LA TOMA DE DECISIONES EN LAS ORGANIZACIONES MILITARES

Introducción

I

Dos conceptos bastante escuchados entre los integrantes de las fuerzas armadas son subordinación y valor, similares principios también son comunes en ámbitos menos castrenses, como son las empresas y los organismos gubernamentales. Las organizaciones militares son manejadas a través de una disciplina impuesta en un sentido estrictamente verticales, donde la disciplina es impuesta a rajatabla. Sin embargo, esto no es del todo cierto, como lo demostraron las fuerzas armadas alemanas  y su aplicación del concepto de autodisciplina.

La autodisciplina en vez de buscar que el individuo se subordine a la autoridad más bien busca que el mismo coincida en su conciencia con dicha autoridad, la cual en vez de ser una figura de poder se transforma en una guía o referencia.

En otro orden de ideas, la toma de decisiones en el ámbito militar está muy  ligada a la seguridad nacional lo que conlleva una gran influencia del gobierno del país. Generalmente en decisiones de defensa y seguridad nacional, el plano económico toma un segundo lugar.

 

Toma de decisiones en el ámbito militar

 

Primero tenemos que conocer un poco el ambiente en que los militares se mueven y educan. Los militares viven implicados en convicciones y valores recibidos desde el primer día de ingreso. El mando, obediencia, respeto permanente, y preocupación por consolidar una identidad de espíritu, de doctrina y de acción, van modelando personalidades con signos distintivos de otros sectores de la sociedad.

Sistemas educativos autodefinidos y de concepciones que varían lentamente en el tiempo, garantizan una suerte de comprensión generacional uniforme entre adultos y jóvenes. Status y roles marcan aquí una estratificación claramente definida. También en el horizonte profesional, esta la aspiración de llegar a los grados máximos. Los cargos están predeterminados por escalafón y a medida que pasan los años, todos conocen que comienza a cerrarse el acceso. Esto, como decíamos al principio, enmarcado en la implantación de una disciplina estricta y vertical.

Además, las promociones que egresaron con sueños e ideales, advierten el fin del camino. No siempre, la capacitación interna preparó al inmenso sector que no accederá a las palmas del general ni a roles de preeminencia. Esto siempre se ha visto en el ambiente militar venezolano, donde muchas  veces, se llegan a obtener ascensos más valíendose de su afinidad política que de los méritos propios. Lo que puede llevarnos a que la persona que debe tomar tal vez la decisión más importante en la historia de la nación, por ejemplo, ir a una guerra, no sea la más idónea.

Pasemos a otro punto muy relacionado con lo anteriormente expuesto, la toma de decisiones en las organizaciones militares siempre ha estado muy ligada a la seguridad nacional, Tradicionalmente, tanto la conducción política como los analistas de política han mostrado una tendencia a suponer que las decisiones de seguridad nacional son la consecuencia de una evaluación cuidadosa y objetiva de toda la gama de opciones de política, y que la opción elegida es la que hace más por satisfacer los intereses nacionales.

Existen cuatro perspectivas diferentes de ver el proceso de toma de decisiones sobre seguridad nacional.

 

Perspectiva del Actor Racional. En esta perspectiva, se asume que existe coherencia entre los objetivos de un gobierno y sus acciones. Por ejemplo, la estrategia de disuasión nuclear durante la Guerra Fría se basaba en esta hipótesis de coherencia. Según la teoría, la Unión Soviética no lanzaría un ataque nuclear sobre los Estados Unidos debido a que tal acción sería incoherente con el objetivo de la Unión Soviética de supervivencia, siempre que los Estados Unidos tuviera una capacidad de represalia asegurada. Los teóricos nucleares temían que, si los Estados Unidos no hubieran tenido una capacidad de represalia asegurada, en algunas circunstancias, un ataque nuclear podría haber sido coherente con el objetivo de la Unión Soviética de dominación sin dejar de ser incoherente con la supervivencia nacional de la Unión Soviética

A fin de que los objetivos y acciones de un gobierno sean coherentes, deben coexistir de manera lógica varios factores, a saber:

1. La conducción política debe contar con una apreciación razonablemente clara sobre cuáles son los objetivos nacionales o intereses nacionales en una crisis o región geográfica dada.

2. Los cursos de acción u opciones alternativos deben estar identificados y evaluados por el decisor en términos de las consecuencias positivas y negativas de cada curso de acción. A su vez, esto presupone que se encuentre disponible información precisa sobre las consecuencias de los diversos cursos de acción u opciones posibles, y que sean comprendidas por el decisor y sus asesores. La suposición también incluye que haya suficiente tiempo para que la información se compile y proporcione al decisor.

3. De acuerdo con esta evaluación de las consecuencias, el decisor debe elegir el curso de acción u opción que brinde las mejores consecuencias netas en términos de los objetivos específicos o intereses nacionales determinados.

