SAMUDRAS
Como
la copa llenada sin mesura
desborda
la uva en racimo,
a
tropel agolpas a la entrada del músculo
latidos
que no puedo restar.
Que
largo y adusto es el camino
de
tanto beso amontonado,
de
tantas palabras que llaman al corazón,
raíces
locas por romper en brote
y
subir como hiedra trenzada al tronco,
despertado,
hecho nuevo después
de
esperas eternas, silencioso
en
el último arríate de una huerta sin nombre,
dichoso
y henchido de amor ante esos brazos verdes
que
taparan su desventurada soledad.
Tantas
veces tus piernas han sido hiedra
y
han arrancado de mí esa oscura quietud..
Y
ahora, en esta distancia de estación fría,
las
palabras ya no queman después de haber
tenido
el calor de tu sangre resucitando,
como
aquel brote parido en primavera,
el
tronco donde está enraizada mi vida.
