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- Neoliberalismos
en América Latina Documento elaborado por la CLAR.
- Economía: Conceptos mas usados en el
Sinarquismo
- Las
Cuatro Deficiencias del Mercado Juan Ignacio González
Faus
- Fundamentalistas del Mercado Cuando el Mercado se vuelve
religión.
- Four
Deficiently of market free (En Inglés)
- Seguir
a Jesús bajo el imperio neoliberal Fé y
Neoliberalismo
- Sobre el FMI Noam
Chomsky
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General: 
En
proceso
[Economía: Es la
Ciencia que estudia el proceso que sigue un colectivo
humano ( una sociedad) para resolver sus
necesidades básicas, distribuir riquezas, regular el consumo y
acumular para el futuro.
La economía es una Ciencia
Ciencia= observar, medir, explicar, verificar
hipótesis.
- a) Social. Porque se refiere al ser humano que es
un ser social. Y estudia los fenómenos y problemas relacionados con las
actividades económicas de los Hombres.
- b) Histórica. Porque las formas económicas varían
en la historia. Según la evolución social un sistema económico es
destruido y sustituido por otro. Esto sólo puede comprobarse al paso de
los años, en el desarrollo histórico.
- C) Práctica. Porque aparte de Teoría también aporta
elementos para la práctica.
Problemas Centrales de la
Sociedad
toda sociedad tiene que proporcionarle a sus miembros
los bienes que satisfagan sus necesidades ( individuales y colectivas), de
ahí que toda sociedad tiene que resolver tres problemas:
- ¿Qué producir? Qué bienes generar según las
necesidades a satisfacer.
- ¿Cómo producir? Qué métodos y técnicas productivas
utilizar, qué factores y en qué proporciones.
- ¿ Para quien producir? Quienes van a ser los
beneficiarios de los bienes.
Como ciencia, la economía no tiene visiones
explicativas únicas.
¿Que son los Medios de
Producción?
Continuamos en proceso de
actualizar
.]
Las cuatro
deficiencias del
mercado
Reflexión cultural
sobre la crisis económica
José Ignacio González Faus
Los gestores de la cosa pública
parecen obsesionados por decir que "ya estamos saliendo de la crisis" o al
menos que "ya estamos tocando fondo y pronto comenzaremos a salir de
ella". Basta cualquier dato positivo en la marejada económica, cualquier
cifra mejor que la del mes anterior en cuanto a creación de riqueza o
reducción de inflaciones o déficits, para que se nos anuncie el comienzo
del despegue.
¿Y si no fuesen así
las cosas? ¿Y si fuera razonable poner en juego esa "filosofía de la
sospecha" de la que hemos tenido excepcionales maestros?
Efectivamente: parece legítimo el temor de que esos pequeños datos
económicos positivos no sean más que "veranillos de san Martín", que
suelen venir luego de días más fríos que ellos, pero no significan que "ya
estemos llegando al calor". Su buen clima forma parte de la marcha
inexorable hacia el frío invierno. ¿No ocurre lo mismo con algunos
enfermos graves -por ejemplo cancerosos- que poco antes de morir parecen
mejorar y remontar su proceso, despertando algunas ilusiones fallidas?
Fenomenología de la crisis
La
crisis actual es pluridimensional: se da en la economía, pero también en
la cultura (paso de modernidad a postmodernidad), en la política (la
democracia insuficiente y amenazada) y en el campo religioso
(fundamentalismos y atonía de las iglesias tradicionales). Es además una
crisis mundial aunque sólo sea por la unidad cada vez mayor del planeta...
Ello ha hecho que algunos la califiquen como una "mutación cultural" y la
comparen a los dos cambios mayores que se conocen en la historia humana:
el fin del neolítico, o la gran mutación que tiene lugar hacia el siglo VI
antes de Cristo, en lo que Jaspers llama "el tiempo eje" (época en que
coinciden los grandes trágicos griegos, los grandes profetas de Israel, el
budismo, Zaratrusta..).
Es imposible abarcar
una crisis global desde dentro de ella. Quisiera hacer sólo una sugerencia
desde su aspecto más económico. Ella nos permitiría hablar de crisis
cultural "del mercado". El mercado ha invadido toda la economía, para
luego, desde ella, invadir también todos los campos de la existencia; la
cultura, la política y la misma religión. Y así no pueden ir las cosas.
El primer detalle
curioso es que el lenguaje de la crisis ha venido incubándose a partir del
proceso de liquidación de los países del Este: el discurso de "victoria
del capitalismo" que es el primero que aparece, dura bien poco a pesar de
la euforia; y da paso insensiblemente a un lenguaje de "crisis económica".
¿Qué ocurriría si tomamos este dato como hipótesis de trabajo?
Ocurriría que la caída
del Este habría servido para poner de relieve la enfermedad del Oeste. La
victoria habría sido muy pírrica, y el vencedor (como en los melodramas
antiguos) habría tenido que ser internado al acabar el combate, para
fallecer poco después que el rival a quien venció. A la caída del
socialismo real seguiría el desmoronamiento del capitalismo real. Al
quedarse dueño y señor se habría comenzado a manifestar la decadencia del
mercado. Es como si la maldad del Este hubiera funcionado como una "droga"
contra otra droga: al acabarse la Metadona, no triunfa el heroinómano sino
que acaba mostrándose tal como es.
La
enfermedad del mercado
Antes de hablar de decadencia del mercado
habría que rescatar y poner de relieve el elemento válido que el mercado
contiene: la posibilidad de un acuerdo razonable y beneficioso para ambas
partes, obtenido por el consenso libre entre las dos. Pero a lo mejor
ocurre con el mercado lo mismo que con la mecánica de Newton: parece
evidente e insuperable, hasta que Einstein pone de relieve que sólo tiene
vigencia en unas dimensiones "pequeñas" y deja de funcionar conforme la
velocidad del sistema se acerca a la velocidad de la luz (entonces habrá
que recurrir a la mecánica cuántica y a la teoría de la relatividad).
Alegorizando el ejemplo habría que decir que la "globalización" del mundo,
su conversión en "aldea planetaria", equivale a ese "acercarse a la
velocidad de la luz" o superar los límites de las propias dimensiones.
Entonces deja de funcionar el mercado, se encalla, y pone de relieve sus
cuatro grandes "Deficiencias". Y las llamo así porque todas comienzan con
"d": el mercado ya no Detecta, ni menos Distribuye. Por el contrario
Despilfarra y Degrada. Veamos rápidamente el enunciado de esta cuádruple
Deficiencia.
1- El mercado
detecta mal.
No descubre las necesidades básicas sino
los caprichos refinados. A niveles mundiales, no atiende a la demanda de
la mayoría sino a las posibilidades de la minoría. Marx ya había percibido
este peligro cuando escribió que si, en un país, hay mil personas sin
calzado pero que no pueden pagárselo, esas mil personas simplemente "no
existen" para el mercado. En las grandes dimensiones, la ley de oferta y
demanda se convierte en una ley de oferta "a" la demanda, lo cual es una
cosa muy distinta. Por eso hay que dar la razón a Jesús Albarracín cuando
escribe que "la principal característica de la economía de mercado es que
su objetivo principal no es producir bienes y servicios para satisfacer
las necesidades humanas, sino mercanías para ser vendidas y obtener un
beneficio"1 . Desde una óptica (no ya cristiana sino simplemente) humana,
que sostiene que los derechos primarios de los pobres son más sagrados que
los derechos (secundarios o terciarios) de los poderosos, hay aquí una
grave deficiencia que no es sólo ética, sino que acaba siendo también
económica.
2- El mercado distribuye peor.
Esta es otra característica ya reconocida
por los más razonables defensores de la economía de mercado, quienes
suelen argüir más o menos así: no tenemos otro mecanismo mejor que el
mercado para regular el complejo proceso de la producción; pero hay que
reconocer que el mercado distribuye muy mal; por eso se hace necesaria la
intervención de otro factor que imponga correcciones a ese fallo (el
Estado que recauda impuestos no sólo para obras públicas o gastos
militares, sino sobre todo para redistribuir: para prestaciones sociales a
los "menos favorecidos"). Así nace la llamada economía "social" de
mercado.
Mi impresión es que,
con la mundialización de la economía, ya no es posible (o lo será cada vez
menos) imponer esas correcciones al mercado. Las críticas conservadoras al
"Estado del bienestar" revelan esto mismo aunque lo formulen de manera
inválida e irritante. El hecho es que cada vez los Estados disponen de
menos medios para hacer esa redistribución que el mercado tampoco hace.
Pues el poder económico es más fuerte que el político y no está nada
democratizado: va quedándose en manos de las multinacionales que son otra
versión de la "planificación central" y que pueden imponer su voluntad a
cualquier poder político, porque se irán a otro lugar si un Estado se pone
quisquilloso con cuentos de humanidad y justicia. A los Estados sólo va a
quedarles lo que acaba de anunciar el sr. J. Llorens, nuevo presidente de
SEAT: dar latigazos y "pedir perdón" por los latigazos que les toque dar.
La competitividad que se dice reclama el mercado es cada vez más
difícil si se quiere una distribución no ya "justa" sino simplemente "no
insultante" de la riqueza: pues cada vez irán apareciendo más "dragones",
(del Este o de donde sea), que habrán aprendido nuestra lección y
aplicarán los mismos procedimientos con los que antaño se desarrolló
Occidente, obligándonos a volver a la situación social del XIX, so pena de
perder toda competitividad. Por eso, pretender que "cuando salgamos de la
crisis económica volveremos al Estado del bienestar", me parece ingenuo o
embustero: en cuanto intentemos regresar al Estado del bienestar
volveremos a la crisis económica. Y no es irracional el temor de que, en
los años venideros, vamos a asistir a una desmantelación progresiva de
todas las conquistas de la clase obrera en los dos pasados siglos, como
única forma de no ser barridos del mapa comercial.
Quizá ese proceso ha
comenzado ya: hasta hace muy poco, el trabajo era visto por mucha gente
como uno de los campos más importantes de explotación del hombre por el
hombre. En estos momentos tener trabajo (en condiciones muchas veces bien
inferiores a las de hace pocos años) es mirado como un privilegio casi
injusto, o como una meta casi bienaventurada. A nivel mundial, tener
trabajo es lo que más importa: ya no importa en qué condiciones. Que el
salario sea una magnitud irrenunciablemente ética, y no meramente
económica, porque afecta a personas y no a mercancías (como intentó
subrayar la doctrina social de la Iglesia, aunque luego la Iglesia fuese
la primera en no cumplirlo), es algo que carece de sentido: desde la
abstracción de un mercado "global" no se ven personas sino "capital
variable" o "masa salarial". ¿Cabe algo más impersonal que una masa? De
aquí al retorno a la esclavitud como forma de supervivencia, quizá no haya
más que un paso.
3- El mercado
despilfarra.
Este punto tiene cierta
novedad, y ha sido muy estudiado por la escuela de economistas de Harvard
(o "escuela radical") surgida a fines de los sesenta y de la que, entre
otros, existen en castellano dos títulos bien significativos: "La economía
del despilfarro" y "Tras la economía del despilfarro"2 . El despilfarro
del lado de la oferta que convierte la supuesta "mano invisible" de las
visiones bucólicas del mercado en un realísimo "puño de hierro". Por
válidas y estimulantes que puedan parecer las críticas de estos autores,
lo que más desanima es la solución que proponen y que se resume en
"democratizar la economía". Un elemental realismo enseña que la democracia
en economía está hoy tan lejos (¡por lo menos!) como podía estar la
democracia política en tiempos de Luis XIV.
Y para poner un ejemplo
fácil de ese "despilfarro de la oferta" (que seguramente no será el más
importante pero sí es de los más visibles) pensemos un momento en el mundo
de la propaganda.
La propaganda es hoy la
mayor demanda que existe en el mercado: por eso resulta tan cara, y lleva
al mercado a un grado de abstracción desconocido en sus orígenes: "la
verdadera demanda ya no es la de mercancías sino la de modos de
colocarlas". He escrito en otro lugar que el marketing es exactamente la
muerte del mercado. Pero ahora quizá sea mejor bajar de las abstracciones
y concretar en un ejemplo trivial y casi divertido, como pueden ser los
detergentes. Al menos será menos doloroso que analizar el despilfarro
armamentista, como última consecuencia lógica de la competitividad
desbordada.
Las amas de casa
saben que todos los detergentes lavan más o menos igual. Lo saben también
las señoras que aparecen en la tele para decirnos que el detergente que
ellas anuncian (y por el que cobran) lava mejor que todos los demás. ¿Por
qué pues el anuncio, si es tan caro, además de tan falso y lógicamente tan
inútil? Pues porque, en la situación actual, "ya no se trata de mejorar el
producto, sino de mejorar el impacto", incluso aunque esa mejora encarezca
sobremanera el producto. El consumidor difícilmente sabrá prescindir de
él; y así todo el mundo vive por encima de sus posibilidades, y siente que
vive por debajo de sus aspiraciones.
La propaganda se
convierte así en una especie de dios que reclama mucho más que cálices de
oro y altares de mármol. En salarios y seguros se puede ahorrar, pero en
publicidad es imposible. Los realizadores de televisión podrán intentar
programas interesantes de debate, y de un nivel respetable. Da lo mismo:
la veneración con que se someten a los cortes de "la publicidad",
interrumpiendo el diálogo aun en los momentos más serios y sin que les
salgan por ello los colores a la cara, convierte toda la seriedad política
o cultural que pudieran pretender sus programas, en pura hipocresía
piadosa. Incluso ahora que se ha muerto Fellini nos pasarán alguna de sus
obras geniales como homenaje de amor al arte y al maestro: pero ese amor
habrá de someterse varias veces al "coitus interruptus" de la publicidad.
Quien manda es "la publicidad"; y ello tiene además una lógica absoluta:
así subsisten las televisiones. Por eso se las ve ir como locas a la caza
de audiencia (que parecen verdaderas prostitutas callejeras disputándose
el cliente), para poder encarecer sus anuncios; y para ello bajarán la
calidad del programa todo cuanto haga falta: porque perder audiencia
significa perder publicidad...
