando:

- Plan A en fase de inicio.

Akane cayó sobre Ryoga sin poder evitarlo, mientras escuchaba a Nabiki imitando su voz por detrás de ella diciendo:

- Oh, Ryoga, querido, menos mal que has vuelto, te eché tanto de menos... tanto...

Akane palideció al instante al comprender que estaba abrazando a Ryoga y aún lo hizo más cuando este cerró sus brazos sobre ella y diciendo:

- Oh, mi querida Akane, he esperado escuchar eso durante tanto tiempo, me has hecho muy feliz.

Akane sintió pánico al recordar aquella ocasión en el parque en que Ryoga casi la mató al tratar de abrazarla con su fuerza sobrehumana (es del capítulo del jabón a prueba de agua ¿se acuerdan?).  Gracias a Dios, como aquella otra vez, Ranma saltó sobre la cabeza de Ryoga, dejándolo inconsciente en el suelo, y ella pudo aprovechar para liberarse.

- Una escena preciosa Akane, siento mucho haberla interrumpido – dijo un furibundo Ranma en marcado tono irónico intentado así, pero no con demasiado éxito, impedir que se entreviesen sus inmensos celos.

- Ranma eres un estúpido celoso, es que no te has dado cuenta que yo no... – intentó explicarle Akane.

- ¡¡¡¿¿¿CELOSO YO???!!! ¡¡¡¡¿¿¿¿DE TI????!!!! ¡¡JA!! ¡¡¡Por mi puedes lanzarte a Ryoga cuando quieras!!!  Únicamente lo siento por él porque si tiene que comer tu comida no durará ni tres telediarios, no es tan fuerte como yo.

- ¡¡¡¿¿¿Así que no te importa que me vaya con él???!!!  Pues entonces de acuerdo.  Vamos Ryoga - y cogiendo al aun inconsciente Ryoga por el cuello de la camisa lo arrastró fuera del dojo.

Ranma se quedó mirando como Akane se llevaba a Ryoga sin poder creerlo.

"Esa niña estúpida,...  Pero si piensa que me voy a quedar de brazos cruzados está muy equivocada"

A diferencia de Ranma, Nabiki estaba disfrutando como nunca viendo la cara de frustración de Ranma, que a ella le resultaba muy cómica, mientras que el chico repetía una y otra vez un 'Akane estúpida, Akane estípida…'

"Si, definitivamente el plan A resultó perfecto.  Mientras siga celoso, Ranma no podrá pensar en nadie más que en mi hermanita" pensó triunfal Nabiki.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Salida de la escuela Furinkan.  Dos días después]

Akane se sintió aliviada de poder volver a casa, tras otro fatigoso día en su ajetreada vida..., y estos últimos días fueron agotadores.  Sobre todo ayer, se las había visto canutas para hacer entender al pobre Ryoga que lo ocurrido sólo fue un malentendido, que ella no lo había abrazado ni dicho aquellas palabras, sino que fue una estúpida broma de Nabiki.

"Pobre Ryoga” pensaba apesadumbrada Akane mientras caminaba hacia su casa con la mirada perdida en el infinito “Se sintió muy dolido, incluso creo que le vi llorar cuando salió corriendo...  Me pregunto dónde estará ahora, y sobre todo, si podrá perdonarme...” soltó un suspiro con resignación.  “Por lo menos encontré a mi P-chan...  Pero ese tonto de Ranma tampoco me lo está poniendo nada fácil.  No se como puede ser tan celoso, no quiere entender que todo fue cosa de Nabiki.  Ese baka..."

Akane no pudo evitar sonreír por dentro feliz al pensar en que realmente Ranma estaba muy celoso por ella, en realidad tan celoso y enfadado como ella se ponía cuando le veía con otra de sus prometidas, pero eso no es algo que Akane estuviese dispuesta a reconocer, ni ante ella misma, por lo menos no aún.  Sus pensamientos se desvanecieron cuando noto como Ranma caía de un salto a su lado y comenzaba a andar junto a ella camino a casa.

- Y bien, ¿Encontraste ya a tu querido Ryoga? – inquirió molesto, pero haciéndose el interesante, Ranma sin siquiera volverse a mirar a su prometida.

- Ya vale con eso ¿no? – pidió con frustración Akane -  Ya te dije que fue cosa de Nabiki.  Ryoga y yo sólo somos amigos.

- Y si es así, entonces, ¡¡¿por qué te preocupa tanto donde esté?!! – preguntó volviéndose impetuosamente hacia ella.

- ¡¡¡Ya te lo he dicho un millón de veces, el pobre Ryoga se vio inmiscuido en esto por mi culpa!!! – intentaba hacerle entender con desesperación, comenzando a perder la calma.

- ¡¡¡¿¿No habías dicho que había sido culpa de Nabiki??!!!  ¡¡¡Te pillé!!!  No eres más que una pervertida. – le acusó.

- ¿Sabes, Ranma? – se contuvo al hablar - Como tú bien dices, llegados a cierto punto los celos ya NO MOLAN. – he hizo ademán de continuar andando hacia casa sin hacerle más caso.

- ¡¡¡¿¿Ce-Celos??!!! - se acercó hasta Akane y la miró con aquella sonrisa egocéntrica que ella tanto detestaba y le dijo muy calmado - ¡JA!  Ni que fueses Ukyo, Kodachi o Shampoo... Tú no les llegas ni a la suela de los zapatos.

Akane se quedó perpleja, esas palabras eran las últimas que se esperaba en estos momento y aun menos en ese tono.  Ni el mismo Ranma podía creer que le hubiese salido tan bien ese tono frío y con aires de desprecio.  Sí, realmente estaba impresionado de sus propias dotes interpretativas.

"Perfecto, a funcionado a la perfección.  Si pensaba que me iba a quedar con los brazos cruzados viendo como me restregaba a su querido amigo Ryoga, estaba muy equivocada.  Y ahora sí vuelven a estar las cosas como deben....  Prefiero mil veces que se enfade conmigo y me mande a volar a que siga pensando en ese cerdo desorientado..."

Pero lo cierto era que su plan no había salido exactamente como había planeado, pues Akane no estaba simplemente enfadada, sino que estaba horrorizada por las palabras que acababa de escuchar, y no se conformó con mandarlo a volar de un golpe, sino que le propinó tal cantidad de ellos que ni siquiera le fue necesario enviarlo a volar.  Sólo lo dejó tirado en el suelo hecho puré, hasta que una adorable ancianita limpió el suelo de porquería y lo tiró todo a un contenedor.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [En el Ucchan´s, nuevo centro de reunión de las prometidas bonitas de Ranma]

Las tres chicas estaban sentadas en una mesa formando un triángulo equilátero entre ellas.  Serias, a la defensiva, escrutando cada movimiento y reacción de sus eternas enemigas, esperando que alguna comenzase a hablar en primer lugar,... y esa fue Ukyo.

