Resulta curioso cuando ves la tele y te encuentras al pp intentando ilegalizar a los que apoyan ideológicamente a los militares ilegales vascos, más que nada porque te das cuenta de que del delito no sólo es responsable el autor material, sino también el intelectual, logístico, etc, y hablo del “delito” en genérico, para poder sustituirlo por cualquier actividad ilegal y/o actitud moral o postura social. Que a que viene esto? Viene a cuento del artículo sobre el derecho de admisión. Vivimos en una sociedad capitalista, y es totalmente correcto que si tú tienes un local, dejes entrar a la peña que te guste o te salga de los cuyons, pues para eso es tuyo. Lo que no podemos permitir es la colaboración colectiva-borreguil con esta “nueva” forma de fascismo empresarial y luego ir de progres “uy, yo no soy racista”. Hace tiempo leí una noticia en El País que denunciaba que a un extranjero de origen marroquí (era un escritor que había venido de USA a presentar un libro) no le habían dejado entrar en una discoteca del puerto de Barcelona. Ponía el grito en el cielo porque se le había vetado la entrado a causa de su apariencia externa. Normal, como va a pasar un inmigrante cuando un español sin zapatos no puede? Sin embargo nos encontramos si no en el mismo caso, en uno análogo, pues dónde ponemos el límite? Color de piel, raza, nacionalidad, religión, sexo, smoking, compañía, corbata, chaqueta, zapatos, corte de pelo, pelos en las orejas, entrecejo, genitales no rasurados, longitud de las uñas de los pies, calzoncillos de marca... donde está el límite? Muy fácil, allá donde nosotros queramos ponerlo. Si cualquier persona que defienda ideológicamente a un asesino y haga apología de sus actos es un delincuente a quien poder juzgar, cualquier persona que financie el fascismo es, por fuerza, un colaborador directo del mismo. Teniendo en cuenta que el fascismo no es pegar a los negros u odiar a los extranjeros sino promulgar y exaltar (o mejor dicho imponer y reprimir) la diferencia entre hombres así como la superioridad tanto racial como nacional (vamos que si tu madre te ha parido aquí en vez de allí eres mejor y tienes más derechos) de unos pocos sobre la inmensa mayoría (os suena esto a “pocos ricos, muchos pobres”), podemos llamar libremente fascista a todo aquel que participa de manera no forzada en estas discriminaciones. Resumiendo, que todo aquel que pague a los que se nutren del derecho de admisión son unos fascistas, más aún que el capullo que lleva una esvástica en el hombro y luego ni insulta ni pega ni habla ni piensa, pues al menos éste no entra en el cotarro financiero. Ya lo sabéis chavales, como dice la constitución “ignorar la existencia de una ley no te exime del castigo por su infracción”, es decir, que si ibais a esos sitios porque sois unos cerdos fascistas y estáis a favor de la exclusión social y el elitismo (y vosotros jamás perteneceréis a esa clase) allá vosotros, pero si vais por inercia o porque no lo habíais pensado entonces sois unos cerdos-fascistas-borregos, y si era por las mujeres que allí hay, entonces sois unos cerdos-fascistas-borregos-piensoconlapollaporquelecerebrolousoparaponermeelcenicero y patéticos esclavos, marionetas de los de siempre. Las cosas sólo se cambian luchando, y en toda guerra hay bajas, así que si os importa algo, debéis de sacrificaros y resistir ante esa gente, que mujeres y bakalao hay más del que podremos digerir en nuestras vidas. Un saludo, pp@n

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