Resulta así que el
consumidor, al comprar un ingenuo detergente o una colonia como todas,
paga una especie de impuesto indirecto enmascarado. Y están todavía muy
lejanos en el horizonte histórico, los tiempos en que la conciencia
democrática del ciudadano le lleve a prescindir de todos los programas en
que aparezcan anuncios y de los productos que se anuncien en momentos
inconvenientes. Los ciudadanos tienen ese poder pero o no lo saben, o no
desean utilizarlo. Quizá llegue algún día en que se decidan a hacerlo
pero, de momento, aún falta mucho tiempo para llegar ahí. O quizás es que,
así como hemos dicho que el marketing era la muerte del mercado, el
consumidor puede ser el asesino del ciudadano.
Y esto nos lleva al último punto: la cuarta "d" es
que:
4- El
mercado degrada.
Al convertirse en sistema global, que se ha salido de una región de la
vida para configurar la totalidad de la convivencia humana, el mercado
degrada (es decir: convierte en "mercancía") muchas actividades humanas
que tienen demasiada dignidad como para ser objeto de compraventa. La
primera de ellas es la "fuerza de trabajo" del hombre. No es que esto sea
nuevo: "el oficio más antiguo del mundo" consiste en convertir algo tan
sagrado como la intimidad sexual en materia de mercado; sujeta a la ley de
oferta y demanda. Y el "pecado mayor" (según algunos santos antiguos) era
convertir en mercancía las posibilidades religiosas del ser humano: la
simonía. La relación laboral pasa a ser en el capitalismo una especie de
prostitución o de simonía: por eso toda su gracia está en obtener "lo que
no se puede pagar"; en obtener el máximo pagando el mínimo.
A partir de aquí, la relación de mercado se
convierte en la única relación humana que existe. La información deja de
ser un derecho indispensable para ejercer la democracia, y pasa a ser una
mercancia: se nos informa de lo que "da dinero", no de lo que necesitamos
saber para decidir. La democracia se degrada en un auténtico mercadeo de
votos, y los discursos electorales son el tipo de lenguaje más parecido a
los anuncios de televisión. Pietro Barcellona ha analizado bien esa
degradación de todas las relaciones humanas en relaciones de mercado,
fruto lógico de la conversión del mercado en sistema3 . La antigua
exclamación creyente de Bernanos o Teresa de Lisieux: "todo es Gracia", se
ve sustituida ahora por el "todo es Mercado". Y así llegamos a la
vertiente teológica del tema, que ya han abordado otros autores4 .
Como conclusión...
Quizá no vale la pena seguir. La conclusión podría ser que la crisis no es
meramente crisis, sino enfermedad, y grave. Al quedarse el sistema sin
contrapeso, sin enemigo y sin amenaza, queda abandonado a su propia
lógica5 . Y esa lógica lleva a mantenernos en perpetua "crisis económica",
hasta que reinstauremos la esclavitud y el trabajo de los niños, que son
lo más conforme a la naturaleza del sistema, y sin los cuales éste se
sentirá violentado en exceso6 .
En estas condiciones, tomar como mera crisis lo que quizá sea una
enfermedad grave equivaldrá a llevar al psicólogo o al cura a un muchacho
aquejado de cáncer o de tuberculosis, pensando que su mal aspecto es
debido sólo a la crisis de la pubertad. Por eso precisamente está
ocurriendo que, aunque muchos diagnostican una simple crisis, nadie sabe
cómo salir de ella: porque quizá no estamos en una de esas crisis de
crecimiento típicas del ser humano, sino ante el anuncio de un posible
final. La crisis revelaría que capitalismo y Estado del bienestar son
incompatibles: durante algún tiempo no lo parecieron porque el miedo al
comunismo hizo que el lobo se presentara con piel de oveja. Caído aquél,
el capitalismo revela su verdadera dinámica: la de un "apartheid"
económico que crea un Estado de malestar con islotes de superlujo.
Los más optimistas tienen derecho a pensar que esa revelación implicará la
muerte del capitalismo y el fin de la economía "de" mercado (la cual es
algo muy distinto de una economía "con" mercado). Lo que yo no sé es si,
en este caso, hay otra vida mejor después de la muerte....
Notas:
• 1 Cf "La economía de mercado", Madrid
1991, p 19.
• 2 Ambos en Alianza Editorial y ambos de
la "tripleta central" de esta escuela (Samuel Bowles, David Gordon y
Thomas Weisskopf). Bowles es también coautor (junto a Richar Edwards) de
una "Introdución a la economía" que en inglés se titulaba,
significativamente, "Understanding capitalism".
• 3 Cf "Postmodernidad y comunidad",
Madrid 1992. Aunque en mi opinión el autor, después de sus lúcidos
análisis, se saca de la manga un "deus ex machina" final, para permitirnos
esperar mecánicamente el regreso de los vínculos sociales.
• 4 Cf Hugo ASSMANN, "A idolatria do
mercado", São Paulo 1989. Del mismo "Economía y teología", en "Conceptos
fundamentales del cristianismo", Madrid 1993.
• 5 "Entregar al pecador a sus deseos"
es, según la Biblia, la manera como Dios castiga el pecado. Cf, Is 64, 6 y Rom 1, 26-28.
• 6 Para que no parezca que exagero véase
lo que escribe sobre la lógica del mercado hombre tan poco sospechoso como
Max Weber: "Cuando el mercado se abandona a su propia legalidad no repara
más que en la cosa, no en la persona, no conoce ninguna obligación de
fraternidad ni de piedad, ninguna de las relaciones humanas portadas por
las comunidades de carácter personal. Todas ellas son obstáculos para el
libre desarrollo de la mera comunidad de mercado... El mercado 'libre',
esto es, el que no está sujeto a normas éticas, con su explotación de la
constelación de intereses y de las situaciones de monopolio y su regateo,
es considerado por toda ética como cosa abyecta entre hermanos" ("Economía
y sociedad", México 1944, 494). En tiempos de Max Weber esa lógica aún
tenía cierto contrapeso. Hoy creo que ya no, ni veo cómo podría
contrapesarse. O con otras palabras: puede discutirse si es verdad aquello
de Dostoievsky: "si Dios no existe todo está permitido". Lo que me parece
innegable es que si sólo existe el mercado, todo está permitido. Y revelar
que hacia ahí nos encaminamos sería el significado de la crisis actual.
*************************************************************************
Volver
al principio
Jung Mo Sung (
Teólogo
Brasileño). ------------------------------------------------------------------------
1.
Fundamentalismo religioso
El término "fundamentalismo",
como se sabe, deriva de 12 opúsculos titulados The Fundamentals,
publicados en Estados Unidos entre 1910 y 1915. Esto es, se refiere a un
movimiento en el interior del cristianismo que da una vital importancia a
la infalibilidad de la Biblia, mantiene una fuerte hostilidad contra la
teología moderna, métodos, resultados e implicaciones del estudio crítico
moderno de la Biblia, y está completamente seguro de que los que no
participan de su punto de vista religioso no son verdaderamente
cristianos. Podemos decir que es un movimiento anti-moderno, que busca
mantener a toda costa la certeza de la cosmovisión premoderna que está
siendo profundamente cuestionada por los descubrimientos de las ciencias
modernas y por la propia dinámica de la historia.
Esa
característica central de reacción antimodernista sirvió para que el
término fundamentalismo también fuese utilizado por otros grupos
religiosos no cristianos, como el islam y el judaísmo. La pregunta que se
levanta es: ¿se puede usar ese concepto proveniente del campo religioso
también en los debates sobre teorías o ideologías económicas modernas?
Independientemente de la respuesta, podemos constatar el
uso de conceptos como "dogma" y "fundamentalismo", por parte de diversos
economistas y sociólogos, al referirse a diversas cuestiones de la teoría
económica, en particular al neoliberalismo. Atilio Boron, por ejemplo, es
uno de los que utiliza el concepto de "fundamentalistas" para referirse a
los defensores del llamado Consenso de Washington [1]. Es claro que el uso
de este concepto en el campo de las teorías económicas presupone una
adaptación. No se refiere ya a la infalibilidad de la Biblia, sino a una
racionalidad cuyos dogmas fundamentalistas son inamovibles, inmunes a
cualquier crítica teórica o empírica.
El uso ya frecuente
de algunos conceptos provenientes de la teología (como dogma,
fundamentalismo, sacrificios necesarios, etc.) suscita otra cuestión: ¿es
un simple uso analógico, mientras no se dispone de conceptos más precisos
y propios de la economía, o es un indicio o revelación de la existencia
real de cuestiones teológico-religiosas en el interior de la economía?
2.
Neoliberalismo y fundamentalismo
Para responder a
estas preguntas, es preciso, antes de nada, que veamos algunas cuestiones
en torno a las ciencias modernas.
En la modernidad se creó
el mito de que la ciencia, en oposición a la teología/religión/mitos, es
un conocimiento éticamente neutro, apoyado en pruebas empíricas y sometido
a métodos racionales objetivamente controlables. En este sentido, los
economistas que hablan en nombre de la ciencia económica no podrían, por
definición, ser fundamentalistas.
El moderno "mito de la
ciencia" pasó a ser el manto legitimador de todas las propuestas
económicas, en especial las impuestas a los países del Tercer Mundo y
también a los sectores más pobres de los países ricos. El famoso "ajuste
estructural" patrocinado por el FMI y el Banco Mundial adquirió la
respetabilidad de una verdad incuestionable, en nombre de su carácter
científico y de la inexistencia de cualquier otra alternativa viable. Por
eso es que los fracasos reales -sea en términos del crecimiento económico
o en el agravamiento de los problemas sociales- no destruyen la confianza
de aquellos que lo defienden. Ni incluso la crisis de México y de
Argentina, anteriormente alabadas como ejemplos que debían seguir otros
países; ni incluso el hecho de que los países que han crecido
económicamente son justamente aquellos que no aplicaron el ajuste -por
ejemplo, los "tigres asiáticos"-, destruyen su fe en la receta neoliberal.
Aquí tenemos una paradoja interesante: la convivencia de
la "incuestionabilidad" con el "carácter científico". Cuando una tesis se
torna incuestionable, deja de ser científica y pasa a ser un dogma. En
este caso, un "dogma" en nombre de la "ciencia".
Milton
Friedman, Premio Nobel de Economía, al tratar del problema de la
coordinación de actividades económicas en las sociedades complejas, dice:
"De hecho, una objeción importante levantada contra la
economía libre consiste precisamente en el hecho de que ella desempeña esa
tarea muy bien. Da a las personas lo que ellas quieren y no lo que un
grupo particular piensa que deben querer. La falta de fe en la libertad
como tal, subyace en la mayor parte de los argumentos contra el mercado
libre" [2].
La argumentación de Friedman es: el libre
mercado es la mejor forma de organizar la economía moderna porque
garantiza la libertad del consumidor. Esa libertad de compra y venta, que
"constituye una condición necesaria para la prosperidad y para la libertad
[económica y política]"[3], es el fundamento de la propuesta neoliberal y,
al mismo tiempo, un objeto de la fe. Para Friedman, y tantos otros que
piensan como él, los críticos del capitalismo neoliberal pecan, no por
incapacidad o falta de coherencia teórica, sino por falta de "fe" en la
libertad del consumidor y del mercado.
Es claro que los
críticos del sistema de libre mercado no creen en la capacidad milagrosa
del mercado ("mano invisible"). Por eso lo critican. Friedman no usa un
argumento racional, pero sí "dogmático", un argumento circular. Quien cree
en la libertad de mercado cree que él soluciona los problemas económicos
y, por eso, lo defiende. Quien lo critica está equivocado porque no cree
en el poder de la libertad del mercado y, por eso, no consigue ver la
superioridad del sistema de mercado en relación a todo y cualquier otro
sistema.
Este tipo de raciocinio nos permite comprender,
por ejemplo, la posición de la Federación de las Industrias del Estado de
São Paulo (FIESP), defendida en un documento-manifiesto. Criticando el
problema de la pobreza, atraso tecnológico y la destrucción de la
naturaleza, la FIESP propone el sistema libre de mercado como la única
solución. Su diagnóstico es: estos problemas "existen porque el
capitalismo entendido como un régimen de sobrevivencia de los capacitados
a través de la libre concurrencia y de la igualdad de oportunidades, sin
privilegios o excepciones, nunca existió entre nosotros" [4].
Para ellos, la causa de los problemas sociales o
ecológicos de Brasil y de otros países no es el capitalismo, con su lógica
de la exclusión y de la acumulación de la riqueza por encima de cualquier
cosa, sino su ausencia. La solución para las crisis económicas y sociales,
resultantes del ajuste estructural neoliberal (desreglamentación de la
economía, liberalización y apertura del mercado, privatización
desenfrenada y el desmantelamiento del Estado de bien estar social),
exige, según ellos, más mercado y menos Estado. ¿Las crisis continúan? La
respuesta es: todavía hace falta más mercado. No hay crítica teórica o
empírica (las crisis económicas y sociales) que destruya la fe invariable
en el sistema de mercado. Es lo que Franz Hinkelammert llamó "teología del
mercado total": "el neoliberal cree de una manera verdaderamente religiosa
que solamente 'más mercado' puede solucionar estos problemas" [5].
La fe es tanta que los neoliberales incluso eliminaron el
concepto de "crisis" como una categoría económica. Como ellos creen que el
mercado es autorregulado, no existen crisis, a lo más, desequilibrios
temporales que se corrigen por sí mismos. Para ellos, como dice Suzanne
Brunhoff, "las recesiones o crisis no son problemas, sino soluciones:
forman parte de la recuperación del equilibrio de los mercados. Su costo
en suspensión de pagos y desempleo es considerado como inevitable; es
apenas el aspecto temporal del restablecimiento de las condiciones de
recuperación" [6].
Si para los calvinistas estudiados por
Weber el enriquecimiento era señal divina confirmatoria de la
predestinación a la salvación, para "el dogma neoliberal, la producción de
pobreza es señal de que se está caminando en el rumbo correcto. La pobreza
y el sufrimiento de las masas tienen un significado prometedor: en
realidad indican que 'las fuerzas del mercado' están moviéndose sin
interferencias y la reestructuración económica procede tal cual se
esperaba, una vez que el Estado se quedó a un lado y el 'instinto
capitalista' se puso en marcha, libre de las reglamentaciones
'artificiales' caprichosamente establecidas durante décadas por gobiernos
hostiles" [7].
