Santiago Zamarreño nos envía algunas tradiciones escritas por su madre para que las pongamos en la sección de tradiciones. Muchas gracias, Santiago.

Del libro "Mi vida, mis recuerdos", de Juana Domínguez Luis

La fiesta del Hornazo, también era nuestra ilusión. Se hacía un hornazo para cada persona de casa, eran bastante grandes y cada uno comía del suyo. El día de Pascua, si el día estaba bueno, íbamos a merendar al campo; cada una llevábamos un trozo. La madre se encargaba de poner una servilleta y una botellita de agua. Mi padre, me compró una navaja para esos días, que eran: el día de Pascua, el Lunes de Pascua, y el Domingo de Arbillo; después, me la guardaba hasta el año siguiente: así me duraba siempre.

Mi padre, mientras tenía hornazo, no comía otra cosa y así lo terminaba primero. Después, le dejábamos nosotros del nuestro; si llovía, íbamos a una casa, poníamos 10 céntimos cada una para comprar azúcar y hacer caramelos, que, a veces, no los comíamos, pues si lo olían los chicos, aunque tuviésemos candado, entraban y nos quedaban sin ellos; también, a veces, hacíamos migada de leche con rosquillas de dedo, llamadas así porque eran pequeñitas.

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