- Y bien, Shampoo, qué te trae por aquí y sobre todo para que traes a la loca de Kodachi contigo ¿A caso quieren pelea? – preguntó algo molesta la cocinera de okonomiyakis.

- Jo jo jo jo jo jo.  Por supuesto que queremos pelea querida, pero no contigo, sin embargo. – rió perversa Kodachi Kuno - Yo por mi querido Ranma-sama haría cualquier cosa.

- ¿Qué queréis decir? - dijo Ukyo bastante confundida y a la defensiva.

- Simple, chica loca y Shampoo querer proponerte algo a ti, plan para liberar a Airen de chica violenta.

Ukyo sonrió algo altiva, por primera vez se sentía claramente superior a la bella amazona de cabellos violetas.

- Perdona, bonita, pero que yo sepa no tengo ningún motivo para preocuparme.  Ranma no se casó con Akane y dijo que habría detenido la boda aunque no la hubiésemos saboteado,...  Además, no es a mí a quien ha plantado - Ukyo disfrutó al decir cada una de esas palabras y aún más al ver la cara de odio que se le quedó a Shampoo, aunque por algún motivo esta no duró mucho y dejo paso a una más seria y firme.

- Chica de la espátula estar muy equivocada. – Shampoo apretó los puños con rabia encima de la mesa, no era fácil para ella admitir un fracaso, pero por retener a Ranma haría lo que fuera -  Airen no sólo despreció a Shampoo, solamente decírmelo a mí la primera...  Airen decir que muy enfadado con Shampoo porque haberle hecho el mayor de los daños: impedir que se casase con Akane. 

- Eso es imposible, mi Ranma-sama jamás se casaría con esa plebeya teniendo a la gran Kodachi Kuno.  Ja ja ja ja ja ja ja.

- Entonces... es cierto... - la voz de Ukyo sonaba quebrada y cuando miró a Shampoo ésta sólo asintió - ...Ran-chan.... verdaderamente ama a Akane....

- Sí, por eso Shampoo estar aquí.  Shampoo no quedarse quieta viendo como Akane roba a Airen.  Shampoo proponer unir fuerzas contra chica violenta...  Tres pares de puños pegan más que uno.

La mirada de Shampoo era malévola, al igual que la de Kodachi, que aceptó sin dudarlo un instante.  Ukyo en cambio estaba envuelta en dudas, amaba a Ranma, al fin y al cabo era su prometido y tenía que luchar por él... Pero ante todo deseaba la felicidad de su amigo, no quería fallarle y si intentaba algo contra Akane quizás él no se lo perdonase...

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Casa de los Tendo, habitación de Akane.  A la mañana siguiente]

Akane terminó de vestirse y se disponía a bajar a desayunar cuando una flecha entro por su ventana.  Akane se volvió rápidamente y la detuvo con una mano antes de que impactara en la pared.  El tipo de arma dejaba claro quien era la dueña, Shampoo, hasta ahí todo era relativamente normal, pero lo raro fue cuando al coger la nota que llevaba la flecha se dio cuenta que el papel llevaba impresa una rosa negra y que para hacerlo aún más inquietante el mensaje estaba escrito por Ukyo, y decía así:

'Es hora de que todas aclaremos muchas cosas.  Si aceptas el desafío, te esperamos a las 12 en el parque, junto a la fuente.  Ven sola y que Ranma no se entere.'

Akane sintió que su aura se disparaba en una explosión que llenó toda su habitación de un calor espeso.  Esas tres la estaban desafiando tan solo cuando habían pasado seis días desde que boicotearan su boda.  Estaba claro que tenían muchas ganas de quitarla de en medio cuanto antes.  Pero no se dejaría amedrentar, lucharía, como había hecho siempre, se enfrentaría a sus enemigas y vencería.  Ellas la habían puesto furiosa, no tanto por que quisiesen quitarle a su prometido, en el fondo sabía que él haría algo para evitar que se rompiese su compromiso como ya había hecho antes, sino porque habían insinuado que no podía luchar sin Ranma para ayudarla y eso no podía consentirlo.  Nunca la tomaban en serio, ni siquiera cuando se trataba de pelear.  Akane se consideraba una artista marcial, pero algunas dudas la cautivaron al pensar y darse cuenta que nunca había luchado contra las otras prometidas en serio, que Ranma siempre la había salvado antes de empezar y que la única vez que luchó fue aquella vez que Shampoo hizo que olvidase a Ranma,... realmente en aquella ocasión le dieron sin duda una buena paliza.  Sintió su orgullo herido, y no pudo soportarlo más, rompió el papel en pequeños trozos y los tiró a la papelera,... No dejaría que Ranma se enterase de esto,... Esta vez se enfrentaría a su batalla sola.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Parque de Nerima, junto a la fuente. 12 a.m.]

Akane llegó a la hora exacta y se encontró allí a sus tres rivales esperándola.

- Jo jo jo jo jo.  Así que te has atrevido a venir ¿eh?  La verdad es que eres muy ingenua.

Akane de repente se dio cuenta de que algo no cuadraba, las tres tenían una mirada extraña, una mirada que iba sólo dirigida a ella y entonces supo que le habían tendido una trampa, que esto no se trataba de un simple combate 'todas contra todas' sino más bien todas contra ella.

- ¡¡¿Qué es lo que pretendéis?!! ¿Queríais una pelea, no? ¡¡Pues aquí me tenéis!! – gritó Akane armándose de valor.

- Tú lo has dicho Akane, te tenemos, te tenemos justo donde queríamos. – pronunció con un una sonrisa indefinida Ukyo.

Akane no vio mucho más.  Las tras chicas se lanzaron a la vez contra ella.  Al principio consiguió detener algunos golpes, e incluso consiguió colocar una patada a Kodachi en toda la cara y un puñetazo al costado de Shampoo....  Pero eran demasiadas, más rápidas, mucho más rápidas que ella, y más fuertes.  Pronto comenzó a sentir como el dolor invadía todo su cuerpo al recibir cientos de golpes que provenían de todas partes.  Únicamente sintió el dolor, ya no las veía venir hacia ella, no escuchaba sus insultos, sus risas, simplemente sentía el fuerte dolor,... hasta que notó como se desvanecía y caía al suelo derrumbada.

"Ranma... ¿dónde estás?... ¿por qué no has venido?... te necesito"

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Ranma había notado que Akane estaba particularmente callada esta mañana.  Cabía la posibilidad que siguiese enfadada por lo de ayer y ahora se sentía culpable de haberla tratado como lo hizo.  Decidió que era hora de hablar con ella, pero no le fue posible, porque cuando iba hacia ella, llegó el maestro Happosai con ganas de fastidiar y terminó persiguiéndolo por toda la ciudad.

Ahora, de regreso a casa, pensaba en que le diría a Akane cuando llegase.  En estos últimos días las cosas habían ido de mal en peor entre ellos.

"Si tan solo no hubiese tanta gente metida de por medio.... ¿No podrían dejarnos en paz?"