Cuando las crisis económica y social dejan
de ser categorías teóricas, la teoría económica se cierra herméticamente
contra cualquier tentativa de crítica y revisión. Si existe crecimiento
económico, el modelo se autojustifica. Si hay recesión y aumento de
pobreza, el modelo se justifica diciendo que se está pasando por una fase
de restablecimiento de las condiciones de recuperación, esto es, está
transitándose por el camino de las reformas económicas "orientadas hacia
el mercado". Frente a un dogmatismo así, frente a esta postura
fundamentalista, no hay posibilidad de crítica. Lo que pasa en el mundo
real no tiene importancia; nada hace cambiar de opinión a la certeza
dogmática en el poder bienechor del libre mercado.
Como
dice Hinkelammert, "esta inversión del mundo, en la que una institución
pretendidamente perfecta [el mercado] sustituye por completo la realidad
concreta para devorarla, explica la mística neoliberal de la negociación
de cualquier alternativa, se busque ésta dentro de los límites del
capitalismo, o no" [8].
3. Dogma del crecimiento económico
El énfasis dado por la crítica al dogmatismo del
neoliberalismo no nos puede llevar al error de pensar que el
fundamentalismo económico es un problema sólo del neoliberalismo. Es claro
que el dogmatismo fundamental que enfrentamos es el del neoliberalismo,
con su predicación del mercado total y del Estado mínimo. Pero, incluso
entre aquellos que defienden la intervención del Estado en la economía,
encontramos otro dogma más fundamental de la modernidad: la identificación
del crecimiento económico con el bienestar social.
Fernando H. Cardoso, sociólogo y presidente de la
República que se defiende de la acusación de haberse convertido en un
neoliberal y reafirma su opción social-demócrata, escribió que 'el dilema
Estado-Mercado es falso. El papel del Estado como agente regulador, debe
ser cada vez más eficaz". Así, la proposición a la que debemos estar
atentos es el papel del Estado en el mercado.
El problema
es cómo aumentar la competitividad y cómo hacer más transparentes tanto
las decisiones de las inversiones, como las que afectan al consumo y que,
por eso, "el criterio de la competitividad, de la absorción de medios que
permitan ganancias de productividad son la piedra de toque de políticas
económicas que tengan por objeto aumentar el bienestar social de la
población. Y ése es el deseo de la socialdemocracia. Ella reconoce que el
esfuerzo del crecimiento económico es condición para el bienestar social"
[9]. Los neoliberales reducen el papel del Estado a garantizar las
libertades individuales y del mercado; los socialdemócratas y otros grupos
defienden la intervención en el mercado bajo la condición y el pretexto de
aumentar la competitividad y, con eso, producir el crecimiento económico.
Desde los economistas neoclásicos, se perdió en la
economía el debate en torno al fin económico. La reproducción de la vida
humana y de la naturaleza dejó de ser la finalidad de la economía para ser
sustituido por una noción abstracta de "fin económico", identificado en la
práctica con el crecimiento cuantitativo, acumulación del capital. Con
eso, se dio la identificación del crecimiento económico -medido en PIB- y
la acumulación del capital con el bienestar social. Así, la teoría
económica quedó reducida al debate en torno al mejor aprovechamiento de
los recursos escasos asegurando el fin económico, esto es, la acumulación
del capital.
En la identificación no existe diferencia
cualitativa entre la fabricación de armamentos para la "guerra de las
estrellas" y la producción de alimentos y la mejora de la salud pública.
El criterio para escoger es meramente cuantitativo, el aumento de la
competitividad y del PIB. En ese caso la elección recae, con certeza,
sobre los armamentos.
Se perdió la diferencia entre la
economía considerada como la administración del oikos (casa) y la economía
vista como el arte de acumular riqueza. La diferencia entre una economía
orientada a garantizar una vida digna para todos superando la pobreza y
preservando la naturaleza, y otra que busca por encima de todo la
acumulación de riqueza. Si no introducimos esa diferencia, nuestras
críticas contra el fundamentalismo neoliberal quedarán prisioneras de otro
dogma más fundamental: el que identifica la acumulación de riqueza con el
bienestar social.
4. Teología y fundamentalismo económico
Después de haber analizado el fundamentalismo
económico dominante hoy, queremos volver a una pregunta formulada la
principio: ¿la aplicación del concepto "fundamentalismo" al campo de la
economía es un caso de analogía provisional o es un uso estricto del
concepto? Esto es, ¿las teoría económicas llevan consigo, subyacentes a su
discurso técnico, presupuestos teológicos?
Esta pregunta
es importante en la discusión sobre el modo de combatir el fundamentalismo
neoliberal. Si ese fundamentalismo es sólo en un sentido analógico, la
crítica no debe tomar en cuenta todas las cuentiones contenidas en el
campo religioso. Pero si estamos ante un caso realmente religioso, esto
es, si el neoliberalismo relamente se convirtió en una religión económica,
nuestras críticas se deben adecuar a esa realidad.
El
espacio de este artículo no permite mayores reflexiones sobre ese tema
específico. Además de remitir a una considerable bibliografía ya producida
por algunos teólogos de la liberación [10], quiero citar aquí algunos
economistas que notaron la presencia de presupuestos teológicos en las
teorías económicas.
Para entender mejor esa cuestión,
necesitamos recordar que la ciencia económica tiene varios niveles. El más
visible y conocido es el nivel de la operatividad económica. Pero ella
posee también implícitamente una filosofía y, por tanto, una ética [11].
Además, existen también presupuestos teológicos [12]. Eso porque todas las
ciencias y teorías se construyen a partir de algunos presupuestos que no
pueden comprobarse y que en la mayoría de los casos, por no decir que en
todos, están fundadas sobre un mito y/o componen el propio mito del
fundador.
Respecto a esto, Celso Furtado dice que "los
mitos han ejercido una innegable influencia en la mente de los hombres que
se empeñan en comprender la realidad social (...). Los científicos
sociales han buscado siempre apoyo en algún postulado enraizado en un
sistema de valores que raramente llegan a explicar. El mito congrega un
conjunto de hipótesis que no pueden ser comprobadas (...). La función
principal del mito es orientar, en un plano intuitivo, la construcción de
aquello que Schumpeter llamó visión del proceso social, sin la cual el
trabajo analítico no tendría ningún sentido" [13].
Por
eso, Joan Robinson, hablando del problema moral en la economía y en la
sociedad, dice: "El problema moral es un conflicto que no puede ser nunca
resuelto. La vida social presentará siempre a la humanidad una elección de
males. Ninguna solución metafísica que se pueda formular parecerá
satisfactoria para siempre. Las soluciones presentadas por los economistas
no son menos ilusorias que las de los teólogos a quienes ellos
sustituirán" [14].
Cristovan Buarque, por su parte, dice
que la ciencia económica "formuló un marco teórico que se encuentra más
cerca de una teología del proceso productivo. Como toda teología, la
economía fue construida sobre dogmas que forman sus premisas básicas"
[15]. Y J. K. Galbraith, un o de los economistas más importantes del
siglo, que llama a la ideología liberal la "teología del laissez-faire",
dice que la defensa del neoliberalismo hoy se hace apoyada en "fundamentos
teológicos más profundos. Así como es preciso tener fe en Dios, es preciso
tener fe en el sistema; en cierto sentido, ambos son idénticos" [16].
Si estos economistas tienen razón, y parecen tenerla,
necesitamos desenmascarar la teología implícita en el fundamentalismo
económico que nortea el actual orden económico internacional, que está
siendo implantada a partir de la globalización de la caída del bloque
socialista y de la revolución tecnológica y de gestión. Necesitamos poner
al desnudo la teología que mueve ese orden y que, por causa de su base
religiosa, fascina a las personas a pesar de su irracionalismo y de su
impiedad.
La importancia de desvelar y criticar esa
teología implícita o, como dice Hugo Assmann, "teología endógena", del
sistema de mercado, queda más claro si tenemos en cuenta dos cosas.
Primero: quien practica el mal en nombre de algún dios perverso (ídolo), o
de una devoción religiosa, posee una conciencia tranquila (cf. Sl 73,12)
y, por eso, su mal no conoce límites. Eso porque los sacrificios
(sufrimientos y muertes) impuestos sobre los "pequeños" no se ven como
mal, sino como obra salvífica.
Segundo, en la medida en
que el sistema capitalista produce una "religión económica", consigue
fascinar a las personas con sus promesas y exigencias de sacrificios. Un
pueblo fascinado por el "aroma religioso" capitalista lucha para entrar en
el "santuario" del mercado, pero no para construir una sociedad más
fraterna, justa y humana. Lo que en términos macroeconómicos significa la
conjunción del mercado con control e intervención estatal y social
proponiéndole metas sociales inaplazables e imprescindibles.
Esta crítica teológica del fundamentalismo económico del
neoliberalismo -en diálogo con otras ramas del saber- es una tarea
fundamental en la lucha por la vida digna de todos los seres humanos. Una
tarea que los teólogos y cristianos deben asumir con valor, firmeza y
creatividad para que el cristianismo mantenga fidelidad a sus orígenes y
no pierda su influencia social e histórica en nuestros días.
Jung Mo Sung jungmosung@cidadanet.org.br
------------------------------------------------------------------------ NOTAS:
[1] Borón, Atilio, "A sociedade civil depois do dilúvio neoliberal",
en Sader, Emir & Gentili, Pablo (orgs.) Pós-neoliberalismo: as
políticas sociais e o Estado Democrático, Paz e Terra, Río de Janeiro
1995, p. 90. [2] Friedman, Milton, Capitalismo e liberdade, Nova
Cultura, São Paulo 1985, 2ª. Ed., p. 23. [3] Friedman, Milton y Rose,
Liberdade de escolher, Record, Rio de Janeiro, sin fecha, 2ª ed., p.
25. [4] FIESP, "Livres para crescer: proposta para um Brasil Moderno",
Cultura Ed. Associados, São Paulo 1990, p. 236. [5] Hinkelammert, F.,
Democracia y totalitarismo, DEI, S. José (Costa Rica) 1978, p. 189. [6]
Brunhoff, Suzzane de, A hora do mercado: crítica do liberalismo, Ed.
Unesp, São Paulo 1991, p. 34. [7] Boron, A., op. cit., p. 103. [8]
Hinkelammert, Franz, El cautiverio de la utopía: las utopía conservadoras
de capitalismo actual, el neoliberalismo y la dialéctica de las
alternativas, "Pasos" 50(nov.dez/93), San José (Costa Rica), DEI, p.
3. [9] Cardoso, Fernando Henrique, Social-democracia é a alternativa
viavel, "O Estado de São Paulo", p. D3. [10] Por ejemplo, Hugo Assmann,
Franz Hinkelammert, Julio de Santa Ana, Enrique Dussel, Raúl Vidales, Jung
Mo Sung y otros. [11] Sobre esta cuestión, ver por ej. Joan Robinson,
Filosofia econômica, Zahar, Rio de Janeiro 1979, y Manfredo A. Oliveira,
Etica e Economia, Atica, São Paulo 1995. [12] Ver por ejemplo, Jung Mo
Sung, Teologia e Economia: repensando a Teologia da Libertação e utopias,
Vozes, Petrópolis 1995, 2ª ed. Y Assmann, H. y Hinkelammert, Idolatría do
mercado: ensaio do economia e teologia, Vozes, Petrópolis 1989. [13]
Furtado, Celso, O mito do desenvolvimento econômico, Paz e terra, Río de
Janeiro 1974, p. 15. [14] Robinson, Joan, Filosofia econômica, Zahar
Río de Janeiro 1979, p.120. [15] Buarque, Cristovão, A desordem do
progreso, Paz e Terra São Paulo 1991, p. 86. [16] Galbraith, Hohn
Kenneth, A cultura do contentamento, Ploneira, São Paulo 1992, p.
53. ------------------------------------------------------------------------
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al principio
The four
deficiencies of the market
Cultural
reflection on the economic crisis
José Ignacio González Faus
The agents of the public thing are
obsessed to say that we are already leaving the crisis or at least that we
are already playing bottom and soon we will begin to leave her." It is
enough any positive fact in the economic marejada, any figure better than
that of the previous month as for creation of wealth or reduction of
inflations or déficits, so that I/we are announced the beginning of the
take off.
And if was not this way the things?
And if it was reasonable to put at stake that philosophy of the suspicion
of which we have had exceptional teachers?
Indeed: it seems legitimate the fear
that those small positive economic data are not more than san veranillos
Martin" that usually come after colder days that them, but they don't mean
that we are already arriving to the heat." Their good climate is part of
the relentless march toward the cold winter. Doesn't it happen the same
thing with some serious sick persons -for cancerous example - that little
before dying they seem to improve and to overcome their process, waking up
some bankrupt illusions?
Fenomenología of the crisis
The current crisis is
pluridimensional: it is given in the economy, but also in the culture
(step of modernity to postmodernidad), in the politics (the insufficient
and threatened democracy) and in the religious field (fundamentalisms and
atony of the traditional churches). It is also a world crisis although it
is only for the unit every time bigger than the planet... He/she has made
it some to qualify her like a cultural mutation and they compare it to the
biggest two changes that are known in the human history: the end of the
neolithic one, or the great mutation that takes place toward the century
SAW before Christ, in what Jaspers calls the time axis" (time in that the
big ones coincide tragic Greek, the big prophets from Israel, the
Buddhism, Zaratrusta..).
It is impossible to embrace a global
crisis from inside her. He/she only wanted to make a suggestion from their
more economic aspect. She would allow us to speak of cultural crisis of
the market." The market has invaded the whole economy, it stops then, from
her, to also invade all the fields of the existence; the culture, the
politics and the same religion. And the things cannot go this way.
The first detail onlooker is that the
language of the crisis has come being incubated starting from the process
of liquidation of the countries of the East: the speech of victory of the
capitalism that is the first one that appears, hard very little in spite
of the euphoria; and he/she opens the way callously to a language of
economic crisis." What would it happen if we take this fact as work
hypothesis?
It would happen that the fall of the
This would have been good to put of relief the western illness. The
victory would have been very pírrica, and the winner (like in the old
melodramas) he/she would have had to be interned when finishing the
combat, to die soon after that the rival to who conquered. To the fall of
the real socialism it would follow the crumbling of the real capitalism.
When staying owner and Mister it would have been begun to manifest the
decadence of the market. It is as if the wickedness of the This had worked
as a " drug " against another drug: when finishing the Metadona, the
heroinómano doesn't triumph but rather it finishes being shown just as it
is.
