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Sobre la Invocación Mágicka.

Por: Sebastián Ohem

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Introducción y algunos detalles preliminares: Por cuestiones de espacio no es posible dar una explicación completa, filosófica y satisfactoria de la naturaleza de la magia, aunque se ha abordado ya en ensayos anteriores. El presente ensayo presenta una traducción al español personal y una paráfrasis, sobre los métodos de invocación a las deidades. Debe hacerse notar que cuando se habla, en Magick, de deidades, dado la naturaleza poética de Magick (ya explorada en el artículo 0=2) no implica a priori la existencia de tales dioses. Invocar a Júpiter no implica que existan los dioses romanos, del mismo modo en el que cuando el poeta escribe “tus ojos de océano” no implica que los ojos de su enamorada sean literalmente océanos (es decir, sentido común y hermenéutica nos salvan de muchos errores). Los dioses invocados son mejor entendidos como “ethos”, es decir, como patrones de personalidad, de ese modo Dionisio es más versátil y juguetón que Apolo, son dos patrones psicológicos distintos.

La invocación de deidades posee su riesgo y ventaja. El objetivo de la invocación de dioses es el de traer balance a uno mismo, mantener el ying y el yang en equilibrio para entrar al espacio del Zen. La ventaja es su éxito, el cual depende de cada persona, pues como expuse en el “0=2” Magick es una forma de poesía en movimiento, es un proceso orgánico y no mecánico. El riesgo es la obsesión o la invocación de deidades que nos parecen más atractivos por características que ya poseemos, es decir, una persona muy violenta gustaría de invocar a Marte, pero lejos de balancear su mente y su espíritu tan solo agrega problemas, un poco de sentido común y sincera introspección son suficientes para darse cuenta qué falta y qué sobre en cada uno de nosotros.

En sentido amplio en la invocación la mente se exalta hasta pierde conciencia del Yo. El mago debe ser llevado adelante ciegamente por una fuerza que, si bien está dentro de él y de él, no es de ninguna manera aquello que en su estado normal de conciencia llama “Yo”. Igual que como el poeta, el amante, el artista, es llevado “fuera de sí” en un frenesí de creatividad, así también debe ser para el Mago.

No se debe confundir la invocación con la evocación. La invocación es un “llamar adentro”, y evocar es un “llamar ante”. Ésta es la diferencia esencial entre estas dos prácticas. En la invocación el macrocosmos inunda la conciencia. En la evocación, el mago, habiéndose convertido en el macrocosmos, crea un microcosmos. Otra forma de verlo es que en la invocación se introduce o se hace interior a la conciencia hasta que ésta olvida su conciencia del Yo, pero en la evocación no se permite tal interiorización, la evocación es presentada por Crowley en su Goetia.

Frater Perdurabo escribe los tres métodos de invocación en la parte tercera de Liber ABA, también conocido como “Magick” o “Book 4”:

“Hay tres métodos principales para invocar cualquier deidad. El “primer método” consiste en la devoción a la deidad, y siendo básicamente místico en su carácter, no se necesita profundizar en él en este lugar, especialmente porque existe una perfecta introducción en Liber 175 (traduciré el método al final de la cita del Liber ABA).

El “segundo método” es directamente invocación ceremonial. Es el método que se empleó más comúnmente en la Edad Media. Su ventaja es que es directo, su desventaja es su crudeza. El Goetia enseña instrucciones claras en este método, y también muchos otros rituales, blancos y negros. Habremos de presentar algún espacio a una clara exposición de este arte.

En el caso de Baco, por ejemplo, podemos ofrecer un procedimiento. Encontramos que el simbolismo de Tiphareth expresa la naturaleza de Baco. Es entonces necesario construir un ritual de Tiphareth. Abrimos el Liber 777, encontraremos en la línea 6 de cada Columba las varias partes de nuestro aparato requerido. Habiendo ordenado todo diligentemente, exaltamos la mente por conjuraciones o rezos repetidos de la mayor concepción de este dios, hasta que, en un sentido u otro de la palabra, él se aparezca ante nosotros e inunde nuestra conciencia con la luz de su divinidad.

El “tercer método” es el dramático, probablemente el más atractivo de todos; ciertamente lo es para el temperamento artístico, porque apela a su imaginación mediante su sentido estético. La desventaja recae principalmente en la dificultad de llevarlo a cabo por una sola persona. Pero tiene la bendición de la más alta antigüedad y es probablemente la forma más útil para la fundación de una religión. Es el método del cristianismo católico y consiste en la dramatización de la leyenda del dios.”>>

El Liber 175 es el libro de la unidad de uno mismo a una deidad en particular mediante la devoción y consta de 50 puntos a considerar, los cuales no traduciré todos, sino que haré una paráfrasis únicamente de aquellos que directamente tengan que ver con la praxis.

Antes de comenzar es importante saber elegir una deidad, saber porqué se elige y tener en cuenta que, si bien muchos dioses son prácticamente los mismos, como Osiris y Cristo, el primero se adora en ritos egipcios y el segundo en cristianos. Esto quiere decir que cada dios posee su identidad, aquello que le hace distinto de otros dioses de otras épocas o naciones, esto debe considerarse sobre todo si se invocarán dioses griegos que poseen correlativos romanos que, salvo por detalles, son idénticos.

