EQUIPOS DE BEISBOL
ECUATORIANOS
"El Pelotero" On Line

L.D.E.
Cuna de Campeones

Iniciaron las prácticas en 1931 en el campo de las calles Eloy Alfaro y Ecuador (actualmente ocupado por la fábrica Pepsi Cola), y como bastantes socios tenían buenos conocimientos y calidad apreciablemente buena de béisbol, empezaron los entrenamientos en la todavía conocida Plaza de la Concordia (oficialmente Plaza Diez de Agosto, actualmente ocupada por la Piscina "Asisclo Garay", y la pista atlética "Emilio Estrada Ycaza"), uno de sus mas enconados rivales en varias oportunidades fue Oriente, cuyo mejor bateador era Fernando Avilés Tabares, actuando también Sierra, Gayangos. El conjunto blanqui-negro ya intervenía en torneos de la plazuela donde está hoy el Coliseo Huancavilca, que eran organizados por Luis Felipe Salazar.

Los resultados no oficiales de encuentros frente a Oriente y otras novenas fueron aceptables y por ello en 1932 entraron al campeonato oficial de la Federación Deportiva del Guayas. Se jugó en distintos lugares, en "diamantes" delineados al momento de jugar. Rivales de esa época fueron: Ecuador, Barcelona y Oriente y los primeros jugadores: Virgilio Polastri, Rubén Barreiro, Elí Barreiro (lanzadores); Roberto Nevárez (receptor); Honorio Cucalón, Santiago Morales, Ernesto Moreira, José Reinhardt, Humberto Santos, Pedro Esparza, Luis Falquez, David Miranda, Félix Riccardi, José Palacios, Eduardo Castillo, César Navarrete, Miguelo Garay, Galo Ycaza, Oswaldo Reinoso, Bolívar Benitez, Pedro Martínez, Carlos Martínez, Miguel Roque Salcedo V., Juan Cupello; en esta lista ocupan los primeros puestos los jugadores del primer equipo, hasta Riccardi inclusive. El jugador Juan Cupello se incorporó después, ingresando directamente al primer equipo. En su primera temporada dieron la sorpresa pues batieron a Ecuador, Oriente (conocido como el equipo de "los elefantes blancos"), Barcelona y empataron en el primer lugar con Maldonado que les ganó 4-6; en el partido decisivo, batiéndose por 1-21, contraste que sus jugadores recordarán siempre y para entonces cantaban jubilosamente con una canción que comenzaba:

"fueron ocho argollas
y 21 carreras, contra
una solita, de honor
dizque era, que hacer
nos dejaron, tanto chacharear".

En 1933, con los lanzadores hermanos Barreiro y Riccardi y la formidable colaboraci6n del receptor cubano José Luis Gorostola (uno de los mejores y el más pintoresco de los receptores que tuvieron), fueron a una final con Oriente, sin terminarse el , "game" pues un ardid del experimentado catcher de Oriente, Alfonso Sierra, originó una batahola que aún recuerdan los hoy veteranos de LDE.

En 1934, con Rubén Barreiro en la cúspide de su poder, completando la batería con Virgilio Polastri, vencieron sucesivamente a Maldonado, Silver Spray, Barcelona, Oriente y Emelec, conquistando por primera vez el campeonato. A Emelec le ganamos 3-2. El batazo del triunfo lo conectó Roberto Nevárez (LF), empujando a Eduardo Castillo, corredor emergente que reemplazó a Humberto Santos que había conquistado la transversal. La novena que conquistó el cetro estaba integrada por: P.Rubén Barreiro; C.Virgilio Polastri; 1B.Honorio Cucalón; 2B. Roberto Nevárez; 3B. Humberto Moreira; SS.José Reinhardt; LF.Humberto Santos; CF.Juan Cupello y R F. Luis Falquez.