The illness of the market
Before speaking of decadence of the
market it would be necessary to rescue and to put of relief the valid
element that the market contains: the possibility of a reasonable and
beneficial agreement for both parts, obtained by the free consent among
two o'clock. But perhaps it happens with the market the same thing that
with Newton mechanics: it seems evident and unbeatable, until Einstein
puts of relief that only has validity in some small dimensions and he/she
stops to work as the speed of the system comes closer to the speed of the
light (then it will be necessary to appeal to the quantum mechanics and
the theory of the relativity). Allegorizing the example would have to say
that the globalization of the world, their conversion in planetary
village", it is equal to that to come closer to the speed of the light or
to overcome the limits of the own dimensions. Then he/she stops to work
the market, he/she hardens, and it puts of relief their four big "
Deficiencies ". And I call this way them because all begin with " d ": the
market no longer Detects, neither fewer Distribute. On the contrary it
Squanders and it Degrades. Let us see quickly the one enunciated of this
quadruple Deficiency.
1 - the market detects bad.
He/she doesn't discover the basic
necessities but the refined whims. At world levels, he/she doesn't assist
to the demand of most but to the possibilities of the minority. Marx had
already perceived this danger when he/she wrote that if, in a country,
there are a thousand people without footwear but that they cannot be paid
it, those a thousand people don't simply exist" for the market. In the big
dimensions, the offer law and it demands he/she becomes an offer law to
the demand, that which is a very different thing. For that reason it is
necessary to agree with to Jesus Albarracín when he/she writes that the
main characteristic of the market economy is that its main objective is
not to produce goods and services to satisfy the human necessities, but
mercanías to be sold and to obtain a beneficio"1. From an optics (it
doesn't already christen but simply) human that sustains that the primary
rights of the poor are more sacred than the rights (secondary or third) of
the powerful ones, there is a serious deficiency that is not only ethics,
here but rather it finishes being also economic.
2 - the market distributes worse.
This is already another characteristic
recognized by the most reasonable defenders in the market economy who
usually argue more or less this way: we don't have another mechanism
better than the market to regulate the complex process of the production;
but it is necessary to recognize that the market distributes very bad; for
that reason it becomes necessary the intervention of another factor that
imposes corrections to that failure (the State that collects imposed
doesn't only stop public works or military expenses, but mainly to
redistribute: for social benefits to the less favored ones"). The call
social economy of market is born this way.
My impression is that, with the
mundialización of the economy, it is no longer possible (or it will be it
less and less) to impose those corrections to the market. The conservative
critics to the State of the well-being reveal this same although they
formulate it in an invalid and irritating way. The fact is that every time
the States has less means to make that redistribution that the market
neither ago. Because the economic power is stronger than the political one
and anything democratized is not: he/she goes staying in hands of the
multinationals that are another version of the central planning and that
they can impose its will to any political power, because they will leave
to another place if a State becomes touchy with humanity's stories and
justice. To the States it will only be them what has just announced the
sr. J. Llorens, new president of SEAT: to give lashes and to ask for
forgiveness for the lashes that he/she plays them to give.
The competitiveness that is said
claims the market it is more and more difficult if one wants a
distribution it doesn't already joust but simply not insulting of the
wealth: because every time they will go appearing more " dragons ", (of
the East or of where it is) that they will have learned our lesson and
they will apply the same procedures with those that in the past West was
developed, putting under an obligation to return to the social situation
of the XIX one, so punishes of losing all competitiveness. For that
reason, to seek that when we leave the economic crisis we will return to
the State of the well-being", I find frank or liar: as soon as we try to
return to the State of the well-being we will return to the economic
crisis. And it is not irrational the fear that, in the coming years, we
will attend a progressive desmantelación of all the conquests of the labor
class in the two last centuries, as only form of not being swept of the
commercial map.
That process has maybe begun already:
until very recently, the work was seen by a lot of people like one of the
most important fields in the man's exploitation for the man. In these
moments to have work (under conditions many very inferior times to those
of few years ago) it is looked as an almost unjust privilege, or like an
almost blessed goal. At world level, to have work is it that more it
cares: it no longer cares in what conditions. That the wage is a magnitude
ethical, and not merely economic irrenunciablemente, because it affects
people and not to goods (like he/she tried to underline the social
doctrine of the Church, although then the Church was the first one in not
completing it), it is something that lacks sense: from the abstraction of
a global market people are not come but variable capital or salary mass."
Does something fit more impersonal than a mass? Of here to the return to
the slavery like form of survival, don't maybe have more than a step.
3 - the market squanders.
This point has certain novelty, and it
has been very studied by the school of economists of Harvard (or radical
school") arisen at the end of the sixty and of the one that, among other,
they exist in Castilian two holding very significant: The economy of the
waste and After the economy of the despilfarro"2. The waste on the side of
the offer that transforms the supposed invisible hand of the bucolic
visions of the market into a realísimo iron fist." For valid and
stimulants that can seem the critics of these authors, that that more it
discourages it is the solution that you/they propose and that it is
summarized in democratizing the economy." An elementary realism teaches
that the democracy in economy is so far today (at least!) as it could be
the political democracy in times of XIV Luis.
And to give an example easy of that
waste of the offer" (that won't surely be the most important but yes it is
of the most visible) we think a moment of the world of the propaganda.
The propaganda is today the biggest
demand that it exists in the market: for that reason it is so expensive,
and it takes to the market to an unknown degree of abstraction in its
origins: the true demand is no longer that of goods but that in ways of
placing them." I have written in another place that the marketing is
exactly the death of the market. But now it is maybe better to get off the
abstractions and to sum up in a trivial and almost amusing example, like
they can be the detergents. At least it will be less painful than to
analyze the arms waste, as last logical consequence of the overflowed
competitiveness.
The housewives know that all the
detergents wash more or less equally. They also know it the ladies that
appear in the tele to tell us that the detergent that they announce (and
for the one that you/they get paid) he/she washes better than all the
other ones. Why because the announcement, if it is so expensive, besides
so false and logically so useless? Because because, in the current
situation, it is no longer to improve the product, but of improving the
impact", even although that improvement urges sobremanera the product. The
consumer difficultly will know how to do without of him; and this way
everybody lives above his possibilities, and it feels that he lives below
his aspirations.
The propaganda becomes this way in
kind of a god that claims much more than chalices of gold and marble
altars. In wages and sure you can save, but in publicity it is impossible.
The television realizadores will be able to attempt interesting programs
of debate, and of a respectable level. He/she gives the same thing: the
adoration with which they undergo the cuts of the publicity", even
interrupting the dialogue in the most serious moments and without they
leave them for it the colors to the face, it transforms all the political
or cultural seriousness that you/they could seek their programs, into pure
compassionate hypocrisy. Even now that Fellini has died they will happen
to us some of its brilliant works as homage of love to the art and the
teacher: but that love will undergo several times the coitus interruptus
of the publicity. Who sends it is the publicity"; and he/she also has it
an absolute logic: the televisions subsist this way. For that reason you
leave them to go as crazy to the audience hunt (that seem true street
prostitutes being disputed the client), to be able to urge their
announcements; and for they will lower it the quality of the program all
that it is necessary: because to lose audience means to lose publicity...
It is the consumer so, when buying a
frank detergent or a colony like all, he/she pays kind of a masked
indirect tax. And they are still very distant in the historical horizon,
the times in that the citizen's democratic conscience takes him to do
without of all the programs in that announcements appear and of the
products that are announced in inconvenient moments. The citizens have
that power but or they don't know it, or they don't want to use it. Some
day in that you/they decide to make it maybe arrive but, at the moment,
still lack a lot of time to arrive there. Or maybe it is that, as well as
we have said that the marketing was the death of the market, the consumer
he/she can be the citizen's murderer.
And this takes us to the last point:
the fourth " d " is that:
4 - the market degrades.
When becoming global system that has
been left a region of the life to configure the entirety of the human
coexistence, the market it degrades (that is to say: it transforms into "
merchandise ") many human activities that have too much dignity like to be
sale and purchase object. The first of them is the force of the man's
work. It is not that this is new: the oldest occupation in the world
consists on converting something as sacred as the sexual intimacy as
regards market; subject to the offer law and it demands. And the biggest
sin" (according to some old saints) it was to transform into merchandise
the human being religious possibilities: the simonía. The labor
relationship becomes in the capitalism kind of a prostitution or of
simonía: for that reason all its grace is in obtaining what cannot pay
you"; in obtaining the maximum paying the minimum.
Starting from here, the market
relationship becomes the only human relationship that exists. The
information stops to be an indispensable right to exercise the democracy,
and it becomes a merchandise: we are informed of what gives money", not of
what we need to know to decide. The democracy is degraded in an authentic
marketing of votes, and the electoral speeches are the type of more
similar language to the television announcements. Pietro Barcellona has
analyzed that degradation of all the human relationships well in market
relationships, logical fruit of the conversion of the market in sistema3.
The old believing exclamation of Bernanos or Teresa of Lisieux: everything
is Grace", it is substituted now by the everything it is Bought." And we
arrive this way to the theological slope of the topic that you/they have
already approached other autores4.
As conclusion...
It maybe is not worthwhile to
continue. The conclusion could be that the crisis is not merely crisis,
but illness, and burden. When being left the system without
counterbalance, without enemy and without threat, it is abandoned to their
own lógica5. And that logic takes to stay in perpetual economic crisis",
until reinstauremos the slavery and the work of the children that are it
more according to the nature of the system, and without which this will be
forced in exceso6.
Under these conditions, to take as
mere crisis what is maybe a serious illness will be equal to take to the
psychologist or the priest to a suffered boy of cancer or of tuberculosis,
thinking that their bad aspect is only owed to the crisis of the puberty.
For that reason in fact it is happening that, although many diagnose a
simple crisis, nobody knows how to leave her: because we are not maybe in
one of the human being typical crises of growth, but before the
announcement of a possible end. The crisis would reveal that capitalism
and State of the well-being are incompatible: during some time they didn't
seem him because the fear to the communism made that the wolf was
presented with sheep skin. Fallen that, the capitalism reveals its true
dynamics: that of an economic " apartheid " that believes a State of
uneasiness with superlujo islands.
The most optimistic are entitled to
think that that revelation will imply the death of the capitalism and the
end of the market economy (which is something very different from an
economy with market). What I don't know is if, in this case, there is
another better life after the death....
Notes:
• 1 Cf The market economy", Madrid
1991, p 19.
• 2 Both in Editorial Alliance and
both of the central tripleta of this school (Samuel Bowles, David Gordon
and Thomas Weisskopf). Bowles is also joint author (next to Richar
Edwards) of an Introdución to the economy that was titled in English,
significantly, Understanding capitalism."
• 3 Cf Postmodernidad and community",
Madrid 1992. Although in my opinion the author, after his lucid analyses,
is taken out of the sleeve a deus former final machina, to allow us to
wait the return of the social bonds mechanically.
• 4 Cf Hugo ASSMANN, TO idolatry
bought do", São Paulo 1989. Of the same Economy and theology", in
fundamental Concepts of the Christianity", Madrid 1993.
• 5 to Give to the sinner to their
desires is, according to the Bible, the way like God punishes the sin. Cf,
Is 64, 6 and Rom 1, 26-28.
• 6 so that it doesn't seem that I
exaggerate sees you what writes on the logic of the market man so not very
suspicious as Max Weber: When the market gives way to its own legality it
doesn't repair more than in the thing, not in the person, he/she doesn't
know any obligation of fraternity neither of pity, none of the human
relationships behaved by the communities of personal character. All they
are obstacles for the free development of the mere market community... The
market ' libre', this is, the one that is not subject to ethical norms,
with their exploitation of the constellation of interests and of the
monopoly situations and their bargaining, it is considered by all ethics
as abject thing among siblings" (Economy and society", Mexico 1944, 494).
In times of Max Weber that logic still had certain counterbalance. Today I
believe that no longer, neither I see how it could be compensated. Or with
other words: it can be discussed if it is true that of Dostoievsky: if God
doesn't exist everything it is allowed." What I find undeniable it is that
if the market only exists, everything is allowed. And to reveal that
toward there we head it would be the meaning of the current crisis.
*************************************************************************
NATIONAL MOVEMENT SINARQUISTA
CENTER OF ECONOMIC STUDIES.
[ 1. El «imperio neoliberal»
[Ver]
1.1.
La situación actual América Latina.
No pretendiendo siquiera hacer
aquí -por motivos de extensión- una descripción de la situación actual de
América Latina «bajo el imperio neoliberal», vamos a enumerar simplemente
los elementos de que debería constar una tal descripción. Para nuesro
propósito nos basta evocarlos.
Deberíamos hablar en primer lugar
de las cifras mismas de la pobreza, hoy más altas que nunca. Mil millones
de personas viven en el mundo con un dólar diario1 . Y en América Latina
(AL) concretamente crece el número de pobres: en 1985 eran 152 millones
(el 41% de la población) y en 1990 eran ya 196 millones (el 46%)2 . La
década de los 80 fue una década perdida3 para A.L., aunque fue más más
perdida para unos que para otros4 .
Deberíamos referirnos también
no sólo a los pobres, sino a los nuevos pobres: la crisis económica y
sobre todo los ajustes estructurales arrastraron hacia la pobreza
importantes contingentes de capas medias5 . Estos nuevos pobres no son un
problema exclusivo del tercer mundo6 . Las cifras de la pobreza han
aumentado en todo el planeta7 .
La desigualdad es una de las
dimensiones más llamativas: la famosa "copa de champán" que popularizó el
informe del PNUD de 1994 la ejemplifica de un modo emblemático.
Concretamente, América Latina tiene la peor desigualdad del mundo8 , con
Brasil9 y México10 a la cabeza.
Esta desigualdad es además una
desigualdad creciente11 . Incluso en los países con prosperidad12 . Esa
«brecha entre países pobres y países ricos» se acrecienta con mecanismos
como el de la deuda externa13 , nuevo neocolonialismo que nos hace pagar
una deuda que no contrajeron nuestros pueblos, que ya hemos más que
pagado, y que se paga recortando la salud, la educación y bienestar del
pueblo.
Una nueva palabra hace fortuna para caracterizar la actual
situación: la exclusión. Estamos en la mayor crisis de desempleo desde los
años 3014 . El neoliberalismo piensa que una buena parte de la sociedad
humana actual sencillamente sobra15 , y se confiesa incapaz de servir a
más del 15% de la humanidad. El modo de vida de este 15% privilegiado no
es generalizable al conjunto de la sociedad: el planeta no aguataría.
