A
Conrado Benítez
En
la escuela "Pitajones"
estás
Conrado Benítez,
en
los libros te repites
y
perduran tus lecciones.
No
pensaron los "matones"
que
ahogaron tu pecho puro
que
en aquél árbol maduro
no
te ahorcaron, te sembraron,
y
de tu sangre brotaron
las
semillas del futuro.
Dijo
Fidel, de Conrado,
no
será luz que se apague,
ni
hay olvido que se trague
un
derecho iluminado.
El
maestro asesinado
será
una fulgente llama;
y
es así, su luz derrama
sobre
la patria feliz;
repetido
en la raíz
y
florecido en la rama.
En
San Ambrosio, el lugar
de
muerte, todo es luz
porque
no cabe una cruz
donde
hay un cuerpo solar.
Allí
creyeron tronchar
tu
vida, ¡que estupidez!
no
entendieron que tus pies
por
las montañas siguieron,
y
de tu sangre salieron
cien
mil jóvenes después.