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EL PLAN DE
FORMACIÓN, LA
EMPRESA
COMPETITIVA |
La formación toma cada
día más importancia en las empresas modernas, pero esta
sólo será eficaz si se realiza de una forma integral
dentro de un plan de formación. En este reportaje se
explica qué es un Plan de Formación y cómo se lleva a
cabo. |
En la era del conocimiento la formación
se ha hecho un elemento irrenunciable para cualquier
profesional. Ya no sólo el desarrollo de una persona, más
allá, el desarrollo de las empresas pasa por una apropiada
formación de sus empleados.
Pero antes de nada hay que saber diferenciar la
formación que se hace en una empresa de aquella que realiza un
particular, en primer lugar porque los objetivos que ambos
buscan son muy diferentes. Por un lado, un particular lo que
pretende en todo momento  es el
desarrollo de su carrera profesional; por otro lado, la
empresa lo que busca con sus acciones formativas es la máxima
rentabilidad. Sin embargo y pese a esta aparente
incompatibilidad, con un estudiado Plan de Formación es
posible que tanto la empresa como sus empleados de alguna
manera alcancen conjuntamente sus respectivos objetivos y que,
en definitiva, las competencias aprendidas por los empleados
sirvan para que la empresa también obtenga una ventaja
competitiva. Es más, puede que este encuentro de intereses en
los planes de formación sea lo único que a fin de cuentas
garantiza la rentabilidad a largo plazo de las empresas.
Brevemente, las razones por las que se
debe formar a un empleado son las siguientes:
- Mejora de las competencias o
cambio.
- Motivación y fidelización de los
empleados.
- Comunicación entre todos los elementos
de la organización.
- Oportunidad de mejora salarial.
Lo contradictorio es que pese a esta
creciente necesidad, tan sólo el 53% de las empresas en España
disponen de un área específica de formación, y sólo el 60% de
los trabajadores españoles tienen acceso a programas de
formación. Este grupo de empresas pioneras lo componen casi en
exclusiva grandes y medianas empresas ya que las pequeñas
empresas en su mayor parte carecen de cualquier tipo de
formación para sus empleados. Si diferenciamos entre los
diferentes niveles de la empresa, se puede ver que en general
se forma más a los directivos que a los técnicos y a estos a
su vez más que a los empleados, lo cual supone un menor
alcance de las acciones formativas. Con todo esto no debe
extrañar que en el último Pacto de Formación Continua se haya
marcado como preferencia que las pequeñas empresas y
profesionales a título particular tengan de algún modo acceso
a las subvenciones y programas formativos de la
FORCEM.
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