Por su parte el capital financiero internacional ha vivido en los
últimos años un fortalecimiento y consolidación planetario, la
mundialización16 , nunca antes vivido en la historia. Sus órganos
económicos internacionales gobiernan ya de facto el mundo dictando las
políticas que han de adoptar los países pobres (que ya no son realmenete
soberanos), dirigiendo sus economías con los «ajustes estructurales». Los
organismos mundiales (ONU, FMI, BM_), que siguen teniendo estructuras no
democráticas, sugieren un gobierno mundial17 .
1.2. El «proyecto
neoliberal»: su filosofía Destras de esta situación hay un proyecto: el
neoliberalismo.
El «neo»-liberalismo constituye una versión
renovada y ampliada de sus principios filosóficos clásicos, sólo que esta
vez sin dulcificar su rostro inhumano, como cuando era necesario hacerlo
por la presencia del socialismo contrincante. Ahora puede presentarse sin
temor el capitalismo «puro y duro».
Se glorifica el «propio
interés» como motor supremo de la actividad económica: «los egoísmos
individuales tienden inevitablemente a la armonía de la autorregulación,
de forma que el egoísmo es la mejor contribución que el ser humano puede
dar a la actividad económica de su sociedad». Se difunde la glorificación
de las virtudes del sistema: libertad, realismo, eficacia, calidad,
competitividad, superación de las distorsiones de la economía, promesa del
"efecto cascada"_ Frente a todo ello entran en crisis las ciencias
sociales y los análisis clásicos de los mecanismos de explotación.
Mercado total: un mercado supuestamente libre, dirigido por una
«mano invisible» que todo lo autorregula y armoniza. Todo debe supeditarse
al dios mercado18 . Con la igualdad de condiciones del mercado libre, se
salvarán los más competentes; quedarán excluidos los incompetentes... Pero
ni aun por ellos deberá velar el Estado, que debe reducirse a su mínima
expresión y dejar de ser el «estado de bienestar». Igualmente, en aras de
la competitividad y de la rentabilidad del capital, han de ser destruidas
las ventajas laborales conquistadas en los últimos siglos...
La
sociedad se «reajusta» en función de los intereses del capital financiero
internacional, que se crece y se concentra: «Islas de la opulencia»,
«Cultura de la satisfacción», dirá Galbraith. Es la «avalancha del capital
contra el trabajo», la «revolución de la derecha» y de los poderosos.
1.3. La nueva hora psicológica del pueblo
Hay que
referirse tambien a lo no cuantificable: lo psicológico-espiritual.
Hoy ya no se puede hablar con objetividad sólo de «la irrupción de
los pobres» como en las décadas pasadas19 ; hoy hay que hablar también del
retroceso de los pobres; hay que hablar del proceso de liberación y del
proceso de nueva dominación, tanto de la concientización popular como de
un proceso de alienación, tanto de la organización popular como de la
dimisión y desmovilización, tanto del acercamiento de militantes no
cristianos a la Iglesia como de la deserción de la Iglesia de los
militantes cristianos... La realidad es, por lo menos, compleja y
ambivalente.
Estamos en una hora de euforia de la derecha por la
hegemonía cultural que el neoliberalismo ejerce sobre unos medios de
comunicación que efectivamente están en su mano20 . Se habla del ocaso de
las ideologías y del fin de la historia (Fukuyama). Hasta en una cierta
teología se registra una euforia neoconservadora, que llega a identificar
al Siervo de Yavé con la empresa multinacional moderna21 .
Un poco
por todo el Continente hemos asistido en estos años a un desmoronamiento
de las organizaciones populares y a un proceso de indefensión del sujeto
popular. Desencanto, depresión, desmovilización, concentración en la lucha
por la supervivencia... ¿Es el pueblo el sujeto histórico?22 ¿Será por lo
menos un sujeto histórico? Muchos que anteriormente lo afirmaron, ahora lo
dudan...
Se registra también por el continente lo que en otra
ocasión he llamado un «posmodernismo a lo latinoamericano»23 : aunque por
otros motivos que en Europa, también aquí muchos prefieren ahora un
pensamiento débil, sin grandes relatos, sin utopías ni proyectos
históricos, con la oferta del refugio en el fragmento del vivir (o
sobrevivir) hoy como máxima meta. Se puede afirmar que ciertos sectores
populares latinoamericanos atraviesan una hora psicológica cuya
clasificación nosográfica sería, sin duda, una depresión psicológica
colectiva24 .
En el campo de acción de las Iglesias se registra
también con una cierta frecuencia una pastoral que se centra en y a veces
se limita a los microproyectos de acompañamiento al pueblo en su lucha por
la sobrevivencia, abandonando -en esta situación de sobrevivencia- la
proyección hacia acciones más estructurales... y centrándose en temas más
al gusto de esta hora difícil (interioridad, métodos de oración,
autoestima, manejo de los sentimientos...). Algunos teólogos de la
liberación guardan silencio, o podan sus temas más poléminos, y entre los
religiosos -otrora paladines de la profecía- algunos dicen que ésta es
hora de silencio y de sabiduría.
Hay esperanza, y mucha, pero se
trata de una esperanza que brota conscientemente en un difícil contexto,
conocido con realismo y asumido con madurez25 .
2. El proyecto neoliberal a
la luz de Jesús [Juzgar]
2.1. Radiografía
ético-teológica de la situación actual del mundo
A pesar de las
dudas de los vacilantes, para nostros no cabe duda: una situación como la
que acabamos de evocar es una situación éticamente injusta y
religiosamente pecaminosa. La situación actual de la pobreza -calificada
como «inhumana»26 , como «antievangélica»27 , y como «el más devastador y
humillante flagelo que vive el Continente»28 -, es una «situación de
permanente violación de la dignidad de las personas»29 ,una situación de
violencia30 , de «violencia institucionalizada»31 , producida por las
"fuerzas que inspiradas en el lucro sin freno, conducen a la dictadura
económica y al 'imperialismo internacional del dinero' condenado por Pío
XI y Pablo VI"32 , por "estructuras de pecado" de las que habla Juan Pablo
II33 .
Se escucha -también hoy- un "sordo clamor que brota de
millones de hombres, que piden a sus pastores una liberación que no les
llega de ninguna parte"34 , "un clamor35 que sube al cielo, incontenible y
amenazador"36 , todavía más grave que en aquellos años37 , sólo que ahora
contenido por la falta de alternativas y el síndrome psicológico de
depresión.
Una situación del mundo como la actual, caracterizada
no sólo por la marginación sino por la creciente exclusión, contradice
flagrantemente el primer principio de la clásica Doctrina Social de la
Iglesia, que es el «destino universal de los bienes».
La gloria de
Dios es que el ser humano viva (San Ireneo), y que el pobre viva (Mons.
Romero). El sistema neoliberal excluye a los pobres y sacrifica la
dignidad de la persona humana y la integridad de la ecología a las
exigencias del mercado, reconocido como verdadero dios38 .
2.2.
Juicio moral sobre el proyecto neoliberal que está tras esa situación
Nosotros no dudamos que el neoliberalismo es eficaz, ni siquiera
que pudiera ser el sistema más eficaz de la historia para crear riqueza.
Pero tampoco dudamos de que crea esa riqueza a base de aumentar tanto la
pobreza como la brecha entre ricos y pobres.
Nosotros estamos por
el desarrollo, pero por otro tipo de desarrollo. Queremos que se cree
riqueza, pero no a ese precio de pobreza y exclusión de las mayorías. La
vida de los pobres está por encima de las exigencias de la competitividad
y del mercado. Un sistema que excluye como sobrantes a las mayorías será
siempre inicuo.
No queremos las promesas del nunca realizado
«efecto cascada»: queremos que se detenga la muerte de los pobres. No se
puede comprar una hipotética prosperidad futura al precio de la vida de
las mayorías presentes oprimidas.
No es verdad que «no hay otra
salida»39 . No podemos admitir que ésta sea la solución económica a los
problemas económicos; es la solución de los poderosos40 impuesta contra
los intereses y la vida de los pobres.
La naturaleza y los méritos
del capitalismo son independientes de la suerte del socialismo. Para
nosotros es crónico el fracaso del capitalismo para resolver el problema
de la pobreza y de la agresión a la naturaleza, problemas clásicos del
capitalismo que se agravan día a día, más incluso ahora que la ausencia de
contrincante le hace revelarse sin el disfraz de un rostro humano. Hablar
de triunfo del capitalismo nos parece sólo posible como un sofisma que
manipula el fracaso del socialismo.
El retorno al liberalismo y a
sus principios filosóficos fundadores del reconocmiento del interés propio
como motor único de la economía y del egoísmo individual como la mejor
aportación que el ser humano puede hacer a la colectividad, retorno
causado en parte por el fracaso de los intentos socializantes, no deja de
ser un fracaso ético de la humanidad en sus intentos por superar una
sociedad hecha de lucha de meros intereses individuales (homo homini
lupus), por construir una sociedad donde la persona y su dignidad no sean
objeto de mercado.
Para los que creemos en la capacidad utópica
del ser humano, el fracaso del socialismo (aparte de otras precisiones que
serían necesarias) no podría significar más que el fracaso de un concreto
intento dentro de la milenaria historia de superación de la injusticia
humana, historia protagonizada principalmente por los pobres y oprimidos.
Un intento puede haber fracasado, como tantos otros anteriores; lo que no
ha podido fracasar es el inagotable impulso utópico por superar un mundo
estructurado en torno al egoísmo e individualismo, ni la capacidad humana
de crear alternativas para acercar la utopía. Por el honor de Dios y por
el honor de la humanidad, nos negamos a aceptar que la historia haya
llegado a su final. Por nuestra esperanza cristiana, nos negamos a aceptar
la «cultura de la desesperanza», la «teología de la inevitabilidad» que se
nos quiere inculcar.
Quizá tenemos una «utopía sin modelo», pero
la preferimos al «modelo sin utopía» del neoliberalismo.
2.3.
Juicio profético sobre el neoliberalismo
Digamos lo mismo con
palabras menos sistemáticas y más proféticas, de Pedro Casaldáliga:
«El neoliberalismo continúa siendo el capitalismo, el capitalismo
transnacional llevado al extremo. El mundo convertido en mercado al
servicio del capital hecho dios y razón de ser.
El neoliberalismo
implica la desresponsabilizazión del Estado, que debería ser el agente
representativo de la colectividad nacional y agente de servicios públicos.
El desresponsabilizar al Estado, de hecho se desresponsabiliza la
sociedad. Deja de existir la sociedad y pasa a prevalecer lo privado, la
competencia de los intereses privados.
La privatización no deja de
ser el extremo de la propiedad privada que, de privada, pasa a ser
privativa, y de privativa pasa a ser privadora de la vida de los otros y
de las mayorías. La privatización es la privilegiación de una minoría que,
ésa sí, merece vivir y vivir bien... Es doctrina de los teólogos del
neoliberalismo: el 15% de la humanidad tiene derecho a vivir y a vivir
bien; el resto es el resto... Al contrario de lo que dice la biblia, de
que es el resto de Israel, resto de pobres, quien debe abrir caminos de
vida y de esperanza para las mayorías.
El neoliberalismo es la
marginación fría de la mayoría sobrante. O sea, salimos de la dominación
hacia la exclusión. Estamos viviendo un «maltusianismo» social, que
prohibe la vida de las mayorías.
El neoliberalismo es también la
negación de la utopía y de toda posible alternativa. Es conocida la
expresión de Fukuyama: el fin de la historia, el no va más de la historia.
En América Latina salimos de las dictaduras para caer en las
«democraduras». Es bueno recordar la palabra lúcida de González Faus: así
como el colectivismo dictatorial es la degeneración de la colectividad y
la negación de la persona, el individualismo neoliberal es la degeneración
de la persona y la negación de la comunidad.
Como Iglesia, como
cristianos, delante de esta bestia fiera del neoliberalismo, es necesario
que proclamemos y promovamos el servicio del Dios de la Vida.
Hoy,
más que nunca, la Teología de la Liberación, la Pastoral de la Liberación
y la Espiritualidad de la Liberación, proclaman, afirman y celebran y
practican el Dios de la Vida. Se trata también de promover la
responsabilidad y la corresponsabilidad de las personas y de las
instituciones sociales y de la propia Iglesia, a todos los niveles. El
mandamiento de Jesús vivido en la vida diaria, política e
institucionalizada. La opción por los pobres, muy definida por las
mayorías. Jesús mismo la formula diciendo: He venido para que tengan vida
y la tengan en abundancia (Jn 10,10).
El neoliberalismo causa más
muertes que las dictaduras militares»
Por eso, Casaldáliga lamenta
que «la Iglesia en el mundo entero no grite en forma unánime y contundente
en contra del neoliberalismo»41 .
Y con la CNBB diremos: «La
sociedad del capitalismo neoliberal promueve el materialismo, el
consumismo, el individualismo, la competitividad. Con eso facilita la
alienación y la corrupción en detrimento de la cooperación, del espíritu
comunitario, de la solidaridad y del bien común. Sin alternativas viables,
el capitalismo neoliberal impone su manea de pensar y actuar y genera en
las personas la idea de que esa cultura es la única forma de vivir en este
mundo»42 .
3.
Seguir a Jesús bajo el proyecto neoliberal [Actuar]
3.0. Aclaración sobre el «seguimiento de Jesús»
En lo que sigue, vamos a hablar de «seguimiento de Jesús» en un
sentido teológico o teologal más que canónico o institucional: seguir a
Jesús es para nosotros «vivir y luchar por su Causa», y nos referimos
expresamente al seguimiento «con radicalidad». Esta es la esencia teórica
y la utopía de la «vida religiosa» (VR), pero lo es también del simple ser
cristiano. Todo cristiano está llamado a «seguir a Jesús» y a hacerlo con
«radicalidad», aunque no todos tengan que concretarlo en las formas
institucionales canónicas de la «vida religiosa» reconocida como tal. No
hay pues una identificación automática entre seguimiento de Jesús y VR. En
ésta, «ni están todos los que son (todos los que siguen a Jesús), ni son
todos los que están» (lamentablemente).
Por eso, lo que aquí vamos
a decir se refiere a todo cristiano que quiera ser coherente con su
vocación de seguimiento de Jesús y vivirlo «en radicalidad»; y por
supuesto, se debe aplicar, a fortiori, a los religiosos, que dicen hacer
profesión pública de ese seguimiento.
