SAN JUAN BAUTISTA

Fiestas

Nacimiento 24 de Julio

Martirio 29 de agostos

Juan, llamado el "bautizador", es hijo de Zacarías y de Isabel ambos de estirpe sacerdotal. Por las palabras del ángel Gabriel sabemos que Juan (que significa "Dios es propicio") les fue concedido a los esposos cuando eran de edad avanzada. Vaticinado en la Escritura como precursor del Mesías, Juan encarna el carácter fuerte de Elías. Su misión, en efecto, se asemejará "en el espíritu y en el poder" a la del profeta Elías, enviado a preparar "un publo perfecto" para la llegada del Mesías. Antes de nacer se siente la presencia de Jesús "saltando de alegría" en el seno materno, cuando María fue a visitar a su parienta Isabel. Enviado por Dios a "enderezar los caminos del Señor", fue santificado por la gracia divina antes de nacer, Isabel "llena del Espíritu Santo, dijo a María: "He aquí que tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el infante saltó de alegría en mi seno".

El Bautista llevara una vida de austeridad, según las reglas del nazireato, comenzó su misión invitando al pueblo a preparar los caminos del Señor, para lo cual era necesario hacer penitencia y convertirse sinceramente, es decir, se requería un cambio fundamental de vida. Dirigiéndose a todas las clases sociales, despertó entusiasmo entre el pueblo y animaversión entre los fariseos, a quienes reprochaba la hipocresía. Personaje ya popular, negó decididamente ser el Mesías esperado, afirmando la superioridad de Jesús que él señaló a sus discípulos con ocasión del bautismo en las orillas del Jordán. Su imagen se va opacando con la aparición del más "fuerte", Jesús. Sin embargo, "el más grande de los profetas" no dejó de hacer escuchar su voz cuando y donde era necesario enderezar "los senderos torcidos" del mal. Reprochó públicamente la conducta pecaminosa de Herodes Antipas y de la cuñada Herodías, y esto le costo la dura encarcelación en Maqueronte, a orillas del Mar Muerto.

Sabemos cómo terminó: con ocasión de un banquete en Maqueronte, la hija de Herodías, Salomé, habiendo demostrado sus excelentes cualidades en la danza, entusiasmó a Herodes al que, por instigación de la madre, pidió y obtuvo la cabeza del Bautista, haciendo callar así la voz más robusta de los predicadores del inminente mensaje evangélico. Ultimo profeta y primer apóstol, él dio su vida por su misión, y por esto la Iglesia lo venera como mártir.

(Referencia Bibliografíca: SGARBOSSA, Marío; GIOVANNINI, Luis. Un Santo para cada día. Bogota, Ediciones Paulinas, 1987. pp. 512)