Servicios
públicos: fuerte apuesta del Gobierno, si bien aún no hay
precisiones El Estado retoma los trenes de pasajeros de larga distancia
Se derogó un decreto dictado por Menem que suprimía los
servicios ferroviarios nacionales
En los próximos dos años se propone rehabilitar 7000 kilómetros
Dispondrá para eso de $ 400 millones
Los ramales serán concesionados y la inversión será
pública y privada
El gobierno de Néstor Kirchner decidió retomar la prestación
de los servicios de larga distancia de la red ferroviaria nacional (entre
provincias) que el decreto 1168 dictado por Carlos Menem, en julio de
1992, había condenado a la desaparición.
Ayer,
en el Boletín Oficial, la administración kirchnerista –que
se jacta de ser la antítesis del menemismo– publicó
una normativa en la que dispone que el Estado nacional reasuma la prestación
de los servicios interurbanos de transporte ferroviario de pasajeros,
hoy inexistentes.
El
proyecto del Gobierno es rehabilitar, a partir del próximo año,
los tendidos que considera clave. En una primera etapa, focalizará
las tareas en el mejoramiento de los ramales que unen Buenos Aires con
Tucumán, Mendoza, Neuquén, Bariloche, La Pampa y Posadas.
Algunos
de estos trayectos hoy son operados con permisos precarios y los trenes
circulan sobre vías en avanzado estado de deterioro, que Kirchner
ahora se compromete a mejorar.
La
red ferroviaria nacional tiene 33.000 kilómetros (incluye los ramales
provinciales, los interurbanos y los de carga) y el objetivo es rehabilitar,
a partir del próximo año y en un plazo no superior a 24
meses, los 7000 km de recorrido que conforman los destinos mencionados.
Reinstalar
el tren como un modo de transporte hasta en los lugares más recónditos
del país es una promesa que Kirchner hacía desde su época
de campaña presidencial y que hasta ahora no concretó.
“Acá,
la noticia central es que el Estado recuperó un sistema de transporte
esencial porque no puede desentenderse de la prestación de un servicio
que para nosotros es vital. Por eso se derogó un decreto nefasto”,
dijo a LA NACION el secretario de Transporte, Ricardo Jaime.
Para
cumplir con la reapertura de los ramales, la Secretaría de Transporte
destinará el próximo año $ 400 millones. Y dispondrá
de US$ 100 millones de un préstamo del Banco Mundial, para el mejoramiento
de la infraestructura pesada, y de otra partida del BID por 200 millones
de dólares.
La
intención del Gobierno, dijo el funcionario, no es quedarse con
el manejo de ningún ramal, sino que serán concesionados
a inversores privados por medio de licitaciones públicas, aunque
el control será estatal. También podrán participar
los gobiernos provinciales que se interesen en manejar algún servicio.
El
decreto dictado durante la primera presidencia de Menem dispuso suprimir
los servicios ferroviarios que operaba la empresa Ferrocarriles Argentinos.
Y daba la opción a las provincias que quisieran retener algún
ramal a que lo hicieran. Por esta opción pasaron a la órbita
de las provincias no más de seis ramales, el resto se cerró.
“Con
esa decisión, en aquellos años el Estado dejó sin
conexión a una cantidad enorme de pueblos en el interior (...)
y ese abandono causó el cierre de fábricas, talleres y comercios,
con el inevitable crecimiento de la desocupación y el consecuente
deterioro de la situación social de sus habitantes”, se lee
en los considerandos del decreto difundido ayer.
La
decisión que toma Kirchner no es antojadiza. Durante los últimos
meses, y ante un año electoral que lo inquieta, el Gobierno tomó
como política mantener una estrecha y cordial relación con
la mayor cantidad de provincias posible con la firme intención
de mantener la hegemonía de legisladores en el Congreso, en 2005.
