PEKENINO
En los brazos de mi alma
hay escrita una poesía,
mecida con calma
admirada con alegría,
seducida con mis besos
aplacada con mis nervios,
cubierta de velos espesos
por cortinas, por mi Dios.
Leyendo esa poesía
con mis labios
temblorosos,
mi corazón ya no podía
de leer versos dolorosos.
Preciosa, siento tanto
amor,
que incluso me provoca
dolor.