Iba pensando en esto cuando pasaba por el parque.  Le llamó la atención un grupo de personas que hacían un círculo mirando todos con expectación al suelo.  Ranma no lograba ver desde esa distancia que es lo que miraba toda esa gente, pero cuando estaba venciendo a su curiosidad y decidía no entretenerse, escuchó como una de esas personas reclamaba la ayuda de un médico.  Sin dudarlo un instante corrió hacia la multitud y se introdujo entre ellos hasta ver al herido y...

- ¡¡Akane!! Akane, Akane, contéstame, por favor - Ranma tomo a Akane en sus brazos, estaba aterrorizado, ella no despertaba y se veía horrible, llena de moratones y rasguños por todas partes, además de varios cortes y una pequeña brecha en la frente que le había cubierto medio rostro de sangre - Akane, por favor, cariño, despierta...

Pero Akane no reaccionaba, seguía inconsciente y su rostro reflejaba dolor, un fuerte dolor.  Ranma la tomo con fuerza en sus brazo y de un salto dejó atrás el parque y la multitud que en el se había formado.  Corrió más rápido de lo que jamás había hecho, dirigiéndose a la consulta del Dr. Tofu.  Ahora no se sentía celoso de llevar a Akane allí, no podía pensar en lo que había visto hacía cinco días, sólo podía recordar una imagen, una que le partía el alma en dos, que le recordaba el sentimiento más horrible que jamás había sentido: cuando se encontraban en Jusenkyo, cuando pensaba que estaba muerta, que la había perdido para siempre, a su Akane, a su amor.

"No, Akane... por favor... no me dejes solo otra vez.... no me dejes solo"

En pocos minutos llegó a la clínica.  El Dr. rápidamente corrió en su ayuda y le condujo a una habitación para que dejara allí a Akane.  El Dr. Tofu tuvo que armarse de coraje, la verdad es que la imagen de ver a Akane en esas condiciones era difícil de asimilar para él y el tener a Ranma atosigándole histérico no le ayudaba en absoluto, por lo que casi tuvo que echar a empujones al muchacho fuera de la habitación.  

Ranma daba vueltas por la sala de espera como un loco.  No podía quitarse de la mente la imagen de Akane muerta en Jusenkyo.  Se sentó y se acurrucó como un niño asustado.  Sus lágrimas comenzaron a caer, igual que lo hicieron en Jusenkyo, no podía evitarlo, no podía controlarse, no podía pensar...  Pero si le pasaba algo a ella, si le pasaba algo,... lo mataría, mataría al que se atrevió a tocarla,... quizás lo matara aunque ella estuviese bien.

De repente el roce de una mano en su hombro lo sobresaltó.  Era el Dr. Tofu, que lo miraba con una sonrisa dulce y tranquila en el rostro.

- ¡¿Y Akane?! ¡¿Cómo está?! ¡¿Qué tiene?! – se apresuro a preguntar el joven.

- Ya tranquilízate, hombre. – le sonrió el doctor - Ella está bien, bastante magullada pero bien.  A recibido muchos golpes pero ninguno grave, todos son puramente superficiales.  Y por esa sangre que viste en su cara no te preocupes, sólo fue un pequeño corte en le raíz del pelo, que es una zona que sangra mucho, pero no ha sido necesario siquiera que le pusiese puntos.

- ¿¿Puedo... puedo entrar a verla?? - Ranma parecía más tranquilo, pero sentía una rabia por dentro que casi no podía controlar. - ¿Está despierta?

- Sí, ella despertó hace unos minutos, pero será mejor que no entres ahora porque se está vistiendo,....  Ella insistió en volver a casa y como sus heridas no son graves creo que es mejor que esté allí con su familia... y contigo.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Akane se vistió lentamente.  Había recibido fuertes golpes, pero no eran lo que más le dolía, su verdadero dolor venía de dentro.  Se sentía débil, indefensa.  Ella se había considerado siempre una chica fuerte, independiente,... hacía un año pensaba que era invencible, pero ahora..., ahora todo había cambiado, era débil y Ranma tenía razón cuando dijo que no les llegaba ni a la suela de los zapatos a sus prometidas..., ahora, ya no era nada de lo que una vez fue, de lo que tan orgullosa se había sentido..., ahora no era capaz de vencer en una pelea..., no era capaz de salir ilesa si no estaba Ranma para defenderla.

"Ranma... Supongo que estará preocupado, el Dr. dijo que estaba bastante nervioso cuando me trajo.  Pobrecito mío, él siempre tiene mucho miedo de que me pase algo y verme en este estado debe haberle impresionado mucho..."

Akane suspiró y se tumbó en la cama un segundo para retomar fuerzas.  En ese momento llamaron al la puerta, la cual se abrió y dejó paso a Ranma que la cerró tras de sí.

- ¿Cómo te encuentras?  ¿Estas ya lista para volver a casa?

Él parecía serio, preocupado, enfadado.  Akane no se sintió muy capaz de enfrentarse a una conversación con él en ese instante, así que solamente asintió con la cabeza y se levantó de la cama dirigiéndose hacia la puerta sin mirarle. Ranma se dio cuenta de que le rehuía y eso consiguió enfurecerle aún más, aunque intentó disimularlo.  Akane no quería contarle que es lo que había pasado, no quería decirle quien le había hecho eso.  La tomo de la mano y la detuvo haciendo que se detuviese y volviese para mirarlo.

- Si piensas que te voy a dejar ir sin que me des una explicación, estás muy equivocada – le advirtió en tono serio.

- No te metas, Ranma, te agradezco mucho que te preocupes por mí, pero esto es sólo asunto mío, fue mi culpa... Yo me metí en esto y yo saldré.  – le respondió mirándole a los ojos con decisión.

- Pero mi deber es protegerte y hacerle pagar a quien te hizo esto... Yo debo…- intentó reclamarle.

- Déjalo... – le interrumpió contundente - En verdad no creo que fueses capaz de vengarme esta vez,... no esta vez.  Además, ya he dicho que asumo mi parte de responsabilidad en el asunto, me retaron, acepté y perdí,... eso es todo.

- ¡¡Por supuesto que perdiste!! – le gritó en tono acusador - Aún no te enteras que eres demasiado torpe.  Podría haberte pasado algo malo, idiota... Pero tenías que ir sola, no podías llamarme.  Yo me habría encargado de ese tipo sin problemas, pero tú…

- Pues si tan torpe e idiota te parezco.... ¡¡¿¿¡Por qué sigues AQUÍ!??!! - Y cogiendo la cama en la que ella se encontraba unos instantes antes, la estrelló en la cabeza de Ranma.

- Ma-ri-ma-chooo.... - es lo único que consiguió decir  Ranma antes de entrar en una inevitable inconsciencia.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Akane volvió a su casa sola, dejando al inconsciente Ranma en manos del doctor Tofu.  Cuando entró por la puerta que daba al salón todos la recibieron con una cara de preocupación y confusión.  Después de un buen rato consiguió librarse del interrogatorio sin tener que decir quienes fueron las que la atacaron de forma tan atroz, palabras que utilizó su futura suegra, quien hizo amago de sacar su katana y castigar a su hijo por no haberse comportado como un hombre honorable y haber defendido a su prometida.  Aun más trabajo le costó a Akane convencer a Nodoka de que no le hiciese el sepuku al pobre Ranma. 

