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Las millonarias ventajas de derrotar
a Sadam Hussein

Marcelo Padilla y Lorena Gadea (La Nación)

Cuando se dispare la última bala de la actual y ultramediática Guerra de Irak, la chequera estadounidense habrá perdido bastante más que los 61 mil millones de dólares que costó la operación Tormenta del Desierto, en 1991.

Aunque Washington financió sólo entre 8 mil y 10 mil de esos millones, esta vez será un gasto unilateral, que hará crecer el enorme déficit fiscal norteamericano, calculado por Goldman Sachs en 375 mil millones de dólares para este año.

Si el forado será tan grande, ¿qué negocio hay entonces detrás de la lluvia de bombas que destruye Irak? La respuesta es simple: la torta tiene dos trozos principales, el petróleo y la reconstrucción posterior de ese país. Y claro, detrás del pastel ya corren muchas empresas, sobre todo de Estados Unidos, país que intentará recuperar su 'inversión'.

Los cálculos sobre el costo de la guerra son muy diversos. Inicialmente, el gobierno de George W. Bush lo consideró "imposible de saber", pero luego el Pentágono y la Oficina de Presupuesto del Congreso lo situaron en poco más de 50 mil millones de dólares. Más claro habló Lawrence Lindsey, ahora ex jefe del Consejo Nacional Económico de Bush, quien estimó que la guerra significará entre 100 mil y 200 mil millones de dólares. El gesto le costó el cargo.

Si a esto se suman los costos de reconstrucción a 10 años plazo, podrían gastarse hasta 1,6 billones de dólares, según la misma oficina del Congreso.

LA BATALLA POR LAS PLATAS

Irak posee la segunda mayor reserva mundial de petróleo, calculada en 112 mil millones de barriles, de los cuales 35 mil millones podrian explotarse inmediatamente. Tan enorme tesoro explica en parte el interés de las principales empresas petroleras por controlar una porción de los recursos al fin del conflicto.

Pero hay otras razones, que para Estados Unidos tienen mayor peso: en noviembre de 2002, el Departamento de Energía proyectó que la demanda mundial de crudo aumentará un 61 por ciento en los próximos 25 años y que la dependencia estadounidense hacia el recurso crecerá de 55 a 68 por ciento.

Por ello, tras llegar a la Casa Blanca, Bush definió la seguridad energética como prioridad de su política exterior. "En 20 años, el país importará casi dos de cada tres barriles de crudo. Una condición de creciente dependencia de poderes extranjeros, que no siempre tienen a Estados Unidos en su corazón", decían los documentos consultados por sus asesores.

Washington definió cuatro zonas geográficas estratégicas en el suministro de petróleo y gas natural: Medio Oriente, América Latina, Africa y el mar Caspio. En la primera, concluyó que en 20 años EE.UU. duplicará sus importaciones de crudo sólo desde el Golfo Pérsico, lo que claramente otorga al petróleo iraquí un carácter esencial.

Según Bernardo Reyes, investigador del Instituto de Ecología Política, Estados Unidos necesita un petróleo a precio bajo, "porque ellos tienen un gran retraso tecnológico en la búsqueda de energías alternativas. El petróleo es una línea endovenosa vital para ese país"

El economista chileno Juan Guillermo Espinosa explica a La Nación Domingo que al terminar la guerra "el funcionamiento de los pozos de petróleo será prontamente restablecido, por lo que Estados Unidos tendrá que negociar con Rusia y otras potencias que tienen inversiones importantes en la zona".

Como contexto, los pronósticos optimistas dicen que la guerra terminará rápido y que luego habrá un período de repunte económico para Estados Unidos. Espinosa dice que por muy corta que sea la guerra, "no habrá una reactivación inmediata, como creen los estrategas del entorno de Bush. En el mejor de los casos, el ritmo de actividad continuará en el mismo nivel"

Guillermo Patillo, economista de la Universidad de Santiago, cree que a largo plazo, "con un Irak más controlado, llegará la estabilidad, porque un mundo más seguro permite crecer más. El beneficio no será sólo de EE.UU., sino de todos".

PETROLEO POR DINERO

 The Wall Street Journal explicó recientemente que la competencia por el control del petróleo iraquí se libra principalmente entre Exxon Mobil y Chevron Texaco (Estados Unidos), TotalFina Elf (Francia), BP (Inglaterra), Shell (Holanda), Repsol (España) y Lukoil (Rusia).

Varias de ellas mantenían contratos con Irak previos al conflicto, por lo que temen ser desplazadas por Estados Unidos si Sadam Hussein es derrocado. Como reflejo de esta batalla sin disparos, Thierry Desmarest, presidente de TotalFina Elf, rechazó declaraciones de funcionarios estadounidenses, según los cuales Francia podría quedar fuera del reparto de posguerra por su rechazo al conflicto. El ejecutivo dijo que poseen las armas para luchar de igual a igual con sus competidores.

El viernes, el Presidente francés, Jacques Chirac, respaldó esta idea al anunciar que rechazará un proyecto de acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU sobre cómo se administrará Irak después del conflicto. Francia "no aceptará una resolución tendiente a legitimar la intervención militar y dar a los beligerantes americanos e ingleses el poder de administración de Irak", aseguró.

