NATHALIA

Reina de estirpe divina y Príncipe de barro


A veces siento que existe dentro de mí,
en lo profundo de mi ser una dualidad
y dentro de esa dualidad, mi sentir:
Mi alma y Mi corazón.
Parece cómo que dentro de ese espacio interno
se encuentra sobresaltada mi alma
cómo una prisionera cautiva en un
encantado mundo temeroso de los misterios
dentro de un Palacio rodeado de legendarios dragones
que la cercan, la rodean…..
las requiebran con misteriosos cantares.

Ella es joven y es bella…inexperta, simple y sensible,
así la siento yo, así murmura todo mi ser por ella.
Ella sueña y vive de los sueños, ama y vive del amor
…….suspira y vive de la ilusión.
Ella….mi alma es reina de estirpe divina
sus aspiraciones son nobles y sus deseos guardan bondad
Ella posee una meta y su mirada se mantiene fija en ella
Su meta es el bien y su victoria es su sueño realizado
Ella es fuerte……y a la vez débil;
su capacidad es eterna y su sentir infinito
Y sus sueños son verdades absolutas para sus pensamientos
…..cuando se siente fuerte es allí que actúa con firmeza
pero en la debilidad más bien se mantiene fuera de su realidad

Está inquieta……..es verdad!
esperando siempre la hora de su liberación,
anhelando que esa libertad llegue de las manos
de un príncipe de ensueño, cuya armadura sea
un corazón sincero y cuya espada
sea la firmeza de su sentir que albergue dentro de sí
un alma, su alma gemela.

Ella…mi alma siente el aletear dulce de los mensajes
de las otras almas manifestadas en sentimientos tiernos
y al escuchar sus voces que provienen más allá del arco iris
sueña volar hasta ellas; transportándose en nubes de ilusión
acompañada por el canto de los ángeles
y guiada por la luz de un sol protector.

Pero en la soledad….aún sintiéndose sola en el Palacio,
la abruma cual fantasma la divina nostalgia
Mientras que los hilos finos de su sentir vibran
cómo las cuerdas de las arpas suspendidas
en los sauces del campo abierto, movidas con
el viento por el recuerdo de un amor eterno…
Y las lágrimas turban su voz al resbalar
temblado por su pálida y suave mejilla.

….y es allí, que mi alma canta al Dolor
y así enlutada por la oscuridad de la nostalgia
se vuelve aún más sensible en la quietud de su sentir.

Rodean los dragones entorno al Palacio y más allá de ellos
se encuentran las sirenas entonando una melodía;
dulcísimos cantares de amor, donde la dicha
policromada de la luz del deseo, nace de la espuma suave del mar
un bello sueño, que se presenta ante sus ojos
como una visión cautivadora, un sueño fascinador.

Allí viene llegando…aproximándose un carro de nubes
arrastrado por ángeles; es la imagen de la Felicidad:
con los ojos radiantes, los labios tembloroso,
el cabello como ondeantes madejas de luz,
abriendo así sus brazos, susurrando al viento
trasmitiendo una voz melodiosa, que tan solo
y tan solo pronuncia palabras sueltas:
“Amar es vivir y vivir es gozar ese amor”

Ella…..mi alma abre los ojos y extiende sus brazos
pero la luz clara que llega del universo turba su vista
….y nuevamente se ve envuelto en los brazos de la nostalgia
Avergonzándose de sí misma ante tal dicha y entrega
mi alma llora…….llora la Reina de estirpe divina.

Con que placentero encanto se pasea mi corazón por el campo
a las afueras de las murallas del Palacio, más allá del jardín
entonado un canto con voz solemne pregona;
que es corta su vida y espera en silencio
la llegada del inicio de su fin.

Ese día la miro mi corazón de tierra a mi alma
y se sintió prendado de tanta hermosura
y de su sensibilidad infinita; mientras en su sentir
nacía un amor distinto, un amor más profundo.

Para él tan solo existía los latidos, sus latidos melodiosos
para él todos sus pensamientos provenían de su ego
celoso de otros corazones y egoísta de otros amores
Suyo era todo su ser y por ello de tal suerte vivía
encerrado en su absurda y triste realidad

Él sabía que amar era entregar, y entregarse conllevaba
perder quizás la vida en un dolor tal vez no profetizado
él sabía que era limitado, su vida dependía de los latidos
y los latidos dependían………del tiempo.
él era apenas un Príncipe de barro.

En lo profundo de mi corazón, sus laúdes lloran
ríen y sollozan, resonando cantares melancólicos
que no son resonancias del cielo, pero aún así;
aún así el ríe de la realidad de su vida, ríe de su destino,
ríe por ser apenas un Príncipe de barro.

…..la reina llora, mientras el príncipe ríe,
la reina sueña, mientras el príncipe la admira.

Y aún en la dualidad de mi sentir; la reina y el príncipe
se identifican, son una única unión con el yo consciente
de mi extraña pero cierta dualidad.
¿En donde esa radica esa unidad perfecta?

Es tan solo un fruto inmediato de la limitación
del mundo real que me rodea y es fruto de la unión
del espíritu eterno de mi alma con la materia limitada de mi corazón

La Reina de estirpe divina tiende al bien
y el entendimiento de su sentir a la verdad
y ella de por sí es ilimitada.
El Príncipe de barro tiende a las pasiones
de los sentimientos egoístas y celoso de su
propio sentir, sumado a su ego exaltado
y el de por sí es limitado.

….y dentro de esa dualidad, en los versos de este pensamiento
nace una plegaria que se eleva a cielo y es trasportado por el viento
donde el Príncipe le habla a la Reina, es decir:
mi corazón le susurra a mi alma:

“Alma…cuando escuches los cantares de las sirenas
engañosas de la vida, acuérdate de tu destino.
Eres reina…….¡Nunca te deshonres en las
bajezas de esta tierra!”

….y mi alma en el silencio de su prisión le responde:

“Corazón…..cuando sientas que tu palpitar se acelera,
acercándose el amor a tu puerta, acuérdate que solo
una vez se vive. Eres príncipe…..¡Nunca te ocultes
en el temor de la entrega!”