Estaban ya todos comiendo cuando Ranma volvió de su viaje por la inconciencia.  No saludó a nadie, sólo se sentó muy disgustado y comenzó a comer, terminó, se levantó y se dirigió hacia la escalera para subir a su habitación.  Sólo entonces se volvió hacia Akane por un instante antes de retomar su camino y le dijo:

- Te espero en mi habitación.  Tenemos que hablar.

Akane sintió terror ante las palabras de su prometido.  Estaba decidido a hacerla hablar y cuando Ranma se proponía una cosa era casi imposible sacarle de su empecinamiento.  Akane dejo su cuenco sobre la mesa, no había terminado todavía de almorzar, pero se le habían quitado las ganas de comer de golpe.  Se levantó silenciosamente y sin mirar a nadie se dirigió hacia la habitación de Ranma.  El resto de la familia se miró unos a otros asombrados por la escena y sin decir nada volvieron la vista hacia sus platos y siguieron comiendo tranquilamente.

Akane llegó al cuarto de Ranma y le encontró tumbado en su futón mirando al techo.  Él se levanto lentamente cuando escuchó que Akane cerraba la puerta tras de si, quedándose sentado mientras la miraba escrutadoramente.

- Y bien, piensas hablar o voy a tener que secártelo a la fuerza - le decía mientras Akane se sentaba a su lado, aún sin mirarle a la cara -  No piensas decirme nada ¿verdad?

- ¿Por qué tienes tanto interés es saber contra quien peleé?  ¿En qué cambiaría las cosas? – le preguntó a su prometido con serenidad.

- Cambiaría mucho...  Porque eso significaría que confías en mí.  – pronunciaba quedo, rogando por dentro que ella si confiase en él, que viese en él a un amigo, un hombro sobre el que apoyarse, un hombre enamorado que estaba dispuesto a cuidarla por siempre.

- No metas la confianza que te tengo en esto, Ranma, porque no tiene nada que ver. – contestó con dulzura y sinceridad - Dime ¿Qué harías si descubrieses quien me ha golpeado así?  ¿Podrías dejarlo pasar como si nada sin ir a matar a esa persona?

- No. - su voz fue firme y rotunda, no le importó reconocer la verdad y eso entristeció en cierta forma a Akane.

- Entonces no puedo decírtelo... – bajó la mirada apesadumbrada -  Lo siento, pero no puedo.  Bastante mal me siento ya porque me hayan dado esta paliza, como para que encima tengas que sur tú quien se las haga pagar a los que me hicieron esto,... No.  Esto es cosa mía y juro que no pararé hasta vencer. – le aseguró volviendo a mirándole a los ojos con determinación.

- Un momento – pidió Ranma con la cara descompuesta de repente, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar -  ¡¿Quieres decir que eran varios?! ¿Aceptaste luchar contra varios a la vez?  Definitivamente eres estúpida, no podrías vencer ni a un bebé y te enfrentas a toda una banda...

- ¡¡Eso no te lo consiento Ranma!! – le demandó indignada por sus insultos o puede que aún más por su falta de confianza.

- No me lo consentirás, ¡¡Pero es la verdad!! – respondió con el mismo ímpetu.

- Hija mía, Ranma tiene razón.  No tienes porqué entrenarte tan duro para vencer a eso villanos, sólo tienes que decirnos quienes fueron y Ranma se encargará de ellos, ese es su deber y lo hará encantado ¿Verdad Ranma? - dijo el padre de Akane mientras se adentraba en la habitación seguido del resto de la familia.

- Por supuesto que sí señor Tendo.  Ya se lo he dicho mil veces, pero es terca como una mula.

Akane estaba blanca, la furia le impedía pensar con claridad, no podía creer lo que estaba escuchando.  Entonces alguien la cogió por los hombros y le habló, sus palabras resonaron casi empalagosas en sus oídos.

- Querida Akane, ya no te aflijas más.  Mi hijo es muy fuerte y vengará a su amada como un caballero.  Así que, querida, dile a mi hijo quienes fueron como una buena esposa para que él pueda cumplir con su deber. - dijo Nodoka con dulzura y convicción.

El aura de Akane se disparó con fuerza, nadie nunca la había visto así.  Tenía los ojos cerrados con fuerza, con la cabeza mirando hacia el suelo, sus puños apretando fuerte contra sus muslos y su pelo y su vestido moviéndose agitadamente por la fuerza con la que su aura, de un color tan rojo como su propio nombre, salía de su cuerpo.  Ella intentaba controlarse, pero no podía.  Ellos,... todos ellos la habían defraudado,... intentaban quitarle lo que durante años fue lo más importante de su vida: su arte.  Akane no pudo contenerse por más tiempo y su aura creció en una nueva explosión, que provocó que todos saliesen apresuradamente de la habitación.  Se levantó lentamente y miró hacia las dos familias que se escondían tras de la puerta.  En su mirada todos pudieron ver una rabia similar al odio.

- Lo siento, tía Nodoka, pero, como usted dijo una vez, el destino de las mujeres Saotome es sufrir mucho... y yo me niego a hacerlo.  - su voz sonaba decidida, sus ojos aún más, y se volvió a mirar a Ranma que estaba con la boca abierta y los ojos como platos. – Ahora, Ranma, lucharás conmigo y te enseñaré de lo que soy capaz.

Akane descargó con toda su furia contra Ranma, el cual esquivaba todos sus golpes con suma facilidad aunque bastante asustado.  Ranma saltó por la ventana huyendo hacia el patio de la casa, Akane le siguió, pero no acostumbrada a bajar tanta distancia, tuvo, con mucho trabajo, que saltar antes al la rama del árbol y de ahí bajar al suelo, rompiéndose medio vestido en el proceso.  Akane siguió insistiendo, daba cientos de patadas, intentaba docenas de llaves, pero no conseguía colocar ni un solo golpe...  Entonces fue cuando lo vio... una sonrisa burlona en la cara de Ranma, se estaba riendo de ella en cada golpe que esquivaba.  Akane perdió la concentración y con ella sus fuerzas y su equilibrio, y se precipitó hacia el estanque.  Se vio casi sumergida en él, pero en el último instante Ranma la agarró por la cintura y la acercó hacia él, apretándola ligeramente contra su cuerpo.

- Te tengo – le susurró dedicándole una leve sonrisa, notando que sus mejillas comenzaban a calentarse, pero aún así siguiéndo sujetándola. - Y ahora me lo dirás ¿Si? – le pidió con dulzura.

Akane le odió, odió como la miró.  No la había tomado en serio, no había notado su dolor, esto solamente era un juego para él, y Akane lo odió por eso.  Lo cogió por el cuello de la camisa y lo levantó unas cuartas del suelo mientras con la otra mano lo enviaba a conocer el Caribe de un puñetazo.