3.1. Seguir a Jesús en
radicalidad
Vamos a proceder en nuestra reflexión en este punto
muy gradualmente. No nos queremos referir a ese «seguimiento de Jesús»
como concepto etéreo, teologizado que no significa nada concreto y acaba
situándose fuera de la historia. Nos referimos a un seguimiento real,
concreto, histórico43 . Seguir a Jesús es «hacer lo que él hizo»44 ,
perseguir la lucha por su Causa, proseguir su camino, habérselas ante la
historia como se las hubo él, entrar en comunión de destino con él y -muy
probablemente- cargar con consecuencias semejantes a las que le acarreó a
él.
Seguir a Jesús exige entrar en la historia y tomar una actitud
frente a la misma. Él fue una «persona con Causa», que se situó en la
historia y se comprometio en ella, y que nos reveló que «tener Causa y
luchar por ella» forma parte del ser humano porque también es una nota del
ser de Dios45 . No tenemos otro camino para seguir a Jesús que el mismo
que él recorrió: esta tierra y esta historia.
Seguir a Jesús, en
el sentido fuerte de la expresión, exige tener una lectura
histórico-escatológica de la realidad, como la suya. Una lectura
cultualista del cristianismo, moralista, jurídica, idealista,
intelectualista, eclesiocéntrica, sacralizada, espiritualista... no
permite -en nuestra opinión- un seguimiento auténtico de Jesús, porque
Jesús nunca fue por esos caminos; más aún, expresamente los rechazó,
aunque con el transcurso de los siglos el cristianismo haya llegado a caer
en las cosas a las que Jesús más se opuso en su vida46 ; pero hay que
rescatar al Jesús real y hablar con veracidad de su seguimiento.
La Causa de Jesús -clave del seguimiento- es el Reino de Dios; y
por eso, seguir a Jesús es empeñarse a vida o muerte (como él) por la
Causa del Reino, que no es «otro» mundo, ni la Iglesia, ni es cielo, ni la
salvación de las almas. Todos los que ponen (consciente o
inconfesadamente) la Causa de su vida en otro mundo, en el cielo, en la
salvación de las almas, o en la Iglesia, no están siguiendo auténticamente
a Jesús, aunque puedan estar haciendo cosas muy loables o meritorias;
Jesús nunca fue por esos caminos.
Jesús presentó el Reino como la
utopía revelada por Dios para su construcción en la historia, y se entregó
totalmente a esta Causa. Sólo sigue a Jesús quien concibe la vida como un
don de sí mismo a Dios y al mundo en la tarea de tratar de acercar
mutuamente la historia y el Reino. Seguir a Jesús y luchar por el Reino
son equivalentes en este sentido.
Hacer esto «con radicalidad» es
comprometerse en esa lucha existencial también con radicalidad: dando de
un modo efectivo una primacía absoluta47 al Reino, poniéndolo realmente
por encima de todo: por encima de los intereses personales, sociales,
corporativos, eclesiásticos...
La Causa de Jesús, el Reino, es
«Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gracia, Amor» en este mismo mundo antes y
después de la muerte. El Reino permanece siempre en una dimensión utópica,
siempre inalcanzable, pero siempre generadora de dinamismos históricos, en
su dirección. Por eso, si bien nunca será alcanzado y siempre juzgará la
situación concreta de cada momento histórico, hay etapas de la historia en
los que brilla con especial nitidez como denuncia al confrontarse con
estructuraciones concretas de este mundo contrarias al Reino.
La
hora actual, marcada «bajo el imperio neoliberal», con todo lo que el
juicio ético-teológico y moral puede decir de ella48 , es uno de esos
momentos. No es posible seguir a Jesús, luchar por su Causa y no sentirse
enfrentado a una configuración del mundo que niega radical y
estructuralmente la utopía de Dios para los humanos.
3.2. Seguir a
Jesús en radicalidad bajo el imperio neoliberal
Reconociendo en
primer lugar la diversidad de carismas, vocaciones y espiritualidades, y
por tanto que no todos los cristianos deban afrontar proféticamente al
neoliberalismo en la misma forma y con la misma intensidad, se puede
afirmar sin embargo que, partiendo de los planteamientos del seguimiento
de Jesús que acabamos de establecer, no es posible que un cristiano que
quiera seguir a Jesús en radicalidad deje de afrontar proféticamente el
proyecto neoliberal actual, en cuanto que es reconocidamente la causa
estructural mayor de la grave situación que anteriormente hemos descrito y
calificado como «éticamente injusta y religiosamente pecaminosa».
Pretender seguir a Jesús en esta hora y este contexto mundial sin
decir ni hacer nada para superar y transformar la actual situación sería
-cuando menos- una incoherencia o una falta de radicalidad. Sabiendo que
las raíces («radicalidad») del mal están tanto en el corazón del ser
humano como en las estructuras sociales de pecado49 , una vivencia
cristiana que no integre en sus planteamientos su denuncia y superación
sería por lo menos una vivencia mutilada del evangelio, y nunca podría ser
propuesta como un modelo de seguimiento de Jesús en radicalidad.
Esta tesis no necesita mayor justificación teológica que la ya
dada: simplemente vamos a desglosarla en unos principios mayores:
Concretamente, en esta hora del «imperio neoliberal», un seguidor
-persona individual o comunidad- de Jesús que lo quiera ser en radicalidad
debe:
-centrar su espiritualidad y concentrarse personalmente más
y más en el Reino. Se trata de vivir un reinocentrismo50 real, superando y
rechazando el eclesiocentrismo u otros varios «centrismos» que ponen de
hecho lo absoluto de la vida cristiana en algo distinto del Reino. Se
trata de volver al corazón del mensaje de Jesús, leído desde nuestro 3M:
la justicia y el amor en la historia hacia su transcendencia. Toda
dimensión eclesial o eclesiástica o ascética o cúltica o evangelizadora,
deberá ser leída desde esta óptica central y radical del Reino.
-ello nos llevará afrontar el «drama mayor de nuestro tiempo»,
sobre todo en América Latina, el continente de mayores desigualdades. No
estamos diciendo que ésta sea la única perspectiva, pues «no sólo de pan
vive el hombre», ni lo socioeconómico es la única dimensión de la vida; ni
tampoco afirmamos que sea la principal tarea para todas las vocaciones y
carismas; pero sí afirmamos que, en fuerza misma de las palabras de Jesús
que constituye a las víctimas de este sistema en nuestros jueces
escatológicos (Mt 25, 31ss), todos los cristianos hemos de sentirnos
interpelados por este «drama mayor» y constituirlo en objeto de nuestro
compromiso humano y cristiano.
-deberemos ir a las raíces
(radicalidad) tanto personales (el egoísmo individual es precisamente el
fuste mayor de la filosofía neoliberal) como estructurales sistémicas (lo
sociopolítico como ámbito de la macrocaridad), fieles a nuestra identidad
espiritualidad latinoamericana: santidad política51 , contemplación en la
liberación52... siguiendo a Jesús «que quita el pecado del mundo».
-deberemos superar toda actitud de posmodernismo como tentación de
la hora cultural y psicológica que vivimos53 . El cristiano no puede ser
posmoderno en el sentido fuerte de la palabra54 .
-no olvidar que
el Reino, siendo siempre lo central, no es unidimensional, sino
omnienglobante: la justicia se combina con la misericordia, lo racional
con lo simbólico, la cruz con la pascua, la lucha con la fiesta.
Complementariamente podríamos señalar algunos otros aspectos:
Aceptar con sabiduría la pluralidad de situaciones sociales,
eclesiales, psicológicas, culturales... Discernir la «hora psicológica y
espiritual» en que está el pueblo al que desea servir. En un lugar habrá
que reducirse a una atención sencilla y preevangelizadora ante una
religiosidad popular muy primitiva; en otro habrá que empezar de nuevo una
trabajo de concientización sociocrítica (a la vista del gran retroceso
general); o quizá en algún lugar haya que limitarse a una presencia
testimonial a la espera paciente de que pase esta hora difícil_ Todas
pueden ser formas válidas de seguimiento radical.
Aceptar
igualmente la apertura a otras lógicas y otras perspectivas que la de la
justicia y de la transformación estructural histórica. Abrirse a todas las
dimensiones y conjugarlas sabiamente. «La solidaridad con los pobres no es
sólo solidaridad con sus ansias de justicia y de liberación de la pobreza,
sino también con sus culturas y aspiraciones utópicas, con su
religiosidad»55 .
Combinar lo local y lo mundial, la visión de
conjunto y lo particular, la conversión personal y la transformación
estructural56 . Hasta ahora, la máxima que ya se había hecho clásica,
afirmaba: «piensa mundialmente y actúa localmente». En un mundo en el que
la mundialización ha alcanzado ya prácticamente todos los rincones del
planeta, hay que reformularla: «piensa mundialmente y, actúa
local-y-mundialmente». Ya no se puede pensar que la actuación de cara a lo
mundial esté reservada a unos pocos especialmente capacitados. En la
medida en que el neoliberalismo es, de hecho, ya un sistema mundializado,
sin contrincante, en la medida en que asumanos nuestra responsabilidad
como «ciudadanos del mundo», no tendremos derecho a no actuar en lo
mundial. Con esto no nos referimos a una acción que haya de ser
necesariamenete sociopolítica o económica de transformación estructural,
pero sí a que esta dimensión esté presente en nuestro trabajo local y en
un compromiso efectivo de cara a lo mundial.
Si «nuestro
compromiso sociopolítico forma parte de nuestro seguimiento de Jesús»
(Puebla), nuestro compromiso por renovar y cambiar el mundo teniendo en
cuenta su perspectiva más amplia (mundialización) forma parte de nuestro
seguimiento. Si esa mundialización hoy ha cristalizado en el sistema
neoliberal como «el sistema del mundo», y si además ese sistema concreta
hoy «el pecado del mundo» en su dimensión estructural, también nuestro
compromiso sociopolítico de perspectiva mundializada forma parte
necesariamente de nuestro seguimiento de Jesús, «el que quita el pecado
del mundo». No hay justificación para mutilar de nuestro seguimiento ese
compromiso.
No ser «menos astutos que los hijos de las tinieblas»:
saber articularnos mundialmente aprovechando las ventajas que -a pesar de
nuestra escasez y pobreza de medios- nos permite la revolución actual de
las comunicaciones.
En una época en que las condiciones de vida o
de muerte de los pobres no sólo no se han aliviado sino que se han
agravado, urge la defensa, renovación y desarrollo de la teología y la
espiritualidad de la liberación radicalizándonos en la opción por los
pobres, con más profetismo que nunca, y toda la sabiduría necesaria para
discernir la nueva sensibilidad de un tiempo muy distinto al de las
décadas pasadas. En este tiempo de un nuevo «imperio», neoliberal ahora,
debemos recoger la herencia histórica de los profetas latinoamericanos que
defendieron al indígena y al negro frente al sistema colonizador y
esclavizador. Como estos profetas, es lógico que compartamos la
persecución social y la incomprensión eclesial.
Asumir el
ministerio teológico-profético tan urgente en esta hora de depresión
social y de eclipse de las esperanzas del pueblo para reinterpretar esta
hora, abrir perspectivas, iluminar salidas en el nuevo paradigma de
liberación, mantener la resistencia del pueblo ante la exclusión del
sistema, dar la voz a los sin voz, esperanza a los sin esperanza,
seguridad a los dubitativos y ser una denuncia permanente de la maldad del
sistema... La fe cristiana ejercerá así un papel terapéutico frente en
esta hora de depresión57 .
Acompañamiento del pueblo en su lucha
por la sobrevivencia, en la organización de acciones y proyectos de
resitencia, que si bien no son una alternativa al sistema, sí son una
estrategia. Ayudar al pueblo a superar las tentaciones propias de esta
situación angustiosa (individualismo, pérdida de utopías...). Compartir
con él la oscuridad de la hora, la perplejidad como forma de esperanza, la
resistencia como forma de fidelidad, la convicción de que la luz del día
llegará; aceptar la conflictividad con el sistema y dentro de la Iglesia,
no claudicar por cansancio en el irenismo.
Vivir todos estos
campos con radicalidad, pretendiendo ser un acercamiento eficaz del Reino
-más que simplemente una «parábola»-, y con sabiduría: sabiendo superar
las contradicciones eclesiásticas que inevitablemente se producirán de
forma que sin disminuir nuestra fidelidad, logremos revertirlas
positivamente para el crecimiento eclesial.
A varias décadas de
distancia, vuelven a resonar las palabras de Hugo Assman como un desafío
permanete en un contexto todavía más agudo que el de entonces: "Si los 50
millones de muertos anuales de hambre y desnutrición no se convierten en
el punto de partida de la teología, habrá que salvarla de su cinismo".
Mientras haya pobres y creyentes habrá espiritualidad de la
liberación. Mientras haya injusticia será tiempo de profecía. «La Iglesia
no dejará de ser voz de los que no tienen voz mientras haya oprimidos»58.
3.3. Apéndice desde una «teología narrativa».
No es la
primera vez que los cristianos -o el mismo pueblo de Israel- estamos «bajo
un imperio». El neoliberalismo, aun siendo tan peculiar, no es
«estructuralmente» nuevo. Podemos ver nuestra propia problemática en
anteriores páginas históricas, incluso bíblicas. Esta vez, pasándonos a un
registro de «teología narrativa», vamos a limitarnos a una página muy
nuestra aunque menos conocida59 , la del mercantilismo esclavista que
durante tres siglos "deportó" hasta nuestro continente, arrancándolos de
la Madre Africa, a 20 millones de esclavos negros60 . ¿Qué hicieron los
religiosos de entonces, "bajo aquel imperio" esclavista? Sin duda,
podremos aprender en cabeza ajena61.
Durante tres siglos, el
famoso «triángulo negrero» constituyó la estructura básica de la economía
internacional. El mercantilismo esclavista fue la base de la economía
mundial. La esclavitud, en aquel momento, parecía natural, incuestionable.
Oponerse a ella significaba cuestionar los fundamentos mismos de la
sociedad occidental: una denuncia absurda, una utopía loca, una subversión
intolerable.
En aquellos siglos los ingenios azucareros
constituyeron la base de la producción económica americana. «Sin esclavos
no hay azúcar, y sin azúcar no hay Brasil», se decía. En los ingenios
había esclavos por millares. Sus dueños estaban muy interesados en tener
capellanes que impartieran a los esclavos su catequesis dominical. ¿Por
qué?
