ANTONIO MACIAS LUNA

Vas en bicicleta, ágil mocoso,
subiendo un andino calvario de senda;
pedaleas, luchas bravo y animoso,
jadeando en febril y franca molienda.

Las mangas arriba, corto el pantalón,
cargas en estribos de recios pedales
y al viento enarbolas tu joven pendón,
dejando a un lado grises pedregales.

Alzas tu menudo cuerpo en el sillín.
La rueda en vanguardia sin parar vacila;
recorres el aire como un querubín
cual fugaz relámpago que el cielo perfila.

Superas airoso el alto rasante,
sigues una curva, buscas el final
de tu alegre gira y, en brusco desplante,
te pierdes al fondo, detrás de un nopal.

Tallo que naciste de un vientre, pilluelo
que el manillar doblas con tu juventud,
no sabes que corres detrás de un señuelo,
cuya meta única es la senectud.