Instintos
La biología evolucionaria, a pesar de la
antigüedad del humano, es una ciencia que empieza a sintetizar
los descubrimientos en otras disciplinas como las ciencias del
comportamiento. Unos profesores de Harvard, Lawrence/Nohria,
proponen que las decisiones son producto de la naturaleza
humana y ésta puede resumirse en cuatro drivers
básicos.
De manera natural, esto también puede
relacionarse a las empresas. Hagamos la analogía.
1.-
La empresa adquisitiva es aquella que está obsesionada con
crecer, adquirir, poseer, conquistar. En el pasado los
romanos, macedonios, hunos, ibéricos,
ingleses, etc. buscaban adueñarse de territorios como
si fuera la única forma de explicarse su propósito de vida.
Este instinto de conquista prevalece y se puede leer en
estrategias de compañías. La globalización quizá sea resultado
de este instinto. Imaginemos una junta de consejo con los
directivos constantemente haciendo referencia a un mapa del
mundo donde se tiene marcado con color azul los territorios
donde ya se tiene presencia; en naranja, las siguientes
conquistas; en morado las zonas que faltan; y en amarillo
donde la competencia ya llegó. Se puede crecer en forma
orgánica, con recursos propios y expandiendo su territorio; en
forma adquisitiva, donde la empresa se dedica a comprar a
otras; o a través de alianzas y convenios. El crecimiento
sin pausa y la expansión sin espacio normalmente producen dos
síntomas: descontrol -en el sentido operativo, financiero, y/o
administrativo- y mal servicio al cliente. Es un clásico
ejemplo donde la estructura comercial -relacionada al
crecimiento- rebasa a la estructura organizacional y sufre el
cliente, y un poco después sufre la empresa.
2.- La
empresa defensiva. En contraparte del conquistador está el
conquistado. No está regido por el "gen adquisitivo" pero
tampoco quiere que le quiten su parte. Paradójicamente se dice
que la mejor defensiva es la ofensiva. En el entorno
empresarial la conquista se da en el mercado. Es cuestión de
ventajas competitivas y de quién sirve mejor a los clientes
meta. Pero hay empresas obsesionadas con el competidor (la
defensa) y hasta se convierte en el protagonista de las juntas
de trabajo, define programas y políticas, se le copia, se le
monitorea. Los síntomas de llevar esto al extremo son la
ignorancia del mercado y de las tendencias de la
industria.
3.- La empresa que afilia. Después del
instinto cazador-cazado, está el que busca afiliar a su gente,
proveedores, clientes y formar "una gran familia". El
concepto de CRM (Customer Relationship
Management) ya fue extendido y empieza a sonar por el mercado
el Relationship 360. El espíritu es que si se
crea un grupo fuerte, que involucre a los inversionistas, al
personal, a proveedores y clientes que son los que generan los
ingresos recurrentes, entonces se crea un equipo competitivo
que le gane al otro "clan". Llevado al extremo, estos
esfuerzos pueden causar la desatención en acciones de la
competencia y un enfoque demasiado hacia dentro en aras de
formar la familia feliz, y que no se ventilen ideas cargadas
de stress que irrumpan la zona de confort, que no se discuta
ni pelee al grado que la compañía quede desincronizada del
ambiente competitivo.
4.- La empresa que aprende.
Senge le llamó learning organization, y la
define como una entidad que aprende con el tiempo y se
preocupa por pensar, no sólo por hacer. La empresa que aprende
activamente busca la diseminación del conocimiento generado en
la empresa, además de importarlo a través de cursos,
consultores, etc. Jack Welch mientras
estuvo al frente de GE, creó la Universidad GE donde se
convirtió en un activo profesor. Es interesante el capítulo
que Welch dedica en su biografía a esto. Llevado al
extremo, el síntoma que puede generar es parálisis por
análisis o una empresa de poca acción; pero bien se podría
argumentar que si la organización realmente aprende y tiene un
esfuerzo organizado alrededor de esto, puede lidiar hasta con
este síntoma. ¿Cuál de los cuatro es mejor o cuál es la
dosis adecuada? Depende de muchos factores como la industria y
la etapa en la que se encuentre, la competencia, el mercado,
el grado de información que se tenga, etc. Lo relevante es
que una empresa que no crece está perdiendo, una empresa que
no defiende es vulnerable, una empresa que no afilia se queda
sola, una empresa que no aprende se estanca. En medio del
cuestionado organigrama tradicional: demasiado jerárquico, no
fomenta la colaboración, no fluye la comunicación, está
desconectado del mercado, etc., por un momento se pudiera
pensar en una estructura organizacional que tenga sólo cuatro
"direcciones": Crecimiento y Exploración (ataque),
Consolidación y Control (defensa), Equipo y Cadena de Valor
(afiliar), Aprendizaje y Superación (aprender). Cuando se
tienen departamentos como producción, finanzas, ventas,
personal, etc. y cada quién se mide diferente y lucha por ser
mejor, se cae en que la eficiencia de las partes nunca formará
una empresa competitiva. Percibir a la empresa como una sola
entidad y como una síntesis de actividades como las descritas
pudiera direccionar al negocio a otra arena más
efectiva.
Horacio
Marchand Flores Es
consultor de empresas y catedrático de la Escuela de Graduados
del ITESM - Hipermarketing
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