Si todos estos factores no están presentes, el supuesto de que existe coherencia entre los objetivos y las acciones puede tornarse inválido. Por ejemplo, un proceso de toma de decisiones que no incluye una evaluación de los cursos de acción alternativos tiene menos probabilidades de terminar en la selección de la opción que, según se espera, tendrá las mejores consecuencias netas. O, si el decisor basa su decisión en algo que no sean intereses nacionales claramente definidos, la decisión obviamente daría lugar más probablemente a una acción que no sea coherente con tales intereses nacionales o esté en proporción con los mismos.

 

Perspectiva de Comportamiento de la Organización. En virtud de esta perspectiva, un gobierno es visto no como un monolito, sino más bien como un grupo de organizaciones (Ministerios y agencias de seguridad militar y policial, en el caso del gobierno de Venezuela.). Con el tiempo, los Ministerios y agencias han recibido instrucciones del Congreso (en la forma de presupuestos y legislación) y del Ejecutivo Nacional (en la forma de política), instruyéndolos a especializarse —es decir, ser más expertos y eficientes en el cumplimiento de sus funciones específicas. Como resultado de su especialización, cada uno de los ministerios y agencias tiene su propia cultura, grupo de capacidades y formas de realizar su tarea. Además, los ministerios y agencias también tienden a visualizar los acontecimientos y desarrollos  nacionales y mundiales por lo menos un poco diferente.

A diferencia de la perspectiva racional, ésta cuestiona hasta qué punto las acciones de un gobierno reflejan la existencia de una vinculación estrecha con los objetivos e intereses nacionales que persigue la conducción política. Se pueden aclarar las implicancias de este punto mediante un ejemplo. Las acciones del gobierno tales como ejercicios militares o pruebas de misiles generalmente tienen lugar en una secuencia establecida o de acuerdo con un cronograma. Estas acciones secuenciales o programadas podrían coincidir con una crisis en el extranjero. Si uno supusiera --tal como muestra la perspectiva racional-- que las acciones están ligadas a los objetivos y deben ser coherentes con los mismos, la prueba de misiles o los ejercicios militares parecerían ser parte de una respuesta orquestada a la crisis. La perspectiva de comportamiento de la organización cuestiona si la prueba de misil o el ejercicio estaban relacionados con la crisis, o si, por el contrario, era producto de una secuencia o programación previa a la crisis.

Otras suposiciones sobre las que se basa la perspectiva de comportamiento de la organización son:

Los departamentos y agencias diseñan y operan los sensores a través de los cuales los decisores sobre seguridad nacional obtienen gran parte de la información respecto de los acontecimientos y desarrollos globales.

Los decisores de alto rango no siempre cuentan con el conocimiento especializado que necesitarían para identificar todos los cursos de acción alternativos, y no siempre gozan de suficiente conocimiento para evaluar las consecuencias de las opciones. Como resultado de ello, dependen de los ministerios y agencias quienes identifican las opciones y les brindan la información necesaria para cuantificar las consecuencias.

Muchas o, tal vez, todas las opciones prácticas disponibles para un decisor atañen a capacidades de los departamentos o agencias capaces de ser utilizadas. Las opciones constituyen grupos alternativos de actividades de departamentos/agencias (por ejemplo, la opción de desplegar fuerzas militares consiste en el empleo de las capacidades físicas acumuladas a lo largo del tiempo por el Ministerio de Defensa; la opción de aplicar sanciones económicas comprende la implementación de reglamentaciones bancarias y comerciales desarrolladas por el Ministerio de Hacienda.

Perspectiva de la Política Gubernamental. El título de esta perspectiva resulta un poco engañoso en el sentido de que no se refiere a las interacciones de las burocracias gubernamentales o la política electoral. La primera es abordada por la perspectiva del comportamiento de las organizaciones. Los toma y dame de la política nacional, en nuestro hoy la rivalidad entre oposición y gobierno. En la perspectiva de la política gubernamental, el proceso de toma de decisiones se considera fuertemente influido por las personalidades y capacidades de los individuos que trabajan directamente con o para el decisor. Una hipótesis fundamental de esta perspectiva es que los individuos que asisten y asesoran a un decisor (por ejemplo, el personal clave del Ejecutivo Nacional y los funcionarios del Gabinete) en raras ocasiones cuentan con el poder formal oficial o la influencia personal necesaria para "ganar" todos los debates sobre política de los que participan en el transcurso del tiempo. Y no sólo eso, algunos asuntos son simplemente menos importantes para algunas personas que para otras, y la mayoría de los asesores y asistentes saben tarde o temprano tendrán que trabajar entre sí sobre cuestiones que consideran más importantes. Esto incentiva a los asesores y asistentes a negociar entre sí a fin de "ganar" en las cuestiones que son más importantes para ellos y mantener relaciones productivas en el futuro con otros actores claves. Por ejemplo, los asesores podrían acordar entre sí un curso de acción consensuado, y luego presentar al decisor una recomendación que resulte más difícil de rechazar por el decisor que si la misma fuera realizada por sólo un asesor. En este ejemplo se encuentra implícita la posibilidad de que el curso de acción preferido no fuera en realidad la opción que cualquiera de los asesores hubiera considerado como la mejor. En situaciones donde los asesores no concuerdan con la mejor opción, a veces acuerdan la segunda mejor opción, o la que resulta menos ofensiva para el grupo.