En 1935, ganaron la Copa "Bonifaz" venciendo en la final a Emelec por 2-1. La única carrera de Emelec fue "jonr6n" de Otón Plata, al primer lanzamiento de Barreiro, en el primer turno; la "spalding" pasó la tribuna popular y cayó al Estero Salado. Empataron en el cuarto turno, por acción de Santos, empujado por Moreira, y ganaron en el octavo por anotación de Moreira empujado por dobleta de Cucalón.

En los años de 1936 y 1937 la novena de LDE se encuentra muy disminuida ya que se han retirado los mejores jugadores. Rubén Barreiro por enfermedad, Roberto Nevárez por sus estudios universitarios; Cucalón, Moreira, Reinhardt tampoco pueden alinearse. La verdad tienen algunos valores nuevos. Juvenal Sáenz como para cortos, Manuco Valenzuela, quien con su clase y veteranía cubre con eficiencia varios puestos, Guillermo Landívar que se desempeña bien como lanzador, sin alcanzar no obstante la excepcional clase de Barreiro; Francis Hidalgo, otro veterano venido de las filas de Oriente es entusiasta y capaz lanzador; Juan José Cupello es reemplazado por su hermano Pío, buen bateador y discreto jardinero.
En toda forma consiguieron llegar a la final de la Copa Bonifaz, pero Emelec tiene un equipo muy superior y se hace dueño definitivo del hermoso trofeo.

Acentuándose la decadencia se ausenta LDE de las competencias de primera categoría, terminando así el primer ciclo de nuestras actividades en béisbol.

EL APORTE DE LIGA

Carlos Silva Antulo Vera Enrique Realpe


La "nueva Liga" comienza a tomar forma en los terrenos del Reed Park. Un contingente juvenil del Barrio Orellana es el encargado de llevar el nombre de los estudiantes a la competencia beisbolera; se inicia a los 12 o 13 años promedio; ya en 1953 no tiene rivales a la vista en las series inferiores, en donde luce su clase, ganando por sendas palizas a quien se le pone por delante. Emelec II, Cleveland, lmbabura, caen ante el empuje del conjunto ligado, y los integrantes del equipo comienzan a desilusionarse porque no ascienden a la categoría privilegiada. Se hace el ensayo y aunque son derrotados de manera concluyente por Oriente (13-0), lmbabura (5-1), Reed (6-0), Emelec (8-2), Oriente (9-3), lmbabura (10-1), Reed (6-2), Emelec (4-1). Muchos de sus mejores jugadores son tentados para actuar en otros equipos.

Emelec se integra al año siguiente con Antulo Vera como pitcher (producientdo el primer "no hit no run" del béisbol nacional); Eloy Guerrero como para cortos y Eduardo Célleri en la inicial. Casi todos los ligados juegan en distintos equipos; en 1957, se los une nuevamente y con la contribución de los panameños Gilberto Blanco, Pedro Fuentes, que constituyen la batería y Leo Pérez en la inicial, jugando Antulo Vera, Atahualpa Calderón, Carlos Sorroza, Eloy Guerrero, Daniel Cañizares, Chalo Ayala, logran el vicecampeonato de la primera categoría.

Desgraciadamente no hay continuidad y Liga vuelve a ausentarse de los diamantes en 1962. En esas cinco temporadas consigue un vicecampeonato en 1960 incorporando a los nacionales Fredy Uzcátegui y Francisco Falquez,y los panameños Ricardón Flores y Gilberto Blanco. Eloy Guerrero y Antulo Vera siguen firmes en el conjunto ligado y son estrellas indiscutibles. Guido Fernández, Fernando Freire, Félix Avilés, visten los colores olégolé.

En 1966, nuevamente Liga se hace presente surgen con sus bombachos el lanzador William Luzuriaga, Bolívar Valarezo, Luis Ramírez, Enrique Realpe, Ramón Sotomayor, Edmundo Viteri, Edwin Fernández, contando en la reserva con Eduardo Salcedo y Francisco de La Torre; también pitchea Arturo Zoeller y otros valores jóvenes; casi todos salidos de la Escuela de Béisbol que en ese entonces dirigía Ricardo "Don Richard" Chacón.

