Temas
autobiográficos
Recuerdos III
En la casa de Rubén,
de Esperanza y de María
alguien me volvió alegría
y no me pregunten quién.
Hay males que no se ven
y no dejan de ser males,
porque todos los mortales
aunque tengan almas buenas,
vienen a pagar sus penas
y yo las pagué a raudales.
Yo te lo dije Roberto,
¿te acuerdas Lola, te acuerdas?...
-aparecieron las cuerdas
y aquí tienes el concierto-
Yo estuve cuatro años muerto
y acabé casi en locura,
Armando, todo ternura
ya no tenía valor
para verme alrededor
negro de una sepultura.
Yo me quería imponer
al impacto de las púas,
y me levantaban "GRÚAS"
y me dejaban caer.
Celoso de mi deber
hacia el trabajo marchaba,
y cuánto más intentaba
tornarme un poeta entero;
un pájaro "carpintero"
el pecho me agujereaba.
La vida tiene lunares
que no salen a la piel
y tienen como el papel
colores particulares.
Me salieron a millares
partiendo mi carne brava,
más, como todo se lava
fui mis penas a lavar
y partí en dos el lunar
último que me quedaba.
Si me hubieras visto allí
en la casa padeciendo
y como se iba perdiendo
el Angelito que fui.
A caminar aprendí
porque mis carnes temblaban,
mis hijos me regañaban
a ver si me disponían
y mis piernas parecían
dos "palmas" que se doblaban.
Hoy soy el viejo marino
que frente a los huracanes
alerta a los capitanes
para vencer el camino.
Sufrí mucho pero vino
lo que a su tiempo vendría,
fue larga la travesía;
pero tras el mar abierto
anclé en el último puerto
y le canté a la bahía.
Hoy soy un hombre distinto
o dicho mejor, el hombre
que vuelve a poner su nombre
con cien balas en el cinto.
Ahora si pienso en Jacinto
César Vallejo y Neruda;
porque ya no tengo duda
de mi total mejoría,
ni que por la muerte mía
se quede una santa viuda.
Ya me parece que toco
lo que a los astros le saco,
y que ya no estoy cardiaco
ni diabético tampoco.
Y no piensen que estoy loco
por hablar con tal premura,
pues si esta alegría pura
que es una doble alegría
es una locura mía
bendita sea la locura.
No me canso ni me agito,
y por lo que no me canso
alguien pensará ¡que manso!
ha regresado Angelito.
Con que rapidez me quito
el asomo de un estrago,
todo lo pienso y lo hago
mediante una paz serena,
y cuando siento una pena
la hago vino y me la trago.
Pienso en un sitio lejano
en el marco de un paisaje
y quiero emprender el viaje
con un ala en cada mano.
Ya no creo en el arcano
ni en las angustias tampoco,
y no soy un hombre loco
por estas pedanterías,
pero sueño que son mías
todas las cosas que toco.
Estoy como si me hubieran
quitado un mundo de encima,
y que al parte de una rima
otras mil rimas salieran
Estoy como si me fueran
barriendo las tempestades...
que la patria en dos mitades
me sirve una copa isleña,
y mi voluntad es dueña
de todas las voluntades.
No tengas temor Elena
que nada me va a pasar
ahora que me corre un mar
de versos por cada vena.
Tu no mereces la pena
que mi pensamiento suda,
y si te quedaras viuda
te verían mi guajira
entre San Antonio y Guira
igual que una piedra muda.
