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Reportaje especial:

Ejemplos de dignidad 

Por Frank Maridueña

Por ética, respeto a su propia persona, al deporte del béisbol y su club, Cardenales, Mark McGwire prefirió el retiro. 

En la actual época de crisis de valores, es edificante conocer algunos actos de dignidad y decoro, escritos por peloteros que al paso del tiempo siguen siendo ejemplos de dignidad: 

El lanzador Sandy Koufax, de los Dodgers de Los Ángeles, había terminado la campaña de 1966 como líder en partidos ganados con 27 triunfos; campeón en efectividad con 1,73; mayor cantidad de ponches propinados con 317; más blanqueadas con 5 y solo 30 años de edad. 

Al lanzador le aparecieron fuertes dolores artríticos en el codo de lanzar. El club con el afán de evitar el retiro le ofreció contrato de $ 120.000, que para la época fue extraordinario. 

La respuesta de este extraordinario serpentinero fue: “Por ningún dinero del mundo me expondré a quedarle mal a mis compañeros de equipo, a los fanáticos y al béisbol; mi brazo no puede hacer lo que me están ofreciendo”. 

Otro ejemplo fue el del venezolano Luis Aparicio. Jugó durante 18 temporadas en las Grandes Ligas. Actuó en las paradas cortas con las Medias Blancas de Chicago, Orioles de Baltimore y Medias Rojas de Boston, con una consistencia impresionante, con récords ofensivos y defensivos que aún perduran. 

Cuando las Medias Rojas de Boston lo dejaron libre, en plena pretemporada, el dueño de los Yankees de Nueva York le envió un contrato en blanco para que Aparicio ponga el valor de sus honorarios. 

Luis Aparicio le devolvió el contrato con una nota que decía : “Le agradezco la confianza y el gesto, pero a mí me dejan libre una sola vez”. 

El 12 de noviembre del 2001, el ambiente deportivo –especialmente el estadounidense– se conmocionó al conocer la decisión de Mark McGwire de retirarse del béisbol, cuando tenía en las manos la extensión de nuevo contrato por la apreciable suma de 30 millones de dólares. 

McGwire protagonizó una histórica lucha por el récord de jonrones de Roger Maris que había durado 30 años en las Grandes Ligas, junto al dominicano Sammy Sosa, en 1998. 

Por ética, respeto a su propia persona, al deporte del béisbol y su club, McGwire prefirió el retiro ante la poca seguridad de recuperación de lesiones en la espalda y rodillas. 

Sandy Koufax fue elevado al Salón de la Fama en 1972, Luis Aparicio en 1984 y Mark McGwire tiene garantizado un lugar en el Callejón de los Inmortales, por todos los récords alcanzados y por el ejemplo de decencia y grandeza. 

Como dice el compositor Luis Alcántara: “El dinero no es la vida... es tan solo vanidad”. 

En nuestro país también ha habido actos muy parecidos, que les contaremos en próximas publicaciones. 

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