UNIVERSIDAD YACAMBÚ

DIRECCIÓN GENERAL DE POSTGRADO

ASIGNATURA: Análisis y Diseño de Sistemas

PROFESOR: Yaros Pérez

NOVIEMBRE 2005

 

 

 

 

 

 

 

GOBIERNO ELECTRÓNICO:   MARCO TEÓRICO

 

 

 

Subtema desarrollado por:

Nilda López de Segarra

 

 

 

 

Introducción.

  1. De la Nueva Gestión Pública.
  2. La Gobernanza Pública  y Gobierno Electrónico.

  Infografía.

 

 

Introducción.

Dos paradigmas fundamentales orientarán este subtema, a saber: la Nueva Gestión Pública y la Gobernanza Pública.  Sin embargo, inicialmente se debe que subrayar que los estudios sobre el impacto de las TIC en las Administraciones Públicas son relativamente recientes.  Las Administraciones Públicas no han sido reacias al uso de las tecnologías, de hecho, desde la década de 1960 han sido usuarias asiduas, pero de una manera limitada conceptualmente. La informática se entendía como una actividad separada dentro de un departamento o agencia, dirigida por expertos, pero operacionalizada de una manera semejante a como se usaban las máquinas de escribir. Por ello, el uso inicial de mainframes u ordenadores personales tuvo un impacto limitado en las organizaciones y su gestión, sobre todo, teniendo en cuenta que fueron introducidas, generalmente, de manera que reforzaban los límites, estructuras y sistemas de poder existentes (Bellamy y Taylor, 1998; Kraemer y Norris, 1996). La revolución asociada a las TIC habría cambiado esa realidad. Sólo cuando se incorporan redes de ordenadores personales conectados entre sí, y con capacidad para alcanzar, distribuir, compartir, generar información, en tiempo real, se puede hablar de potencial para importantes transformaciones en la gestión y organización de las Administraciones Públicas.

En ese sentido, la incorporación y extensión de Internet abriría las puertas a impactos más serios en las estructuras organizativas y los modelos de gestión interna y externa propuestos por los gerentes y responsables públicos como líderes o campeones del cambio. El Gobierno Electrónico habría significado en la segunda mitad de la década de 1990 cambios similares a los acaecidos muy pocos años antes en el sector privado de la mano del Comercio electrónico. En los años finales del siglo XX se produjeron transformaciones muy rápidas asociadas a las TIC en la esfera gubernamental de numerosos países. En los Estados Unidos, el movimiento de la reinvención del gobierno siguió su explícito objetivo de crear un gobierno que trabajase mejor y costase menos a través de la incorporación masiva de las TIC. Después de esa propuesta se han multiplicado los proyectos relacionados con el Gobierno Electrónico en todas las latitudes. La Unión Europea está liderando los cambios a través de su Programa de Acción e-Europe, recientemente renovado hasta el año 2005. En Australia, al menos tres cuartas partes de todas las declaraciones de renta son archivadas a través de Internet. En Estonia, se han introducido las TIC para alcanzar a los países vecinos más industrializados y llegar a ser uno de los más interconectados del mundo. Costa Rica invierte más per capita que muchos países más desarrollados en ordenadores para las escuelas y formación para el profesorado, mientras otros gobiernos de países en desarrollo, como los de Malasia o Filipinas, han multiplicado sus inversiones en tecnologías de información (Heeks, 1999; Holmes, 2001). El Gobierno Electrónico está todavía en vía de desarrollo, sin embargo, parece cada vez más evidente la existencia de una tendencia internacional hacia su implementación, incluso en aquellas Administraciones Públicas en las que existe un largo camino por recorrer y las barreras son más intensas.

