|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
HÉCUBA:
¿Dónde está mi hija que me arrancaste hace poco
de mis brazos? ¿De quién será esclava Polixena?
TALTIBIO:
La han destinado al servicio de la tumba de Aquiles.
HÉCUBA:
¡La que di a luz, destinada a servir un sepulcro! Pero,
¿qué significa esa ley de los griegos? ¿Qué significa
esa costumbre
TALTIBIO:
Alégrate de la dicha de tu hija; su suerte es buena.
HÉCUBA:
¿Qué has dicho? ¿Ve el sol mi hija?
TALTIBIO:
Esclava es del destino, que la libra de males.
|
|
|
|
|
|
|
 |
|
|
|
|
|
|
HÉCUBA:
¿A quién tocó la mísera Andrómaca, esposa
de mi
hijo Héctor?
TALTIBIO:
El hijo de Aquiles la eligió también para sí.
HÉCUBA:
¿Y yo?
TALTIBIO:
Ulises, rey de Itaca, es tu dueño, y tú serás su esclava.
HÉCUBA:
¡Ay de mí! Golpea tu cabeza rasurada, desgarra con
las uñas tus mejillas. La suerte me obliga a servir a
un hombre abominable y pérfido. Lloradme, troyanas.
Yo he muerto, ¡desventurada de mí! ¡No puede
ser mas funesto mi destino!
|
|
|
|
|
|
 |
|
|
|
|
|
|
|
ANDRÓMACA:
Pereció tu hija Polixena, sacrificada en el sepulcro
de Aquiles, ofrenda hecha a su cadáver.
HÉCUBA:
¡Ay de mí, desventurada! Este es el enigma al que
aludió hace poco Taltibio, oscuro entonces y ahora
claro.
ANDRÓMACA:
Yo misma la vi, la cubrí y lloré sobre su cadáver.
HÉCUBA:
¡Ay, hija mía, impío sacrificio! No es lo mismo ¡oh,
hija!, vivir que morir; la muerte es la nada, y a la vida
queda la esperanza de morir. |
|
|
|
|
|
|
|
 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|