Es fácil de suponer: ¿qué predicaban los capellanes en los
ingenios? El P. Antonio Vieira, famoso misionero jesuita en Brasil, de
quien se conservan sus famosos «Sermões», les predicaba: «No hay trabajo
ni género de vida en el mundo más parecido a la cruz y a la pasión de
Cristo que el vuestro en uno de esos ingenios azucareros. Bienaventurados
vosotros si llegáis a conocer la fortuna de vuestro estado. En un ingenio
sois imitadores de Cristo crucificado, porque padecéis de modo muy
semejante al que el mismo Señor Jesús padeció. Hierros, prisiones, azotes,
insultos_ de todo eso se compone vuestra imitación, que, si va acompañada
de paciencia, también tendrá su merecimiento de martirio. Cuando sirváis a
vuestros señores no sirváis como quien sirve a hombres, sino como quien
sirve a Dios_».
En aquella predicación -común por lo demás en la
mentalidad de la época- no se enseñaba a los esclavos virtudes como la
fraternidad y la igualdad de los humanos, la lucha por la justicia y por
la libertad, ni la unión, la fe, la rebeldía y la esperanza. La
predicación decía que las mayores virtudes del cristiano (quizá
paralelamente a las que cultivaban los religiosos) eran la obediencia, la
humildad, la paciencia, la resignación, la sumisión a la voluntad de Dios.
La predicación decía a los esclavos que debían sentirse felices de
ser esclavos, pues de no haberlo sido no hubieran podido salvarse. De
hecho la predicación hacía que los esclavos creyesen que había sido la
providencia de Dios la que los llevó a la esclavitud, para que así
pudieran ganar la vida eterna. La esclavitud no aparecía como un mal, sino
como un medio de atraer a los paganos a la sociedad cristiana, que era la
de los blancos. Esta finalidad tan sagrada justificaba los medios.
Por eso los dueños de los esclavos querían que no faltase la
presencia de un capellán en los ingenios. Cuántos religiosos, celosos
apóstoles, con la mejor de las buenas voluntades, cayeron en la trampa del
sistema. Estuvieron predicando, en nombre de Jesús, sin saberlo, algo a lo
que él se opuso radicalmente en su vida: la resignación ante la
injusticia, la bienaventuranza de la esclavitud, la explotación del hombre
por el hombre, el despojar de esperanza a los pobres. Estuvieron haciendo
el juego a las fuerzas antiReino, contra la Causa de Jesús. ¿Estuvieron
«siguiendo a Jesús» realmente?
Muchos obispos, sacerdotes,
conventos, monasterios, colegios_ fueron ellos mismos propietarios de
esclavos. En los mismos territorios de la Verapaz (Guatemala) que
recorriera con aquel fervor evangelizador utópico Bartolomé de Las Casas,
sólo dos generaciones después los mismos dominicos habrían instalado
grandes conventos con inmensos territorios cuyo cultivo azucarero era
sacado adelante a base de esclavos negros. Por parte de los jesuitas es
sabido cómo sus colegios de Brasil tenían cientos de esclavos, y cómo el
superior provincial de Angola, cuando tenía alguna deuda que pagar a la
provincia jesuita de Brasil, la pagaba «en especie», con esclavos negros;
y él mismo tenía un barco negrero. Y lo que decimos de dominicos y
jesuitas -tan proféticos y liberadores en otros aspectos- se podría decir
de otras muchas congregaciones, personajes y entidades eclesiásticos.
¿Pero es que no hubo profetas que contrarrestaran la oscuridad de
esta página histórica? Respecto a los indígenas tenemos decenas, o cientos
de figuras proféticas, que aun siendo la excepción a la regla, no dejan de
ser una gloriosa legión. Respecto a los negros parece que podemos contar
esos profetas con los dedos de la mano. Ni el mismísimo san Pedro Claver
dijo una palabra contra la esclavitud62 . Fue un gran santo, se desvivió
por los negros, se entregó heroicamente a su asistencia... pero no se
atrevió o no fue capaz de cuestionar la esclavitud. Sólo Miguel García,
Gonzalo de Leite, Efipanio de Moirans y mi paisano Fray Francisco José de
Jaca se salvaron de ese oprobioso silencio eclesial. Sobran dedos de la
mano. A los cuatro les fue mal: incomprendidos, desterrados, perseguidos,
apresados y alguno de ellos muerto de mala muerte.
Respecto al
esclavismo occidental, la vida religiosa, y la Iglesia como conjunto,
fallaron. No condenaron un sistema tan inhumano y anticristiano. Más aún:
con su silencio, con su presencia, con su asistencia, con su predicación,
lo legitimaron. Estuvieron haciendo «en nombre de Jesús» lo contrario de
lo que él hubiera hecho63 , lo contrario de lo que él hizo en su vida (Lc
4, 16ss).
Una desafortunada frase del Documento de Consulta para
Santo Domingo nos da una pista: «nunca entonces enfrentó la Iglesia la
negación total de la esclavitud negra. Posiblemente, la Iglesia, en un
momento de decadencia, no podía retar a todas las potencias de
Occidente»64 . Evidentemente, la Iglesia podía, con la fuerza del
Espíritu. Pero no lo hizo. No se atrevió a desafiar el sistema esclavista,
con lo que lo legitimó. «No se atrevió a retar a todas las potencias de
Occidente». La legión multitudinaria de religiosos de aquellos tres siglos
tampoco se atrevió, a pesar de que entonces se consideraban «estado de
perfección» cristiana.
Hoy estamos también ante un sistema
económico injusto tan metido dentro de la lógica de nuestro mundo, que
oponerse a él aparece a muchos como la negación de algo evidente y
natural, exactamente como hace tres siglos ocurría con la negación del
esclavismo. «Hoy ya no existe el ídolo del emperador romano, encuyos
altares se derramó la sangre de los primeros cristianos, pero sí existe,
agigantado y omnipresente, el ídolosecularizado de la economía de mercado,
en cuyos altares se sacrifica ciega y frenéticamente la vida y la dignidad
de millones de seres humanos, legitimando yel derramamiento abundante de
la primera y de la segunda sangre: la de los oprimidos insurrectos y la de
quienes con ellos se solidarizan»65 .
Como en los tres siglos de
esclavismo negro, tampoco faltan en la Iglesia muchos religiosos
admirablemente dedicados a la asistencia de los pobres, como san Pedro
Claver. ¿Pero hay suficientes religiosos capaces de denunciar el sistema
como tal, como Fray José de Jaca?
Muchos religiosos reproducen en
su vida la contradicción misma que vive la Iglesia: por una parte, se
considera abogada de los pobres, como en aquel tiempo se consideraba
abogada de los esclavos; por otra justifica y bendice el sistema,
situándose más cerca que nunca del capitalismo.
Cuando la historia
avance quizá otros 500 años y se vea ya con claridad que el sistema
neoliberal que se impuso a finales del siglo XX no era menos injusto y
perverso que el esclavismo negrero, ¿será posible que en algún documento
eclesiástico puedan también decir: «nunca entonces (al final del siglo XX)
enfrentó la Iglesia la negación total del capitalismo y del
neoliberalismo. Posiblemente, la Iglesia, en un momento de debilidad
eclesiástica y de euforia neoliberal, no podía retar a todas las potencias
de Occidente»?
¿Y qué dirán de los religiosos de esta hora final
del siglo XX? El discernimiento y la opción que tuvieron que hacer los
religiosos defensores de los indígenas y los pocos denunciadores de la
esclavitud no fue fácil. No era «evidente» la injusticia que se estaba
cometiendo con los indígenas y los negros. La opinión común, el peso de la
autoridad civil y religiosa, la praxis misma de las instituciones
eclesiásticas, la inercia de las cosas... inclinaban a pensar que la
encomienda, la mita, la esclavitud y el proceso general de la conquista
eran algo «natural», y hasta avalado por la teología y por el magisterio
pontificio. Era más fácil no ser «radical», no ser intolerante, no salirse
de la opinión común.
El superior provincial de los dominicos de La
Española les ordenó «por obediencia» cesar en aquellas actitudes
proféticas. Tenían pues los religiosos argumentos fáciles para
tranquilizar su conciencia y «reconciliarse» con el sistema. Pero
prefirieron obedecer en conciencia a su intuición profética. Otros muchos
estuvieron comprometidos con el sistema: conventos con indios
encomendados, propietarios de esclavos negros, con latifundios y grandes
riquezas, en inmejorables relaciones con los poderosos. Pero Jesús dijo:
«o conmigo o contra mí». Los que no fueron proféticos fueron conniventes.
Una vida religiosa que no haga suyo el grito de muerte de los
pobres, y no denuncie el sistema que los crea, no tiene sentido hoy en
nuestro continente oprimido por el neoliberalismo.
1 El BM
habla de 1.116 millones de personas con un poder de compra efectivo
inferior a 370 US$/año, algo escalofriante si se tiene en cuenta que en
países ricos como EEUU se define la pobreza por debajo de los 2.902 $. (L.
DE SEBASTIAN, Mundo rico, mundo pobre. Pobreza y solidaridad en el mundo
de hoy, Santander 1992, p 23-24). 2 Informe de la CEPAL, citado por G.
IRIARTE, Los grandes desafíos que presenta el mundo actual a la Vida
Religiosa, en el contexto Norte-Sur, en Retos de la Vida Religiosa hacia
el año 2000, CLAR, Indo-american Press Service, Bogotá 1994, pág. 71.
3 Si al índice de ingresos del año 1980 le damos el valor nominal de
100, en el año 1990 ese índice era de 84 para América Latina en su
conjunto. Esto quiere decir que en esa década el promedio de ingresos de
la población de la región se deterioró en un 16%. IRIARTE, l.c., pág. 71.
4 [Si el promedio de ingresos de la A.L. se deterioró en un 16% en la
"década perdida"] el problema es aún mucho más grave para el 60% más pobre
de la población. Los ingresos no disminuyeron en forma pareja y equitaviva
para todos. Muy al contrario, en esos 10 años, el sector más privilegiado
de la población no sólo no se vió afectado en sus ingresos, sino que al
socaire de un neoliberalismo deshumanizado e injusto, creció y se
distanció abismalmnete de los sectores más pobres, que se empobrecieron en
esa misma década perdida hasta en un 30%. IRIARTE, l.c., 71. Hay que
recordar también que la década perdida fue década "ganada" para la banca
internacional, pues fue la de mayores ingresos sostenidos hasta entonces.
5 «No sólo se mantuvo la tendencia de concentración del ingreso entre
los sectores más ricos, sino que también amplios segmentos de la clase
media y en general de trabajadores de los sectores industrial y de
servicios, se deslizaron por debajo de la línea de pobreza». «La mayor
parte de los costos del ajuste recayeron sobre los grupos de ingresos
bajos y medianos». BID-PNUD, Reforma social y pobreza. Hacia una agenda
integrada de desarrollo, Washington 1993, pág. 14-15. 6 Según el
Informe 1991 del PNUD, más de 100 millones de habitantes de los países
industrializados viven por debajo de la línea de pobreza. Incluyendo a
Rusia y Europa del Este, esta cifra llega a más de 200 millones. 7 «En
lugar de la mundialización de la riqueza, como anuncia la propaganda
neoliberal, se constata una real internacionalización de la pobreza.
Algunos lo denominan la 'africanización' de todos los países
subdesarrollados». Cfr. THAI-HOP, Pablo, Los excluidos, extraña creatura
del nuevo paradigma tecno-científico,Diakonía 76(dic 95)11, Managua;
también en Revista Electrónica Latinoamericana de Teología nº 120, en
http://www.uca.ni/koinonia/relat/120.htm 8 América Latina y el Caribe,
pese a tener un nivel general de desarrollo que se compara favorablemente
con otras regiones en desarrollo, han mantenido las peores desigualdades
del mundo en materia de distribución de ingresos y recursos. Sus
contrastes entre la riqueza y la pobreza son más chocantes que en ningún
otro lugar del planeta. Brasil es, al respecto, el país más desigual del
mundo, donde el 20% más rico de la población recibe un ingreso 26 veces
superior al del 20% más pobre. Lo siguen México, los países andinos,
América Central, el Caribe, etc. Cfr. BID y PNUD, Reforma social y
pobreza, l.c. 9 La propiedad sobre la tierra en el Estado de Mato
Grosso do Sul es tal vez la más concentrada, con un 1% de la población
como propietaria del 70% de la tierra. Noticias Aliadas 31/43(24.11.94)4,
citado en DRÜ 42(diciembre 94)12. Cfr también Paulo R. SCHILLING, Brasil:
A pior distribuição da renda do mundo, CEDI. 10 México tiene, junto a
40 millones de pobres y 17 de extremadamente pobres, están 24 de los 42
hombres más ricos del mundo y es el país latinoamericano que más
multimillonarios produce (Agenda Latinoamericana'96, pág 223). 11 El
dominio de los grandes grupos financieros e industriales y la
concentración de la riqueza en unos pocos ha sido un fenómeno constante a
lo largo de estos 50 años y se ha intensificado en la última década. Así,
cuando en 1960 el 20% más pobre de la población del planeta se repartía el
2'3% de la renta mundial, este percentaje ha disminuido al 1'7% en 1980 y
al 1'4% en 1990. Mientras el 20% de los más ricos pasaba del 70'2% en 1960
al 76'3% en 1980 y al 82'7% en 1990. Cfr. J.M. MELLA y A. PERDIGUERO, El
FMI y el BM, en «Vida Nueva»1966(29.10.1994)28, Madrid. 12 En Chile,
por ejemplo, entre 1970 y 1988, el ingreso real del 20% más pobre
disminuyó en un 3%, mientras que el del 20% más rico aumentó en un 10%.
Cfr PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 1993, CIDEAL, Madrid 1993, pág.