1.      De la Nueva Gestión Pública.

        La primera aproximación analítica al estudio del Gobierno Electrónico que se ofrece procede de la Nueva Gestión Pública (NGP). El uso del enfoque de la NGP como marco analítico del Gobierno Electrónico se debe a varias razones pero, entre todas las plausibles, habría que destacar la importancia, al menos a nivel teórico, del hecho de que ha inspirado las reformas en la gestión de muchas Administraciones Públicas en las dos últimas décadas. Como planteó Christopher Hood en su artículo seminal (1991: 4-5), la NGP sería 'un término para nombrar las doctrinas administrativas ampliamente similares que dominaron la agenda de reforma burocrática en muchos de los países de la OCDE desde finales de la década de 1970'. El Gobierno Electrónico se podría ver como un paso más allá en el proceso de reformas de la gestión pública propuesto por la NGP. La NGP inspiraría como modelo normativo, teórico o analítico las reformas en la gestión pública definidas como una suma de reglas institucionales que guían, constriñen, y motivan el sector público como un todo. Las políticas de reforma de la NGP pertenecen a categorías como la planificación presupuestaria y la gestión financiera, la función pública y las relaciones laborales, la organización y métodos de aprovisionamiento, y la auditoría y la evaluación (Barzelay, 2001). Por su parte, el Gobierno Electrónico haría posible la operacionalización en la práctica de tales transformaciones, o lo que es lo mismo, el Gobierno Electrónico podría entenderse como la extensión de la NGP por otros medios (Criado, Hughes y Teicher, 2002). En todo caso, la relación entre la NGP y el Gobierno Electrónico es un serio reto analítico. Se puede considerar que el Gobierno Electrónico es una fuerza autónoma que significa la operacionalización de tecnologías de información en el sector público, aunque bajo el paragüas teórico de la NGP. Mientras la NGP sería un movimiento reactivo a la administración pública burocrática y algo completado o finalizado en términos de governance (Pollit y Bouckaert, 1999), la actividad del Gobierno Electrónico implicaría acción progresiva y tendría un final abierto (Jackson y Curthoys, 2001). Lo que queda fuera de duda es que parece más que probable la existencia de efectos causados por el Gobierno Electrónico en la gestión y organización del sector público. En ese sentido, las reformas asociadas al Gobierno Electrónico se adecuarían mejor a las propuestas analíticas y normativas de la NGP que a la rúbrica de la administración pública tradicional, contra cuyos planteamientos centrales habría reaccionado.

        El enfoque de la NGP tiene una preocupación por cambiar la manera en que las Administraciones Públicas deben operar  y una intención por alcanzar modelos organizativos más flexibles. El proceso de incorporación de un análisis del sector público basado en la NGP supone asumir, por un lado, la crisis de la Administración pública tradicional, de corte burocrático o weberiano y, por otro, la emergencia de un nuevo modelo normativo y analítico para explicar la acción de las Administraciones Públicas, que se puede considerar como el resultado de una serie de transformaciones teóricas y prácticas a las que se ha venido a englobar, sin demasiada concreción, bajo la rúbrica de la NGP. La NGP es una expresión regularmente usada por académicos y profesionales para referir distintos temas, estilos y patrones de gestión pública que se han extendido en las pasadas dos décadas, notablemente en el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.

2.      La Gobernanza Pública  y Gobierno Electrónico.

Las iniciativas para desarrollar proyectos de Gobierno Electrónico deben contextualizarse en un entorno social, económico y político en el que los problemas a afrontar son de gran complejidad e interdependencia, las fronteras del sector público/privado no están claras y existe una creciente interdependencia entre organizaciones. Con esta situación, los gobiernos deben basar sus actuaciones no sólo en la autoridad y la sanción sino también en el consenso y la cooperación entre una multiplicidad de actores a lo largo del desarrollo e implementación de las acciones públicas.   De esta constatación, surge un nuevo estilo de gobierno, distinto del modelo de control jerárquico y caracterizado por un mayor grado de cooperación y por la interacción entre el estado y los actores no estatales al interior de redes decisionales mixtas entre lo público y lo privado al que se ha denominado ‘governance’ (Rhodes, 1996, 1997; Mayntz, 1998, 2001) o ‘Public Governance’ (Meneguzzo, 1997; Kickert, 1997, 2000).  Con la incorporación del enfoque de la Gobernanza o Gobernanza Pública, el paradigma de la NGP, guiado por criterios de eficiencia y eficacia, se enriquece gracias a la incorporación de lógicas para la acción destinadas a desarrollar la capacidad de cooperación e interacción de los actores públicos con otros agentes público-privados. Al gestor público se le atribuyen responsabilidades relevantes al menos en tres niveles; el normativo, en el que es necesario abrir un amplio debate sobre los valores de la intenvención pública, funciones del gobierno y configuración del proceso decisorio para la colectividad, en las que se entrecruzan el gobierno mismo y los diversos agentes sociales; el de formulación de las políticas públicas, donde el gestor deberá preocuparse de tener presentes los diferentes intereses implicados, incluidos aquellos con una débil representación social; y en la implementación de las políticas públicas, en donde son competencias del gestor la innovación y experimentación mediante la introducción de especiales instrumentos cooperativos, como formas de asociación pública-privada (Meneguzzo,1997; Kickert, 1997). Para facilitar la comprensión de los contenidos de la Public Governance, Kickert (1997) describe el caso de Holanda, en el que es relevante el peso de las instituciones privadas y sociales en sectores de intervención pública como la educación, la seguridad social y sanitaria, en los que se advierte la presencia de un modelo neocorporativista de sociedad. A esta descripción del contexto institucional (Neoinstitucionalismo) se añade el interés por la literatura de las redes de actores (Policy Networks) ya que es evidente que para articular procesos de gobernanza es necesario contar con una pluralidad de actores (Administraciones Públicas, partidos políticos, empresas privadas, cooperativas, asociaciones, organizaciones voluntarias, etc.) que operan a nivel internacional, nacional, regional y local. Se espera que a través de este proceso de elaboración de las políticas fundamentado en la colaboración, consenso y participación de distintos actores críticos, se mejoren los resultados y rendimientos de las políticas, y en definitiva se garantice la gobernabilidad del sistema político y público. 