El núcleo de esta forma de invocación es la devoción, por ende el templo principal es el corazón del devoto, pero tendría que tener representado simbólicamente su corazón por un cuarto, o algún lugar de alguna habitación, el templo debe incluir alguna clase de altar, cuyos ornamentos dependen del dios en cuestión. Es fundamental que se erija la imagen de la deidad en el templo, pues la meditación sobre esa imagen es parte central del proceso.

El devoto debe realizar ceremonias de adoración, pero queda a su discreción cuándo hacerlas según su propio ingenio. Estas ceremonias pueden ir acompañadas de las actividades o rezos que prefiera, siempre que sean pertinentes al dios que se busca invocar, pero en cada ceremonia, para unir con fuerza su corazón a su dios, debe redactar una invocación. Ésta invocación posee siete partes.

  • 1.- Una imprecación, como de un esclavo a su Amo. Su característica es de asombro ante la grandeza.

  • 2.- Un juramente, como un soldado a su general. Su característica es de lealtad.

  • 3.- Una remembranza, como un niño a sus padres. Su característica es de dependencia.

  • 4.- Una petición u oración, como un sacerdote ante su dios. Su característica es de adoración.

  • 5.- Un coloquio, como un hermano a otro hermano. Su característica es confianza.

  • 6.- Una conjura, como de un amigo con otro. Su característica es de camaradería.

  • 7.- Una canción o poema, como de un amante a su amada. Su característica es de pasión.

    Esta invocación es la parte central de la ceremonia, como es obvio el nivel de intimidad entre el corazón del devoto y el de la deidad va aumentando hasta que se unen, por eso el último es la pasión, que no necesariamente tiene que ser como algo sexual, aunque es una forma metafórica del sexo (la unión de dos en uno).

    Sobre el período de devoción, escribe Crowley, que debe ser al menos nueve días o semanas, y la más larga de siete años. Puede variar según cada adepto, qué es lo que busca mediante la invocación y qué lo satisface, lo que sí es importante es que la invocación o la devoción debe llevarse a capo de preferencia tres veces al día, o al menos una vez, incluso es aconsejable interrumpir el sueño para alguna forma de devoción. Esto es claro de apreciar entre los musulmanes, que rezan al menos tres veces por día todos los días, la devoción genera más unión cuanto más se lleve a cabo, en ocasiones no es tanto de intensidad, como es de cantidad.

    Si el adepto, al realizar la ceremonia de invocación, desea usar instrumentos debe usar la vara y la copa, pero jamás la espada o la daga o el tentáculo. Las razones de esto serían mejor explicadas en un ensayo aparte sobre la segunda parte del Liber ABA y los simbolismos detrás de cada instrumento.

    Sobre la vida cotidiana del devoto, se debe llevar una vida que sea placentera a la deidad. Por ejemplo, si invoca a Neptuno puede ir a pescar o a la playa, pero si invoca a Hades no debe acercarse al agua. Otro ejemplo, más cercano a lo común, lo encontramos en los musulmanes, sus vidas enteras son guiadas para gloria de su dios, por eso no comen cerdo por ejemplo, después de un tiempo se acostumbran a su estilo de vida. El devoto debe abandonar de su vida toda palabra o pensamiento que sea odioso a su deidad, como la evasión en el caso de Ares. Es decir, para continuar la unión espiritual debe evitarse cualquier forma de blasfemia, para esto sirve muy bien la práctica del Liber Jugorum. El objetivo de todo esto es claro de apreciar, el devoto transmuta dentro del alambique de su corazón cada pensamiento, acto o palabra, en el oro espiritual de su devoción, todas sus acciones deben ser en honor y gratitud a su dios, y todo resultado de sus actos deben ser para honrar más aún a su dios.

    Es aconsejable, dado que en última instancia la unión mística es amor, que medite sobre todo los amores que lo han sacudido o de los que haya escuchado. Está el amor de David y de Juan, y el de Abraham e Isaac, el de Romeo y Julieta, el de Dante y Beatriz, el de César y Lucrecia, el de Baco y Ariadna, el de Jesús y Juan, el de San Francisco y Cristo, el de Shica y Vahaban, etc., el objetivo de esta meditación es profundizar en cada aspecto posible del amor, como expuesto en los siete puntos que debe contener la invocación.

    Es muy importante que el devoto fabrique o adopte un rezo o mantram que mejor refleje su devoción a su dios y lo practique tanto como sea posible, hasta que se convierta en algo automático, mecánico e inconciente, como el ave maría es para los católicos.

    Es importante alertar al practicante que la devoción posee estados activos y pasivos, en ocasiones será capaz de sentir la presencia de su dios y verse inundado por su ser, y en ocasiones quedará vacío y a la espera. Esto es particularmente correcto en lo referente en la invocación a Nuit (quien es continua, y el mismo Libro lo advierte, que no se puede hablar, con propiedad, como si ella fuera una, pues es ninguna y fluye). El período de espera, que puede ser o no doloroso, es pasajero y debe soportarse con fervor, es una oportunidad para inflamar más el corazón con amor.

    Ésta práctica, antiquísima, debe ser siempre puesta en práctica como un medio para alcanzar el logro espiritual de la Gran Obra, y no como un fin en sí mismo, esto sería magia negra, o en terminología moderna, sería obsesión enfermiza.

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