- Te odio, Ranma Saotome... ¡¡¡¡No quiero verte MÁS!!!! – gritó Akane con el corazón y el orgullo hechos trizas.

Así Ranma voló lejos y Akane corrió envuelta en lágrimas un vez más en estos pocos días, hacia algún lugar lejos de allí.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Parque de Nerima]

Ya casi había anochecido y el parque se hallaba sumido en el silencio y la tranquilidad.  Tras un día soleado, de repente había comenzado a llover con mucha fuerza y todos corrieron del parque buscando un lugar donde cobijarse.  Pero allí, debajo de un árbol se encontraba Akane.  Allí acurrucada, empapada por la fuerte lluvia, de la que pareciera que no se había percatado, maltrecha y sucia, manteniendo la mirada perdida en el infinito, sumida en sus pensamientos, en su pena,...  Y de repente no pudo aguantar más y un grito salió de su pecho.

- ¡¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHH!!!!!  ¡¡¡¡¡¡RANMA NO BAKA!!!!!!

Únicamente pudo comenzar a llorar con total desesperación.

 (A partir de ahora sigue la historia después del prólogo).

No sabía cuanto tiempo llevaba llorando, tampoco le importaba.  Sentía frío, había dejado de llover, pero ya era de noche y ella seguía empapada.  Sintió dolor, de nuevo recordó como la habían tratado y volvió a llorar con fuerza.

"¿Por qué?... ¿Por qué me tratan así?... Se que no soy tan buena como Ranma, Shampoo, Ryoga o Ukyo, pero... yo amo las Artes Marciales, son lo más importante de mi vida.” Con pesadez tragó intentando en vano borrar las lágrimas, sólo consiguiendo aumentar la pena ante un nuevo pensamiento.  “Cuando mamá murió las artes marciales se volvió mi centro de existencia, me dio fuerzas para seguir adelante, volvió a unirme a mi padre y nos hizo felices a todos...  O al menos eso creí yo.  Ahora veo lo equivocada que estaba.  Para mi padre mi entrenamiento nunca ha sido más que una mera distracción y si Ranma hubiese elegido a cualquiera de mis otras dos hermanas no le habría importado para nada, el dojo habría sido para la pareja y ni siquiera hubiera pensado en mí como posible sucesora de la dinastía Tendo. Todo... todo lo que soy es por Ranma...  Soy la sucesora de mi dinastía porque soy su prometida,... y si alguien me considera una luchadora es porque soy la prometida del gran Ranma Saotome.  Cuando se habla de artes marciales sólo existe él... Y lo peor de todo es que tiene razón, no soy una artista marcial, sólo llevo ese sobrenombre, pero no lo soy... Y quisiera serlo, quisiera poder ser la mejor... pero ellos jamás me tomarán en serio, eso es algo de lo que ya no tengo dudas..."

- Si al menos hubiese alguien que quisiese entrenarme, entrenarme de verdad - sin darse cuenta siguió pensando en voz alta, como si inconscientemente fuese a resultarle más fácil si escuchaba su propia voz - Yo amo las artes marciales y se que podría ser buena, con mucho esfuerzo podría llegar a ser buena,... porque lo deseo, deseo tanto poder demostrarles que se equivocan, que no soy una inútil.  ¿Pero qué podría hacer yo sola?  No puedo enseñarme a mi misma cosas que no se, y de todas formas para qué... ¿para qué se burlen de mí y me vuelvan a repetir que para eso ya está Ranma?.  Si no fuese por él, quizás,... si él no hubiese venido nunca esto no estaría pasando,... y mi propio padre no me estaría despreciando de esta forma...

- Quizás yo podría ayudarte con eso, querida...  Si quieres puedo ayudarte a vencer a Ranma.

Akane se volvió a mirar rápidamente hacia el lugar de donde provenía la voz,... voz que ella había reconocido al instante, pero que no podía asimilar con las palabras que había escuchado.  Detrás de ella se encontraba Cologne, subida encima de su bastón como usualmente lo hacía.  Ella llevaba un buen rato ahí observando a la joven mientras lloraba, y había escuchado cada una de las palabras que había dejado escapar entre su llanto.

- ¿Abuela?  ¿Qué... que ha querido decir con eso? – preguntó completamente desconcertada Akane mientras rápidamente intentaba limpiar de su rostro las lágrimas.

- Bueno, ya me enteré de todo lo que pasó.  Shampoo me contó lo de la pelea y después mi querido yerno me contó el resto cuando vino al Nekohanten buscándote.

- Y... ¿Qué es lo que quiere?  Si ha venido a burlarse de mi ya puede irse porque hoy no estoy de humor - Akane siguió secándose las lágrimas, ahora con más rabia, que se negaban a dejar de caer de sus ojos.

- Al contrario, querida, no he venido a burlarme sino a ayudarte y a proponerte un trato. –confesó la anciana.

- ¿¿¿Trato???  No la entiendo, ¿Qué podría secar usted con ayudarme? – inquirió Akane poniéndose a la defensiva, nada bueno podía querer esa anciana.

- ¿No es obvio?  ¿Qué otra cosa sino diversión podría buscar a mi edad? – sonrió sincera la vieja amazona.

- ¡¿Quitarme de en medio para que su nieta se lleve a Ranma?! - el tono de Akane se tornó enfadado e irónico.

- No voy a negar que el que mi nieta consiguiese le amor del yerno sería un incentivo más, pero no seré yo la que te quite de en medio.  Si yo hubiese venido para eso haría meses que el yerno se habría casado con mi Shampoo, pero es ella la que tiene que conseguirlo por sí misma.  Yo sólo me he encargado de medir las fuerzas del yerno para comprobar que fuese digno de casarse con la heredera de La Supremacía Femenina.

- Y que más da...  De cualquier forma no me interesa nada de lo que tenga que decirme.  Y ahora, por favor, déjeme sola otra vez. – le pidió con desgana volviendo a apoyar su espalda en el tronco del árbol, cerrando los ojos que sólo querían llorar más.

- Como quieras.  Pero  ¿Estás segura de que no querrías que te ayudara a vencer al yerno?

- ¡¡¿¿Qué??!! – se volvió a mirarla con rapidez - ¡¿Vencer a Ranma, yo?! 

- Exacto.  Te propongo que seas mi alumna, y lo único que pido a cambio es poder ver como el yerno es vencido por su querida y dulce Akane. Jua jua jua jua jua. – rió divertida Cologne.

- ¿¿Lo dice enserio??  ¿¿Estaría usted dispuesta a entrenarme??  - preguntó entre el desconcierto y la ilusión.

- Por supuesto que sí.  La verdad es que llevo bastante tiempo dándole vueltas al asunto, sobre todo desde que volvisteis de China y Shampoo me contó que sobreviviste durante tanto tiempo al poder del Kinjakan.  Realmente me dejó impresionada, tienes que ser muy fuerte en tu interior para haberlo conseguido.  Pero sobre todo... ¡No puedo imaginar nada más divertido que la cara que pondrá el yerno cuando se de cuenta de que tú lo has vencido! Jua jua jua jua jau ¡¡Será sencillamente fantástico!! 