La capacidad de gobernar de un sistema está conectada a sus procesos de gobernanza/governance y a la acción de gobierno/governing. Sin un ajuste efectivo y legítimo entre las necesidades y las capacidades no puede existir gobernabilidad. Pero este ajuste depende de las estructuras de gobernanza y de los actores de gobernación (‘governing actors’). Las necesidades y las capacidades se construyen socialmente y el resultado final depende de la estructura institucional y de los actores. De acuerdo con lo anterior los procesos de gobernanza tienen en cuenta dos dimensiones: (a) una dimensión estructural que hace referencia a los arreglos institucionales existentes en una sociedad dada, (neoinstitucionalismo) y (b) una dimensión dinámica o de proceso que se refiere a las acciones de las redes de actores (policy networks) que pueden afectar a la dimensión estructural. Esto permite focalizar la gobernanza desde una perspectiva tanto analítica como normativa. Desde la primera, la gobernanza implica un marco conceptual para captar los arreglos institucionales de la sociedad y la gestión de los mismos por los actores relevantes; desde la perspectiva normativa, la gobernanza compromete el liderazgo moral de los actores para mejorar las estructuras institucionales existentes en aras de mejorar la capacidad de solución de los problemas de acción colectiva.

La perspectiva neoinstitucionalista viene a destacar el papel de las instituciones, entendidas como un conjunto de normas, reglas, valores y procesos que orientan y constriñen el comportamiento de los actores implicados, condicionando los resultados efectivos de la implantación del denominado Gobierno Electrónico. Con este objetivo se combinan los argumentos sobre la definición y funcionamiento de las instituciones con su incidencia en el funcionamiento de los gobiernos y las Administraciones Públicas. Los argumentos a favor de la introducción de las TIC en las actividades de los gobiernos vienen a destacar su potencial para mejorar la eficiencia, la calidad y la responsabilidad del sector público. A ello cabe añadir que el surgimiento de las iniciativas de Gobierno Electrónico suelen plantearse en términos de oportunidad para la innovación en la gestión pública o como ocasión para romper con los supuestos vicios y defectos de la administración pública. Sin embargo, la práctica viene a relativizar sus logros, mostrando cómo, con tan solo nuevos soportes digitales, las organizaciones públicas tienden a reproducir las pautas de funcionamiento y de relación que se pretendían superar.

Se define a la institución como un conjunto de valores, normas, reglas, rutinas y procesos que estructuran las relaciones entre los agentes implicados, estableciendo los parámetros de aquello que se considera aceptable a partir de las relaciones entre roles a seguir y situaciones definidas. Este conjunto de elementos constituye, además de un marco normativo y regulativo, un esquema cognitivo que, con cierto carácter simbólico, proporciona estabilidad y significado al comportamiento de los agentes, y se desarrolla a partir de la cultura organizativa, las estructuras formales e informales, y las rutinas y procesos. Siguiendo esta definición se destaca el papel de las instituciones no solo como ‘reglas del juego’ que utilizan los actores para desarrollar sus estrategias, sino como configuradoras de la propia visión que éstos actores desarrollan de su ámbito de actuación. Para el caso concreto del desarrollo de un modelo de Gobierno Electrónico, las instituciones así entendidas incidirán no tan solo en el tipo de estrategias para su consecución sino también en los modelos alternativos a considerar para su configuración.