Sobre este tema, el cientista político Miguel Navarro, experto en seguridad internacional, explica que con el fin de la guerra, "el nuevo Irak no estará sometido a las restricciones de la ONU, lo que significará un gran incremento de la producción de crudo, con ventajas considerables para la economía occidental". En esa misma línea, el ex asesor Lindsey aseguró que "cuando cambie el gobierno en Irak, podría aumentar la producción de 3 a 5 millones de barriles diarios. El exitoso desarrollo de la guerra será bueno para la economía". Como sea, analistas del Deutsche Bank creen que la empresa que más se beneficiará con el cambio será la Exxon Mobil, que según Greenpeace aportó 1,2 millones de dólares a candidatos republicanos en las elecciones de 2000.

HOMBRES TRABAJANDO

La etapa más compleja -pero jugosa- de la posguerra será la reconstrucción. Informes de la BBC y otros medios señalan que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ya dio curso a la primera de un total de ocho licitaciones que se harán para fabricar el nuevo Irak.

El plan dejaría de lado a las agencias de la ONU, a otras entidades humanitarias y a muchas ONGs.

Las empresas ganadoras de la primera licitación recibirán 900 millones de dólares para comenzar a trabajar, reparando servicios sanitarios, puertos, aeropuertos y escuelas.

Así las cosas, será aquí donde los conflictos de intereses serán mayores y por dos razones. Primero porque, al igual que ocurrió en la Guerra del Golfo, las compañías invitadas que ya se conocen son estadounidenses, lo que generó fuertes protestas en Europa. Segundo, todas tienen entre sus principales ejecutivos a altos funcionarios del gobierno de Bush.

Una es la empresa constructora Brown and Root, subsidiaria de la corporación petrolera Halliburton, cuyo presidente ejecutivo hasta el 2000 fue el actual vicepresidente de EE.UU., Dick Cheney.

Las otras compañías son Bechtel Group Inc., Fluor Corporation, Parsons Corporation y Louis Berger Group, todas con mucha llegada en Washington.

La USAID, en todo caso, explicó que las compañías invitadas a la licitación fueron elegidas por la calidad de sus trabajos previos. Quizás por lo mismo, la página web de la petrolera de Dallas se jacta incluso de que "después de Tormenta del Desierto, Halliburton ayudó a controlar 320 pozos de petróleo incendiados".

La empresa Bechtel, cuyas utilidades aumentaron 34 por ciento tras la guerra de 1991, tuvo llegada directa al gobierno republicano de Ronald Reagan, pues dos de sus más altos funcionarios -George Schultz y Caspar Weinberger- estuvieron en su directorio. Además, antes de ser nombrado secretario de Defensa, Donald Rumsfeld intervino en un contrato de oleoductos con el gobierno iraquí que benefició a la misma empresa.

Las compañías californianas Fluor y Parsons, en tanto, han ganado contratos de reconstrucción en Kuwait y Afganistán, también gracias a sus contactos. El director de Fluor, Bobby Inman, dirigió la Agencia Nacional de Seguridad y fue uno de los jefes de la CIA en la era Reagan.

Más allá de sus vínculos, estas empresas han hecho lo suyo para recibir estos premios. Según el Centro por la Integridad Pública, una ONG estadounidense, estas cinco compañías aportaron 2,8 millones de dólares a congresistas republicanos en las elecciones del 2000, es decir un 68 por ciento del total.

BALAS POR DINERO

Pero la reconstrucción de Irak es un mercado a futuro. Y en esta guerra también hay ganancias hoy. No por nada el comercio bélico mundial mueve anualmente unos 800 mil millones de dólares, según cifras del reciente Foro Social de Porto Alegre.

Francisco Garcés, del Instituto Libertad y Desarrollo, explica que "sin duda la guerra fortalece la industria militar, porque hay un presupuesto mucho más grande para producir elementos bélicos y mejorar la tecnología".

Por lo mismo, en esta área también hay ganadores. Según informes de prensa publicados por The New York Times, CNN y otros medios, otra corporación empresarial con amplios intereses en Irak es Carlyle Group, fundada en 1987 y con unos 14 mil millones de dólares en activos.

Hasta donde se sabe, el consorcio -cuyo presidente honorario es Franck Carlucci, ex secretario de Defensa de la administración Reagan- tiene vínculos con empresas significativas en el actual contexto bélico: The Bin Laden Group (de la familia de Osama, con sede en Riyadh, Arabia Saudita), United Defense Industries (Virginia), Raytheon (Massachussets) y Arbusto Energy Oil Co. (Texas).

A esta última -que posee intereses en Chevron-Texaco- han sido vinculados George Bush padre y Salem Bin Laden, hermano mayor de Osama, quien murió en 1993 al estrellarse su avión en Houston.

United Defense, en tanto, fabrica sistemas de lanzamiento de misiles para la marina y la fuerza aérea estadounidense, al tiempo que Raytheon construye los sistemas de guía de los misiles Tomahawk, que se lanzan precisamente desde las plataformas de United Defense.

Llegados a este punto habría que tirar aquí una raya para la suma. ¿Quién cree usted que ganó más con la guerra?

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