Nos dirigimos nuevamente a Alicia y después de
un fructífero intercambio de ideas y precisiones, nos ha entregado sus
impresiones y visiones -bajo un título de gran significado para los propios
cubanos- acerca de la Revolución Cubana, que van desde la influencia que ésta ha
tenido en su vida, hasta la forma en que se comprometió poco a poco con las
ideas contenidas en el trascendental evento y lógicamente sin olvidar a otros
que, también por defender esas ideas, hoy se encuentran arbitrariamente privados
de su libertad.
QUIEN LA DEFIENDE LA QUIERE
MAS
La Revolución Cubana tuvo una
gran influencia en mi vida. Cuando el triunfo de la Revolución yo era apenas una
niña, y vivía en Alta Gracia, la misma ciudad donde unos cuantos años antes,
había pasado su infancia el Che.
Mi adolescencia fue marcada e
influenciada por líderes, y maestros de un centro cultural en la ciudad de
Córdoba, que apoyaban y admiraban la revolución cubana. Junto a ellos, mi
hermano y yo, todos los años, pasábamos tres semanas de campamento con jóvenes
procedentes de todas partes del país. Allí fue donde realmente comencé a
aprender de la revolución cubana y de sus líderes, escuchando historias, leyendo
poemas, y durante largas noches de fogatas y amistades profundas, cantando
canciones alusivas al triunfo de la revolución.
Después del 1959, muchos
movimientos revolucionarios en América Latina se inspiraron en el ejemplo de la
Revolución Cubana, y Argentina no fue una excepción. Fui parte de generación
que pensábamos que era posible lograr en nuestros países lo que con tanto
sacrificio habían logrado los revolucionarios cubanos. Pero el imperio no iba a
permitir otra Cuba, y después de la esperanza, vino la represión criminal, las
desapariciones forzadas, los muertos, y para los más afortunados el triste
exilio.
A comienzos de los noventas,
viviendo en EEUU, escuche en la radio que un grupo de solidaridad llamado
Pastores por la Paz, iban camino a la isla desafiando el bloque norteamericano y
el próximo año, me sumé al proyecto.
Ese primer viaje a Cuba, aunque
corto, me impactó muchísimo y cambió mi vida para siempre. En ese viaje no solo
pude hacer realidad el sueño de visitar la Cuba revolucionaria, y ver los logros
de la revolución, sino que además pude ser testigo de las mentiras de las
grandes cadenas de las corporaciones mediáticas de los EEUU cuando publican
cualquier noticia que tenga que ver con Cuba. Aprendí del amor y respeto de los
cubanos por el Che, y sentí una gran vergüenza propia y ajena al ver como los
cubanos trataban con cariño y respecto a las personas que veníamos de los EEUU,
a pesar de venir del país que los bloqueaba injustamente.
Allí comprendí finalmente
por qué el ejemplo de Cuba, una pequeña isla a 90 millas del país más poderoso
del mundo, significaba tanto peligro para los EEUU. El peligro del ejemplo de
la Cuba sin analfabetismo, sin niños pidiendo limosnas por la calle, sin
diferencias sociales, donde la salud y la educación son derechos y no
privilegios, donde los recursos se ponen al servicio del pueblo y donde la
solidaridad no es brindar lo que sobra si no compartir lo que se tiene.
Después de ese primer viaje, me
sumé al movimiento de solidaridad con Cuba dentro de los EEUU para luchar junto
a muchas personas honestas, contra la injusta y fracasada política de EEUU hacia
Cuba, comenzando por la lucha contra el bloqueo, las prohibiciones de viaje.
Después vino la lucha por el regreso de Elian González, y finalmente el caso de
los Cinco Cubanos la cual abracé desde sus inicios en el año 2001.
Lo que comenzó por un
intercambio de cartas con los Cinco Héroes, se fue transformando en admiración
por ellos y no tardé en darme cuenta de que estos hombres no eran solo cinco
hombres extraordinarios, sino el producto de una sociedad basada en valores
humanos. Aprendí del sacrificio de los Cinco por amor a su patria, por
defenderla y protegerla contra el terrorismo y entendí que no había mejor forma
de mostrar mi agradecimiento y solidaridad hacia Cuba que luchar por el regreso
de los Cinco cubanos.
Después de todos estos años, de
políticas fracasadas, de revoluciones perdidas, de generaciones desaparecidas,
el proyecto cubano sigue siendo más viable que nunca. Sin Cuba no
existirían Venezuela, ni Bolivia. Sin Cuba no se estarían generando todos los
cambios en América Latina, con diferentes formas de lucha que la de los años
sesenta y setenta, pero con el mismo objetivo, una sociedad mas justa para
todos.
Los que vivimos en EEUU hemos
escuchado durante años que para que haya un acercamiento entre EEUU y Cuba, Cuba
tiene que cambiar. Pero nada esta mas alejado de la realidad; es el gobierno de
EEUU quien tiene que reconocer de una vez por todas que Cuba cambió
profundamente hace 50 años, y que es la administración de EEUU la que tiene que
cambiar su política, respetando la soberanía y autodeterminación de Cuba y su
derecho como cualquier nación independiente de elegir su destino.
Barack Obama será el próximo
presidente estadounidense que tendrá esa oportunidad histórica, pero no
dependerá solo de el o de su administración. Dependerá de la capacidad de los
que vivimos dentro de los EEUU para luchar con más fuerza que nunca y demandar
ese cambio, que hoy representa el deseo de la gran mayoría del pueblo
norteamericano.
Como parte del movimiento de
solidaridad con Cuba y por los Cinco Cubanos, dentro de los Estados Unidos, me
uno a las miles de personas de todas partes del mundo, este Primero de Enero,
para agradecerle a la Revolución Cubana su generosidad y su sacrificio y para
desearle Feliz Cincuenta Jóvenes Años de Revolución y Resistencia..