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| CUESTIONES ÉTICAS DE FRONTERA: LA CLONACIÓN. |
PANORAMA ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE FUTURO.
Razones para la dignidad Embriones y clonación Razones para la protección del embrión humano
Según la versión más extendida y triunfalista, se confía en las células troncales (o células "madre") de los embriones clonados para reparar los daños causados en nuestros órganos por la edad o las enfermedades y ahorrarle a la humanidad una ingente masa de sufrimiento. Y todo eso sin provocar problemas de rechazo, pues la clonación asegura que las células transplantadas sean perfectamente toleradas.
Clonación terapéutica: un procedimiento elitista
Pero, ¿a qué gente beneficiarían las células troncales que pudieran obtenerse por clonación? Lo característico y a la vez lo limitante de la clonación terapéutica es justamente su carácter clónico, la perfecta identidad genética entre clon y clonante. Esto significa que el clon, en cuanto tal, sólo serviría para el individuo singular del que procede y del que es copia. La clonación está cerrada a los otros.Según advierte D. Gonzalo Herranz, profesor de Ética Médica, un procedimiento tan complejo, improbable y caro sólo podrá aplicarse de uno en uno, confinado a una clientela muy selecta, formada por los pocos que tengan bastante dinero para pagársela, pues crear un banco de tejidos propios para hacer frente a las eventualidades de la vida es cosa sólo de los muy adinerados. Además de elitista, la clonación terapéutica no parece estar libre de riesgos.
Entonces, ¿quién está detrás de la campaña a favor de la clonación terapéutica con la que estamos siendo bombardeados? A pesar de los inconvenientes legales, éticos, sociales y biológicos, algunas empresas de biotecnología (y los científicos a su servicio) están apostando muy fuerte por la clonación terapéutica, pues tienen por cierto que la primera de ellas que consiga dominar y patentar las técnicas ganará dinero a espuertas.
Sin embargo, creemos que la campaña a favor de la clonación terapéutica no es más que la antesala de la que será una operación mediática de mayor calado: una campaña de opinión a favor de la derogación de las trabas para producir células troncales a partir de embriones humanos sobrantes. En España son más de 30.000 los embriones humanos que yacen abandonados en los frigoríficos de las clínicas de reproducción asistida, olvidados de sus progenitores.
Origen de los más de 30.000 embriones congelados
En pro de alcanzar una eficacia respetable de las técnicas de fecundación asistida, se ha generalizado y legalizado la práctica de inducir a la que desea ser madre una multiovulación: se le provoca que maduren varios óvulos en un solo ciclo. En la misma intervención se le toman varios óvulos, se fecundan, se dejan desarrollar unos días y se transfieren unos pocos de los embriones al útero para que uno de ellos pueda anidar. El resto se congelan. Estos restos pasan a ser sobrantes si la primera transferencia embrionaria tiene éxito y llega a nacer un bebé.En febrero de 2001, la revista Human Reproduction publicaba un documentado estudio que demuestra que los embriones originados por fecundación de óvulos que proceden de una multiovulación tienen más dificultad para anidar y, los que lo consiguen, se desarrollan con más malformaciones que los originados por fecundación del óvulo madurado de forma natural en el ciclo. Un perfecto círculo vicioso: para mejorar la eficacia se produce un exceso de embriones y la producción de ese mayor número produce embriones con deficiencias, son menos viables, tienen que ser congelados, y el útero materno los acoge peor.
La recomendación médica de los investigadores es obvia: no producir múltiples óvulos, sacar uno, o dos, que maduran en un ciclo normal. Esto es, es la ciencia, no sólo la ética, la que indica la conveniencia de que no nos sobren embriones.
No obstante estos alarmantes datos bio-médicos, la ley española no pone límites al número de embriones que se pueden producir en una fecundación in vitro.
Por el contrario, la ley alemana, una de las más rigurosas y coherentes en la tutela del embrión, prohibe la extracción de más óvulos de los necesarios, así como la fecundación de más de tres de ellos cada vez. En Alemania, los ovocitos fecundados deben ser transferidos a la madre genética a fin de evitar el exceso de embriones, mientras la congelación de embriones sólo se admite cuando es absolutamente necesario diferir la transferencia a la madre.