La risa de la anciana contagió un poco a Akane que comenzó a asomar una pequeña sonrisa divertida. 

- Supongo que sí que lo sería, pero no creo que fuese posible... no creo que me permitan que usted me entrene... y Ranma encontrará alguna forma de evitarlo...

- No si no lo sabe – dijo sencillamente - Sólo tendríamos que irnos sin que lo supiesen y encontrar un sitio que esté lo suficientemente lejos y oculto para que no pueda encontrarnos.  Pero eso sí, te advierto algo querida, si aceptas ser mi alumna tendrás que hacer todo lo que yo te ordene sin rechistar ni preguntar y desde ahora te aviso que desearás no haber aceptado, pues nunca podrás imaginar que existiese un entrenamiento tan terrible y agotador como al que te someteré... Pero si queremos vencer al yerno no nos queda otra opción.

- Yo....

Akane estaba confusa, en su cabeza se mezclaban todos los recuerdos que tenía de Ranma, la conversación con el Dr. Tofu, lo que la había dicho su familia y el ofrecimiento de Cologne, todo formando un amasijo de sentimientos y sensaciones que nadie fácilmente habría logrado entender.  Tenía  que tomar una decisión muy dura, quizás la más difícil de su vida: volver a casa con Ranma y olvidarse para siempre de la promesa que hacía años se había hecho a si misma de ser la mejor artista marcial del mundo; o... alejarse de él, de su familia, de todo lo que más quería en el mundo, y luchar por su sueño, un sueño que únicamente conseguiría partiendo en un viaje hacia quien sabe donde, con la abuela de su peor enemiga, para terminar enfrentándose a lo más importante de su vida, luchando contra el hombre al que había entregado su corazón y quien sabe si perdiéndolo por ello.

- Es una decisión muy difícil… - comenzó a decir Akane - …y no quiero contestar apresuradamente, porque no quisiera decepcionar a nadie.  Pero he de ser sincera conmigo misma y sé de buena tinta que si me voy de aquí ahora y vuelvo a casa para pensarlo terminaré echándome atrás, terminarán convenciéndome de que es una locura,...  Y en realidad lo es, sé que es una locura, pero también sé que si no me arriesgo estaré toda mi vida lamentándome el no haberlo intentado al menos, preguntándome hasta donde habría podido llegar si hubiese aceptado su propuesta,... Pero tengo miedo, miedo de perder mi seguridad, a mis seres queridos, de que no puedan perdonarme el que me vaya sin despedirme, el volver para derrotar a Ranma, perderle a él por vencerle...

- Será una dura prueba, pero si necesitas tiempo, podemos esperar cuanto quieras, yo seguiré dispuesta a entrenarte cuando tú te decidas. – le aseguró Cologne.

- No, no esperaremos - la voz de Akane sonó sobria y solemne, estaba decidida y esa decisión le hacía mucho daño - Desearía salir cuanto antes, si pudiese ser querría salir ahora mismo...  Soy consciente de que puedo perder mucho, pero los que me quieran me esperarán y comprenderán porque lo hago,... y si cuando regrese nadie me tiende sus brazos para darme su cariño y comprensión, entonces sabré que he hecho lo correcto porque este no era mi lugar, porque nadie me quiso nunca de verdad, y todo esto no habrá sido en vano....  Desearía ser su estudiante, sensei - dijo inclinándose ante Cologne.

La anciana sonrió satisfecha diciéndole:

- Entonces de acuerdo, querida, si te parece bien saldremos esta madrugada.  Recoge todas tus cosas sin que nadie se entere y sal por la ventana dejando sólo una nota diciendo que te has ido a entrenar y que estarás bastante tiempo fuera.  Yo haré lo mismo.  Nos veremos aquí a las 4 de la madrugada.  ¿De acuerdo? 

- Sí, maestra.  Aquí estaré.

- Pues entonces volvamos a nuestras casas y descansemos porque va ha ser un viaje muy largo.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Dojo Tendo]

Había sido un día muy duro, en realidad toda la semana lo había sido.  Nada más que malentendidos, enfados y penas.  Después de que Ranma consiguiera volver a casa tras la pelea con Akane, la familia le dijo que Akane había salido corriendo envuelta en lágrimas tras golpearlo, que nadie había podido detenerla y que aún no habían conseguido encontrarla.  Él sin preguntar más había salido corriendo en su busca, había estado en todas partes, le había preguntado a todo el mundo pero nadie la había visto.  Confundido y cansado tras horas de búsqueda había vuelto a casa esperando encontrarse con ella allí, pero no había vuelto todavía.  Decidió que entrenaría un poco para descargar tensiones y frustración, pero no duró demasiado tiempo entrenando por su falta de concentración y terminó subiendo al techo del dojo.  Allí se encontraba ahora, tumbado mirando las estrellas, su lugar de meditación y descanso desde que llegó a la casa de los Tendo hacía un año, aquel cielo se había convertido en el hogar de sus sueños más ocultos, de sus fantasías, sus anhelos.  En esta ocasión había pensado sobre muchas cosas, había estado recorriendo con su memoria cada momento que había pasado con Akane, cada instante, cada pequeño detalle de su cuerpo, su sonrisa, sus gestos, intentando recordar como se había sentido con cada uno de ellos.

"Hemos pasado tantas cosas juntos, tantos momentos.... y sin embargo son muy pocos los momentos bueno...  No se porqué..., ¿por qué no puedo dejar de hacer las cosas mal?...  Ella tiene un carácter muy difícil y un orgullo inmenso al igual que yo... Supongo que no es del todo justo echarles todas las culpas a nuestros padres y los demás, pues los grandes culpables de este desastre somos nosotros,... o lo soy solo yo...” no pudo evitar suspirar con frustración al aceptar la verdad  “Ella cedió el día de la boda, me lo puso fácil.  Simplemente tendría que haber dicho que sí cuando me preguntó si la amaba... y claro que la amo..., desde Jusenkyo lo tengo claro..., y si ella quiso casarse conmigo eso quiere decir que debe amarme tanto como yo la amo.  Además, ella estuvo a punto de morir, de morir por mí, por salvarme la vida.  Si no hubiese sido tan cobarde y hubiese sido capaz de decir un simple sí a tiempo, todo esto no habría pasado, ya llevaríamos seis días casados y seríamos más felices que nunca....  Sí, sería muy feliz de estar casado con Akane..."

Un involuntario y total sonrojo cubrió su rostro ante el atrevimiento de pensar en Akane y él recién casados, de luna de miel en algún lugar hermoso, solos los dos.... sin tener miedo de amarse completamente…

Ruidos en el interior del dojo sacaron a Ranma de su ensoñación, posteriormente  escuchó un grito y el ruido de unos ladrillos al romperse.  "Esa... esa sólo puede ser Akane, estoy seguro"  Ranma bajó del tejado de inmediato, tomó aire profundamente y entró en el dojo.

