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El Velo Ha Caído
Es preciso hablar con sinceridad, porque se trata de la suerte de la patria, y Venezuela no es patrimonio exclusivo de grupos minoritarios y privilegiados de la política, sino el legado santo de nuestros libertadores para constituir el gran hogar de un pueblo digno y libre, legado que por otra parte estamos obligados a transmitir, noblemente engrandecido, a las generaciones del futuro, para corresponder así al sacrificio de los fundadores de la nacionalidad.
El M.V.R. empieza sin el menor recato a despojarse de la máscara hipócrita con que logró engañar a muchos venezolanos honrados, que engrosaron sus cuadros llenos de esperanza y buena fe. Notamos que el ala radical del partido menosprecia a los que se sienten engañados, porque ya han abierto los ojos y se niegan a seguir en su condición de hombres y mujeres de carga de oportunistas y dé politiqueros profesionales, proyecta, a espaldas del mismo, valiéndose del mísero halago al jefe supremo Chavez, quien hoy consuma la maniobra de acordarse en la designación de los candidatos, que habrán de postular en las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes, candidatos electos por el dedo supremo, mas no por el del pueblo, o mejor dicho de imponer ante un partido sumiso, compuesto de hombres incondicionales y vencidos.
No llegamos a comprender cuál es decantada disciplina de ese parapeto llamado Movimiento V República, pero si la existencia de clases privilegiadas por el único factor de poder en él, Chavez, que dentro de sus cuadros directrices impone arbitrariamente su capricho, por obra y gracia de su voluntad omnímoda. ¿Existe, pues, orientación despótica? La respuesta afirmativa que se impone hasta la evidencia de los hechos cumplidos, constituye la más alevosa bofetada al pueblo venezolano, que ha sido una vez más engañado y traicionado. Afortunadamente, ello equivale a confirmar que el flamante partido no es más que la secta totalitaria que denuncian constantemente opositores al régimen ante nuestros medios de comunicación.
Queda pues descubierta una gran verdad: el M.V.R. ni siquiera es un grupo de fanáticos, porque el fanatismo involucra una dosis de buena fé, sino una nueva mentira que forjó el oportunismo venezolano; o, mejor dicho, una camarilla de indeseables, que pretende destruír nuestros valores humanos y democráticos, la dignidad de la República, y sobre todo el ultimo brote de fé de un pueblo históricamente explotado, que vió renacer su esperanza con la austeridad bolivariana que se inicio con la llegada del actual régimen. Ya Venezuela lo sabe: el M.V.R. no es más que el burdo camuflaje de un partido de fondo dictatorial con vistosos barnices democráticos.
No queda otro camino a los hombres honrados que sumaron el entusiasmo de sus nombres y votos durante la iniciación de este régimen y su Partido, atraídos sinceramente por el señuelo de un programa político de deslumbrante ropaje promisor, que abandonar espantados sus filas, al constatar la ausencia efectiva del sentido moral de la Patria, porque a la sombra del M.V.R. y Chavez sólo prospera el engaño y el ansia materialista del poder para el lucro.
En estas horas trágicas del patriotismo, afortunadamente para Venezuela, surge de nuevo la fe en su destino inmortal, sintetizado en la gran mayoría de voluntades que rodea el ideal bolivariano, el verdadero ideal bolivariano y no esta farsa que mal utiliza el nombre de Bolívar, quien fue, es y será un hombre símbolo, que en el pasado diera prueba de austeridad republicana, de su desprendimiento, y de su lealtad por las glorias perennes de la lucha por la libertad, muy distinto a los lideres "revolucionarios" que actualmente nos gobiernan.
Yorik Wladimir Pérez M.
www.wladimir.vze.com
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