La reina de las nieves

Cuando el corazón de una persona se enfría, poco se puede hacer por ella. Casi toda esperanza está perdida. Más sin nunca te das por vencido... ¿serás capaz de regresar el calor que le fue arrebatado?

 CAPÍTULO I 

EL NUEVO BOTONES

  

Nueve años después...

 Vemos a un apuesto joven caminando. En la mano derecha lleva una valija pequeña. Su bufanda, las botas y los guantes que porta dejan ver que tiene frío. Pero eso a él no le preocupa. Quiere llegar a su destino. Así que sigue caminando.

Llega a la recepción, no sin antes haberse sacudido toda la nieve que queda en sus ropas, y pregunta por el dueño.

 –Sí, yo soy Soun Tendo. Tú eres el botones.

–Sí, señor. Ranma Saotome para  servirle.

–Sí, sí. Por favor espera aquí un minuto.

–Claro.

–¡Cologne! [levantando ligeramente el tono de voz para hacerse escuchar]

–En un momento te indicaré dónde podrás quedarte.

–¡¡Cologne!!

–Aquí estoy señor.

–Cologne, por favor indícale al joven dónde será su habitación, y encárgate de que desempaque rápido. El trabajo no puede esperar.

–Como usted diga, Sr. Tendo. Por aquí [mostrándole el camino a Ranma]

–Gracias [levantando su poco equipaje y siguiendo a la anciana]

–No te preocupes por él. Es regañón pero no mala persona.

–Gracias, en verdad llegue a creer que no le agradaba del todo [inclinándose un poco para susurrarle a la anciana su comentario, lo que provocó una ligera risa en ella]

 Ranma volvió a su postura original, para seguir caminando; pero gracias a lo que sus ojos vieron no pudo hacer otra cosa, más que mantenerse quieto y mirar embobado lo que ante él pasaba.

Cologne observó como Ranma no reaccionaba, así que posó su vista en aquello que él se negaba a dejar de admirar. Cual no sería su sorpresa, al darse cuenta de que era Akane a la que Ranma contemplaba. Por su parte Ranma seguía igual.

 Akane paseaba por la recepción y subía las escaleras mientras leía un libro y masticaba una manzana. Al sentir la mirada penetrante de alguien volteó hacia abajo de reojo, para después continuar como si nada. Como si no se hubiera percatado de que Ranma la miraba.

 –(Pero que bonita es...)

–¿Joven Ranma...? ¿Ranma? Por lo que veo te ha impresionado Akane ¿verdad?

–¿Akane? [saliendo de su ensimismamiento al enterarse del nombre de tan bella chica]

–¡Así es! Se llama Akane, y es la hija de Soun [mostrando una sincera sonrisa]

–¡Ahh! Y dígame... ¿tiene novio?

–JAJAJAJAJAJA [no pudiendo ocultar su alegría] Claro que no. Es una chica muy callada y reservada, de tierno carácter, pero solo con aquellos a quiénes realmente aprecia. Hay muchos jóvenes que han tratado de hablarle, pero ella no está interesada por ninguno de ellos, aunque eso tal ves cambie pronto [dirigiendo una divertida mirada a Ranma, quién la aceptó con entusiasmo]

–Gracias por la información [levantando su maleta para seguir hacia su habitación].

–De nada [guiñándole un ojo]

–(Sí... muchísimas gracias) [con una sonrisa en sus labios y una cara de tonto enamorado] (Akane...)

 –Pasa Ranma, este será tu cuarto. Ahora te dejó, porque tengo que preparar el almuerzo, ponte cómodo.

–De nuevo, gracias [cerrando la puerta tras Cologne]

–Mmmm... ¡pero que cansado estoy! [bostezando y dirigiéndose hacia la ventana para ventilar un poco].

–Pero... ¿acaso podría tener mejor suerte que esta?

 Frente a la recámara de Ranma se encontraba nada más y nada menos que... Akane. Ranma la contempló durante un buen rato. Observaba como se movía de un lado a otro dentro del cuarto. Como su corto cabello destellaba con la luz de las llamas que despedía su chimenea. Como sus finos labios se volvían aún más rosáceos de lo que los había visto debido al frío que se colaba por la ventana; y como sus preciosos ojos cafés se perdían más allá de lo que pretendían ver.

Ranma se había enamorado. Despertó de su ensoñación, cuando un timbre en la planta baja anunció que su presencia se solicitaba allá. Así que cerró la ventana, seguido de las persianas  para bajar.

–¡¡Maldición!! Se me olvidó desempacar. Tendré que acostarme más tarde. [Sonriendo] Pero valió la pena [salió cerrando la puerta tras de sí]

 –(No es su culpa... no es su culpa...) [se repetía una y otra vez Akane] (¡Olvídate de eso Akane, tienes que apoyarlo!)

–Mamá... (¿por qué?... ¡¡cómo te extraño!!...¿por qué me dejaste?) Ahhh!! [suspiro] (Akane tienes que alejar esos pensamiento de ti)...

–(Por otro lado), ¿quién será ese chico?

 Akane se encontraba en su propio mundo. Aquél del cuál solo ella tenía conocimiento. Su corazón. Después de la repentina muerte de su madre, todo cambió. Absolutamente todo. Tuvo que acostumbrarse a no recibir cariño de nadie que no fuera su querida nana Cologne; ya que su padre parecía haberse olvidado de que tenía una hija. Desde ese trágico día Soun murió por dentro. Nada lo animaba. Su alma se había endurecido y solo se ocupaba del trabajo y de mantener el Hotel Tendo. De vez en cuando miraba a Akane. Le recordaba a su fallecida mujer y no podía permitirse esos recuerdos tan desagradables ahora que  debía de ser fuerte para mantenerlos a ambos de pie. Así que Akane buscó refugio en Cologne. Quién la recibió con los brazos abiertos y le dio todo el afecto que la pobre niña buscaba. El afecto de una madre. El afecto que jamás podría reemplazar.

 –¡Basta Akane! Pareces tonta... déjate de estupideces...

–(¡Cómo si no supieras que siempre que quieres algo lo pierdes...!) [acariciando un dije plateado, formado por tres rosas entrelazadas por los tallos, único recuerdo de su madre]

 [Akane comenzó a llorar. Lágrimas rodaron por sus mejillas y terminaron  en su pecho].

 Está seria otra larga noche...

       Continuará...

  Sé que quedó bastante corto... incluso creo más corto que el prólogo. Pero así es la imaginación. Ya habrá recompensa.

Está vez no hay notas. Solo una pequeña dedicatoria para Ofelia (amiga... ya no sufras, ¡¡anímate!! Aprovecha las oportunidades de la vida); y para Elena (otro fic dedicado, ¿cuándo mandas tu songfic? Jeje).

 Dulce Abril.

 
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