Beneficiarios de la investigación a costa de los embriones congelados
Durante años la ministra española de Sanidad, Dña. Celia Villalobos, no convoca a la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, encargada de dictaminar sobre el futuro de los cerca de 35.000 embriones congelados. A la cabeza del ranking frigorífico, se cuenta la Clínica Dexeus, donde trabaja la señora Veiga, que tiene congelados más de cinco mil embriones, y le urge utilizarlos como carne humana en la que afianzar su currículum profesional. En beneficio de la ciencia y de la terapia, claro esta.La citada Comisión debe informar sobre el destino de cerca de 35.000 personas, a ser posible en beneficio propio. Muchos de los componentes representan a clínicas FIV (Fecundación In Vitro). Por tanto, entre las tres opciones para esos embriones: adoptarlos, utilizarlos como cobayas humanas o quemarlos, naturalmente optan por la segunda. Así tendrán material para su industria.
En el Parlamento, las clínicas FIV cuentan con el apoyo inestimable del Grupo Socialista, en la persona de Jaime Lissavetzky, vicepresidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados. En el Gobierno, Anna Veiga cuenta con el amparo de su tocaya, la Ministra de Ciencia y Tecnología, Dña. Anna Birulés. Por último, el diario El País se ha convertido en el vocero de los intereses que se esconden detrás de esta campaña.
En estos momentos otras cuestiones ocupan la preocupación política despues de las elecciones del pasado mes de mayo del 2003. Esperemos que pronto se resuelvan las cuestiones pendientes en este tema
La alternativa a la destrucción de embriones humanos
Lo que no publican los medios es el resultado de las investigaciones que acreditan que se pueden conseguir las "células madre", núcleo de los posibles usos terapéuticos, a partir de otras células, procedentes de tejidos de adultos, sin necesidad de utilizar embriones. Pero este es un procedimiento más caro que "usar" los embriones que se encuentran durmiendo y a mano de los científicos en los frigoríficos de las clínicas FIV.Los derechos del embrión
El punto ético-jurídico fundamental de toda la cuestión se encuentra en el reconocimiento de la cualidad humana del embrión. Quienes creemos que los embriones son seres humanos dignos de un sincero y profundo respeto, que valen lo mismo que valemos nosotros, no podemos resignarnos a que se les use como materia prima en procesos industriales.La praxis corriente, en cambio, se funda en la negación de la pertenencia de los embriones, y sobre todo de los embriones precoces, al número de los seres humanos. Esta negación ha sido subrayada en la ambigua noción de pre-embrión propuesta por la conocida embrióloga A. McLaren en 1986, noción acogida triunfalmente por el mundo para-científico y por la propia Ley española sobre Técnicas de Reproducción Asistida. El uso de la noción de pre-embrión es ideológico e instrumental y parece tener como fin la justificación a posteriori, de una praxis manipuladora que de ningún modo se quiere abandonar.
En cambio, desde nuestro punto de vista, se debe reconocer la auténtica humanidad del embrión, aunque todavía no se vea plenamente desplegada su personalidad. Por esto, la obtención con técnicas artificiales de un embarazo a término no justifica ni la formación de un número excesivo de embriones ni su reducción mediante el aborto cuando se hayan implantado en número demasiado grande, ni la previa selección eugenética, ni su congelación.
Ética y ciencia vs. dinero y política
En definitiva, se trata de elegir entre la ética y la ciencia, por un lado, y el dinero y la política, por otro. Nuestros gobernantes y legisladores se encuentran ante el eterno dilema: proteger al débil o favorecer al poderoso. De una parte, los 35.000 embriones humanos congelados. De otra, las poderosas empresas biotecnológicas y las millonarias clínicas FIV. El doctor Menguele frente a Einstein, quien recomendaba que "en caso de duda, olvidar la ciencia y recordar nuestra humanidad."
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