LUIS
E. PRIETO
DE
LARGAS MARIPOSAS
El
dolor
fue
una fuga
de
largas mariposas,
de
fardos humeantes
en
lúgubres caminos misteriosos
preñados
de voces aterradas.
Salió
a la calle
con
su capa de penas interpuestas
y
su sonrisa macabra. Dijo:
vengo
a recoger las lágrimas
de
los perdedores del banquete.
Y
un tropel de cuerpos olvidados
asomaron
sus ojos violentos
de
tanto tragar indignidades
por
debajo de las puertas de la vida.
Un
aire violeta
bajó
de catedrales y de bancos
a
fundirse con los muertos vagabundos.
Recorrió
cementos olorosos
de
sucios rincones de hambres y de orines,
áridas
tierras olvidadas,
selvas
de odios permanentes,
sures
marcados por agravios
de
hondas muecas rencorosas...
y
difuminó su huella miserable
en
golpes asesinos.
El
aire violeta
solo
contabilizaba débitos seguros:
el
dolor
estaba
preso de hambres e injusticias.
(Mi
voz
está
corrupta de sangres olvidadas
que
cantan a la luna
letanías
vestidas de suaves primaveras.
Se
me acumulan dolores
disfrazados
de monstruos subconscientes
que
me gritan de continuo: “eh, tu, poeta,
deja
de voltear canciones esenciales
y
funde tu sangre con mis iras
que
el dolor solo sirve para el pobre
de
cementerio clandestino”.
Y
ya no sé qué hacer
con
mis poemas. Y ya no sé
qué
hacer con mi garganta)
El
dolor es una fuga
de
largas mariposas violetas...
Luis
E. Prieto
lepv@inicia.es