29 13 La deuda externa, que ascendía a 257 mil millones de dólares en
1980, pasó en 1990 a 476, y a 547 en 1994. Cfr. Sem Franteiras 233(outobro
1995)9, São Paulo. 14 Datos de la OIT. Cfr. Agenda Latinoamericana'96,
pág. 180. 15 Según algunos ideólogos neoliberales, con las
innovaciones de la informática, de la robótica y de la ingeniería
genética, la sociedad postindustrial podría funcionar y funcionaría mejor
con la parte más rica de la población mundial. Cfr. THAI-HOP, Pablo, Los
excluidos, extraña creatura del nuevo paradigma tecno-científico, Diakonía
76(dic 95)4ss; también en http://www.uca.ni/koinonia/relat/12o.htm 16
La Agenda Latinaomericana'96 (págs. 19-33) presenta un dosier sobre el
tema. 17 Jan Tnbergen (premio Nobel), Gobierno Mundial, en Agenda
Latinoamericana'96, pág. 35. 18 Cfr GONZALEZ FAUS, Las deficiencias
del mercado, RELaT 132, en http://www.uca.ni/kooinonia/relat/120.htm
19 V. CODINA, La irrupción de los pobres en la teología contemporánea,
Congreso de Teología, Madrid 1981, «Misión Abierta» 683-692 20 Cerca
del 80% de las noticias internacionales que circulan en A.L. son
propagadas por las dos poderosas agencias norteamericanas: la AP
(Associated Press) y la UPI (United Press International). Como todos
sabemos, esas agencias representan la ideología y los intereses económicos
y políticos de EEUU. Mientras las principales agencias de información
latinoamericanas transmiten en su conjunto 50.000 palabras por día, las
dos poderosas agencias de EEUU emiten un promedio diario de 8.000.000 de
palabras, o sea, 160 veces más información que todas las agencias de A.L.
juntas. IRIARTE, l.c., pág. 74. 21 Eso sostiene la teología de M.
Novak, «apoteosis de la sustitución de Jesús y su Dios por el sistema y
sus sagrados mecanismos» (J.M. MARDONES, Capitalismo y religión. La
religión política neoconservadora, Sal Terrae, Santander 1991, pág. 281).
22 Eso se preguntaba la revista Alternativas en su número monográfico
sobre el tema: 2(1994), Guatemala. 23 J.M.VIGIL, ¿Qué queda de la
opción por los pobres?, «Christus», 667(agosto 1993)7-19, CRT, México;
«Alternativas» 1(junio 1993)101-127, Guatemala;
http://www.uca.ni/koinonia/relat/6.htm 24 J.M. VIGIL, Aunque es de
noche. Hipótesis psico-teológicas sobre la hora espiritual de América
Latina en los 90, Envío, Managua 1996. 25 «Análisis de coyuntura de la
utopía latinoamericana», Agenda Latinoamericana'96, pág. 16-17. 26
Medellín, Pobreza, 11; Puebla 29. 27 Puebla 1159. 28 Puebla 29;
Santo Domingo 179a. 29 Puebla 41. 30 La pobreza es la peor forma
de violencia, porque hace patente la injusticia. Mathatma Gandhi, citado
por Pablo Thai-Hop, l.c. 31 Paz, 16. 32 Paz, 9e. 33 SRS 37;
estructuras algunas de ellas de alcance internacional, de las que dice que
reproducen hoy día la parábola del rico banqueteador y el pobre Lázaro,
cfr por ejemplo su discurso ante la ONU el 2.10.79 y el discurso del
17.09.1984 en Edmonton, Canadá: los pueblos del Sur juzgarán a los pueblos
del Norte. 34 Medellín, Pobreza, 2. 35 V. CODINA, Teología del
clamor popular, Oruro 1985; retomado en Parábolas de la mina y el lago,
Salamanca 1990, pág. 17-46. J. COMBLIN, O clamor dos oprimidos, o clamor
de Jesus, Petrópolis 1985. 36 Puebla, 87-89. 37 Sto Domingo179b:
«Las estadísticas muestran con elocuencia que en la última década las
situaciones de pobreza han crecido tanto en números absolutos como
relativos». 38 Cfr. ASSMANN - HINKELAMMERT, La idolatría del mercado,
Paulinas, Madrid. 39 HINKELAMMERT, Sobre la sociedad que dice de sí
misma que no hay salida, «Pasos», DEI, San José. 40 «De no aplicarse
políticas macroeconómicas que permitan una estabilización y un ajuste
efectivo, los más perjudicados serán los pobres, ya que son los pobres los
que más sufren por la alta inflación y las deficiencias en la oferta y los
servicios públicos, reflejo de políticas incorrectas» (p. 14-15). «También
son los pobres los que más sufren si el inevitable ajuste se produce de
manera forzada en situaciones de crisis agudas» (p. 65). Cfr. Michel
CANDESSUS, director gerente del FMI, en BID-PNUD, Reforma social y
pobreza, citado por P. Thai-Hop, l.c. 41 Entrevista dada a Dermy
Azevedo. Publicada en castellano en RELaT nº 16. 42 CNBB, citado por
«La Religión», Caracas, viernes 28 de julio de 1995. 43 Gonzalo DE LA
TORRE, El religioso, "goel" de sus hermanos, «Vida Religiosa» 62(1 nov
1987)433-440, Madrid. 44 Santo Domingo 178. 45 J.M.VIGIL, Fijos
los ojos en la utopía de Jesús, «Diakonía» 72(diciembre 94)45-55, Managua.
También en: http://www.uca.ni/koinonia/relat/52.htm 46 Nolan, ¿Quién
es este hombre?, Sal Terrae, Santander 1981, pág 13. 47 «Sólo el Reino
es absoluto, todo lo demás es relativo», EN 8. 48 Cfr supra. 49 Ni
en uno ni en las otras separadamente, como ha insistido el clásico debate
cristiano-marxista, con evidente ceguera por ambas partes; la verdad está
en la síntesis. 50 CASALDALIGA-VIGIL, Espiritualidad de la liberación,
Sal Terrae, capítulo «Reinocentrismo». J. SOBRINO, Centralidad del Reino
de Dios en la teología de la liberación, en Mysterium Liberationis,
Trotta, Madrid-San Salvador 1991, 467-510. 51 Jon SOBRINO, Perfil de
una santidad política, «Concilium» 183(marzo 1983)335-344. También en:
http://www.uca.ni/koinonia/relat/137.htm; CASALDALIGA-VIGIL, l.c., cap.
«Santidad política», pp. 244-251. 52 L. BOFF, Contemplativus in
liberatione, en VARIOS, Espiritualidad de la liberación, CEP, Lima 21982,
pp 119-120. CASALDALIGA-VIGIL, l.c., cap. «Contemplativos en la
liberación», pp. 158-177. 53 CASALDALIGA, P., Tentaciones de hoy, en
Agenda Latinoamericana'96, pág. 194. 54 J.M.VIGIL, Fijos los ojos en
la utopía de Jesús, l.c. 55 V. CODINA, Creo en el Espíritu Santo, Sal
Terrae, Santander 1994, pág. 185ss. 56 En todos estos campos se trata,
para nosotros, de una «adición», no de una «disyuntiva». 57 J.M.
VIGIL, Aunque es de noche... 58 Mons. Romero, homilía del 20.5.1979.
59 Sto Domingo dirá que se trata de «el mayor pecado de la expansión
colonial de Occidente» (246b). 60 Según las hipótesis moderadas. Cfr
Agenda Latinoamericana'92 (pág. del 16 de agosto). 61 He tratado este
tema más ampliamente en Lecciones de la Historia para la Vida Religiosa,
«Enfoque», Conferencia Boliviana de Religiosos 87(septiembre 1994)5-14, La
Paz; «Nuevo Mundo», 165-166(1994)157-172, Caracas. También en
http://www.uca.ni/koinonia/relat/48.htm 62 «San Pedro Claver vivió con
los esclavos negros en Cartagena de Indias y murió contagiado por las
enfermedades de los esclavos. El cuidó, quiso a los esclavos y entregó su
vida por ellos, pero nunca cuestionó la esclavitud»: G. GUTIERREZ, Semana
de espiritualidad, editada por el Grupo misionero vasco en Ecuador, Quito
1-4.3.94, pág. 29 63 A. NOLAN, ¿Quién es este hombre?, Sal Terrae,
Santander 1981, pág. 13. 64 Documento de Consulta para Santo Domingo,
nº 23. 65 COMISION DE JUSTICIA Y PAZ de la Confederación de Religiosos
de Colombia, Aquellas muertes que hicieron resplandecer la vida, Bogotá
1992, pág. 23.
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Noam Chomsky
Aparición original: Agenda
Latinoamericana'95
Aunque el orden mundial está impregnado por
continuidades marcadas a través de largos períodos, ha habido cambios
importantes durante los últimos 25 años. Uno de ellos es la rápida
expansión del control de las corporaciones transnacionales (CTNs) sobre la
economía internacional, en relación con el cambio de la producción al
sector de bajos ingresos, con frecuencia marcada por una alta represión.
El comercio mundial se está volviendo cada vez más en una forma de
negociaciones intraempresariales de administración central, dentro de un
sistema de mercantilismo corporativo, lo cual realmente no significa
comercio. El gran aumento de un capital sin reglamentar y de carácter
altamente móvil y especulativo contribuye aún más a un orden global que se
caracteriza por ingresos bajos, crecimiento bajo, ganancias elevadas,
desempleo masivo, inseguridad, y controles represivos.
Estos
factores van estableciendo la función de servicio de los tradicionales
dominios occidentales y, también, están internacionalizando el patrón
tercermundista de marcada polarización, donde las islas de gran riqueza y
privilegio flotan en un mar de miseria. Las ricas sociedades industriales
también se están dirigiendo hacia este patrón, y con E.E.U.U. y el Reino
Unido a la cabeza. Mientras la riqueza se concentra en manos de unos
pocos, los sueldos bajan, una gran parte de la población se queda
superflua - es decir, que no sirve para producir ganancias y por eso
carece de derechos. Las políticas sociales solo están diseñadas para
reforzar estas tendencias, sobre todo los llamados "acuerdos de libre
comercio", que en la realidad son acuerdos de los derechos de los
inversionistas junto a una mezcla de liberalización y proteccionismo para
incrementar el poder de los CTNs.
El fin de la Guerra Fría ha
acelerado la profundización de estas tendencias, devolviendo una gran
parte de Europa Oriental a su posición tradicional de zona de servicio
tercermundista: el Este provee los recursos, los mercados, las
oportunidades de inversión, mano de obra barata y otros servicios
semejantes al poder privado del Oeste. En gran parte se puede entender la
Guerra Fría como "un conflicto entre el Norte y el Sur", único en su
escala, pero, de otra manera, un ejemplo típico de como los poderes
hegemónicos reaccionan al intento de las zonas de servicio para buscar una
ruta independiente. Hoy día, la historia de América Latina también aporta
muchos ejemplos.
Una tendencia paralela es la erosión de una
democracia significativa mientras el poder de tomar decisiones se reduce
aún más al grupo del poder privado inexplicable y absolutista. Como
ocurrió en el pasado, ahora que los CTNs dominan cada vez más la economía
mundial, las estructuras gubernamentales se unen a los centros de poder.
La principal revista mundial de negocios, el ÇFinancial TimesÈ de Londres,
describe con acierto un creciente "gobierno mundial de facto" con sus
propias instituciones: el FMI, el Banco Mundial, el G-7, el TLC (al cual
ya podemos incluir en la nueva Organización de Comercio Mundial), y otras
organizaciones similares. Estas instituciones se dedican principalmente a
los intereses de los centros del verdadero poder - los CTNs que dominan
finanzas y otros servicios, la manufactura, los medios de comunicación,
etc. Una gran ventaja del gobierno mundial de facto es que funciona en
secreto, marginalizando a las instituciones parlamentarias, y muchas veces
las atropella bajo las condiciones de "libre comercio". Los sectores
poderosos y privilegiados siempre han desde luego buscado disminuir las
estructuras democráticas, para dejarlas vacías y poder ratificar
públicamente las decisiones que toma el poder privado y las instituciones
que le sirven. El gobierno mundial de facto que ahora se está formando
tiene un potencial enorme en la toma de decisiones, y puede contribuir de
manera eficaz a la creación de un orden internacional que sirva solamente
a los intereses de los sectores limitados de poder privado y de
privilegio, dejando la mayoría de la población en subordinación,
controlada por el miedo o de algún otro modo.
Una tendencia
paralela en la esfera de ideología es agudizar el concepto tradicional de
doble filo; el del "mercado libre", donde para los débiles existe la
disciplina del mercado, mientras para los fuertes hay protección del
estado y subsidios públicos. Las clases educadas están contribuyendo de
una manera importante al sufrimiento y la opresión - como lo hicieran
tantas veces en el pasado, aunque ahora a veces con nuevos métodos. Uno de
ellos es según su interpretación de la revolución bolchevique,
"socialista", a pesar de que fue claramente una contrarrevolución que
eliminó rápidamente todas las estructuras socialistas de la período
revolucionario; consejos de fábrica, "Soviets", etc. Lo anterior fue obvio
para los intelectuales marxistas principales (Rosa Luxembourg, Anton
Pannekoek, etc.), para los libertarios de la izquierda (Kropotkin y casi
todos los socialistas libertarios [anarquistas]), y los socialistas
independientes como Bertrand Russell. De hecho, Lenin y Trotsky aclararon
el tema cuando pidieron la movilización del pueblo ruso como "ejército de
obreros" subordinado a los dirigentes vanguardistas, quienes los
impulsarían hacia la industrialización por métodos estatales capitalistas.
Más adelante, este sistema adoptó los nombres "socialista" y "democrático"
por motivos de propaganda. Por supuesto la propaganda occidental rechazó
el nombre de "democrático" mientras que recibió con entusiasmo el de
"socialista" para la tiranía con el fin de difamar el socialismo y
debilitar el trabajo de los pobres y obreros en su lucha por la libertad,
la justicia y un control democrático. Los "intelectuales radicales"
aceptaron este sistema de forma abrumadora; vieron en el patrón leninista
la oportunidad de conseguir el poder para ellos mismos. Ahora se unen con
otros propagandistas occidentales para anunciar "el derrocamiento del
socialismo" (es decir, tiranía anti-socialista), y "la victoria del
capitalismo" (es decir, el sistema occidental de poder estatal que asegura
subsidios públicos con ganancias privadas). Si no hay liberación dentro de
la esfera de ideología, no hay que esperar más progreso hacia la justicia
y la libertad.
Las luchas que nos quedan por delante son duras, y
exigen una solidaridad internacional sin precedente. Las consecuencias que
resultarán de no enfrentarse a estas luchas serán graves. En una
conferencia de dirección jesuita que tuvo lugar hace poco en San Salvador,
describieron los efectos de la "mundialización" en Centroamérica como "un
pillaje más devastador que el que su pueblo sufrió hace 500 años con la
conquista y la colonización". La observación se aplica a una gran parte
del mundo, ahora que las sociedades ricas también incluyen sectores
crecientes.
Noam Chomsky MIT 30 marzo 1994
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