J.
G. CAMACHO
Una hoja
en blanco, un cenicero lleno de colillas, un vaso de whisky que me sirve de
desayuno, un cantante destemplado en la radio, un día lleno de sol, una mente
llena de confusión, un alma que no se encuentra, un nudo en la garganta. Tus
fotos en el lugar de siempre, mi corazón vagando en la memoria, el dolor de tus
palabras, la falta que me hace oír “te quiero”, una pesadilla y los zapatos
que pesan una tonelada. No hay nada más. Esto es no tener tu amor.
Escuchar “Tarde.... sin daños a terceros” de Arjona, abrir el email a las
seis de la mañana, recibir una llamada a las dos y media de la madrugada,
mandar un “Buenos Días, mi amor” a tu móvil, sentir la ansiedad de las
cuatro de la tarde al no encontrarte, soñar contigo e imaginar tus besos,
sentir una caricia en la mejilla que llega con la brisa desde lejos, una razón
para existir tan efímera como un sueño, sentir el corazón y como es posible
sentir el nacimiento de una lágrima feliz. Esto es tener tu amor.
Aunque nunca haya podido estar a tu lado ni tomarte de la mano. Sin besar tus
labios ni acariciar tu cuerpo. Siempre has estado viviendo en mí.... desde
antes de conocerte.... ahí estabas.... mirando por mis ojos, fluyendo en mi
sangre, dándome la fuerza para encontrarte. Entre tener tu amor y no tenerlo sólo
hay una diferencia: La misma que hay entre estar vivo y vivir muerto.
Mientras el tiempo pasa, te adoro, te pienso, y te extraño...... Sigo viviendo
en la ilusión de un sueño.
No en el que creamos con palabras...... el que nació en nuestro corazón.