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Tono
sobre tono
Los pigmentos naturales trasladan el espíritu de la misma tierra
a los objetos elaborados por el hombre. El color expresa así, además
de un estado de ánimo, un sentido de pertenencia
Empezando
por el hombre primitivo, que se cubría de rojo para ir a la guerra,
hasta el moderno mundo de la comercialización, donde las grandes
corporaciones estudian sus efectos para atraer a los consumidores, el
hombre se ha servido del color como un medio para comunicar y expresar
su cosmovisión y sus diversos estados de ánimo. Cada color
produce diferentes sensaciones: el azul es pasivo, contenedor y tranquilizador;
el rojo representa la fuerza, el dinamismo, la concreción y la
actividad; el amarillo, la expansión a él le corresponden
la inteligencia y la ciencia. El verde representa el reposo y la
estabilidad, y el violeta la introspección, lo secreto y lo espiritual.
Hoy en día, las pinturerías ofrecen infinitas combinaciones
a disposición de sus clientes, pero es mediante la observación
de la naturaleza donde encontramos las composiciones más perfectas.
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La
gama de la vida
La naturaleza abunda en colores. El cielo, la tierra, el agua y el fuego
tienen color característico. Y si miramos nuestro entorno podemos
hallar, incluso, ciertas marcas de identidad geográfica en las predominancias
de los tonos, como los pardos de la Patagonia, el azul de los lagos del
Sur, los ocres y amarillos del Norte, y los rojos y verdes intensos del
Litoral.
El
hombre ha buscado siempre reproducir esos tonos para expresar su espacio,
y en la naturaleza también buscó los pigmentos que se lo
permitieran.
Hasta
el siglo XVIII, que se empezaron a producir colores artificiales comenzando
por los tierra, los pigmentos eran de origen natural.
Polvos
minerales, vegetales obtenidos de raíces trituradas
o productos de origen animal fueron utilizados para pintar sobre los más
diversos soportes. Las combinaciones podían ser infinitas, en la
búsqueda no sólo de producir un color, sino también
de mantenerlo inalterado a través del tiempo. Es por eso que raíces,
huesos de pollo, ramas de sauce o vid, remolacha o grasas animales, entre
tantos otros productos, se fueron mezclando en compuestos que podían
parecerse más a recetas de cocina que a misteriosos secretos pictóricos.
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En
la decoración
El
color es la manera más simple y barata de transformar un ambiente.
Puede ampliar los espacios y alegrarlos, o achicarlos y entristecerlos.
Para desarrollar una paleta de colores amplia y con la cual nos identifiquemos
es útil observar en la naturaleza cuál es la gama de colores
que más nos atrae. Los verdes de la vegetación, los ocres
de la tierra o los azules del cielo son sólo algunos de los ejemplos
entre todos los que podemos tomar.
También
es importante tener en cuenta el tono con que pintaremos los techos con
respecto a las paredes. Usando un color oscuro para el techo y colocando
tonos claros en las paredes haremos que éste parezca más
bajo. Si pintamos a la inversa, el techo nos parecera más alto
de lo que realmente es. Nos ahorraremos sorpresas si, a la hora de pintar,
tenemos en cuenta la luz de cada ambiente, ya sea natural o artificial.
Esta hará que los colores queden más apagados, o más
intensos y estridentes. Por último, el brillo y la textura que
le demos a cada color terminará de producir el efecto deseado.
Luego de un largo período en que los colores pálidos eran
por excelencia los más difundidos, los verdes, rojos y amarillos
están haciendo furor en la decoración. |
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Por
las piedras
Milenarias y diversas, las rocas que asoman en el territorio argentino son
la base de innumerables construcciones. Algunos datos para tener en cuenta
a la hora de elegirlas
Dentro
de la gran variedad de piedras que conforman el extenso suelo argentino,
pocas son las que se comercializan. A pesar de su popularidad, el mármol
y el travertino se explotan en forma limitada; no así el granito,
el pórfido y la laja. Todas ellas son de formación distinta.
Por eso es importante conocer las características de cada una para
su aplicación correcta en la construcción. Mármol.
Roca compacta, formada a partir de rocas calizas que, sometida a elevadas
temperaturas y presiones, alcanza un alto grado de cristalización.
Se usa para interiores, especialmente para revestimiento y pisos de baños.
Granito.
Roca ígnea muy compacta, con formación y textura cristalina
visible. Se cristaliza a partir del magma volcánico enfriado muy
lentamente. Es más duro que el mármol y se utiliza tanto
en interiores como en exteriores.
Pizarra
(laja). Roca fósil, densa, de grano fino, formada a partir de arcilla
o, en algunos casos, de rocas ígneas. Se caracteriza por estar
dividida en finas láminas o capas. Y, debido a su impermeabilidad,
se utiliza en la construcción de tejados, la pavimentación
y también en pisos en interiores. De color negro azulado, existen
otras variedades rojas y verdes.
Travertino.
Se forma a partir de los ciclos de agua y carbono de la Tierra. A medida
que se filtran en el suelo, las aguas pluviales disuelven grandes cantidades
de piedra caliza a través de fisuras subterráneas. Se encuentra
en mayor abundancia donde manantiales calientes y fríos han estado
activos por decenas de miles de años. El célebre Coliseo
romano está construido con esta piedra.
Pórfido.
Es una piedra que se formó al salir en estado líquido y
gaseoso del centro de la Tierra y tomar contacto con la atmósfera,
hace aproximadamente 250 millones de años. Por su extraordinaria
dureza, es indicado para pavimentar, construir o revestir. Este material
se usó para construir el sarcófago de Napoleón bajo
la cúpula de Los Inválidos.
Baby
Padilla, La Nacion, 19 de mayo de 2002 |
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