Fue notoria la potencia del béisbol criollo en esos años. A cada torneo llegaban muchos peloteros que iban cuajando en esa dura pelota, hasta instalarse definitivamente en las primeras escuadras. Alfredo Portalanza es, posiblemente, el último de la Escuela de la Federaci6n Deportiva del Guayas que daba fin a su ciclo; había entregado los mejores prospectos a Liga, para que de allí saltaran al seleccionado nacional; casi todos ellos constan en los récords de esta historia del béisbol.

Fue una época fecunda en valores criollos. Se lanzaban sin temor al diamante, a cubrir posiciones claves, logrando triunfos decisivos en los torneos sudamericanos. La combinación de Ramón Sotomayor y Alfredo Portalanza dió la victoria a Ecuador contra Brasil, en el correr de las bases y la precisión del batazo, en el Sudamericano del béisbol. En un encuentro que hasta ese momento se encontraba muy apretado. Pertenecían a L.D.E.

Vuelve Liga a "quedarse quieta" en 1970 y 1971, reapareciendo en 1972, con nuevos valores y el apoyo valioso de los jugadores dominicanos Víctor Ramírez y Eleodoro Arias como lanzadores, y Pancho Díaz en el campo corto; Washington Fiallos es el receptor, Pedro Murrieta la segunda base y Juan Veintimilla defiende la tercera; Antonio Medina, Julio Yanes completan el grupo criollo. Todos ellos salidos de las series inferiores o de las Ligas Infantiles que, en sus comienzos dieron muy buenos jugadores para el béisbol de primera categoría. Con ellos y el dominicano Fausto Corporán, que bate horrores, Liga se lleva la corona, luchando con Los Bravos, Barcelona y Emelec.

En 1973, se hunde en la cuarta colocación y vuelve a desaparecer en 1974 y 1975. Gracias a un entusiasta del béisbol, el Dr. Julio Ochoa, compite en 1977 pero no tiene base criolla y a pesar del dominicano Juan Esteves, Julio Dominguez y el criollo Carlos Silva que se defienden en la goma, Liga cae en el sótano. Igual posición le corresponde en 1978 y 1979; luce grande por momentos, pero su cuerpo de tiradores no resiste la potencia del campeonato, a pesar de que algunas performances le sirven para arrastrar a los poderosos a la derrota.

En las gradas, los viejos socios recuerdan las dos épocas: la de Rubén Barreiro y la de Antulo Vera. La primera llegó a producir banderines en un béisbol jugado solamente entre criollos, con muy pocos refuerzos, salvo los dos años en que Emelec se llenó de gringos, pero en la mayor parte de los torneos celebrados desde 1930 a 1945, fue el elemento nacional el que llevó gente a las tribunas, el que elev6 ídolos.

Algunos de sus astros como Eloy Guerrero, jugador cuestionado, pero imposible de negarlo en su clase; Eduardo Célleri, el único pelotero nacional que' botó la pelota fuera del Reed Park para un "jonrón"; Antulo Vera, con su récord del "no hit no run" y otros que integraron las selecciones ecuatorianas, son también atletas que están señalados en los renglones en donde el béisbol se "escribe" y no puede borrarse.

Es posible que en esos años faltó un poder económico superior al equipo de las tres letras de oro. Se competía contra clubes que importaban grandes estrellas extranjeras; Liga era el semillero local, allí se cuajaban los mejores jugadores juveniles, y luego pasaban a formar filas en otros clubes, porque el béisbol siempre realizó sus torneos en forma abierta, sin obligar a los deportistas que lo practican a federarse por determinado club, de lo contrario, Liga hubiera tenido en sus filas un sinnúmero de peloteros que, en un momento dado, fueran imbatibles; pero prefirió ser generoso, entregando sin obstáculos sus torneos regulares. En cada novena siempre hubo, por lo menos dos o tres jugadores que iniciaron su aprendizaje en Liga.

Regresar