Perspectiva cognitiva. El foco de esta perspectiva cognitiva es el decisor individual en sí. La hipótesis básica en este caso es que todos los seres humanos poseen una capacidad cognitiva limitada, y deben necesariamente simplificar los problemas complejos. También los seres humanos tienden a buscar la uniformidad entre las creencias, expectativas y percepciones y desarrollar una estructura de creencias relativamente estable. Además, cada decisor trae consigo ciertas habilidades intelectuales, convicciones ideológicas y preferencias afectivas que pueden afectar:

La forma en que se define un problema. Muy a menudo, la manera en que se define un problema afecta fuertemente la decisión final.

El deseo y capacidad de él o ella para absorber y sopesar información sobre los diversos cursos de acción y consecuencias probables.

El impacto que puede tener la incertidumbre y la ausencia de información sobre el proceso de toma de decisiones.

Pocos individuos tienen la capacidad de dominar completamente toda la gama de complejidades crecientes de las cuestiones de seguridad nacional. Además, los decisores, en general, ocupan cargos estresantes, y el estrés limita la capacidad de evaluar la información de manera cuidadosa y objetiva. Los decisores a menudo se enfrentan a situaciones sobre las que tienen muy poca información --en otras palabras, donde tal vez no estén seguros de cuáles son los motivos de un adversario, o las consecuencias potenciales de los diferentes cursos de acción. En otras situaciones, el decisor podría enfrentarse a la sobrecarga de información. En dichos casos, puede haber disponible tanta información compleja y conflictiva que resulte extremadamente difícil distinguir entre la información crítica y extraña o los datos falsos. Los decisores también pueden verse afectados en lo personal, a nivel emocional, por información sobre una cuestión de crisis.

Analicemos ahora que atributos debe poseer el liderazgo militar, que al fin de cuentas son los que toman las decisiones,

Atributos del mando y liderazgo militar

Claro conocimiento de los códigos sociales vigentes:

·         Alcanzar roles de conducción superior, reclama hoy entender las líneas de pensamiento y acción de la dirigencia nacional. Integrar esa misma dirigencia, desde el rol profesional.

 

Comunicador social permanente:

 

Firme y ejemplar:

 

Conciencia de finitud:

 

 

Conclusión

 

Cada tanto, la sociedad reacciona contra los militares y en especial ello suele ocurrir, cuando estos abandonando la prudencia y el signo de su profesión, incursionaron en política. Cuando ello ocurre, una tensión interna, comienza a golpear los paradigmas y las dificultades de liderazgo se tornan más complejas. . Esto es muy cierto en estos días en nuestro país. Esto indica cuan entrelazadas están la sociedad civil y la militar. Las decisiones de una afectan a la otra y viceversa.

Las decisiones de seguridad nacional revisten tal importancia que deberían estar "por encima" de la política, las personalidades y los intereses propios de las organizaciones. Las decisiones importantes como la de ir a la guerra, desplegar fuerzas, ofrecer una propuesta de control de armas o comprar un sistema de armas de alto costo deberían basarse en evaluaciones perfectamente objetivas, profundas, sensatas y libres de emociones sobre lo que resulte mejor para la nación en su totalidad. Sin embargo, un análisis cuidadoso del proceso de toma de decisiones sobre seguridad nacional revela que este "ideal" no siempre puede alcanzarse. Las cuatro perspectivas presentadas pueden ayudarnos a  comprender las complejidades de la toma de decisiones sobre seguridad nacional y a entender mejor las decisiones tomadas por los aliados y los adversarios. En sí, las perspectivas no pueden decirle al líder militar si una decisión particular fue la correcta o la mejor. Las perspectivas sólo nos hablan de cómo y por qué se tomó una decisión. También debería recordarse que las mismas no existen aisladas entre si. En raras ocasiones una perspectiva única es capaz de explicar completamente una decisión; normalmente todas las cuatro perspectivas brindan por lo menos una introspección sobre la una decisión tomada.

 

 

 

 

 

 Infografía

 

http://www.andinia.com/a00061.html

 

http://www.nwc.navy.mil/nsdm/Latin%20American%20Lecture%20Series%20(Espanol)/Introduccion%20A%20La%20Toma%20De%20Decisiones.htm

 

http://www.monografias.com/trabajos4/elliderazgo/elliderazgo.shtml

 

http://www.nwc.navy.mil/nsdm/Latin%20American%20Lecture%20Series%20(Espanol)/Cuatro%20Perspectivas%20Sobre%20La%20Toma....htm