"Fechas intimas", enlaces y matrimonios, viajes y avisos sociales, el hijo que obtiene un titulo universitario, "recibos" en casa de familia... reuniones algo almidonadas y demasiado formales, para nuestro gusto "moderno".
Se trata de fechas muy importantes para aquellos seres de hace ochenta años atras; ellas condicionaron -para bien o para mal- sus vidas y ante semejante distancia de tiempo, recorrer estas pequeñas, intimas noticias de mujeres, hombres y niños no podemos mas que atender con atencion nuestro propio instante: el que vivimos ahora mismo.
Nos cuesta mucho imaginar (o recordar) como habran sido en su juventud aquellas personas 'de edad'. Imaginar sus pieles tersas, suaves y sonrosadas; sus cabellos sedosos, sus pupilas claras y diafanas; sus manos, sus manos satinadas de dedos delgados y prolijos. Y aunque veamos sus retratos juveniles (o los nuestros) nos parecen seres irreales, simples e impersonales rostros, extraños y alejados. Nos cuesta, en fin, 'encarnarnos' en ellos, sentir lo que sentian, revivir su energia, sus voces, su pureza, sus inmensas ganas de vivir, sus reacciones y actitudes... ¿Que fue lo que vieron sus limpidas miradas, o a quienes? ¿De que irreconocible Buenos Aires fueron testigos?
Por eso, si es joven, mirese las manos, sienta su calor, su juventud; observe su entorno y piense con cariño en los seres que ama; observe tambien, los pequeños objetos que ama; sienta este momento y permita que perdure en su espiritu, el nos permitira, en momentos dificiles, buscar un calido refugio en nuestros recuerdos; como si nuestro pasado estuviera protegiendonos contra las intemperies del tiempo. Sienta que vive y que es con los buenos recuerdos y acciones que nuestra breve vida adquiere significacion, es el mejor regalo que aquellos seres a los que esta por visitar nos han hecho, desde su silenciosa eternidad
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