EN LA UNIVERSIDAD

 

   Al aprobar sus exámenes de secundaria y por insistencia de su madre que presionaba para que profundizase en sus estudios, fue a Calcuta donde se matriculó como estudiante de ciencias.

     Fue a vivir a casa de unos tíos suyos y al poco tiempo de llegar, empezó a extrañar la calmada atmósfera de su ciudad natal, de Jamalpur; extrañaba el bosque y el valle de la muerte. Por el contrario, se encontraba ahora en Calcuta, en una de las ciudades más pobladas, sucias y ruidosas de la India.
   Su tío era un licenciado al que le gustaba mucho de largas caminatas por lugares apartados y solitarios.
       Prabhat exploró estos sitios aún más profundamente, buscando un lugar apropiado para su meditación.
       Su tía le atendía con particular y especial esmero, viendo que al joven no le faltase de nada.
       La atmósfera de ésta casa era bastante distinta de su hogar natal en Jamalpur; como su tío estaba muy interesado en las prácticas del yoga, no le molestaba que Prabhat pasase muchas horas haciendo meditación ni tampoco hacían objeciones al hábito de sus ausencias y caminatas solitarias.
       Nadie vio a Prabhat estudiando en los libros de texto, tampoco tomó nunca notas cuando leía algún libro, pero solía visitar la biblioteca de la universidad y escoger libros que no tenían nada que ver con sus materias de estudio.
       Algunas veces se trataba de libros antiguos en Sánscrito o curiosos libros de filosofía, economía o política, que él leía y luego explicaba a sus compañeros con una familiaridad como si se tratara de alguien muy versado en el tema. Debido a esto los estudiantes le seguían con multitud de preguntas. Ayudaba en sus estudios a sus compañeros y algunos hasta insistían en pagarle por sus servicios como si se tratase del mejor profesor particular y cuando así lo hacían, él usaba el dinero para ayudar a otros estudiantes de menores recursos.
      Después de algún tiempo se encargó del trabajo de editor en algunos periódicos de Calcuta, utilizando el dinero que ganaba para los desasistidos.
      Pero en estos trabajos a veces su opinión era diferente de la de sus jefes, que con frecuencia tenían que ceder ante las presiones políticas o económicas de ciertos sectores.
      El joven Prabhat era demasiado inflexible para trabajar en estos periódicos, ya que él siempre se negaba a publicar historias que no fuesen ciertas, jamás comprometía su moralidad, aunque para eso fuera necesario sacrificar su puesto de trabajo. Y esto es precisamente lo que le movió a dejarlo.

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