El concepto de institución que se ha definido, permite distinguirlo del concepto de organización. Mientras las instituciones suelen asociarse a la ordenación o regulación del sistema social, las organizaciones (y entre ellas las Administraciones Públicas) son los elementos que componen este sistema social. Las instituciones presentan un carácter más abstracto, sin contener fines específicos más allá de establecer unos parámetros para la acción y la interacción de los individuos y organizaciones. Estas últimas, por el contrario, se caracterizan por presentar una naturaleza mucho más concreta, con recursos y fines más claramente determinados (o determinables ante la ausencia de claros objetivos en muchas organizaciones públicas). Aunque instituciones y organizaciones puedan concebirse como sistemas normativos, mientras en el primer caso se trata de normas abstractas que se originan y evolucionan a partir de la dinámica social, sin que pueda anticiparse de forma determinante su transformación, las segundas proceden de la definición más o menos racional que de ellas ha realizado un actor que dispone de la autoridad para ello, siendo más fácilmente alterables por este mismo agente.

Instituciones y organizaciones son convenciones creadas, pero mientras las segundas pueden ser diseñadas, construidas y cambiadas por métodos y técnicas de carácter más operativo y previsible, las primeras presentan mayores dificultades a la aplicación de soluciones directas o basadas en una mayor previsibilidad. En otros términos, si las organizaciones pueden considerarse como sistemas más o menos aislados y estancos, y por ello más dirigibles, las instituciones en tanto que resultado de un proceso de interacción entre múltiples actores, se mueven en un plano mucho más abierto y mucho menos predecible, con lo que evidentemente los métodos y técnicas a aplicar deben ser, necesariamente, distintos.

Partiendo de estas diferencias se plantea la necesidad de abordar el cambio institucional como uno de los ejes para facilitar la implantación con éxito del Gobierno Electrónico. En otros términos, aunque la mejora de los sistemas de gobierno y administración mediante el desarrollo de las TIC pueda plantearse a través de la mejora de las capacidades organizativas, una verdadera transformación sostenible debe considerar el papel de las instituciones que configuran las relaciones y el comportamiento de estas organizaciones.

 

  Infografía.

 

 

MT1

Gobierno electrónico y servicios públicos.  Un estudio de caso sobre el portal interaministrativo CAT 365.  Resumen que documenta la investigación realizada sobre los usos actuales de las tecnologías de la información y la comunicación en la Administración autonómica catalana. Disponible en:

http://www.uoc.edu/in3/pic/esp/pdf/PIC_Generalitat_esp.pdf

 

MT2

Un primer acercamiento al e-gobierno.  El presente artículo pretende revisar conceptos referentes al gobierno electrónico (e-gobierno), para luego esbozar algunos desafíos que enfrenta su desarrollo en nuestros países y finalizará planteando algunas recomendaciones e ideas que se consideran relevantes en este tema.  Disponible en:  http://www.siu.edu.ar/infosiu/nota.php?nw=7&nota=44

MT3

La Nueva Gestión Pública.  Documento que expone Experiencias y recomendaciones desde la práctica en Alemania.  Disponible en:

http://www.fnst.de/webcom/show_article.php/_c-769/_nr-3/printmode-true/i.html

MT4

La nueva gestión pública (NGP), prácticas y técnicas de gestión extraídas principalmente del sector privado, se considera cada vez más como un fenómeno mundial. Las reformas que encierra la NGP transfieren el énfasis que recaía en la administración pública tradicional hacia la gestión pública.  Disponible en: 

http://www.unrisd.org/unrisd/website/document.nsf/0/5F280B19C6125F4380256B6600448FDB?OpenDocument&language=es

MT5

Gobernanza en La Sociedad De La Información Global: Principales Aspectos y Desafíos.  Disponible en:

http://www.gobernabilidad.cl/modules.php?name=News&file=print&sid=747

 

 

 

 

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