Se
explica así la condonación de deudas que el mes pasado el
Ministerio de Economía dispuso, por decisión del Presidente,
para todas las provincias, a lo que se suma ahora esta noticia de reapertura
de ramales que tiene un alto impacto en las comunidades del interior.
Experiencia
negativa
En
el transcurso del año pasado, el Poder Ejecutivo promocionó
la reapertura de ramales o la extensión hacia otras localidades
de tendidos ya existentes. La experiencia, sin embargo, no fue buena:
por el desastroso estado de las vías los trenes de pasajeros deben
transitar a bajísima velocidad, lo que provoca la pérdida
de viajeros y que prácticamente no cumplan el fin que se propuso
el Gobierno (ver aparte).
El
secretario de Transporte admitió que el deterioro de las vías
dificulta la prestación de un servicio normal, pero dijo que el
Gobierno negocia con los operadores de carga el mejoramiento del tendido
para que los trenes circulen a una velocidad constante.
“Los
operadores de carga son responsables del estado de las vías, por
eso en la renegociación de los contratos el Estado está
acordando con los prestadores que realicen obras para mejorarlas. Eso
ya se acordó con Ferrosur y Ferroexpreso Pampeano”, dijo
Jaime.
Por María Giselle Castro, La Nacion, 29 de septiembre de 2004
Vías
viejas y marcha a paso de hombre
Poca aceptación de los trenes regionales
La reapertura de los trenes regionales que el Gobierno anunció
con bombos y platillos durante el año pasado, más que captar
pasajeros los expulsaron. La euforia inicial de quienes se vieron beneficiados
por la llegada del tren a distintas ciudades (Santa Fe, Saladillo, Roque
Pérez, General Alvear, Posadas, etcétera) desapareció
de la mano de la ineficiencia del servicio.
El
deterioro del material rodante y el estado calamitoso de las vías
obligan a los convoyes a circular a baja velocidad y son los motivos principales
por los cuales los trenes no cumplen con el papel que el Gobierno pregonó:
comunicar el interior con la Capital Federal, y a un precio económico.
En
rigor, el Gobierno sabía muy bien el estado en el que se encontraban
las vías (producto de la desinversión de los años
anteriores), pero apostó a la reapertura de los ramales al promover
acuerdos entre los operadores de carga para que le cedieran las vías
a los de pasajeros. Hoy, por ejemplo, cuando Metropolitano corre hacia
General Alvear, en la provincia de Buenos Aires, debe pedirle vía
a Ferrosur, y pagarle un peaje. Pero el tren no puede ir a más
de 30 km por hora y para recorrer 233 km tarda siete horas.
A
su vez, el Estado se comprometió a pagarle a la empresa un subsidio
por prestar el servicio, pero hasta ahora, y desde que lo comenzó
a operar en junio del año pasado, le adeuda más de un millón
de pesos, dijeron en Metropolitano.
Una
fuente cercana al secretario de Transporte, Ricardo Jaime, dijo que el
presupuesto de $ 400 millones previsto para el próximo año
permitirá mejorar la infraestructura para que, en una primera etapa,
los servicios que el Estado pretende poner en manos privadas, circulen
a una velocidad promedio de 80 km y en una segunda instancia a 120. Ese
dinero se usará también para adquirir material rodante y
locomotoras.
Ayer,
las empresas que explotan los ramales de carga (NCA, Ferroexpreso Pampeano,
Ferrosur Roca y América Latina Logística) fueron notificadas
por Transporte de que el Estado retomó el control de todas las
vías.
“Para
ellos no fue ninguna novedad porque hace tiempo que veníamos advirtiendo
que sobre las vías que operan comenzarían a correr ramales
de pasajeros. Después de tanto tiempo de manejarse solos puede
ser que se sientan invadidos, pero no es así. Las vías son
del Estado y es mejor que aprendan a convivir de la mejor manera”,
sostuvo el informante.
La Nacion, 29 de septiembre de 2004
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