- Por fin has vuelto, es muy tarde y... estaba muy preocupado por ti. – dijo con nerviosismo el muchacho de la trenza, al no poder evitar que de nuevo se le viniese a la cabeza la imagen de Akane y él casados.

- Pues ya estoy aquí, así que ya no tienes que preocuparte – Akane no le miró, sólo rompió unos ladrillos y se dispuso a coger otros para repetir la tarea.

- ¿Aún sigues enfadada conmigo? - no hubo contestación y ni siquiera le miró para pesar de Ranma - Akane yo... - No hubo respuesta, él se acercó, la volvió hacia él y levantó su rostro con la mano con una mirada triste en los ojos - Akane... por favor... mírame... No me hagas esto,... has estado llorando ¿verdad?  Aún tienes los ojos hinchados...

- ¿Y qué podría importarte eso a ti? – le acusó aún algo enfadada pero aún más apenada - Ya me demostraste antes lo mucho que me detestas, así que no vengas ahora a intentar consolarme porque te sientas culpable de que haya llorado.

- No digas tonterías – volvió a tomarla por su barbilla haciéndole mirarle, quería que viera en sus ojos que era completamente sincero, que sus sentimientos no podrían ser más profundos - Yo nunca te he detestado ni lo haré, y aunque te moleste, sí que me preocupo por ti, y lo seguiré haciendo porque...  Akane, porque yo... yo te…

- Akane, Ranma, la cena está lista, venid rápido o se os enfriará.

Los dos se apartaron del otro rápidamente completamente avergonzados ante el sonido de la voz de Kasumi.

El corazón de Akane se desembocaba en su pecho, entendiendo perfectamente lo que Ranma había querido decirle.  Ella suspiró obligándose a calmar a aquel traidor que tenía por corazón, resultándole triste e irónico pensar que Ranma casi había encontrado el valor que siempre le faltó ante ella, ahora que debía irse y no volver a verlo durante mucho tiempo.  Se extrañó de sus propios sentimientos, de sentir tranquilidad de que Ranma no hubiese podido terminar aquella frase que tanto tiempo había deseado escuchar, la que había llenado sus sueños de felicidad y esperanza.  Pero así era mejor, este no era el momento indicado para que él se declarara, no cuando en pocas horas se iría sin poder decirle ni siquiera adiós...  Iba a ser muy doloroso pero era necesario, debía partir y encontrarse a ella misma y un lugar en este mundo, porque por mucho que se quisiesen no podrían ser felices si ella no conseguía encontrar un motivo por el que respetarse a sí misma.

- Sí, Kasumi, ya voy - dijo Akane reponiéndose y caminado hacia la puerta del dojo – Vamos, Ranma, se nos enfría la cena - Y Ranma aún desorientado, sin decir nada, simplemente la siguió.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [En la habitación de Akane]

Akane estaba acostada en la cama desde hacía un buen rato.  Durante la cena tuvo suerte y Ranma no le dijo nada, parecía que aún no podía creer que le hubiesen interrumpido de esa forma cuando por fin, después de tanto tiempo, de tantos miedos, iba a decirle lo que sentía.  Para evitar males mayores Akane inmediatamente después de cenar se fue a acostar con la excusa de que aún le molestaban las heridas de la pelea de la mañana y que se sentía muy cansada, cosa que no era del todo falsa, tenía una herida muy profunda abierta en su alma, que prometía consumirla entera y ya había empezado.  Ahí estaba ahora, sola en su habitación, pudiendo escuchar el murmullo de las voces de su familia y deseando poder estar con ellos en ese momento, deseando no tener que irse, o al menos poder decirles adiós.

*clak clak* (golpecitos en un cristal)

Akane se levantó sobresaltada.  No podía ser, él estaba ahí, Ranma estaba en la ventana y llamaba suavemente para que le dejase entrar.  No sabía que hacer, no se sentía con fuerzas para estar ahora con Ranma a solas en su habitación.  No podía permitir que le confesase sus sentimientos ahora,... ahora no,... porque si lo hacía ella sería incapaz de irse... aunque pareciera que su corazón acelerado no pensara lo mismo.

Se levantó lentamente de la cama y se dirigió hacia la ventana, no le quedaba otra opción, Ranma ya había visto que estaba despierta.  Abrió la ventana con calma y se apartó para dejarle entrar.

- ¿T-te desperté? – preguntó Ranma muy nervioso, jugando con sus dedos y aun en la oscuridad pudiendo ser perceptible por Akane el total rubor en su atractivo rostro – Yo... yo... tengo que decirte algo y... no... no quiero esperar más para decírtelo...

El corazón de Akane luchaba por salir de su pecho latiendo con la mayor de las fuerzas, alterando su respiración.

- Ranma, no... no por favor... – le suplicó - ahora no es el momento créeme... – no sabía que decir, pero tenía que salir de esta situación como fuera, preferiblemente sin pelear, no iba a volver a verle por mucho tiempo y la última imagen que quería tener de él era de estar peleando – E-estoy demasiado cansada, y necesito descansar,... créeme que no es un buen momento para hablar de nada.

- Lo siento – murmuró seductor acercándose lentamente a Akane, que en vano intentó retroceder alejándose de él, sólo para quedar con su espalda pegada al armario y su cuerpo a pocos centímetros de distancia del de Ranma quien despacio dejaba deslizar sus manos por la cintura de Akane - No voy a dejar que te escabullas otra vez de mí – le susurró dulcemente, mirando a lo más profundo de sus hermosos ojos cafés, apretando su cuerpo contra el de ella, notando la agitada respiración de su prometida acariciando sus propios labios.

Akane sentía como perdía completamente el control embriagada por esos hermosos ojos azul grisáceos, por el calor de su cuerpo, su sonrisa, su voz..., sintiendo como la transportaba a un mondo de sensaciones que ella deseaba sentir… Pero no, no podía seguir con esto, no ahora.

- Ranma, por favor, no me hagas esto ahora... – le rogó huyendo de su mirada escondiendo su rostro en el atlético pecho de su prometido - De verdad que no estoy de humor y lo único que quiero es acostarme.  Te juro que hablaremos cuando quieras,... pero no ahora, por favor.

Akane lució extrañamente triste en ese momento a los ojos de Ranma, no la sentía como si fuese ella misma.  La siguió abrazando, y acarició su rostro con su mano dulcemente.  Notó como el pulso de su prometida se aceleraba casi hasta el límite y un calor suave invadía su rostro.  Estaba nerviosa, agitada,... pero también extraña.  Ranma supo en ese momento que algo malo pasaba, pero también que ella no se lo contaría, no ahora.  Definitivamente no era un buen momento para decirle lo que sentía.  Ella parecía muy cansada,... había sido un día largo y difícil... parecía agotada...

- Está bien, no voy a presionarte...  Pero me tienes preocupado... Se te ve triste, hace días que no te he visto sonreír... “y estás tan bonita cuando sonríes”... – Akane se apartó un poco, parecía estar a punto de romper a llorar, lo que terminó de sobrecoger el corazón del chico – Akane, por favor,... se que ahora no quieres hablar y no voy a obligarte... sólo... sólo prométeme que hablaremos mañana... por favor, prométemelo.

Akane se volvió a mirarle con los ojos rebosantes de lágrimas y no pudo evitar, aun cuando pensó que era imposible, amarle todavía más.

- Está bien, Ranma…, te prometo que hablaremos... y también sonreiré más a menudo, pero ahora necesito estar sola...,  necesito pensar...

Ranma se alejó de ella caminando hacia la ventana.

- Entonces te tomo la palabra, mañana hablaremos... pero... – Ranma volvió a mirarla con sus ojos llenos de amor y súplica - ...no esperes hasta mañana para sonreírme...

Akane sintió que las lágrimas y la pena tomaban su corazón.  ¿Cómo podría vivir si él?  Con los ojos vidriosos y el alma sobrecogida le brindó una hermosa sonrisa, lo más sincera y tierna que pudo, pero sin dejar ver felicidad, clavándose así como una daga en el pecho de Ranma.

- ¿Así está bien? – preguntó casi sin fuerzas; Ranma sólo asintió. – Buenas noches entonces, Ranma.  Que descanses.

- Buenas noches, Akane.  – dijo observándola por última vez antes de salir por la ventana – Ah, Akane... – se volvió.

- ¿Si? – preguntó algo ansiosa.

- Gracias por la sonrisa,... la necesitaba...

Ranma se fue y Akane se quedó sola en su habitación otra vez.  Se recostó sobre su cama lentamente y recordó el día en que Ranma llegó a su vida.  Habían sido unos tontos entonces y aún seguían siéndolo...  Pero si había un momento para cambiarlo ese era ahora.  Ella emprendería su viaje, y sin saber porqué, supo que él no la olvidaría, que la esperaría... Y se quedó dormida.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Era casi la hora en que Akane había programado su despertador cuando ella lo apagó.  Llevaba bastante tiempo despierta y ya tenía todo listo.  Por suerte nadie se había despertado cuando dejó caer sin querer una caja mientras cogía su mochila.  Decidió salir ya hacia el lugar de la cita...  Cuanto menos tiempo permaneciera en casa, menos posibilidades habría de que la detuviesen... y de que ella se echase atrás.

Salió por la ventana cargando su mochila a la espalda.  Estuvo apunto de resbalar, había llovido y el quicio estaba mojado, pero pudo guardar el equilibrio y bajar sin hacer demasiado ruido.  Estaba ya en la puerta del dojo cuando por impulso soltó su maleta y se dirigió otra vez hacia la casa a toda velocidad.

Entró en la habitación sigilosamente y los observó.  Su tío Genma roncaba estrepitosamente en su cuerpo de panda y a su lado Ranma, con medio cuerpo fuera de su futón y casi completamente destapado dormía plácidamente. 

Se acercó lentamente hasta su prometido y se arrodillo ante él para observarlo más de cerca.  Cuidadosamente le arropó y él lo agradeció acurrucándose en sus recuperadas mantas dejando escapar una pequeña sonrisa.   Akane también sonrió.

“Es hermoso, muy hermoso...  Si tan solo fuese así de dulce cuando está despierto.  Parece casi indefenso, como un niño pequeño,... al que desearía proteger entre mis brazos... y no soltarle jamás...”

Le acarició el rostro.  Fue pasando sus dedos por sus mejillas, su frente, sus párpados, su nariz respingona y sus tiernos labios.  Le había acariciado con tanta fragilidad y dulzura como habría podido hacerlo la cálida brisa de una mañana de primavera.  Inclinó su rostro hasta tenerlo casi pegado al de él y le susurró algo al oído..., no, no era ni un susurro, era casi un suspiro...

- Mi amor, lo siento..., he de partir sin ti ahora... pero te juro que estaré bien, y que volveré pronto... y entonces podrás estar orgulloso de mí...  Te prometo que me convertiré en tu compañera ideal... nadie podrá vencernos... nadie podrá volver a separarnos nunca... y jamás volveré a alejarme de ti – notó como sus lagrimas caían, pero no les dio importancia y siguió hablando – Ahora vienen tiempos difíciles para los dos...  Sólo piensa en mí, como yo lo haré en ti..., piensa en los buenos momentos... y lucha por encontrarme...  Yo te estaré esperando, mi amor... porque te amo.

Levantó su rostro y lo volvió a mirar, seguía profundamente dormido, y sintió un poco de decepción, porque en el fondo guardaba la esperanza de que despertase y no la dejase marchar.  Cerró sus ojos, aún llenos de lágrimas y le besó, fue como una caricia pero más cálida.  Sólo durante unos instantes le pareció que Ranma le devolvía el beso.  Se retiró algo sobresaltada, y pudo comprobar la cara de satisfacción de su prometido.

- Mmmm... Akane…

Akane sonrió resplandeciente al verle, aun dormido, decir su nombre y abrazar su almohada como si de ella se tratase.  La había reconocido,... había reconocido aun dormido, que fue ella la que le beso...  Akane puso su mano sobre el corazón de su prometido y sintió como nuevas fuerzas recorrían su cuerpo.

Sin mirar atrás salió por la ventana, recogió su mochila y se dirigió al parque.

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 [Parque de Nerima.  4 de la madrugada]

Akane llegó a la hora prevista y se encontró a Cologne esperándola.

-  Y bien querida, ¿Estamos lista para partir? – preguntó la anciana con una sonrisa satisfecha, agradada porque la joven Tendo no se hubiese echado atrás.

-  Más que nunca, maestra... más que nunca. – contestó nerviosa pero con seguridad.

-  Pues entonces, partamos de inmediato.  Cuanto antes lleguemos antes empozaremos. ¡Adelante!

- Sí.

Y así partieron, hacia algún lugar, no importa cual ahora, pero a un lugar lejos de sus seres queridos, donde no pudiesen encontrarlas, donde poder cambiar las cosas.

“Ranma... perdóname, por favor... y... Hasta pronto”

 

FIN DEL CAPÍTULO 1


Nota de la autora:

¿Qué tal?  No ha sido demasiado el cambio ¿no?  Ya ves, sólo le añadí más narración, porque en serio me había pasado con poner tantísimo diálogo sin ton ni son, y he intentado darle un toque menos empalagoso pero más romántico y remarcando con más fuerza los sentimientos, que me temo que se han convertido en cánones de mi forma de escritura. 

Espero que me escribas y me cuentes si te gustó el cambio, si lo ves más o menos acorde con el resto del fic y/o con Ranma ½ o simplemente que me escribas para que me cuentes si te gusta o no El Poder de Akane.  Pero sea para lo que sea, escríbeme a:

nemfics@yahoo.es

Un Saludo y nos vemos en el Capítulo 2: En busca de Akane.

Némesis